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35. ¡HEY, CAPITÁN!

Shinso lanzó el balón a la canasta y Denki esquivó el objeto cuando pasó a tan solo unos centímetros de su cabeza.

— ¡Lo siento!

— ¿Tan rápido quieres quedar soltero? —le preguntó con burla, pasándole nuevamente el balón y recibiendo una sonrisa de parte de su novio.

— Iugh, no hagan eso enfrente de mi. —se quejó Monoma, comiendo otra cucharada del pudín de Denki porque ya se había terminado el suyo y le daba pereza ir a la cocina por otro.

— ¿Hacer que?

— Eso, ya saben, estar enamorados. Da asco.

— Mira quien lo dice. —lo molesto Kaminari, recibiendo un bufido de parte del contrario.

— ¿No deberías estar entrenando?

— He decidido entregarle mi vida al pudín y las hamburguesas, ahora Hitoshi será el atlético de la relación; yo solos seré una bolita feliz de comida.

— ¿Hablas enserio?

— Por supuesto que no, tonto. Como la apuesta ya termino puedo descuidar un poco los entrenamientos, aunque aún seguiré jugando con Toshi de vez en cuando.

— Suena divertido.

— ¿Por qué no aprendes a jugar?

— No, gracias, me gusta vivir.

— No es tan difícil como parece.

— Lo dice por sus padres. —intervino Hitoshi—. Una vez se lastimó el dedo en educación física y sus padres casi demandan a la escuela. No les gusta la idea de que ocho años de lecciones de piano terminen en la basura por un dedo roto.

— Son algo así como unas bestias controladoras y sedientas de poder. —apoyo Monoma con una naturalidad que asustó a Denki—. Fuera de la escuela y la casa de Hitoshi, no salgo de mi patio; por eso las cosas se pondrán feas cuando él se vaya.

— ¿A donde me iré?

Denki pudo observar el momento exacto donde la respiración del rubio se detenía ante su descuido, así como la sombra de pánico que cruzó su rostro por unos segundos antes de recobrar la compostura e inventar otra de sus ingeniosas mentiras para salvarse del error.

— A tus clases de francés, bobo, llegaras tarde si sigues perdiendo el tiempo aquí.

— Faltan al menos dos horas.

— ¿Si? Entonces mi reloj está estropeado. —se encogió de hombros fingiendo restarle importancia a la situación y tomando nuevamente el pudín robado—. Como sea, mis padres tienen libre el fin de semana y no podré salir, así que ni se les ocurra molestarme porque tengo planeado hacer un maratón de Dr. House y explotarle botellas de soda con mentos a mis vecinos.

— ¿No fue lo mismo que hiciste la semana pasada?

— Digamos que mis vecinos no son las personas más felices del mundo.

— Ahora entiendo porque la casa alado de la tuya jamás se vende.

— De nada.

Hitoshi rodó los ojos con gracia y Monoma se terminó la última cucharada de pudín.

— ¿Ustedes que harán?

— Yo tengo una reunión con el equipo para hablar de las nacionales.

— Y yo tengo una reunión con mi consola para hablar del nuevo videojuego.

Neito los miró incrédulo en silencio por un par de minutos.

— ¿Son idiotas?

— ¿Eh?

— Literalmente acaban de iniciar una relación después de estar uno detrás del otro por un buen tiempo ¿y pasarán sus fines de semanas separados? ¿No se supone que deberían de hacer esas cursilerías como salir en citas y babear uno por el otro?

— ¿Deberíamos hacer eso? —le preguntó Denki a Hitoshi. El mayor se encogió de hombros—. ¿Qué tal si te pongo un apodo? Algo así como cuchurrumin, como en Monster Inc.

— Me dices así y se termina la relación.

— ¡Hitoshi!

Los tres rieron ante la escena. Monoma estaba convencido de que esos dos no sabían cómo ser novios, pero era divertido observar cómo lo intentaban.

— Tal vez salgamos en otra ocasión; esta vez no puedo cancelar la reunión.

— Eso está bien; no necesitamos estar juntos todo el tiempo.

— Si, extrañamente en ustedes dos eso funciona.

La plática siguió con normalidad, Hitoshi volvió al centro de la cancha a lanzar unas cuantas canastas mientras ambos rubios platicaban sentados en el escalón que separaba el patio del resto de la casa. Para cuando Denki notó que Monoma se había comido todo su pudín el chico de ojos azules ya se estaba despidiendo para volver a casa.

— Toshi, mi pudín. —se quejó con un puchero en los labios mostrándole el envase vacío a su pareja.

— ¿Se lo comió Neito? —el menor asintió—. Nunca dejes comida cerca de él.

— No sabía que las serpientes comían pudín. —volteó el envase vacío y acentuó el puchero cuando ni una gota cayó de el. Hitoshi no pudo evitar besar su cabecita rubia ante lo tierna que se le hizo la imagen.

— Te traeré otro.

Denki con las mejillas sonrojadas y su acelerado y enamorado corazón latiendo a mil por hora se negó, tomando el balón que antes sujetaba el mayor y sonriéndole.

— Mejor juguemos un poco ¿si?, recuerdo que la última vez quedaste como un perdedor frente a mi.

— ¿Enserio eso pasó? Yo lo recuerdo diferente.

— Nop, pasó justo así.

— Bien, chico listo. —se acercó y le quitó nuevamente el balón. A Denki le gustó lo retadora que lucia su mirada—. Por cada vez que encestes el balón podrás tener un premio.

En la mente de Kaminari un recuerdo parecido llegó repentinamente. Al comienzo de su entrenamiento con Hitoshi, un mes atrás, habían hecho un trato similar.

Por cada vez que Denki le quitara el balón a Hitoshi obtendría un premio.

— ¡Hey, tu, tramposo!

— ¿Qué?

— ¡Cuando comenzamos con los entrenamientos hicimos algo similar y yo gané!

— ¿La vez del robo de balón?

— ¡Lo recuerdas! —golpeó su hombro—. Eso te hace aún más tramposo.

— Técnicamente no me robaste el balón, robaste mi helado.

— ¡Pero fue valido!

Hitoshi sonrió al ver como con cada reclamo el menor se acercaba más. Parecía un pequeño chihuahua molesto.

— ¿Me cobrarás el premio ahora? —preguntó, cuando las réplicas terminaron.

— No, aún no se que te pediré, si te tengo en la palma de mi mano tengo que aprovechar la oportunidad ¿no?

La sonrisa de Shinso no se borró mientras dejaba caer el balón y llevaba sus manos a la cintura contraria, terminando con aquellos molestos centímetros de separación.

— ¿Ahora me tienes "en la palma de tu mano"?

— Bueno, puedo pedirte que saltes del techo y lo tienes que hacer. Eres un hombre de palabra, Hitoshi.

— ¿Me harás saltar del techo? —preguntó, acedándose cada vez más y bajando el tono de su voz.

Una corriente recorrió al columna del rubio mientras subía sus manos a las mejillas del contrario.

— Se lo que estás haciendo.

— ¿Yo? ¿Que se supone que hago?

— Provocarme... —murmuró, notando que sus mirada viajaron de los ojos oscuros a los labios ajenos—. Ni creas que usare mi oportunidad especial para pedirte que me beses.

— ¿Seguro?

— Seguro...

— Bien, si así lo quieres.

El mayor estaba por separarse cuando una de las manos en su mejilla viajó a su nuca y le impidió poner distancia.

— Ni se te ocurra, Shinso Hitoshi.

Y con una sonrisa en el rostro de ambos unieron sus labios.

No sabían como ser novios; eran un dúo demasiado inusual y definitivamente no eran una pareja que combinara; pero no necesitaban serlo, eran felices con su extraño funcionamiento y con su peculiar historia de amor.

Estaban seguros que el restó de su historia de amor estaría llena de balonazos accidéntales en el rostro y desastrosas citas fallidas, pero eso estaba bien para ellos.

Y eso era lo único que importaba.



En el siguiente capítulo habrá un salto de tiempo, no muy drástico, solo unos cuantos meses, pero antes de eso quería hacer un capítulo viendo la interacción de estos dos como una pareja apenas formada y bueno esto fue lo que salió.

Solo quería aclara eso y recordar que lamentablemente el final esta mas cerca de lo que parece y me llena de melancolía saber que después de ver la relación de estos dos desarrollarse de una manera tan peculiar (con conejos, balones y mucho drama) tendré que dejar que sigan su camino sin intervenir.

Bueno, no nos pongamos tristes después de tanto amor en estos dos capítulos. Muchas gracias por todo el apoyo y la paciencia, jamás me canso de agradecerles. 💛✨

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