13. ¡HEY, CAPITÁN!
Denki se sentía pequeño.
Muy pequeño.
Se comenzaba ha arrepentir seriamente de haber ido a aquel lugar.
De hecho, ni siquiera sabe porque lo hizo.
Pudo haber usado su tiempo libre para ir con sus amigos al arcade o dormir un par de horas antes de hacer la tarea, pero no, en vez de eso decidió tomar la que posiblemente sería la peor decisión en su vida.
Aquella mañana le había enviado un mensaje a Monoma pidiéndole explicaciones sobre ese tema tan importante y misterioso del que quería hablar, sin embargo, lo único que había recibido era un "después" por parte del chico, y horas después de enviar ese mensaje recibió otro con una dirección.
Cuando abrió la dirección en Google maps inmediatamente identificó el lugar al cual pertenecía las coordenadas, y como el idiota que era decidió ir.
Y ahora se arrepentía.
No solo estaba en la escuela de Shinso, no, se encontraba en el gimnasio designado al equipo de basquetbol con los compañeros de Hitoshi frente a él.
Y wow lo arrepentido que estaba.
— ¿Eres Kaminari, no? —le preguntó un chico alto de pelo rapado al verlo totalmente desorientado en la entrada del gimnasio—. Soy Inasa, no sé si me recuerdes.
— Ah, si, competiste contra Todoroki en un torneo ¿no?
— Shoto fue el mejor oponente. —sonrió; Denki permitió relajarse un poco—. ¿Qué te a traído hasta acá?
— En realidad ya me voy, solo venia a ver a Hitoshi, pero-
— ¡Eres amigos del capitán, lo hubieras dicho antes!
La mención del "capitán" llamó la atención del resto del equipo quienes los veían a lo lejos; Inasa no espero las objeciones del rubio y lo arrastró al interior del gimnasio.
— Chicos, les presento a Kaminari, amigo de nuestro capcapitan
— Sabia que Hitoshi tenía una manía con los rubios. —se burló uno de los integrantes del equipo sin llegar a ser ofensivo—. Bienvenido, Kaminari, ¿vienes a ver el entrenamiento?
— ¿Si? —respondió, demasiado nervioso por el montón de extraños a su alrededor.
— ¿Estudias en la UA? —preguntó otro chico sin esperar su respuesta—. Tienen un buen equipo, aunque el nuevo capitán es un engreído.
— Tamera tiene razón, la última vez que jugamos contra ustedes fue una buena partida con su antiguo capitán, ahora este es un idiota, sin ofender, claro.
— No me ofende. —contestó. Él más que nadie sabía lo idiota que podía llegar a ser Kazuma.
— Por cierto, si eres de la UA ¿como conoces al capitán?
— Nos conocemos desde niños.
— ¡Claro, ya te reconocí. Eres el de la foto!
— Dios, es cierto, literalmente eres igual al niño de la foto.
— ¿La foto?
— Si, la que tiene el capitán en su loker. Nunca supimos quien era y el tampoco nos decía, pero mírate, eres idéntico.
— Llegamos a pensar que se trataba del otro rubio que luego viene.
— ¿Monoma?
— Si, el. —asintió el tal Tamera—. Pero no se parecían mucho; incluso creímos que su pelo se habían descolorado al pasar el tiempo y usaba lentes de contacto para disimular su color verdadero de ojos.
— Una vez Arima trató de picarle un ojo para comprobarlo.
— No salió bien.
— Nada bien.
Los chicos rieron y Denki sonrió por la idea de picarle un ojo a Monoma.
— Tamera, Bondo; dejen de contar esas cosas, dejan mal al equipo y a la escuela. —los regaño Inasa.
— Solo compartíamos un par de recuerdos con nuestro nuevo amigo.
— Dejen de asustar al niño y vayan a hacer algo más productivo.
— Aun no podemos empezar, el capitán no a llegado ¿recuerdas?
— Cierto. —Inasa suspiro— ¿Qué le habrá pasado? nunca llega tan tarde
— Se habrá distraído con alguna chica.
— Dios, Bondo, sabes que el cap no es así.
— La gente cambia, querido Arima, por ejemplo, ¿no has visto el rasguño que lleva en la cara? Seguro se metió en alguna pelea.
— Hablas de Shinso, el no es así. —lo defendió Inasa.
— Ademas, estoy seguro de que saldría con más de un golpe de una pelea.—añadió Tamera
— ¿Quién lo asegura? Es bien sabido que los chicos callados son los que más secretos esconden ¿no?
— ¿Que insinúas?
— Que-
— Perdón por la tardanza. —la voz de Hitoshi resonó por todo el gimnasio llamando la atención del equipo y el infiltrado; Shinso sin darse cuenta de su presencia se apresuró a cambiar sus zapatos por los de gimnasio mientras el resto del equipo lo saludaba.
Inasa dio un par de palmadas llamando la atención de todos y les ordenó empezar con el calentamiento.
Hitoshi termino de atarse la agujeta derecha y estaba por comenzar con la izquierda cuando una barbilla se posicionó sobre su cabeza.
Levantó la vista y sus ojos chocaron con un par de piedras ámbar.
Inmediatamente las reconoció.
— ¿Denki?
— ¿Sorpresa?
— Dios, ¿qué haces aquí?
Estaba seguro de que si no hubiera estado sentado en el piso se hubiera caído de la impresión.
— No lo se
— ¿Cómo?
— Osea, se que estoy aquí, pero no se que hago aquí.
— ¿Y como llegaste?
— Monoma me envió la dirección.
— ¿Y para que viniste?
— ¡No lo se! —suspiro; debería de haberse ido cuando tuvo la oportunidad.
— ¿Quieres que te acompañe a casa?
— No, tienes entrenamiento ¿no es así?
— Si, pero-
— Puedo regresar por mi cuenta, se como hacerlo.
— ¿Seguro?
— Si, además-
— Oh, ya están calentando, muy bien. —la voz de un hombre llegando llamó la atención de ambos—. Buenas tardes, chicos
— Buenas tardes entrenador. —contestaron todos al uníson.
El hombre desvió la vista del entrenamiento y miró a la pareja más cercana.
— Aquí estas Hitoshi, necesito que durante la práctica mejoremos los tiros y agilicemos los pases ¿está bien?
— Si, entrenador.
Denki sintió como al vista del hombre se posaba sobre el.
— ¿Otro rubio?
— ¿Eh?
— Como sea; ve con tus compañeros, déjame al rubio aquí.
— Ah, no, Denki ya se-
— Yo lo cuidaré, ve con tus compañeros; prometo suspender a cualquiera que lo mire de más.
— Nosotros no...
— No necesito detalles, anda, ve con tu equipo.
Shinso hizo una mueca de disculpa hacia el menor. Denki solo le sonrió indicándole que estaba bien.
— Estos jóvenes de ahora. —suspiro el mayor, viendo cómo el capitán se unía con el resto del equipo—. Te llamas Denki ¿no?
— Si, señor.
— Soy el entrenador Takagi, ¿sabes algo de basketball?
— Apenas estoy aprendiendo.
— Bien, en ese caso te explicaré lo que vayan haciendo los chicos. Ver también es una forma de aprender.
Kaminari asintió emocionado por la idea. Siguió al entrenador y se sentó a su lado en una de las bancas lejos de la cancha.
— ¿Sabes lo que están haciendo ahora?
— Es un pase con dos manos ¿no?
— Así es. Pase con dos manos sobre la cabeza.
Una chispa de orgullo se prendió en el pecho del menor. Moría por contarle a Shinso cuando terminara.
Por un momento, al ver a Hitoshi con el resto de sus compañeros tan profesionales como solo ellos podían ser, se preguntó de donde sacaba la paciencia para soportarlo e ir a su ritmo.
Se sentía mal por ocultar la apuesta detrás de un torneo que no existía, pero esa culpabilidad se ocultaba detrás de lo bien que se sentía pasar las tardes junto al chico.
— Tiene una foto tuya en su casillero ¿lo sabes?
— Me acabo de enterar. —confesó sintiendo que sus mejillas comenzaba a calentarse y los pensamientos que antes rondaban por su cabeza se alejaban.
— Habíamos escuchado rumores del famoso chico en la foto de Shinso Hitoshi, pero siendo una persona muy callada jamás dio explicaciones; supongo que le gusta conservar lo suyo como suyo; mantenerte como un misterio, pero su misterio al fin de cuentas.
Esta vez estuvo seguro de que el sonrojo no tardó en aparecer. El entrenador insinuaba que ellos mantenían una relación y Denki no tenía el suficiente valor para negarlo.
— La mayoría de amores adolescentes son una pérdida de tiempo. —continuó el hombre sorprendiendo al rubio por el giro que dieron sus palabras—. Muchas veces terminas con el corazón roto, odiando a la persona, perdiendo un amigo o tachando esa época como un mal recuerdo... pero hay excepciones. Creo que ustedes pueden llegar a ser una de esas pocas excepciones.
Kaminari lo miró.
" Una de esas pocas excepciones."
Pero...
Ellos no eran pareja.
Ellos no tenían una relación.
Ellos no podían ser una excepción.
Pero...
De alguna forma, quería serlo.
Quería ser la excepción en la vida de Shinso Hitoshi.
Un gran amor adolescente que no fuera un completo error.
Aunque el no lo vería así...
— No me veas como si estuviera loco. —rió el profesor aun sin apartar la vista del equipo jugando en la cancha—. Mejor mírate a ti. Hitoshi tiene un gran talento que algún día lo llevará a triunfar en las ligas mayores; y sin importar que ahora solo esté jugando en un gimnasio en una escuela cualquiera tú estás aquí, viéndolo. Si este amor adolescente es la excepción a la regla, cuando Hitoshi esté en un estadio mundial jugando con miles de persona observándolo, al único que verá será a ti, y tal como él lo es ahora para ti; para el, tu serás su excepción en ese momento.
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