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Capítulo 66

Historia Original de LYSDijoElRM
















MEW

—¿Tu papá compró su casa? –su expresión mostraba
confusión y enojo.

Dios, Yaya, ¿por qué siempre lo tienes que arruinar para mí?

—Puedo explicarlo. –moví mis manos —El quería hacerme un regalo, una casa.

—Y le pediste la casa de Yaya?

—¡No!

—¿Sabías que sería esa?

—... Sí. Pero cuando él ya la
había comprado.

—Eso es ir muy lejos –se alejó un poco de mí. —Yo realmente entiendo lo que me contaste, lo juro, pero quitarle la casa a otro, es demasiado extremo.

—¿Cuál es el problema, Gulfie? –Yaya había bajado las escaleras y estaba sentada
en el último escalón —Yo me
iba a ir de ahí de todos!modos, ¿y a quién carajos le importa dónde vivan mis padres? –Se apoyó contra la pared —Suppasit, si esa era tu venganza, no me afecta en nada. Digo, por lo que Gulfie dijo, asumo que le contaste lo mala niña que fuí.

—Por lo visto, nada te afecta
a ti. ¿Cómo iba a hacerlo, ni
corazón tienes? –me acerqué
a ella, molesto.

Su mirada indiferente y con
aires egocéntricos me ponían
la sangre a hervir.

—Hey, Mew. –Gulf se puso entre nosotros —¿Quieres calmarte?

Ella abultó su labio —Gulfie,
no te enojes con tu novio,
después de todo, tiene toda
la razón, soy una perra sin
corazón.

Gruñí —Mira, Yaya... ¿Eh?

—Yaya, no lo eres –Gulf la miró con pena.

Ella suspiró —¿Nos dejas
solos, Gulf?

—No, ustedes comenzarán a
discutir y-

—Prometo no hacerlo –Yaya
alzó la mano —La verdad es
que estoy cansada de eso. ¿No lo estás también, Mew?

—Ni siquiera sé si debería
creerte este teatro, o de qué tendría que hablar contigo. Pero está bien, voy a escucharte.

Gulf movió su pie contra el piso, inquieto —Entonces iré arriba... Espero que no se
digan nada malo. –caminó
hacia la escalera, y Yaya le dió paso.

Los ojos de esa chica se abrieron con un gran brillo cuando lo vió subir con cuidado y bastante despacio. Me recordó a aquella primera vez donde había enloquecido de manera positiva, cuando creyó que Gulf era gay.

Él se fue y ella me miró con la boca abierta, semejante a una
sonrisa —No puedo creer que
Gulfie... –cubrió su boca.

—Deja de lado tu ,corazón  fujoshi y di lo que tengas que decir

—Me disculpo por todo.

No me la creo.

Crucé mis brazos —¿Qué
quieres? ¿Qué esperas obtener de esto?

—Ser mejor persona, quizás.
–se alzó de hombros.

—Tú no podrías ser mejor
persona ni aunque lo!intentaras.

—Me odias, lo sé.

—¿Y no tengo derecho?

—Claro que lo tienes pero, eso sólo te dañará a ti. A mí para nada me afecta tu odio.

—Tú ego es tan alto que ni
siquiera cuando intentas fingir una disculpa, puedes
hacerlo. ¿No tendrías que esperar mi perdón o algo así?

—Yo no te pedí perdón, te pedí una disculpa. –se levantó —Sé que te dañé, pero ni siquiera estaba en
mi cabeza el hacerlo. Tu presencia no pasaba por mi
mente hasta el momento en
que me encontraba contigo.
–negó —No es a mí a la que
tenías obsesionada. Me dijeron que hiciera cosas y como una idota eso hice,Nsí. Pero en mi día a día no estaba el pensar en cruzarme
en tu camino siquiera. Yo nonplaneé nada de esto, yo no te pido el perdón de algo que no pensé. –rió seco —Por dios, incluso quería que en verdad funcionaras con Gulf. Pero tu sola felicidad resultaba una decepción de mi parte, al final del día. Tuve que elegir entre tú o yo.
Y es por eso que no te pido
perdón, no estaba eligiendo tu desdicha, elegía mi felicidad. ¿Que si lo hice de la manera incorrecta? Seguro que sí, pero lo hecho, hecho está, y sólo puedo ofrecerte una disculpa.

—¿Y se supone que debo
tomarla?

—Puedes hacer lo que
quieras, Mew. Incluso puedes insistir en esta pelea que para nada era nuestra, sino que fue a causa del rencor que existe entre nuestros padres. Pero hay algo que debes aceptar, y es que yo
siempre seré parte de la vida
de Gulf, y te guste o no,
siempre será así.

Negué, enojado —No, no. Gulf algún día entrará en razón, él sabrá que no eres una buena persona y no te querrá tener cerca nunca más. Y por mi parte, no te creo nada, este teatro de niña
buena que no tiene culpa de
nada, no te lo creo. O lo que
sea que intentes hacer, a mi
ya no me importa siquiera tu
vida.

—¿Y quién eres para decidir si soy o no buena persona? ¿Qué sabes tú de las cosas que yo he hecho? ¿De la persona que yo era? De la persona que estoy intentando volver a ser. Te encierras tanto en tu odio que incluso me das más poder sobre ti que el que dices que tengo.

No, no, no puedo creerte...

No quiero creerte.

—Fuiste muy mala conmigo, Yaua. Esos no fueron ninguno
de nuestros padres, esa fuiste
tú, así que.. Sí eres culpable,
sí me hiciste daño. Sí te odio
y no puedo olvidar los malos
momentos que me hiciste
pasar durante los peores días
de mi vida...

Ella volvió a sobar su panza,
algo que venía haciendo hace
rato —¿Incluso si lo pido, me lo darías?

—¿Qué cosa?

—Tu perdón. ¿Serviría de algo pedirlo?

—¿Realmente te importa lo que me hiciste? Porque hace rato, prácticamente, te quisiste desentender de toda
culpa.

Se alzó de hombros —Lo siento. En serio lo siento. Y
sé que aunque lo pida, no
merezco perdón. Pero no
estoy fingiendo o mintiendo o
planeando algo más a fondo,
simplemente quiero ser una
mejor madre que la mía, y que mi hijo no sea como yo...

¿Cómo? ¿Qué hijo?

Paren todo, ¿de qué me perdí?

—Estoy esperando un bebé.

—¿Tú? Madre? –dije casi
con burla.

La sonrisa con la que me dijo
la noticia, se perdió cuando
dije eso.

Me sentí bien.

Alzó su pecho —Sí. Y será el
bebé más feliz de todos. –dijo
firme.

—Tú no puedes hacer feliz a
nadie, Yaya. Ese bebé estaría
mejor sin ti.

Quizás tengas razón y yo no
pueda hacerlo. Pero sé que su
padre puede hacerlo como lo
hace conmigo.

¿Qué intentas? ¿Que me sienta mal?

—He vivido con comentarios así toda mi vida, realmente tus palabras no son nada. –metió sus manos en los bolsillos de la sudadera —Tengo algo para ti. ¿Quieres acompañarme?

—¿Ir contigo a dónde? Estoy esperando a Gulf.

Ella miró hacia la escalera
—Nos dio un momento –me
miró —En serio necesitas
acompañarme.

MIKE

Ya casi acabábamos la pizza
que Aom había traído, y debo admitir que este nudo en mi estómago no me dejó disfrutarla para nada.

—Toma. –ella sirvió un vaso
de gaseosa y me lo pasó.

Me acomodé mejor en la cama y solté una risilla —Gracias, bonita, pero no tienes que hacer todo por mí, tampoco estoy tan disfuncional –lo tomé, bebiendo.

—Aún así quiero hacerlo. –subió las piernas en la cama
y las abrazó, apoyando Su
mentón entre ellas. —¿Por qué estás raro? ¿Te duelen
mucho? ¿Es eso?

Me sorprendí.

Dejé el vaso sobre la mesita.

—No, Aomie, voy bien con el
dolor. En realidad, es otra cosa.

—¿Es malo? –abrí la boca para hablar, pero sólo un vago sonido salió de ella. —Sí es malo, ¿verdad? –bajó sus piernas, sentándose de costado, —¿Qué pasa?

—Mamá no quiere que vengas más a esta casa, dice que eres mala influencia.. –dije sin más.

—¿Qué significa eso? ¿No puedo venir a visitarte? ¿Es eso?

—En realidad, pretende que
termine esta relación.

Ella parpadeó un par de veces y después me miró confusa —¿Estás terminando conmigo? ¿Estás terminando conmigo porque tu mamá lo pidió?

—Yo no quiero esto, Aom...
No voy a terminarte, pero ella tampoco te dejará estar aquí, y pedirte que esperes a que yo pueda salir y verte, es mucho tiempo, es muy injusto.

—En lugar de decirme que espere por ti, ¿prefieres
pedirme que terminemos?
¿Porque tu mamá lo dice?
–se levantó. —¿Por qué le
harias caso?

—Es mi mamá, Aomie, y vivo con ella, no puedo simplemente desobedecerla. Y por más que yo te quiera aquí, es su casa.

—¿Y prefieres esto a esperar
unos meses?

—Esperarías meses sin hablarme? No tengo celular, no puedes venir, ¿cómo esperas que nos comuniquemos? Nadie dura
tanto estando distanciados.

Negó, agitandose un poco —Podría hablar con ella, decirle que..

—¿Qué cosa?

—¿Crees que soy mala para
ti?

—¡No! Aomie, realmente no lo creo. Has hecho mi vida más interesante. Los amigos que tienes, la emoción de ver las carreras, y todo ese ambiente, me agrada en verdad; y eres esa chica dulce y tierma que siempre he querido.

—No. –frunció su ceño, deteniéndose en sus pensamientos un momento —¿Qué pasa? Te das cuenta de esto? Yo no he hecho tu vida más interesante, yo no soy la que tiene esos amigos, ni soy la que va seguido a esas carreras, ese es Drake. Tú te refieres a ser amigo de él, no novio mío. Porque tampoco soy esa chica dulce y tierna que buscabas, esa es Goy. Pero Goy te dejó de lado y yo estaba ahí,  o ¿no?

Quise levantarme de repente,
pero el pinchazo me obligó
a quedarme quieto —Te
equivocas, tú me gustas, te
quiero, yo-

—Puede que te guste, y puede que me quieras, e incluso puede que seamos buenos amigos.. Pero tú no quieres estar conmigo en realidad. Porque si estar conmigo a la distancia no funcionaría para ti, entonces no es mi compañía la que esperas en verdad, sino lo que estar a mi alrededor te puede dar. –tomó sus cosas —¿Cómo puedo pensar siquiera que estas intentando evitar esto? Te pregunté si podía hablarlo con tu mamá y solo dijiste no. ¿Por qué?

—Te equivocas, y ella diría
cosas que te lastimarían.

—Oh, supongo que lo único
que te importaría es que yo no saliera lastimada. ¿Qué cosas distintas a las que me dices tú diría ella?

Apreté mis labios. —Nada, no
diría algo distinto... ¿Entonces por qué yo...?

—Aom...
Se acercó hacia mí, mirándome desde arriba, y sentí miedo por su mirada.

—Si pensaste que era una chica tierna y dulce, no me conoces lo suficiente, Mike D'Angelo.

—... Ao, en serio lo siento.

Asintió —Lo siento aún más, porque te aseguro que te quería en verdad. –bajó su cabeza y se dio la vuelta, saliendo rápido de la habitación.

Mordí mi labio ante el dolor
de mi pecho agitado.

Ella tenía razón, yo... Fui
apresurado desde el principio.

Mientras tanto, en la casa de los superamigos...

DRAKE

—¿Te gustó?

—¿Para qué mentir? Estuvo
rico. Tienes buena mano para esto. Cuando tengo que hacerlo yo sólo, siempre termino hecho un desastre, todo manchado y pegajoso.

—¡Ay! iDrake agradecido se ve tan tierno! Vendré a complacerte las veces que desees, después de todo,
disfruto haciéndolo también.

—No te emociones tanto, no es raro agradecer por la comida.

Se levantó para recoger las
cosas.

—Sólo me tardaré un
momento.

—Déjalas en la mesada, nada
más, puedo lavar mis propios
platos.

—Yo tambien puedo.

—Me haces sentir un inútil.

—Va, Drake sigue siendo arisco a los cuidados y lo confunde con lástima.

—Todavía no entiendo a
quién le dices todo eso. De verdad, deja esos platos, por lo menos me distraeran
cuando me aburra.

El enjuagó sus manos y se dió
la vuelta, sacudiendolas hacia mí, mojandome. Obviamente arrugué la cara, pero eso sólo fue gracioso para él.

—Eso está bien. Lo dejaré, y
entonces tendremos tiempo
para nuestro paseo.

—¿Uh, paseo? ¿Pero no
entiendes que no quiero salir
o qué?

—Sólo iremos a tomar aire,
prometo no bajarte de la
camioneta.

Rodé los ojos —Tendría que cambiarme aún así, y supondría un esfuerzo.

—¿Acaso no planeabas bañarte o cambiarte en todo el tiempo que dure tu dolor?

—Si, pero lo haría con tiempo
y calma.

—¿Quieres que te ayude a
cambiar? Aunque con eso no
te ves mal.

—¿Con mi pijama? –pregunté escéptico.

—Miren nomás, no negó la
oferta.

—Claro que no quiero que
me cambies. –me apoyé en la mesa y en el respaldo de la silla para impulsarme hacia arriba, y comencé a dar saltitos hacia mi habitación —Espera aquí, vendré en, ¿qué haces? –Frank se paró a mi lado con una sonrisa burlona.

—No puedo ver cómo te
esfuerzas tanto por llegar a tu!cuarto. Estoy entrenado para servir y proteger, cariño.

—No te atrevas. ¡¡Shiaaaa!!

Me sostuvo desde las piernas y sujetó mi espalda cuando caí hacia atrás. Del susto, sólo
me quedó aferrarme a sus
grandes hombros.

—¡¿Estás loco?! ¡Bajame ahora! –me acomodó mejor.

—Quietecito, sólo te facilito la
movilidad. –caminó.

—Diablos, Frank, eres tan-

—Lindo, diosito, magestuoso,
incomparable, sublime, irreal-

—Pesado.

—Ah, bueno, parecido.

Mordí mi labio para no reír de su estupidez y me aferré
más a él. No quería caer, por
supuesto.

Me apoyó en la cama con
suavidad y me moví para
acomodarme.

—Espera a que te suelte para
moverte, rey, no vaya a ser
cosa que me tropiece y caiga
sobre ti.

—Podría patearte muy fuerte
ahí abajo si sucediera, así que más te vale mantener tu equilibrio. –me soltó, alzando sus manos.

—Perfectamente equilibrado.
–miró hacia mí placard —¿Busco ahí? ¿Qué quieres
ponerte? –caminó hasta él y
lo abrió.

—Dame una camisa y unos
jeans cualquiera.

—Um, um, um, a ver qué
tenemos acá... –comenzó a
revisar todo.

—¡Frank, deja de revisar los
cajones, están en la parte de
arriba!

—Uy, bueno, perdón, me
confundí. No imaginé que usaras ropa interior con estampado de ositos, pero puedo imaginarte con ellos puestos.

—Deja de comentar sobre mi
ropa o matate.

—No digo nada. –volvió con la ropa y la dejó en la cama, yendo frente a mí.para agacharse y tomar el1.dobladillo de mi pantalón.

—¡Espera! Qué haces?

—Te ayudo a cambiarte.

—¡Puedo hacer eso solo,
aprovechado!

—Sólo quería ayudar –se
levantó —¿Seguro no quieres
que te ayude con esa ropa?

—Voy a contar sólo hasta tres.

—Ya me voy, ya me voy, –Él aún mantenía esa sonrisa en su cara, nada más quería burlarse de mí.

Cuando salió de la habitación, comencé a cambiarme.

Salí de la habitación ya
cambiado.

—Ay, Drake, me hubieras dicho que ya estabas y te ibaa a buscar.

—No seas insoportable y
vámonos.

—¿Puedo llevarte hasta la
camioneta?

Rodé los ojos —Rápido, antes
de que me arrepienta.

Sonrió, arrugando sus ojos y
vino hacia mí, volviéndome a
tomar como antes.

Llevé mis manos tras su cuello y salimos de la casa.

—Para, que tengo que cerrar.

—A sus ordenes, mi rey. –me bajó y saqué la llave para
cerrar.

Me dí la vuela, viendo hacia
su camioneta. Era una 4x4,
bastante grande. —¿Algo que
compensar? –lo miré.

—Si, este vacío enorme!llamado "Drake Sushar no es mi novio"

No pude evitar soltar una risa, y me sentí un poco
avergonzado.

—Okey, ya, subeme.

Volvió a tomarme —¿Esto
podría hacerse costumbre?

—No.

—Lo sabes –continuó. Volví
a reír, negando. Me dejó en
la puerta de la camioneta —No lo sabes, pajarito –pegó
su mano en la puerta y me
acorraló.

Tragué saliva nervioso.

Tenerlo tan cerca era.. Tan
tentador.

—Aléjate.

—¿O qué?

—No hay un "o qué", sólo
aléjate.

—Mmmh, sí –fue hasta mi
oído —Mejor me alejo. –susurró y se alejó para ir al
otro lado.

Diablos, D'Angelo, calmate un
poco.

MEW

—¿A dónde me estás llevando? Si planeas
asesinarme-

—Ya estarías muerto. –Me detuve y me miró una sonrisa —Ay, por dios, Mew, estoy bromeando.

—No somos amigos, no bromees conmigo –seguí de
largo.

—Ya, no sigas, porque es aquí. –señaló una casa, y volví mis pasos.

—¿Y aquí qué?

—Hace un mes, al salir de la
escuela, la lluvia nos desvió a Gulfie y a mi, buscando refugio –me miró —lo hicimos bajo el techo de un
almacén del centro. Pero no éramos los únicos, ahí también estaba Yu.

—¿Yu?

—Así le puso Gulfie al gato
que ahí estaba –usó sus manos –Era así de pequeño. Gulf lo acogió y lo llevó a la veterinaria de Del. Estaba muy mal el pequeño, y él realmente le tomó cariño, pero tuvo que dejarlo ir.

(Foto ilustración de cómo es Yu)

—¿Dejarlo ir? Gulf no podía adoptarlo?

Alzó su mano —Soy alérgica a los gatos.

—Lo que me faltaba.

—Y como yo me la pasaba
más tiempo en su casa que
en la mía, no podía tener un gato ahí.

—¿Es en serio, Yaya? Gulf nunca tuvo un gato debido a ti?

—De igual manera, Gulf nunca quiso un gato. –restó importancia —Gulfie quería a este gato –volvió a señalar la cucha —Es una casa de refugio, tiene un terreno enorme en la parte trasera. Trajimos a Yu aquí y Gulf le daba una visita cada vez que salía de la escuela, si es que no estaba ocupado.

—Qué pena... –lamenté, —pues Gulf seguro quería a ese
gatito. ¿Por qué me cuentas esto?

—¿Este año cumples dieciocho, o no? Y tendrás tu propia casa. –asentí —¿Todavía no sabes qué regalarle a Gulf?

¡Eso es!

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