15. ¡HEY, CAPITÁN!
— Monoma, tienes una araña en el hombro.
— Y tu una en el cerebro.
— ¡Monoma, el laboratorio de química se está incendiando!
— ¡Wow, tú cerebro también!
— ¡Hey, Monoma!, escuche que te expulsarían.
— Ni siquiera me esforzaré en buscar un insulto para eso.
Bien, era imposible.
Monoma Neito jamás caía en ninguno de sus engaños, incluso en las mentiras más pequeñas, esas que ninguno duraría de creer porque no significaban relativamente nada. Jamás volteaba para ver hacia atrás cuando le decía que había algo interesante detrás suyo, tampoco miraba su celular cuando le decía alguna noticia falsa ¡incluso se echo a reír cuando le dijo que su iguana mascota murió! Eso había sido cruel, si Denki hubiera tenido en verdad una iguana mascota muerta se habría echado a llorar en ese mismo instante.
— Es imposible. —se rindió aquella tarde mientras Hitoshi y él descansaban después de dos horas entrenando los tiros y la finta.
— ¿De que hablas?
— De mentirle a Monoma ¡jamás me cree nada! ¡incluso se rió de la muerte de mi iguana mascota falsa!
— ¿Le dijiste que tu iguana murió?
— Si, incluso actúe triste ¡hasta Kirishima me compro una hamburguesa porque pensó que en verdad estaba triste!
Shinso no pudo evitar reír. Kaminari bufo antes de tomar otro sorbo de su bebida de cereza.
— ¿Has logrado mentirle?
— Algunas veces. —se encogió de hombros—. La mayoría de veces atrapa mis mentiras, pero e logrado salir de algunas.
— Necesito un manual o un video de YouTube que explique como lavarle el cerebro a Monoma.
— No exageres.
— ¡No estoy exagerando!
— ¿Te has puesto a pensar que Neito no cae en tus mentiras por qué no confía en ti? Es decir, para el, todo lo que dices es mentira.
— Oye, eso es cruel, recuerda que mi iguana murió.
— Lo siento. —guardarnos silencio por unos segundo y después sonrieron divertidos—. Ya, enserio, lo que trato de decir es que tal vez lo único que necesiten es tener una conversación normal ustedes dos; ya sabes, sin decirle "bruja malvada" ni "serpiente"
— Aburrido.
— Si tienes una conversación sincera con el comenzará a pensar que no todo lo que dices es mentira y bajará un poco la guardia.
— ¿Monoma, confiar en mi? Me tomara años.
— Solo busca una buena conversación con él; aprende de él y deja que él aprenda de ti.
Denki suspiro.
Debería de hacerle caso a Shinso.
— Bien, lo intentaré.
— Y sin insultos, Kaminari.
— Yo no lo insulto, la bruja malvada serpiente oxigenada me insulta a mi.
— Kaminari...
— ¡Bien!
Okay. Sinceridad.
Debía de hablar con Monoma con toda sinceridad, eso le había dicho Toshi.
Auque...
¿De que diablos hablaría con Monoma?
¿Qué le podía contar a la serpiente oxigenada?
¿Sobre su colección de estampas de superhéroes?
¿Sobre como a los cinco años se enfermó por comer una planta?
¿Sobre que en realidad jamás tuvo una iguana mascota?
¡Dios, ni siquiera tenía un tema de conversación decente!
— Me rindo, no puedo hacerlo
Se dio la vuelta para regresar en sus pasos después de haber caminado a la parte trasera de uno de los gimnasios de la escuela donde sabía que Monoma iba a hacer su tarea cuando la cafetería era demasiado molesta.
Estaba por irse cuando la conocida voz lo llamó.
— Wow, ¿hablas solo, rata eléctrica?
— ¡No te metas, rubia oxigenada!
— Yo no soy el que va por ahí hablando consigo mismo.
Denki estaba por contestar cuando la voz de Hitoshi resonó en su mente.
"Sin insultos"
Bufo. Maldita capacidad de Hitoshi para controlarlo aún a distancia.
En silencio y con una mueca de desacuerdo caminó hasta donde el rubio estaba sentado y tomó asiento en la otra punta del escalón, esperando estar lo más alejado posible.
Se quedaron varios minutos en silencio. Neito seguía con su tarea mientras Kaminari veía todo a su alrededor buscando las palabras correctas para iniciar una conversación.
— ¿Sabes? No tenía una iguana como mascota.
— Ya lo sabía.
— Pero si tengo un conejo.
— También lo se. Hitoshi me contó como descubrió su alergia hacia ellos gracias a ti.
Denki hizo un puchero. Llevar a Shinso al hospital en su cumpleaños número once no fue nunca su intención, de hecho, regalarle un conejo tenía una intención demasiado diferente, pero eso era parte de otra historia.
— A esa edad no sabía siquiera que existían las alergias. —se excusó—. Lamentablemente tuve que arruinar el cumpleaños de Toshi para descubrirlo.
— Me sorprende que aún no te odie.
— Si, también a mi... aunque tú si me odias.
— No te creas especial, mi odio es para toda tu clase, no solo para ti.
— Y... ¿puedo saber la razón?
— Son problemáticos.
— Si, nos lo dicen seguido.
— Y aún así no hacen nada con su actitud.
— Supongo que es parte de ser adolescentes, buscamos diversión y problemas por igual —se encogió de hombros quitándole importancia pero Monoma a su lado no aprecia tener la misma idea pues soltó un bufido de molestia.
— Su clase vive en una burbuja, eso es lo que me molesta de ustedes.—admitió—. Mis padres siempre me han exigido ser una copia de la perfección, pero no puedo llegar a serlo cuando todo el mundo está volteando a su maldita clase por los problemas en los que se meten. Tienen la atención de todos los profesores y todos los demás quedamos olvidados en un segundo plano; eso es molesto y hasta humillante.
Kaminari guardó silencio incapaz de decir algo.
No se sentía en el derecho de reclamar nada.
En el fondo sabía que Monoma tenía razón y que nada de lo que dijera podría cambiarlo.
— Lo siento. —se disculpo con sinceridad siendo lo único que podía hacer.
— No lo lamentes, ya da igual.
— Lo digo en serio.
— Lo se.
— ¿No crees que estoy mintiendo?
— No lo haces. Se cuando mientes.
— ¿Como?
— ¿Te importa?
— En realidad si.
Neito suspiro, dejando a un lado la tarea y mirando hacia el frente.
— Te responderé si tú me respondes una pregunta.
— ¿Cuál?
— ¿Te gusta Hitoshi?
Denki estaba seguro de que si hubiera estado tomando algo de seguro lo hubiera escupido.
Es decir, si, si le gustaba Hitoshi, de hecho, "gustar" era poco para explicar lo estúpidamente enamorado que estaba de ese hombre, sin embargo ¿qué tan viable era confesárselo a Monoma?
Era el mismo chico que lo odiaba y odiaba a su grupo.
El mejor amigo de su crush y eterno enemigos suyo.
Sería una locura contárselo.
Pero como dice aquella vieja frase: "uno hace locuras por amor"
Y Denki era un idiota enamorado.
Enamorado de Hitoshi.
— Si, me gusta. —confesó, viendo de reojo la sonrisa complacida del rubio.
No sabía si había sido buena idea, pero ya no había vuelta atrás.
Igual tampoco creía poder ocultarlo más.
— Tus ojos. —hablo Monoma a su lado —. Siempre son tus ojos los que te delatan cuando mientes. No eres predecible, solo eres demasiado sincero; no te gusta traicionar a la gente y tus ojos lo delatan. Ese es el problema.
Ambos sonrieron complacidos con las respuestas. Se quedaron en silencio por un par de minutos más disfrutando el aura tranquila que pocas veces había gobernado entre ellos.
Denki sintió la necesidad de preguntarle sobre el asunto importante y misterioso del que quería hablar el otro día, pero se contuvo, porque siendo sinceros, no sabía si quería escucharlo ahora.
— ¿Quieres ir a casa de Hitoshi a molestarlo un rato?
— Esperaba a que lo preguntaras.
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