Capítulo 45
Historia Original de LYSDijoElRM
MIKE
Mew y Aomie se fueron juntos, y ahora Yaya y yo
caminábamos para su casa.
—Qué envidia, su riña no duró ni cinco horas. –dijo de repente, rompiendo el silencio. —Nos ganaron a Gulfie y a mí, fue como... Una noche.. –rió.
—Bueno, lo sabías. Estabas
segura de que me perdonaría
–se alzó de hombros —Era
nuestra primer pelea seria, así que estaba dudoso de cuánto duraría, pero dijiste aquello y.. Dije "hey, él es mi amigo, claro que me va a perdonar".
—¿Me estás dando las gracias?
—Te estoy dando un poco de
crédito, nada más.
—¿Sabes qué creo? –llegamos a su casa, acomodó su falda y peinó un poco sus cabellos, para después abrir la puerta.
—¿Qué? –ingresé, y después
ella.
—Que te estoy cayendo bien.
Solté una risa a penas dijo eso —Sigue participando. –negué.
Cerró la puerta y rodó los
ojos —Lo entiendo, no puedes aceptar que te caigo bien, o rompería el feo concepto que tienes sobre mí. ¡Llegué! –gritó, esta vez, caminando hasta la sala.
—Concepto que tú misma te
creaste.
—Touché, supongo. –de nuevo, su madre estaba sentada en el sillón, pero esta vez miraba la tele. —Hola, mamá, iré a trabajar arriba.
—Buenas tardes –asintió —Qué les vaya bien.
—Buenas tardes –saludé.
Yaya me hizo una seña y subimos al cuarto.
Después de acomodarnos, ella tomó la guitarra y me mostró una melodía que había hecho.
—Bueno, faltaría la letra que
cuente una historia, y ya está.
—Bueno.. Muy nada que ver,
pero... Uhm... ¿De cuánto es
que estás?
—¿Estoy de qué? –dejó la
guitarra a un lado.
—Vamos, ¿nos hacemos los
tontos ahora?
Acarició su barriga, levantando un poco su remera y volviendola a bajar.
—¿En serio te parezco embarazada?
—Realmente no. –la verdad,
era que sólo se veía un
abultamiento, pero tampoco
era como si me hubiera fijado
alguna vez qué tanta barriga
tenía.
—Sólo son un par de semanas.
Alcé mis cejas, realmente me
sorprendió que me lo dijera.
—Wow... Qué... Cajita de
sorpresas. Entonces irás con Nadech o.. ¿Le dirás a tus padres?
—Ellos no sabrán nada. En pocos meses terminaré la escuela y conseguiré un
empleo.
—¿No irás a la universidad?
—No. Estoy cansada de los
estudios –cerró sus ojos y volvió a acariciar su panza.
—¿Entonces te irás con Nadech?
Sonrió —Seré una buena
mamá, ¿sabes? –me miró, y
realmente vi brillo en sus ojos.
—Entonces irás con él
—Iré con él. –asintió —Lo amo.
—Oh..
Se acomodó en su asiento —Si, ya sé, no me crees, qué
sorpresa. Ni siquiera sé porqué te estoy contando esto –dijo a la defensiva.
—Hey, espera, sí te creo. Y me lo cuentas, porque supongo que no soy quien necesita a un amigo. Pero ya que estamos en eso, ¿hace cuánto lo conoces?
—Hace dos años...
—¿Y son novios desde...?
Subió las piernas a la silla y las abrazó, apoyando su mentón en las rodillas — Mmmh... Digamos que hace unos meses lo fuimos al oficialmente. Aunque nos gustamos desde mucho antes.
—Supongo que Gulf no lo sabe.
—¿Estás loco? Yo creía que él gustaba de mí, y bueno, lo
hacía.. ¿Cómo iba a contarle
sobre "mi épico amor"? –hizo
comillas con sus dedos —Le hubiera roto el corazón.
—Noticias de momentos pasados, Yaya, se lo rompiste de todos modos.
Puso expresión triste —Yo sé
eso. –se alzó de hombros. —Pero es lo que pasa cuando
amas a alguien, siempre vas a sufrir de un modo u otro.
—¿Nadech está en eso como lo está Drake?
—Si. Son los mejores amigos...
—Iré este viernes, ¿vas a ir tú?
Lo pensé.
—Iré también entonces, creo
que es un buen momento para saber qué tan divertido es algo como eso.
YAYA
Mike se había ido y yo terminaba de ordenar mi
habitación, cuando mamá me llamó para cenar.
Bajé las escaleras y me senté
en la mesa.
—Wow, qué rico huele. –fruncí el ceño —¿Tú hiciste todo esto? –pregunté a mi mamá.
Pues la mesa ya estaba servida, los vasos llenos y los
platos ordenados a cada lugar.
—No, fue tu padre –sonrió —
Llegué y ya estaba todo listo,
¿no es bonito de su parte?
—Es raro de su parte.
—Yaya...
—Sí es bonito. –resté importancia. Quizás le había
pasado algo que lo puso de
buen humor.
Al poco tiempo, él entró con
un gran pedazo de carne y lo
puso en el centro de la mesa.
—Bueno, a disfrutar. –se
sentó.
Cenamos, y hablábamos de
cosas sin mucho interés, más
ellos que yo.
Estaba terminando de beber,
cuando noté la mirada de mi
padre sobre mí.
—¿Qué?
—Hoy fui a buscarte a tu
cuarto –dijo sin más —Tenía
que imprimir algunas cosas y la impresora se trabó... Bueno, estabas ocupada con tu amigo.
—¿Sí? Pues, debiste golpear y
pedirme ayuda.
—Pero entonces no me hubiera enterado. –dijo concentrado en su plato.
Realmente sentí un nudo en el estómago.
Negué, confundida —¿Enterado?
—Mira, siempre has sido una
decepción –fruncí mi ceño,
mi estómago doliendo cada
vez más.
—Sunan... –dijo mi madre.
La señaló —Silencio, pedazo de ignorante. Si esta chica es así, es por tu culpa, por defenderla siempre que trato
de ponerla en su lugar. –ella bajó la cabeza.
Tragué saliva con nerviosismo.
—¿Qué dices? Yo no he hecho
más que complacerte.
—Tú, ¿pequeña zorra? Has hecho más que no complacerme.. Cada vez que
intento pensar que esta vez
lo harás bien, sólo logras caer
más bajo.
—Sunan, le estás hablando a tu hija, ¿de qué la acusas?
—¡Deja de defenderla! –se
levantó, arrastrando la silla
con brusquedad. Ambas nos asustamos. —¡¿Por qué no lo dices, puta?!
¡ESTOY HARTA, HARTA!
Me levanté también.
—¡¿Decir qué?! ¡¿Lo cansada
que estoy de ti?! ¡¿Lo horrendo que eres como padre?!
—Yaya, si ambos gritan, no
llegarán a nada.
La miré —¿Llegar a algo? ¡Si
siempre me trataron como si yo nunca fuera a llegar a
nada!
—¡¿Cómo pensar lo contrario cuando sólo eres una escoria para mí?!
—¡¿Por qué sólo miras mis
grietas y no ves mi dolor?!
–comencé a llorar. —¡¿Por qué lo que hago nunca es suficiente para ti?! ¡Para ustedes! ¡Dejé todo lo que era con tal de complacerte, de que te sintieras orgulloso de mí!
—Y ni siquiera lo lograste. –dijo sin vacilar.
Asentí —Ahora me pregunto si valía la pena dejar todo por algo que no vale nada... Por alguien que no tiene nada. Pero tranquilo, no te decepcionaré por mucho tiempo más.
—¿Porque vas a huir? -
preguntó con burla —Con el
querido padre del bebé que
jamás vas a tener.
Negué y lo miré con odio —
Este bebé es una decisión que
tú jamás podrás tomar.
Mamá se levantó —¿Bebé? ¿De qué hablan?
—¿Estás segura de eso, Yaya? –preguntó él, sin perder su aire de superioridad. Sacó una caja de su bolsillo y la arrojó a la mesa.
—¿Y eso qué? –pregunté con
temor.
Me acerqué a leerlo.
—¿Disfrutaste de tu jugo?
Mi pecho dolió con lo oprimido que se sintió y mi pulso se aceleró.
No pude decir nada, mi
garganta se había cerrado.
—No, no, no, no... –lo miré, mi propio padre, el hombre
que más odiaba en el mundo..
Dejé caer la caja en la mesa, y
mamá la tomó.
—¿Pa-Para qué son estas pastillas, Sunan? –sus manos temblaron, ella lo sabía, al igual que yo.
Salí corriendo escaleras
arriba.
Entré a mi habitación.
Fui hacia el baño, y me tiré
hacia el inodoro, metiendo mis dedos en mi garganta, con la esperanza de vomitar todo.
Lloré como jamás imaginé que lo haría.
No quería esto.
Yo quería a mi bebé, y ya
nunca lo tendría.
¿En que andarán metidos Drake y Nadech?
Pobre Yaya fue mala con Mew pero no merecía lo que le hizo su padre.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro