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08| Peor que un tomate 🧠

—¿Ese no es Jimin?— preguntó Yoongi mirando por la ventana que tenía a su derecha. Hace 20 minutos que habían comprado el almuerzo con Taehyung y estaban sentados en una mesa del comedor que daba directamente a la entrada del área científica, Jimin había respondido el mensaje que su amigo le envió apenas terminaron sus clases, avisándole que ya iba en camino hacia la cafetería.

—Sí, es Jimin— le respondió el castaño, colocándose repentinamente muy serio. El chico rubio estaba hablando con un hombre unos centímetros más alto que él, de cabello platinado, traje empresarial y cuerpo esbelto —Hace mucho que no veía a Taemin hyung— murmuró Taehyung observando en la misma dirección que el pelinegro. 

—¿Quién es Taemin?— preguntó el mayor, tomando un poco de la comida que le quedaba con los palillos y llevándosela a la boca. Nunca fue muy rápido a la hora de comer, le gustaba disfrutar del alimento paulatinamente.

El castaño lo miró dubitativo —Es...un amigo del padre de Jimin— Taehyung juntó sus labios y bajó la vista hasta la mesa, meditando sobre que tanto podía contarle a Yoongi sin pasar a llevar a su amigo —Ni siquiera yo entiendo muy bien que sucede, pero sé que es algo complicado y que afecta a Jimin más de lo debería.

Yoongi sintió una leve punzada de preocupación en su pecho, volvió a mirar hacia donde estaba el menor conversando con el sujeto de cabello platinado y logró encontrarle razón al castaño. Jimin parecía estar molesto por algo, su cuerpo se encontraba tenso y a la defensiva, Taemin tenía una mano levantada en el aire, como si quisiera abofetearlo para que entrara en razón.

—¿Qué hacemos si llegan a los golpes?— preguntó el pelinegro, sin poder apartar la vista de ambos hombres.

—No lo harán, si Taemin lo golpea, Jimin no le devolverá el golpe— luego de cruzar un par de palabras más, el joven de cabello platinado bajó la mano y negó con la cabeza, aparentemente rendido. Se dio la vuelta para ir hacia la salida, dejando al menor ahí, casi tirando humos por las orejas. Al parecer la cortesía no iba de la mano con Taemin, porque ni siquiera se despidió, solo se fue.

Al rato después, vieron entrar a Jimin por la puerta del comedor e ir directamente hacia donde estaban ellos, se dejó caer en el asiento que estaba al lado del castaño y hundió el rostro en sus manos, suspirando ruidosamente e intentando calmar la furia que lo consumía por dentro. Taehyung le quitó la bata del hombro y silenciosamente le acercó el jugo de frambuesa que había comprado para él, no quería molestar a su amigo, pero también le preocupaba verlo en ese estado.

—Si quieres hablar...

—No— lo interrumpió Jimin, sin quitarse las manos de la cara. Taehyung volvió a guardar silencio y le hizo una seña a Yoongi de que le cortarían la cabeza en cualquier momento —Lo siento, Tae— murmuró Jimin al darse cuenta de lo brusco que habia sido con su amigo. El mayor tampoco sabía que hacer, siempre era Jimin quien estaba intentando subirle los ánimo, Yoongi no tenía ni idea de como hacer aquello, porque ¿qué haces cuando la persona que siempre sonríe, de repende deja de hacerlo?

El menor se quitó las manos del rostro y dejó ver el contorno rojizo que tenía el interior de sus ojos, había estado conteniendo las lágrimas durante todo este tiempo —Me alegra que hayas venido a almorzar con nosotros, hyung— le regaló una pequeña y fugaz sonrisa, logrando que Yoongi dejara de estar tenso ante la actitud áspera que había tomado producto de la discusión —Lamento que tuvieras que ver esto.

El pelinegro se encogió de hombros, devolviéndole la sonrisa, pero sin dejar de sentir la punzada de preocupación —Todos tenemos problemas, no tienes porqué disculparte.

—Yoongi hyung tiene razón —aportó Taehyung, acercándole ahora el plato de comida que habían comprado para Jimin —Y es mejor que comas o te vas a desnutrir.

El menor negó con la cabeza y emitió una pequeña risa, hace momentos atrás había tenido una discusión acalorada con un sujeto insoportable, y ahora estaba almorzando con su mejor amigo y con la persona que le gustaba. Las vueltas que podía llegar a dar la vida en algunas ocasiones eran tan confusas como la paradoja del gato de Schrödinger*.

—El entrenador me aceptó en el equipo— soltó Taehyung de repente, haciendo que Jimin se ahogara con el sorbo de jugo que estaba ingiriendo en ese momento —¡Pero no me escupas, tienes que felicitarme!— lloriqueó el castaño cuando le cayó en la mejilla una gota de la saliva de Jimin.

Yoongi intentaba contener las carcajadas, pero la expresión de asco que tenía Taehyung y la tos incontrolable de Jimin, hicieron casi imposible aquella tarea. El comedor estaba prácticamente vacío pero las pocas personas que quedaban, volteaban su rostro hacia donde estaban ellos, preguntandose porqué tanto alboroto. Yoongi no sabía donde ocultarse, no tenía mucha experiencia siendo el foco de atención, pero las carcajadas valieron la pena.

—Por un momento vi la luz— la respiración de Jimin comenzó a normalizarse y el tinte  rojizo que había adquirido por culpa de la tos abandonó su rostro para darle paso al color natural de su piel.

—Pensé que se te saldría el jugo por la nariz— murmuró Taehyung mientras apuñalaba un trozo de carne y se lo llevaba a la boca.

—Habría sido tu culpa— se defendió Jimin, recuperando la sonrisa traviesa que lo caracterizaba —¿Cómo fue que te aceptaron? Pensé que esos procesos tardaban más.

El rostro del castaño se iluminó tiernamente y dio pequeños brinquitos en su lugar —No tengo idea, hyungs. Un chico llamado Minki me interceptó en el pasillo y me dijo que el entrenador quería verme.

—Oh, Minki por lo general juega de base cuando yo tengo que jugar de escolta— dijo Yoongi, desviando luego su mirada hacia el rostro calmado de Jimin, no entendía cómo es que las emociones de ese chico influyeron tanto en él.

—¡Sí, me lo comentó! Es muy adorable por cierto —Taehyung carraspeó y Jimin negó con la cabeza, su amigo era muy disperso cuando contaba una historia —Bueno, la cosa es que me llevó hasta la cancha y ahí el entrenador estaba con el enfermero de nuestra área, me preguntaron si tenía algún problema al corazón, al cerebro, a los músculos o a los huesos— mientras hablaba, iba enumerando cada cosa con los dedos de su mano, dándole un aspecto infantil y juguetón —También me preguntaron si tenía examenes de sangre que sean recientes, yo les dije que sí, y me pidieron una copia.

—¿Y el entrenador ya te dijo en que posición vas a jugar?— inquirió Yoongi antes de llevar la pajita a su boca y beber lo último que le quedaba de su jugo de arándanos.

—No. Me dijo que una vez que pasara por todas las posiciones tendríamos que definir con cuál me quedo.

Jimin golpeó el hombro del castaño y le pasó un brazo por los hombros —¡Ah, cuánto has crecido!— exclamó, revolviendo juguetonamente el cabello de su amigo —Estoy muy feliz por ti Tete.

—¿Me irás a ver jugar en los partidos?— preguntó Taehyung con un pequeño puchero en sus labios.

Jimin se separó del abrazo y miró a Yoongi con una sonrisa, colocando los nervios del mayor en alerta —Los iré a ver jugar— dijo —Yoongi hyung y tú serán los mejores, estoy seguro de eso.

El tinte color rojizo volvió a inundar las mejillas del pelinegro, Jimin tenía que dejar de tener ese efecto sobre él o terminaría peor que un tomate gracias a lo blanca que era su piel.

*Gato de Schrödinger

Es la paradoja más popular de la física cuántica, ideada en 1935 por Erwin Schrödinger. Te presenta a un gato dentro de una caja completamente sellada y con una especie de bomba, si nosotrxs no abrimos esa caja, no sabremos si el gato está vivo o muerto, entonces, como no lo sabemos, el gato puede estar vivo y muerto a la vez.

Es mucho más complicada que mi vaga explicación hdkdhdkd pero es mas o menos para que se hagan una idea ❤

Si alguien sabe como explicarla mejor, no dude en hacerlo 💞

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