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23. ¡HEY, CAPITÁN!

Hitoshi dejó el celular a un lado, su equipo había estado enviando mensajes en el grupo expresando su nerviosismo por el gran juego de mañana, además de recordatorios de que descansarán y buenas vibras para el resto de integrantes; Shinso intervino tan solo un poco recordándoles que estaban listos para afrontar el momento y que solo debían disfrutarlo, calmando un poco los nervios y recibiendo como agradecimiento stikers de gatos que a decir verdad ya tenía guardados.

Decidido a ignorar su celular por las próximas dos horas se sentó en su escritorio, viendo la luna brillar al otro lado de la ventana y repasando la lista de tareas que debía de hacer.

Estaba exhausto, por primera vez lo único que quería hacer era dormir.

Aún en contra de sus deseos tomó su libro de literatura y comenzó a leer el molesto texto que debería de analizar, rogándole a su cuerpo que aguantar hasta al menos terminar lo que debía de entregar mañana.

Para cuando sus padres entraron a su habitación para darle las buenas noches ya había avanzado un par de tareas y en su rostro se podía presenciar el cansancio acumulado.

— Descansa, hijo, no te hará bien quedarte despierto hasta tarde. —le dijo su padre Hizashi con ojos preocupados.

— Lo haré, papá. —le aseguro, aunque sabía que posiblemente haría otro par de tareas antes de irse a la cama.

— No le mientas a tu padre, ese es mi trabajo. —dijo Shouta, ignorando totalmente las réplicas del rubio y besando la sien del menor antes de desordenar su cabello—. Intenta no dormir tan tarde, tampoco te quedes dormido sobre el escritorio.

— Lo intentaré.

— Dioses, ustedes son tan crueles conmigo.— dramatizo Yamada.

— No exageres.

— Pero es cierto, Shou. Ustedes son idénticos y aprovechan que no comprendo su maniaco horario de sueño para hacharme a un lado.

— Si no te callas del único lugar del que te echaré será de la cama.

Esa pareció ser suficiente amenaza para el rubio quien se acercó a besar la cabeza de su hijo y susurrarle un "buenas noches" antes de seguir a su esposo con réplicas y argumentos sobre "lo cruel que era"

Hitoshi sonrió ante la escena; sus ánimos parecían haberse recobrado con tan solo unos minutos junto a su pequeña y dispareja familia, pero lo suficiente como para hacer un deber más antes de irse a dormir para no llegar tarde a la junta el equipo a primera hora mañana.

Miró su listado de tareas y luego la montaña de cuadernos y útiles a su derecha. Tomó el libro de inglés y viajó rápidamente a la página que debería de responder, agradeciendo ser tan bueno en el idioma y no tardar más de cinco minutos en la tarea; después tomó con pesadez el cuaderno de física, recordando el montón de ejercicios que el profesor había asignado y lo pensado que sería resolverlos.

Sin ánimo alguno busco la hoja donde los había anotado, encontrándose sorpresivamente con todos los ejercicios resueltos y un post-it amarillo chillon pegado en la primera hoja.

" Hey, capitán.
Perdón por raptar tu cuaderno, fue por una buena causa, lo prometo.
Todo este tiempo eh sido una gran carga para ti, por eso decidí ayudarte un poco con tus deberes para compensar un poco el tiempo que te quito; soy bueno con la física, aunque no lo creas (por alguna razón nadie lo cree) sin embargo esto sí me a superado un poco, así que no me molestaría que revises el ejercicio cinco, once y catorce. Estoy casi (¡casi!) seguro de que los demás son correctos, pero si quieres comprobarlos todos puedes hacerlo.
Perdón por no poder hacer más, prometo esforzarme por pagarte cada minuto que has desperdiciado en mi.

Att: Denki"

Leer una vez la nota no fue suficiente para Shinso quien tuvo que releer cada palabra al menos cuatro veces para aceptar que eso en verdad estaba sucediendo.

Kaminari había hecho su tarea de física, ayudándolo de manera discreta (y de una forma hasta secreta) y quitándole un peso de los hombros.

El chico jamás le dejaba de sorprender; siempre parecía ir a una velocidad distinta a la suya y encontrar las maneras más ingeniosas e inesperadas de detenerle la respiración.

Le gustaba lo que Denki le hacía sentir.

— Vamos chicos, relájense un poco y terminen de cambiarse; los veré en la cancha.

El entrenador Takagi salió de los vestidores y el resto del equipo quedó inundado en un tenso silencio dejando a relucir lo nerviosos que estaban ante el partido que se llevaría a cabo en un par de minutos.

Ryonan era su escuela rival desde tiempos inmemorables y la única que podía ser un buen rival en la cancha; perder contra ellos no solo pondría en duda su título como mejor equipo de toda la prefectura sino que también desanimaría al equipo y repercutiría en las nacionales.

— Hey, Toshi. —Arima se acercó a él, ya con el uniforme puesto y su pulsera de la suerte en el tobillo izquierdo—. Creo que al equipo no le vendría mal unas palabras de aliento,

— ¿Y me las pides a mi?

— Eres el capitán.

— Y el peor animando a las personas.

— Vamos, aunque Inasa diga el discurso más motivador del mundo nadie le prestará atención, en cambio si tú dices "salgan a patear sus traseros" todos llorarán y darán lo mejor de sí en el partido.

— Eso no pasara.

— ¿No? — sonrió de manera retadora—. ¡Hey, chicos, Hitoshi quiere decir algo!

— No, esperen, yo no...

Y en menos de un minuto ya tenía a todos sus compañeros a su alrededor esperando las palabras que claramente no tenía preparadas.

— Adelante cap, ilumínanos con tus sabias palabras.

Shinso fulminó con la mirada a Arima, decidiendo que el balón se estrellaría en su cara "accidentalmente" durante el partido.

— Realmente no se que esperan que diga. —suspiro—. Ni siquiera se que es lo que yo quiero decir.

— Puedes decir que nos quieres mucho. —bromeo Bondo, llevándose las risitas de los demás y una pequeña sonrisa de parte de Shinso—. Es solo una opción, ya sabes.

— No nos pondremos sentimentales ahora, se me correrá el delineador y no piensa salir a jugar así. —esta vez fue Arima quien causo las risas ahora menos nerviosas de sus compañeros, agitando su mano frente a sus ojos fingiendo secar el maquillaje inexistente.

Hitoshi sonrió. No había duda, quería dedicarse el resto de su vida a buscar palabras de motivación para decirle a un molesto equipo antes de salir a la cancha a jugar.

— Somos un buen equipo, chicos, tal vez no el mejor del universo pero si el mejor en esta cancha, así que confiemos en nuestros compañeros y en nosotros mismos; juguemos limpio y sin importar el resultado disfrutemos cada minuto del partido. Jueguen para no arrepentirse al día siguiente; den lo mejor de ustedes y brillen en esa cancha como si fuera la última vez que podrán hacerlo. Es todo lo que puedo decirles.

A su izquierda, Tamera fingió taparse la boca para evitar un sollozo, mientras a su lado Arima fingía limpiarse las lágrimas.

— Y ahí va un delineado de tres horas. Gracias, cap.

— ¿Tardas tres horas en maquillarte? —preguntó uno de sus compañeros interrumpiendo su actuación.

— Jamás subestimes los delineados.

— ¿No son solo rayas?

El chico se llevó la mano al pecho de manera ofendida, abriendo la boca en "o" y causando las risas del resto del equipo.

— ¿Solo "rayas"?

— Bueno, es que...

— Chicos, tendremos tiempo después para hablar sobre las rutinas de maquillaje de Arima. —dijo Inasa—. Ahora tendremos un partido que jugar.

— ¡Un partido que ganar, querrás decir!

— ¡Vamos a ganarles a esos patos amarillos!

— ¡Quedarán humillados ante nosotros!

El equipo comenzó a salir del vestidor, con el ánimo hasta las nubes y la energía resplandeciendo en cada poro. El estadio los recibió con gritos y porras, animándolos y alentándolos a ganar.

Las gradas estaban repletas y divididas en dos colores, el amarillo de Ryonan y el rojo de Shohoku; al otro lado de la cancha el equipo contrario estaba reunido alrededor de su entrenador y la pantalla de conteo ya estaba encendida para mostrar cada punto anotado. Todo apuntaba a que sería un buen partido que recordar.

— Oye, cap. —Lo detuvo Tamera antes de que se reuniera con el entrenador y el resto de su equipo—. Creo que te buscan.

Shinso giró hacia donde apuntaba su amigo. A la entrada del gimnasio se encontraba un rubio claramente desorientado.

Su corazón no tardó en alegrarse y sus pies tampoco perdieron el tiempo y lo guiaron hasta el chico.

— ¡Hey capitán!

— Den, ¿qué haces aquí?

— ¿No es obvio? ¡Vine a verte!

— Es solo un partido amistoso, nada especial.

— Pero igual jugarás, no necesita ser especial, Toshi. —el menor sonrió, tan brillante como siempre—. Aunque hay mucho público para sólo ser un partido amistoso.

— El otro equipo también es de los favoritos a nivel prefectura, será un partido muy reñido.

— ¡Entonces si es importante, mentiroso! —gritó, llamando la atención de varios y golpeando el hombro del mayor.

— No pensé que te importaría.

— ¡Claro que me importa, Hitoshi! me importa todo lo que hagas, aunque sea un simple entrenamiento quiero estar ahí apoyándote.

Y si el corazón de Hitoshi golpeteo fuertemente en su pecho, culparía a la emoción del partido y no al hermosos niño de ojos brillantes frente a él.

— Esta bien, vi a Monoma entre las gradas hace poco, le enviaré un mensaje para que venga por ti, no sé cómo le hace pero siempre obtiene los mejores lugares.

— Puedo quedarme aquí parado.

— Ni lo sueñes enano; además, —Hitoshi dio un paso atrás, quitándose la chaqueta que usaba sobre su uniforme y poniéndola sobre los hombros del rubio. Su camiseta amarilla, como la de todos los que iba a apoyar al equipo contrario, comenzaba a molestarle—. No soy territorial, pero por hoy eres mío, niño.

Denki cree fielmente sentir su alma abandonar su cuerpo en ese instante.

Su corazón se detuvo, todo su cuerpo tembló, un silbido a lo lejos sono y las gradas estallaron en emoción.

El partido estaba a punto de comenzar.

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