Shinsou suspiro por segunda vez; estaba seguro que en cualquier momento esos dos se pondrían a pelear y debería de usar la manguera del agua para separarlos.

— ¿Que hace la rata eléctrica aquí?

— ¿Que hace el rubio oxigenado aquí?

— ¿Pueden dejar de insultarse?

— ¡No!

Volvió a suspirar. Si, sería mejor ir por la manguera.

— ¿Me estas diciendo que no me contestas las llamadas y los mensajes por estar con el?

— Ayer olvide mi celular en la sala y como estuvimos el resto de la noche en mi habitación no lo pude escuchar, lo siento.

— ¡Hitoshi! No necesitaba saber tus aventuras sexuales, solo hubieras dicho que no lo escuchaste. —Monoma fingió estar asqueado y taparse los odios mientras los otros se sonrojaban.

— No insinúes ese tipo de cosas, Nieto. Hicimos una pijamada, olvide el celular en-

— ¿¡Hiciste una pijamada sin mi!?

— Que no te sorprenda, oxigenado.

— Tu no hables, cargador portátil.

— Puedo hablar cuando me plazca.

— Pues-

— ¿Pueden dejar de pelear por un segundo? —pidió Hitoshi harto de las infantiles peleas.

— ¡Es su culpa!

Ambos se miraron, bufaron y apartaron la mirada.

— Da igual, debo de ir a casa por unas cosas. —hablo Denki tomando su celular y caminando a la puerta de la habitación—. Te veo en unos minutos, Toshi.

— Nos vemos, Den.

El rubio salió del cuarto y segundos después se escuchó la puerta principal cerrase.

Monoma lo miró con una ceja levantada.

— ¿"Den"?

— Diminutivo de "Denki".

— Oh, si, ¿por qué no me había dado cuenta antes? —rodó los ojos—. ¿Y desde cuando lo llamas por su nombre, o mejor dicho, desde cuando lo llamas por el diminutivo de su nombre?

— No empieces.

— Solo es una pregunta inocente.

— ¿Pretendes que le diga "cargador portátil" en lugar de su nombre?

— No... aunque sería gracioso.

— No le veo lo gracioso al apodo.

— Lo verías si estudiaras con nosotros. —explicó—. Kaminari tiene una extraña mala suerte que le hace electrocutarse con todo, es gracioso.

— No lo es, es horrible.

— Defendiendo a tu chico ¿eh?, me gusta esta parte de ti, claro, no me gusta que sea encaminada a Kaminari, pero los detalles los discutiremos luego.

— En primera, no lo llames "mi chico" y en segunda, ¿que estás haciendo aquí?

— Nunca negaste que lo estabas defendiendo, me gusta. —sonrió al ver al mayor rodar los ojos con fastidio—. Vine porque pensé que estabas muerto o en un tipo de coma que te impidiera contestar mis mensajes, pero lo único que gane al preocuparme fue tu traición.

— No exageres.

— Ya tendré tiempo para hacerte sentir culpable; por ahora te explicaré lo que decían los mensajes que claramente, —remarcó la palabra— no leíste.

— ¿Es algo importante?

— Depende de como lo tomes.

Shinso le hizo un gesto de cabeza para que siguiera hablando y el rubio obedeció.

— Eres el capitán de Shohoku ¿no?

— Si.

— Pues en realidad no lo eres.

— ¿Qué?

— Te había dicho que mi tío trabaja en el comité de tu escuela, ¿recuerdas? —Hitoshi asintió—, pues ayer durante la cena familiar dijo que revisando los papeles de los clubs muchos de ellos aún no están actualizados, incluyendo el de basketball; por lo cual...

— No soy capitán.

— Exacto.

— Pero eso... el hecho de que el capitán registrado ya no esté en el equipo nos puede causar problemas, podemos quedar descalificados de-

— Tranquilo, tranquilo. —Neito se apresuró a calmarlo—. Ellos lo saben, por eso pretenden actualizar todo antes del partido amistoso que tendrán la próxima semana, para así evitar cualquier problema con los partidos oficiales y con los reclutadores.

— ¿Reclutadores?

— Sip, también comentó que Shohoku vuelve a abrir sus puertas a los reclutadores, lo que quiere decir que muy posiblemente consigas una beca para alguna prestigiosa escuela de basketball.

— Pero... es que yo...

— Hitoshi ¿no lo vez? ¡En una semana serás nombrado oficialmente capitán del mejor equipo a nivel prefectura y tendrás más oportunidades para convertirte en un profesional y jugar en todo Japón! Deberías estar llorando de alegría.

— Si, lo entiendo, solo que... —suspiro—. No se lo que me pasa hoy, lo siento.

— Descuida, tendremos tiempo para celebrarlo luego, ahora dime ¿piensas estudiar en Tokio?

— ¿Tokio?

— Si, las mejores universidades están ahí, aunque nunca descartes la idea de ir al extranjero; estudiar fuera puede incluso ayudarte a entrar en un buen equipo.

— ¿De que lugar del extranjero hablamos?

— Enserio que hoy estás lento. —se burló—. ¡Hablo de todo el mundo! Canadá, Brazil, Argentina, Egipto, Marruecos; donde tú quieras.

— Esos lugares están demasiado lejos.

— Con tu nivel, amigo, todas las escuelas se pelearan por ti, sin importar si es en Tokio o en Texas.

Hitoshi de repente se sintió agobiado.

La idea de jugar basketball en distintos escenarios le gustaba, la idea de llevarlo a un nivel más alto le aterraba.

Se sentía seguro donde estaba; con su problemático equipo, su cancha en el patio trasero de su casa y sus dos rubios peleando cual niños pequeños en su habitación; no estaba seguro de poder encontrar esa misma seguridad al otro lado del mundo, alejado de su hogar, sus padre y sus amigos.

— ¿Entonces? —volvió a preguntar Monoma— ¿Tiene alguna escuela a la vista?

Si seguía pensando en eso, estaba seguro de que la respiración le comenzaría a fallar.

— ¿Podemos hablarlo luego? Quiero salir a caminar un rato.

— Claro, ¿te parece si finjo que no eres un mal amigo y vamos al parque?

— Claro. —sonrió con diversión dejando que el rubio se saliera con la suya.

— Bien, te espero abajo; apresúrate y ponte decente.

Monoma salió de su habitación cerrando la puerta; Hitoshi camino a su armario en busca de algún atuendo "decente" que ponerse, sacando un par de prendas y deshaciéndose de la pijama que tenía puesta.

En la planta baja Denki volvía a entrar en la casa del mayor encontrándose a Monoma sentado en el sofá mientras revisaba su celular.

— Agh, sigues aquí.

— Lo mismo digo.

— ¿Ya cocinaste a Hitoshi o tus instintos de bruja aún no atacan?

— Mi instinto de bruja está bien, gracias, y para tu información Hitoshi sigue vivo y crudo en su habitación. —Denki frunció los labios molesto y caminó a las escaleras— ¿No puedes estar ni un minuto separado de él?

— Olvide regresarle algo.

— Si yo fuera tu, esperaría.

— Oblígame. —lo reto, siguiendo con su camino hasta quedar frente a la habitación de su amigo.

Abrió la puerta y la imagen de Shinso sin camisa lo recibo.

Cerró la puerta.

Ya podía morir en paz.

Monoma observó con diversión como Kaminari regresaba a la sala y se sentaba en un sofá con las mejillas rojas y más callado de lo que alguna vez estuvo en toda su vida.

Se rió.

— Obligado.

— Cállate.