35| La señora de las naranjas 🧠
Abrió la puerta de su habitación muy despacio para no despertar a su amigo que dormía en el sillón, salió a la sala con la ropa de Jimin y la suya entre las manos, encontrándose con una imágen bastante tierna y cómica frente a sus ojos. Taehyung estaba durmiendo abrazado como parásito a la espalda de Hoseok, tenía una pierna sobre su cadera y un brazo rodeándole el pecho, afirmándose por todas partes para no caerse del sillón. Su amigo pelirrojo emitía pequeños ronquidos a traves de su boca casi inaudibles pera el oído común, pero como Yoongi llevaba viviendo tanto tiempo con él solía distinguirlos incluso por sobre el sonido de la ducha.
Caminó hacia los cajones de la cocina para buscar una bolsa de genero y meter toda la ropa ahí, luego se acercó al arenero de manchas y recogió el pantalón que tenía el adorno café y oloroso encima, tal como le prometió a su amigo la noche anterior, hoy llevaría todo a la lavandería. Dejó la bolsa en la encimera y fue hacia la habitación de Hoseok para ver como estaban sus dos mayores, Yongsun dormía en una esquina de la cama y Jin en la otra, las mantas estaban en el suelo y una almohada grande separaba ambos cuerpos. Yoongi negó con la cabeza y volvió a cerrar la puerta para dejarlos dormir.
El agua de la regadera se detuvo, indicándole que su menor terminó de ducharse, Yoongi solo esperaba que su ropa le quedara bien, porque la que utilizó en la fiesta estaba impregnada de sudor y restos de alcohol así que no podía colocarse esa para volver a su hogar.
Al cabo de cinco minutos, Jimin apareció en la sala con todo el cabello rubio mojado y la toalla entre sus manos, cuando vio la escena de Taehyung durmiendo en el sillón con Hoseok no pudo evitar sonreír, sintiéndose feliz de ver a su amigo así. —Ten— Yoongi le quitó la tolla para guardarla en la bolsa y le pasó unos lentes de sol negros, sabiendo que sus ojos los necesitarían cuando salgan. Buscó otro poco de ropa en su habitación que también debía ser llevaba a la lavandería y la metió en la bolsa.
—Hyung...— susurró Jimin, llamando la atención de Yoongi —Te ves muy lindo.
El pelinegro juntó sus labios en una fina línea y le golpeó el pecho, avergonzado. No estaba acostumbrado a los cumplidos, y su menor parecía aprovecharse de eso sólo para verlo sonrojarse —Calla y sostén esto— le dijo en voz baja, tendiéndole la bolsa llena de ropa y sin atreverse a mirarlo a los ojos. Sacó una nota adhesiva y escribió en ella que junto con Jimin irían a la lavandería y pasarían a comprar comida para almorzar, la pegó en el congelador con la ayuda de un imán en forma de caracol y luego salió de la cocina para situarse al lado de su menor, sabiendo que cuando su amigo despierte, sería lo suficientemente astuto para ver la nota, entre ellos siempre solían hacer eso.
—¿Vamos?— le preguntó, obteniendo un adorable asentimiento de cabeza. Ambos tenían ojos pequeños y plagados de sueño, pero estaban felices, era primera vez que dormían y despertaban juntos.
Antes de salir, Yoongi se colocó de puntillas y dejó un pequeño beso en la mejilla de Jimin, disfrutando del sentimiento de calidez que se instauró en su pecho al ver la linda sonrisa que le otorgó su menor. Realmente estaba sintiendo lo que era querer a alguien después de mucho tiempo, nada se comparaba con verlo sonreír por un gesto suyo.
—Aún te debo una invitación— dijo Yoongi luego de cerrar la puerta circular de la lavadora y presionar el botón de inicio. El lugar estaba casi vacío, solo había una señora junto a su hija utilizando otra máquina y el hombre de la caja que observaba todo movimiento como un posible atentado contra su vida, quizás se debía a que ambos estaban con lentes de sol dentro de un local, dándoles un aspecto ruin y sospechoso, pero la verdad es que sus pupilas sufrían si tenían contacto con la luz luego de haber tomado como condenados —¿Lo recuerdas?
Jimin se sentó en el suelo, al lado de la lavadora, dejando un espacio para que él también se sentara —Sí, me amenazaste con una tenaza de plástico en la dulcería— Yoongi rio alegre al recordar ese día con más detalle, sin duda había sido uno de los mejores, dejando de lado el hecho de que la señora de las naranjas lo trato de ladrón, claro.
—Sí, lo siento— se sentó al lado de Jimin a la espera de que la máquina terminara la primera tanda de ropa. Jugueteó nervioso con la remera de color negro que llevaba puesta, meditando sobre cómo decir lo siguiente —Hum...estaba pensando, en si querías venir el próximo fin de semana, podemos ir a algún lugar bonito, y luego regresar al departamento ¿qué opinas?
El menor tomó una de sus manos y entrelazó sus dedos en ella, diciéndole a través de ese simple contacto que dejara de removerse inquieto, que todo estaba bien —Ese mismo día lo podemos utilizar para hablar, creo que...deberías conocer un poco de mí, bueno, en realidad, entender todo lo que dijo Hoseok ese día— Yoongi bajó su mirada hasta la unión de ambas manos, aún sentía un poco de culpa por lo bruto que fue con Jimin, pero su menor parecía no guardar rencor por aquello. A veces le gustaría entender como funcionaba su mente, pero en otras ocasiones adoraba lo espontáneo que podía llegar a ser, quizás esa era la escencia del ser humano, vivir en la constante bruma de lo desconocido.
—Si no quieres hablar de eso está bien— se encogió de hombros y le sonrió —Te conocí sin saber nada, un poco de información sobre ti no va a cambiar lo que siento— le gustaría quitarle los lentes de sol y poder ver sus hermosos ojos, pero sabía que era imposible debido a toda la luz que había.
—Tranquilo, hyung— susurró Jimin con una sonrisa juguetona —No me afecta...sentimentalmente hablando, si es eso lo que te preocupa— sus rubios cabellos que seguían mojados, más los dos aretes que colgaban de su oreja, y el sonido de la lavadora creaban un ambiente extraño, más relajado de lo usual.
Yoongi lo meditó por unos segundos, era justamente eso lo que le preocupaba, pero si su menor le decía que no había motivo para afligirse, entonces él debía creerle —Eso quiere decir que...¿aceptas mi invitación?— inclinó su cabeza como un niño pequeño y le mostró sus encías en una sonrisa infantil, sabiendo el efecto que esa acción tenía sobre las personas.
Jimin asintió, sin resistir el impulso de besarlo por lo tierno y adorable que podía llegar a ser. Ahora solo debía pedirle a Hoseok que durante ese día buscara algo que hacer y donde quedarse a dormir, porque Yoongi no quería que algo que estuvo esperando durante mucho tiempo se viera interrumpido por la personalidad indiscreta de su amigo. Correspondió al beso de Jimin, subiendo una de sus manos hasta la mejilla del menor y disfrutando de lo bien que se sentían los labios ajenos sobre su boca. Mordió él belfo inferior y luego se separó, sonriendo avergonzado por haber hecho eso en un lugar público, seguramente las cámaras de vigilancia habían captado todo.
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