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28. ¡HEY, CAPITÁN!

Esa noche Hitoshi no lo besó, tal vez porque Denki si parecía estar a punto de morir de hipotermia o porque estaba lo suficientemente nervioso como para acercarse a más de dos pasos del mayor, da igual, no se quedo a descubrirlo porque los padres del chico los escucharon en la planta baja y bajaron a ver qué hacían despiertos.

Denki decidió volver a la habitación mientras Hitoshi les contaba a los adultos todo sobre el partido de esa tarde, encontrándose con la sorpresa de que Monoma también estaba despierto y lo veía con una sonrisa cómplice que no parecía traer nada bueno.

— O me cuentas todo lo qué pasó o te arrojo por la ventana.

— Dios, a veces sí que das miedo.

— ¡Habla de una vez, rata eléctrica!

— Bien, bien, tú ganas. —se acercó a la cama del chico y se sentó frente a él—. Para empezar, ¿como es que sabes que algo paso?

— ¿Quién crees que despertó a Hitoshi diciéndole que no estabas en la habitación? 

— ¿Enserio tu-?

— Si, si, no nos pongamos sentimentales; pero te aviso desde ahora que yo elegiré la comida en su boda, conociéndolos a ambos Hitoshi dejará que elijas hamburguesas.

Y con ese último comentario Denki comenzó a relatar lo que había sucedido hace algunos minutos, procesando todo en el momento y sonrojándose con el recuerdo.

Dios, jamás pensó que su corazón podía latir tan rápido.

— Así que al final no son tan idiotas cómo creí. —dijo Monoma con una pequeña sonrisa en el rostro cuando el rubio terminó de hablar —. Me sorprenden.

— Si, hasta yo mismo me sorprendí.

— Pero... —pensó unos segundos sus palabras y después negó con la cabeza—. Olvídalo.

— ¿Qué?

— Nada.

— Pero...

Guardaron silencio, afuera de la habitación se escucharon pasos acercándose; rápidamente volvieron a sus lugares diciéndose de manera silenciosa que tarde o temprano esa plática continuaría.

Después de todo, Denki moriría si seguía conteniendo toda la felicidad que en ese momento revoloteaba en su pecho.

No podía estar más feliz que ahora.

— No lo puedo creer... ¡No lo puedo creer! ¿Viste eso Hitoshi? ¿lo viste, lo viste?

Corrección. Si podía estar más feliz.

¡Le había robado el balón a Shinso y lo había encestado!

Dios, en ese momento estaba seguro de que la sangre de Michaell Jordan corría por sus venas.

— Lo hiciste muy bien, Den.

— ¡Nada de halagos, perdedor!

Bueno, tal vez estaba demasiado energético como para haber dormido tan solo un par de horas, ¿debería de culpar a las emociones de la madrugada o a la bebida energética de cereza que tomó antes de comenzar a entrenar?

— Okay, okay .—Hitoshi levantó las manos en señal de rendición, con una sonrisa divertida en el rostro y acercándose a tomar otro balón—. Hagámoslo otra vez, intenta hacer algunas fintas esta vez.

— Claro... perdedor.

En su interior Kaminari agradeció que Shinso lo quisiera lo suficiente como para no restregarle las diecisiete canastas a su favor aunque él no dejara de presumir su único logro.

Denki estaba seguro de que justo así lucía el amor.

— Aprovecha tu condición física. —le sugiero Hitoshi quitándole el balón en los primeros minutos—. Eres pequeño y escurridizo.

— Como un ratón.

— También eres veloz e impredecible.

— Como un relámpago.

— ¿Te das cuenta de que te estás diciendo rata eléctrica a ti mismo?

— Debo de dejar de juntarme con Monoma.

— No es del todo malo, su consejo te ayudo; de alguna forma ahora no puedo predecir cuando mientes.

Y eso era cierto, desde que Neito le había informado que eran sus ojos los que lo delataban Kaminari se había esforzado en encontrar una forma de ocultarlo, logrando así mejorar sus fintas y acertar unas cuantas canastas más.

— Haz esto. —le indicó el mayor, dándole de nuevo el balón —. Estira tu cuerpo a la derecha, fingiendo que irás por ahí y luego escabúllete por la izquierda; es un engaño sencillo pero si lo usas en el momento correcto podrás desorientar un poco a tu contrincante.

— Oh, si, recuerdo que una vez intenté hacer eso... también recuerdo que fallé y terminé cayéndome.

Si, Hitoshi también lo recuerda.

— Ahora tienes más dominio en la cancha; has trabajado duro este mes y aunque no se compare al nivel de un capitán de equipo puedes defenderte.

— Dios, no puedo creer que en dos días me enfrentaré contra Kazuma.

— Debemos aprovechar todo el tiempo que nos queda, has mejorado demasiado, tomando en cuenta que apenas sabías sujetar el balón al principio, pero no podemos confiarnos.

— Lo se... jamás me perdonaría perder la apuesta.

— Todo estará bien.

— No lo estará si falló. —lo miró con ojos temerosos—. La vida de Mina se volverá un infierno.

— Den, eso no-

— Ella jamás me perdonara. —lo interrumpió—. Puedo evitar que el mundo se le caiga encima pero si fallo me odiará.

— Den...

— Mis amigos también me odiarán por no haberlo evitado ¡Sero jamás me volverá a hablar y-!

Las palabras dejaron de salir cuando una pequeña pelota de goma en forma de balón de básquetbol golpeó su rostro.

— Tu negatividad me marea. —comentó justo como la primera vez que le había arrojado esa misma pelota. Kamianri sonrió y le siguió el juego *

— No debías golpearme.

— Bueno, hay otras formas de callarte.

Las mejillas de Denki se tiñeron al ver la mirada traviesa y divertida del mayor, casi como un gato frente a su presa; ademas, estaba seguro de que en el pasado no había dicho eso.

— Calla, pervertido. —golpeó el hombro contrario sin mucha fuerza, girando el rostro en busca de ocultar su sonrojo y escuchando la risa del mayor.

— ¿Qué es lo que piensa esa cabecita tuya? —se burló despeinándose su cabello.

Aún no hablaban de lo ocurrido esa misma mañana, sin embargo era más que evidente que algo entre ellos había cambiado, él aura que los rodeaba ya no era la misma de dos adolescentes secretamente enamorados ni mucho menos de un par de mejores amigos.

Ninguno se retractaba de haber expuesto sus sentimientos ni tampoco de llevar su amistad a algo más profundo; aunque morían por hablarlo y dejar las cosas en claro ahora había cosas más importantes de las que ocuparse, pero tenían la seguridad de que apenas la apuesta terminara tendrían una buena y larga conversación.

Y Denki estaba ansiosos por que ese momento llegara.

— ¿En que piensas ocupar tu tiempo después de que se acaben las prácticas? —le pregunto Hitoshi cuando se tomaron unos minutos para hidratarse.

En devorarte la boca, si se puede, pensó sin atreverse a decirlo. El solo pensamiento de decirle algo tan vergonzoso al chico frente a él le sonrojaba las mejillas,

— No lo se. —se encogió de hombros, agradeciendo que Shinso no se fijara mucho en su rubor—. ¿Tú tienes pensado algo?

— Mis padres están muy insistentes de que tome clases de francés. Mi padre Hizashi me ha enseñado el inglés desde pequeño y lo hablo a la perfección, pero creo que les gustaría que aprendiera un tercer idioma.

A Kaminari se le heló la sangré.

Francés...

¿Acaso el colegio de Hitoshi quedaba en Francia?

¿No estaba eso muy lejos?

Dios, por un momento había olvidado que el destino de Shinso no era quedarse ahí, en esa pequeña prefectura jugando en el patio trasero de su casa. No... su futuro estaba a millones de kilómetros de ahí, triunfando en las grandes ligas y brillando tanto como pudiera.

— Deberías tomar las clases. —se obligó a sonreír aún cuando en su pecho algo dolía—. Es más, te exijo que las tomes.

— ¿Me exiges? —lo miró divertido con una ceja levantada.

— Si, capitán... debes seguir tu camino.


*La escena de la pelota que sucedió en el capítulo 9

Kazuma, por si no lo recuerda, es el capitán de basketball de la UA (en otras palabras: el idiota de la apuesta)

AVISO RÁPIDO : No solo seguimos en el #1 de Shinkami, sino que también estamos en el #1 de "Kaminari" lo cual es muy gracioso porque ahí hay fics de todo (alrededor de 3 mil o más) y nosotros, con un Denki que no sabe deletrear basketball y un Hitoshi que intenta adoptar el gato de su vecina, estamos en primer lugar.

Gracias por todo el apoyo, enserio no encuentro palabras para demostrarles lo agradecida que estoy 💛✨

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