20| Tercera ley de Newton 🧠
Yoongi recibió el hielo embotellado que le ofreció el entrenador, desviando su vista hacia la figura de Jimin que bajaba apresuradamente por las gradas hacia donde estaban ellos. Ignoró lo que le dijo Choi y se recostó en la banca, sabiendo que su menor tardaría un poco en llegar debido a la cantidad de público que había.
—Hyung...— lo llamó Taehyung, sentado a su lado y con otro hielo en su espalda, pues producto de la caida se había golpeado fuertemente en ese lugar —Lamento mucho que te hayan sacado del juego....
Yoongi intentó quitar su rostro de mal humor y miró al castaño —No lo lamentes, Tae. Volvería a golpear a ese idiota las veces que sean necesarias— se encogió de hombros y curvó sus labios en un intento de sonrisa.
El bullicio emitido por el público les indicó que su Universidad había anotado una cantidad considerables de puntos, al pelinegro le preocupaba Bangchan, sabía de sobra que que su compañero no toleraba los partidos violentos, por muy contradictorio que sonara eso, porque el básquetbol tiene su dosis de violencia desde que recibes el balón, hasta cuando tienes que encestar.
Cerró los ojos y se quitó el hielo de su pómulo para colocarlo sobre su hombro adolorido, a los segundos después sintió unas manos acariciar su cabello y besarle la coronilla provocando que un adormecimiento recorriera su espina dorsal y lo hiciera voltearse, sorprendido.
—Jimin— exclamó, intentando sonreír nuevamente pero sin poder hacerlo al sentir gran parte de su mejilla congelada.
—Como dijo Isaac Newton en su tercera ley, cuando un objeto ejerce una fuerza sobre un segundo objeto, el segundo objeto ejerce una fuerza de igual magnitud y dirección opuesta sobre el primero— Taehyung sonrió divertido, entendiendo lo que su amigo había dicho, pero en cuanto a Yoongi, él solo se limitó a ladear la cabeza en señal de confusión. Con la competencia y todo el desgaste físico, su cerebro estaba casi frito.
—Que le diste una paliza, hyung— le aclaró el castaño, subiendo y bajando su cabeza como afirmando que lo que decía era cierto —Él se cargó violentamente contra ti, y luego tú te cagaste contra él.
Emitiendo un bufido Yoongi rodó los ojos y volvió a recostarse en la banca, dejando que ambos menores continuaran con su discusión sobre la física y disfrutando de las leves caricias que Jimin comenzó a otorgarle distridamente en su hombro. A los minutos después se oyó la campana que dio término al cuarto tiempo, anunciando la victoria por cinco puntos que obtuvo la Universidad Nacional de Seúl. Taehyung saltó en su lugar, dejando caer su hielo y aplaudiendo enérgicamente junto a los demás estudiantes, Yoongi solamente rio muy alegre, colgándose de los hombros de Jimin y celebrando que todos los golpes que recibió valieron la pena.
Cuando el abrazo se disolvió, el pelinegro se percató del brillo peculiar que tenían las hermosas obres castañas de su menor, era muy similar al que se generó cuando se besaron por primera vez, en el balcón de su departamento.
—Te dije que ganarían— dijo Jimin medio gritando por todo el bullicio que había —Ustedes no están hechos para perder.
Taehyung llegó brincando a donde estaban ellos —¡Esto hay que celebrarlo!— sus otros compañeros de equipo venían corriendo hacia la banca, todos repletos de sudor, cabellos desordenados y con botellas de agua en las manos. Abrazaron al pelinegro, celebraron su victoria de equipo y maldijeron entre bromas a la Universidad de Hanyang por lo brutos que habían sido.
—Nuestra Universidad nos debe una fiesta— dijo Bangchan, alzando su botella de agua y bebiendo un sorbo como si fuera una copa de licor. Yoongi miró a sus compañeros con orgullo, sintiendo alivio de que ellos sean su equipo, porque las actitudes bruscas y enojonas de Bangchan y Dongho se complentaban muy bien con lo pacifista que solían ser Minki y Woojin. Seoho era un caso especial, se mantenía al margen de toda relación existente pero aún así era parte de ellos.
Los estudiantes se iban retirando poco a poco de la cancha, algunos seguían comiendo lo que les sobró y otro se despedían del equipo con leves movimientos de manos, Jimin saltó la barrera que los separaba y se quitó la gorra, desordenado sus cabellos.
—Taehyung tiene razón, esto tienen que celebrarlo— dijo el menor, llamando de inmediato la atención de su amigo, quien giró la cabeza como si fuera el exorcista y se acercó a ellos en menos de tres segundos, dejando al resto del equipo de lado.
Yoongi sonrió, negando con la cabeza muy divertido —Podríamos ir ahora a mi departamento— se llevó el hielo al pómulo nuevamente y observó como Jimin titubeaba.
—Pero...tu amigo está allá ¿no?— Yoongi asintió —¿Entonces no será mejor ir a algún bar? Para no molestarlo.
Taehyung pareció pensarlo —Jimin Hyung tiene razón.
El pelinegro rodó los ojos ante lo preocupado que se veían sus menores, no entendía el porqué Jimin siempre evitaba ir a su departamento —No se preocupen, cuando le diga a Hobi que nuestra Universidad ganó, les aseguro que querrá celebrar con nosotros— se colgó su morral al hombro que menos le dolía y dejó la toalla sobre su cabeza —Vamos.
Jimin tragó grueso, casi como si le hubieran dado una noticia sobre la muerte de algún familiar, Taehyung simplemente cogió el hielo que había dejado caer cuando celebraba y se despidió de cada uno de sus compañeros de equipo, luego siguió a ambos mayores a la salida.
—Yo los alcanzo— dijo cuando llegaron a la calle principal —Tengo que ir a ver a mi nona y avisarle que estaré fuera por hoy, aprovecharé de darme una ducha y cambiarme.
—Te enviaré mi dirección entonces— le respondió Yoongi buscando su celular y entregándoselo a Taehyung para que anotara su número telefónico. El viento era cálido y acogedor, nada más refrescante de sentir luego de una dura competencia, las medallas serían entregadas el día en que la Universidad les organice la fiesta de triunfo, donde todos los estudiantes están invitados. Yoongi sonrió ansioso y recibió su celular se vuelta, con un tierno ademán se despidieron del castaño y dieron media vuelta para caminar en dirección al departamento que compartía con Hoseok.
El pelinegro notaba la inquietud presente en Jimin, había algo que ese chico no le estaba confiando —¿Estás bien?— le preguntó, tomando su brazo envuelto por la bata desapercibidamente y afirmándose de el como sí fuera un niño pequeño.
Jimin relajó su expresión y bajó la vista hasta toparse con los oscuros y pequeños ojos de Yoongi —Sí, sólo estoy nervioso— se encogió de hombros y sonrió mínimamente —Me siento como si fuera a conocer a mi suegro.
El pelinegro estalló en carcajadas y le golpeó el hombro avergonzado, Jimin debía cerrar la boca o en cualquier momento las personas terminarían confundiendo a Yoongi con un tomate andante.
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