32. ¡HEY, CAPITÁN!
Unos días antes....
— Necesito que me ayudes con algo.
Monoma lo miró con una ceja levantada.
— Supongo que si lo pides ahora que el cargador portátil se fue es porque es confidencial ¿no?
— Neito, por favor...
— Bien, dime el plan.
— Es sobre la apuesta de Denki, pero necesito que seas discreto con la información.
— ¿Tan malo es?
— Ya lo entenderás cuando te lo diga, ahora, necesito que me ayudes con algo.
— ¿De qué se trata?
— ¿Has abierto alguna vez un casillero?
— ¿Me crees un idiota?
— Hablo en serio. Según mis padres, la escuela se caracteriza por siempre ir a la vanguardia de la tecnología; abrir un locker que no es tuyo en la UA, es algo particularmente difícil, ¿lo has hecho alguna vez?
— No, realmente no. —confesó—. Tienes razón al decir que son complejos; tenemos nuestras propias contráelas y podemos cambiarla a nuestro gusto. Se activa una alarma cuando alguien intenta abrirlo y cuando la contraseña falla tres veces.
— ¿Crees que encuentres la manera de abrir uno?
— Toshi, sabes que te adoro demasiado, pero si empiezas a ser uno de esos novios tóxicamente controladores juro que te odiaré.
— No intentó abrir el locker de Denki. —rodó los ojos.
— Yo nunca lo mencione a él.
— ¿Me ayudarás o no?
— ¿Me explicarás o no?
— Bien, pero será rápido, Den no se puede enterar de esto...
El capitán sacó el celular de la lata, notando lo empapado que estaba y que sería una tontería intentar encenderlo.
La furia resplandecía en sus ojos, los miembros de su equipo lo veían asustados y Kaminari aún intentaba entender lo que estaba sucediendo.
— ¿Cómo es que logró hacer esto? —le preguntó furioso en un gruñido a uno de sus jugadores.
— N-nosotros solo nos fuimos por unos minutos... — contestó uno de los chicos del equipo, igual de sorprendido que los demás —. No le dimos la contraseña a nadie, ni siquiera tu la sabías.
Kazuma lanzó el celular al piso y el objeto se hizo añicos al instante.
— No se lo que hiciste, maldita perra, ¡pero ese no era el trato!
— No te atrevas a llamarlo así. —intervino Hitoshi.
— Este no es tu asunto, idiota. Kaminari, más te vale decir como hiciste esto si no quieres que todos se enteren de las fotos.
— Yo... yo no...
— ¿Sabes? ¿Por qué no hacemos otro trato? Uno más justo. —hablo nuevamente Shinso—. Un partido entre capitanes. Si tú ganas puedes hablar con quien quieras sobre lo que había en ese celular, si yo gano cierras la puta boca.
— Oh, que sorpresa, la perra tiene dueño.
— Deja de insultarlo. Yo no soy dueño de nadie y tú tampoco, deberías de empezar a respetar la privacidad y decisiones de los demás y dejar de ser un completo idiota.
— ¿Eso crees que soy? Bien, entonces juguemos. Tu mediocre equipo contra el mío.
— No metas a nuestros equipos en problemas donde no tienen-
— ¡Aceptamos! —gritó una voz detrás de ellos. Los ojos de Arima resplandecían en enojo, Hitoshi estaba seguro de que si Inasa no estuviera ahí para contenerlo ya le hubiera soltado un buen puñetazo al cretino frente ellos.
— Que sorpresa, el marica maquillado tiene más valor que tú.
— ¿Quien te crees, imbecil? —gritó el menor de Shohoku dirigiéndose al capitán de la UA.
Inasa lo detuvo a tiempo y Arima siguió gritando su lista de insultos favorita.
A Hitoshi no se le hizo buena idea mencionar justo ahora que "el marica maquillado" venía de una familia de militares que seguro le habían enseñado a dar un par de buenos golpes.
Tal vez a Kazuma no le vendría mal descubrirlo por sí mismo.
— Como sea; en el mismo horario y lugar mañana. Intenten no traer pulgas con ustedes.
— Intenta dejar de ser un hijo de perra.
Kazuma fulminó una última vez con la mirada al capitán de Shohoku y después junto a sus amigos se fue.
Shinso escucho a lo lejos a Inasa pedirle a su compañero que se calmara mientras Arima seguía lanzando insultos y maldiciones al aire; al poco tiempo llegó Satori a reunirse con Neito y asegurarse de que todo estuviera bien.
Hitoshi regresó su atención al confundió rubio que aún no parecía salir del trance; su boca se abría y cerraba en busca de formular cualquier pregunta que le diera las respuestas que necesitaba escuchar, pero sus pensamientos viajaban con tanta rapidez que no era capas de plantear ni siquiera una oración completa.
Estaba seguro que si Monoma no estuviera tan ocupado babeando por Satori seguramente lo compararía con la imagen del pikachu sorprendido.
— ¿Estas bien? —le pregunto, rendido a que las neuronas del rubio respondieran.
— ¡Por supuesto que no! ¿Como carajos hicieron eso?
— Fue difícil.
— Por supuesto que lo fue, ¿cómo es que...? ¿Cómo lo hicieron?
— Me dijiste que el celular estaba guardado en un casillero que ninguno podía abrir; pensé que si destruíamos el celular, sin importar si tú o él ganaran, las fotos estarían destruidas y no habría nada que perder. Le pedí ayuda a Neito y aún así tardamos un poco más de lo normal. Buscamos en el estudio de mis padres algo que nos pudiera ayudar, pero no tenían ningún documento sobre el funcionamiento de los casilleros y Monoma tuvo que descomponer el suyo un par de veces para tantear un poco el terreno. —Denki recordó con claridad el par de días donde una aguda alarma sonaba por los pasillos proveniente del locker de Monoma mientras Kendo se burlaba de él por haber olvidado su propia contraseña. Al parecer, Monoma jamás había olvidado nada—. Al final, encontramos un expediente viejo de un chico que fue suspendido por abrir el casillero de una de sus amigas para una broma y después de analizarlo detalladamente Neito logró descifrar el dilema. No entiendo del todo como lo logro así que si quieres más detalles deberías preguntarle a él.
— Pero... todo lo que te dijo Kazuma ... y el partido que tendrán. Oh Dios, Toshi, lo siento tanto, todo esto es mi culpa, soy un inútil que perdió aún cuando te esforzaste tanto en ayudarme y ahora estás en problemas por mi culpa.
— No, Den, no vuelvas a repetir eso. Te prometí que todo estaría bien, ¿no?, pues ahora lo está. Te enfrentaste contra Kazuma y lograste acorralarlo; aún cuando no tenías ni la mitad de experiencia que él, le diste una buena pelea. Piensa un poco en ti, niño, porque todos aquí estamos muy orgullosos de lo que lograste.
Un tornado de sentimientos lo recorrió.
Hitoshi siempre le hacía sentir mil emociones a la vez, pero las sensaciones del partido y la reciente pelea sólo lograba marearlo y hacerlo querer esconderse diez metros bajo tierra para ocultarse del mundo y los problemas.
Pero otra vez, cuando quiso huir, la mano de Hitoshi se aferró a la suya, dándole un silencioso soporte y manteniéndolo en la tierra.
Entrelazó sus dedos y suspiro. No podía luchar contra el tornado el solo, debía solucionar una emoción a la vez.
— Perdón por meterte en problemas; a ti, a Monoma y a tu equipo.
— Ellos mismos aceptaron participar, además, Neito ya está acostumbrado a los problemas, el mismo los busca hasta por debajo de las rocas.
— Intentaré solucionar esto, buscare la forma de-
— Den, no puedes cargar con todo en tus hombros, déjanos ayudarte, si intentas fingir que el peso no te está aplastando terminarás herido. No estoy listo para verte herido, Denki.
Kaminari sintió las repentinas ganas de llorar inundándolo. Sentía que había dado todo lo que podía dar por ese día. Sus fuerzas se habían drenado y el mundo le estaba colapsando encima.
Pero Shinso estaba ahí... a su lado. Aún con el mundo colapsando y las fuerzas en el piso, Hitoshi estaba a su lado tomándole la mano.
Ante eso, Denki no pudo evitar pensar que por fin había logrado ser la excepción de Shinso Hitoshi.
Y siente que por fin alguien lo ha elegido y qué tal vez no todas sus relaciones están destinadas al fracaso.
Siente que si Shinso se va al otro lado del mundo y le rompe el corazón, será el corazón más felizmente destrozado.
Y siente, que Shinso Hitoshi es la persona con la que quiere pasar el resto de su vida.
Pero decir todo eso en voz alta con un montón de sentimientos mareándolo y un nudo en la garganta es difícil, así que únicamente lo abraza y llora en la seguridad de sus brazos.
Shinso no necesita palabras para entenderlo.
— Mañana, después de cerrarle la boca a ese idiota, dejaremos las cosas en claro ¿si? —le murmuró el mayor respondiendo al abrazo—. Si aún no te has dado cuenta, aún no has escuchado mi respuesta a tu declaración.
— Si lo dices así suena como que me rechazarás. —bromeó el rubio aún con el rostro oculto en el cuerpo ajeno y la voz ahogada.
— En ese caso debería darte un adelanto, ¿no? —preguntó, más calmado al oír la risita temblorosa y cansado del menor.
— ¿Un spoiler?
— Sip.
Y antes de que él menor preguntara algo más, Hitoshi se inclinó un poco y dejó un beso en su mejilla ahora húmeda por las lágrimas, subió hasta su oído y con voz susurrante y sincera le murmuro las palabras que Kaminari no sabía que necesitaba escuchar.
— Me gustas, Denki.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro