04. ¡HEY, CAPITÁN!
Se dejó caer en su asiento, llamando la atención del pelirrojo a su lado y escondiendo su rostro entre sus brazos cruzados sobre el escritorio. Sentía que iba a morir.
— ¿Todo bien, Kami? —preguntó Kirishima, viendo preocupado a su amigo.
— Sotesuño. —murmuró ahogadamente, confundiendo más al chico.
— ¿Que?
— Soltensuño. —repitió y después de varios y largos segundos donde Ejiro intentaba descubrir el significado de aquello, decidió levantar la cabeza y hablar con más claridad—. Decía que solo tengo sueño. Todo bien Kiri.
— Ah, eso lo explica todo.
— ¿Que es lo que explicado todo y por qué te ves tan destrozado? —preguntó Sero, llegando junto con Bakugo y dirigiéndose hacia ellos.
— Le decía a Kiri que me estoy muriendo de sueño, no dormí en toda la noche.
— Oh, si, eso lo explica.
— ¿Por qué no dormiste? —esta vez la pregunta fue por parte de Bakugo quien sorprendió a todos al no incluir un insulto entre cada palabra.
— Me desvele estudiando y memorizando toda la teoría del basketball o lo más importante al menos.
— ¿Hay teoría en el basketball?
— ¡Verdad que es sorprendente! Yo también me enteré hace poco.
— ¿Y que mierda memorizaste, las medidas de la cancha?
— Cosas como las reglas, los tipos de tiros, pases, rebotes, faltas y otras cosas; incluso aprendí que significa cada línea dibujada en la cancha.
— Te estás esforzando demasiado por esta apuesta ¿no crees? —dijo el pelirrojo un poco a la ligera, otro poco preocupado.
— Solo quiero tener una oportunidad de ganar.
— ¿Y lo estas haciendo todo por tu cuenta?
— ¿Si?
Dato curioso: Denki era pésimo, pero realmente pésimo para mentir.
¿Quien se comió el último pedazo de pizza? ¡Un ninja zombie titán asesino!
¿Por qué no hiciste la tarea? Mi hámster se rompió la rodilla ayer.
¿Quieres salir esta tarde? No puedo, mi bisabuelo me enseñara skate.
Y si, todos aquellos eran ejemplos reales.
Casi nunca se encontraba en situaciones donde debía de mentir por lo cual sus habilidades ocultando la verdad eran nulas, jamás fue bueno creando excusas demasiado elaboraras o creíbles y menos bajo presión; se podía decir que solo había dicho dos grandes mentirás, las cuales hasta el día de hoy seguían en pie y en verdad -pero en verdad- se esforzaba en mantener.
Así que tampoco era raro que sus amigos supieran identificar rápidamente cualquier tipo de mentira proveniente de él.
— ¿Sigues molestando al capitán de esa escuela, cierto? -preguntó Sero nada sorprendido.
— ¿Tal vez?
— Denki, te dijimos que no era correcto hacerlo.
— ¡Lo se! pero el acepto por su propia voluntad, lo juro; ademas, ya aprendí toda la teoría necesaria, así que ya no lo molestaré con eso.
— Pero-
— ¡Incluso compre un balón para poder practicar por mi cuenta!
— Denki, eso está bien, pero los entrenamientos con su equipo y el estarte enseñando a ti puedes ser demasiada carga para el; sin mencionar los deberes escolares y sus obligaciones en su hogar. —explicó Kirishima, siendo apoyado silenciosamente por los demás.
— Sabemos que no te gusta perder las apuestas, Den, pero mírate, incluso tú te estás esforzando de más por este juego.
— Sero y Ejiro tienen razón. —concordó Bakugo, sorpresivamente menos agresivo de lo normal—. Deberías rendirte y evitar arrastrar a otros; igual nadie te culpará si quedas en ridículo frente al capitán del equipo, después de todo, con él en la cancha estas perdido.
Un puchero se formó justo cuando sus otros dos amigos asentían con la cabeza.
Tenían razón, deberían rendirse y no arrastrar a Shinso con el.
Shinso... se sentía mal al hacerlo perder su tiempo, ahora que lo veía bien de seguro estaría repleto de deberes y tareas como para estar desperdiciando sus tardes con un niñato cualquiera.
Aunque...
Tendrás la opción de dar pelea.
Él se lo había dicho. Se lo había asegurado.
Shinso en verdad creía que podía pararse en esa cancha, con el capitán del equipo frente a él y dar un buen juego.
Aún después de presenciar una infinidad de veces como el balón se estrellaba contra su rostro y como sus propios pies se enredaban entre sí y lo tiraban al piso, él seguía ahí, creyendo que en verdad podía hacerlo.
Y para Denki eso era suficiente.
No lo defraudaría.
Se dejó caer en la banca, llamando la atención del rubio a su lado y suspirando al sentir la brisa golpear su rostro. Sentía que iba a morir.
— Wow ¿quien te atropelló?
— Callate.
— Amigo, te vez destrozado.
— Enserio cállate.
— No, es que enserio, enserio, enserio, parece que te pasaron un autobús por encima.
— ¿Me recuerdas porque eres mi amigo?
— Porque soy el único que soporta que te detengas treinta minutos cada que vez un gato por la calle.
— Ah, si, por eso.
— Ahora, ¿podrías explicarme porque has estado desaparecido toda esta semana, mal amigo? —el tono del rubio cenizo era entre reclamó y curiosidad; Shinso estaba lo suficientemente cansado como para definir cuál dominaba más—. Apenas contestas mis llamadas y nunca tienes tiempo para salir.
— Lo siento, Monoma. —se disculpo con sinceridad. Se merecía ser llamado mal amigo, pues incluso parecía que ignoraba a propósito al menor, lo cual no era el caso, pero en verdad podía mal interpretarse—. Estoy ahogado en trabajo, pero te aseguro que la próxima semana estaré libre, solo necesito terminar un par de proyectos este fin de semana y tener unas cuantas reuniones con el equipo, después todo volverá a la normalidad.
— ¿Por qué justo ahora estas "ahogado en trabajo"?
— Ah, creo que no te lo había dicho pero le estoy ayudando a Kaminari a jugar basketball.
— ¿¡Al roedor amarillo de la clase A!?
Shinso lo miró con una ceja levantada, sin entender más de la mitad de aquella oración.
— ¿Por qué le estas enseñando a jugará a tu molesto vecino?
— En primer lugar, no lo insultes; y en segundo, me lo pidió y acepte; es todo.
— Pero mírate, Hitoshi, eres casi un zombie, el exceso de trabajo te está dejando en el piso.
— No es para tanto, hago mis tareas por las noches y lo ayudo en las tardes, además me ayuda como entrenamiento, nunca esta de más recordar lo básico y en lo posible mejorarlo.
— Tú mismo lo dijiste. Te estás ahogando en deberes, deja que el niño se las solucione por si solo.
— No es culpa de Kaminari, el solo quiere aprender; si puedo ayudarlo no encuentro razón para no hacerlo.
— Si tus notas y tu rendimiento escolar comienzan a bajar te meterás en problemas; todo por ayudar a un hiperactivo e insistente rubio.
— Mira quien lo dice.
— ¡No me compares con el!
— Insistente y rubio. Mala elección de palabras.
Monoma le mostró la lengua en un gesto infantil y Shinso rió ante eso.
Se habían conocido un par de años atrás por casualidades del destino y ahora eran muy buenos amigos, aún cuando sus personalidades eran opuestas y estudiaban en distintos colegios habían encontradola forma de mantener su amistad y ninguno parecía arrepentirse.
— Lo digo enserio, Toshi. — hablo, un poco más serio de lo usual—. No deberías de exigirte demasiado; cuando algo comienza a ser una molestia solo déjalo, nadie te culpará.
Y tan rápido como apareció la idea de abandonar a Kaminari, igual de rápido desapareció.
Porque el chico no era una molestia.
Era hiperactivo, ruidoso, energético, hablador y gracioso a su extraña manera, pero no una molestia.
Somos el mejor equipo del universo.
Y bien, tal vez eso no era cierto pues Hitoshi creía fielmente que los Lackers tenían buenos jugadores; pero si los ojos del rubio brillaban tanto como la vez que dijo aquello, entonces aceptaría esa mentira.
Porque Denki pensaba que ellos eran el mejor equipo del universo y el no pensaba dejarlo solo en la cancha.
No lo abandonaría.
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