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Capítulo 31

Historia Original de LYSDijoElRM









MEW

Le dije a Gulf que no entraría hasta que su mamá saliera de ahí.

Me dijo que su mamá no saldría de ahí hasta que
entraramos.

Creí que se cansaría primero.

Imaginen quien ganó...

—¿Te quedas a dormir? a penas entramos, ella nos
abordó con esa pregunta.

¡¿Es que acaso no ve lo
avergonzados que estamos?!

—¡Mami! –regañó Gulf.

—Sólo decía –se alzó de
hombros.

—Está bien, Del, debo
encontrarme con un amigo,
quizás me quede ahí.

—Bueno, cariño. Entonces nos vemos más tarde.

Gulf se cruzó de brazos.

—Generalmente cuando una
persona dice eso, se va de
escena.

Pues su madre se quedó
tranquilamente parada con
sus manos tras la espalda,
esperando por no sé qué.

—Ah, ¿quieres que me vaya?

—Sí, mami.

Del asintió y sacudió su mano, moviéndose lentamente escaleras arriba.

Gulf tomó mi brazo y me llevó hasta la puerta —No te preocupes, sólo le gusta
molestarme.

Salimos afuera y cerró.

—Bueno... –dije poniéndome
frente a él —Supongo que no
me puedo quedar a dormir –
tomé el borde de su chaleco y
jugué con él. No estaba siendo serio, pero quién sabe, quizás decía que sí.

Rió —Obvio que no. Hoy nadie va a dormir en mi habitación más que yo.

—Hoy.

Bajó la cabeza y sujetó mi
mano inquieta sobre su ropa.

—Eso digo hoy, ¿okey? –ahora me miraba con ojos algo tristes —Te lo diré, porque no quiero que nos hagamos ideas erróneas de nada. Lo he pasado, y no es bonito... Yo no sé bien qué es esto, Mew.

—Ah... –retiré mi mano,
guardandolas en mis bolsillos. —Lo entiendo.

—Espero que sí. Realmente...
–soltó una risa —Mira, yo sé que no quieres que hable de ella o que la nombre, pero, hey, yo estuve enamorado de
Yaya; o bueno, creo que así era o no sé cómo catalogarlo o qué siento ahora en verdad, pero-

—¿Y por mí?

Él se tomó su tiempo, lo que debí tomar como una
respuesta en sí.

Pero...

—Me gustas. –sujetó mis
mejillas —Me gustas mucho,
mucho en serio.

Sus ojos me miraban con totalnsinceridad o así los sentí. Era fácil darse cuenta cuando era sincero o no, pues no podía fingirlo con ellos aunque lo intentara.

Me acerqué a él y uní levemente mis labios con los
suyos.

—Nos vemos, gatiito.

Sonrió, cerrando sus ojos
primero, mostrando los
dientes después.

—Nos vemos... Uhm... ¿Debería elegir un animal para ti también?

—Cuando sepas lo que es
esto –nos señalé —podrás
decirme algün apodo.

—... Lo siento.

—No te disculpes, esto es
nuevo para ti, y lo entiendo.

—Aún así, yo te besé y no
pretendo confundirte en algo
que quizás no-

—Shhh –puse mi dedo en sus labios, haciéndolo callar
—Dijiste que gustabas de mí,
de eso estás seguro, ¿O no? –
asintió —Me basta con eso,
gatito. –retiré mi mano.

—Tú aún así tienes un apodo
para mí.

—Es porque yo sí estoy seguro de lo que siento –hice una reverencia. —Nos vemos,
gatito.

Levantó su mano y le sonreí en respuesta, marchandome de ahí.

MIKE

—Esto es tan básico, D'Angelo –rodó los ojos.

¿Básico?

¿¿Dividir un infinito por un
cero es siquiera posible??

¿¿¿Esto es realmente necesario para mi vida diaria???

—¿Por qué pusiste esto acá?

Pido a todos los dioses existentes por que las
matemáticas dejen de existir
y ya no se enseñen estas cosas complicadas en la escuela como si todo el mundo fuera a trabajar en la NASA; no sólo por mí, este es mi último año, sino por todos los estudiantes que vienen y vendrán detrás de mi, y-

—¡D'Angelo, estoy hablandote! –Drake golpeó la mesa y despabilé.

—Ah, uh, sí

—¿Sí qué? Dios, estabas
pensando en cualquier otra
cosa, ¿no es así?

—Claro que no. Entendí todo... Espera, ¿qué preguntaste?

Drake bufó e iba a decir algo
más, pero la risita de Aom nos robó la atención a los dos.

—Perdón, es que son graciosos.

—Esto no es gracioso, Ao, este chico es un dolor de cabeza. Llevamos horas así.

—Oye, mira que te voy a pagar, así que no te estés quejando por hacer tu trabajo.

—No tendría porblema alguno de enseñar esto mil veces, si tan sólo fueras alguien interesado en aprenderlo.

—¡Lo estoy intentando!

—¡Ni siquiera un poco!

—¡Explicalo de nuevo!

—¡Te voy a arrancar la
cabeza!

Aom volvió a reír —Drakie, no seas tan malo con él.

—La tiene hueca, Aomie, de
nada le sirve de todos modos
–se levantó —Ah, necesito un
vaso de agua. –fue hacia la
heladera.

—Si así me tratas a mi, no me imagino a tus pobres alumnos. ¿Sabes que acabo de desear que las matemáticas se extingan? Quizás se cumpla y nunca consigas un empleo.

Se dio la vuelta —Quizás
desista de enseñarte y no
vuelvas a pisar más la casa.

—¡Sólo bromeaba! –tomé mi
lápiz dispuesto a seguir —Lo
haré bien, lo haré.

—¡Tú puedes, Mike! –Aom
sujetó mi mano y la miré con
una sonrisa.

Dios, ella era tan linda.

Ahora fue Drake quien rió.

—Ya veo, si no tomas estas
clases, no podrías ver a Aomie todo lo que quisieras, eh?

—No sé de qué hablas –desvíe la mirada, abultando mi labio y ella soltó mi mano,
con la cara roja.

—Aom, sal de aquí.

—¡¿Por qué?! –preguntamos
al unísono.

Nos miramos y desviamos la
mirada de nuevo.

¡MIKE D'ANGELO, QUÉ TE ESTÁ PASANDOOOOO!

—Drakie, yo quiero ver como-

—Ese es el problema Ao,
también le estás dando lo que
quiere, y un perro no hará los trucos si le das de comer antes.

—¿Y qué se supone que
significa eso? –pregunté un
poco molesto.

—Seré claro D'Angelo. No verás a mi hermana dentro de esta casa hasta que resuelvas los problemas.

—Entonces la veré afuera.

—Entonces le prohibiré salir
contigo a donde sea.

—¡Drakie! –reclamó ella.

—¡Tú no puedes hacerlo! –me quejé al mismo tiempo.

—Pues soy su tutor legal, así
que...

—¡Jodidos diecinueve años
tienes nada más!

—Y sin embargo sigo siendo
mayor, ella no, aún tiene
dieciséis. Así que, a menos que quieras esperarla hasta
que legamente pueda salir
contigo. Mmmh, yo creo que deberías aceptar mi propuesta.

Mierda, este chico..

¿Cómo era posible que fuera
hermano de Aom?

Ella, un ángel. Él, el mismísimo demonio.

Dí un golpe a las hojas y las
arrugué entre mis manos.

—Para que lo sepas, ella me
agrada tanto que la esperaría
el tiempo que sea necesario,
pero okey, Drake Sushar, acepto tu tonta prueba.

—Si es verdad que la quieres
tanto... –Se acercó a mí y dejó el vaso en la mesa —Saldrás de aquí lo suficientemente inteligente como para terminar un trabajo práctico
tú solo.

—Lo haré.

Miró a Aom —Y tú, si él te gusta como me dijiste, no
estarás presente durante
nuestros estudios, y sólo podrán hablarse en el receso,
¿oíste bien?

—¿Ella dijo que le gusto?

Gente, no me toquen, estoy
brillando más que nunca.

—¡Drake, era secreto! –se paró, con un gesto de reproche.

—Ah, pues, avisale a tu cara.
Ahora, sal de aquí.

Aom resopló, dando una patada al suelo en un pequeño berrinche, pero obedeció, caminando hacia fuera de la cocina.

Me paré rápido, empujando
un poco a Drake —¡Espera, Aom! –se detuvo a verme
—También me gustas.

—Oh...

—Así que lo haré bien,
aprobaré este trabajo y.. Y
después, voy a invitarte a salir.

Ella sonrió mordiendo su
labio y asintió, saliendo a paso apresurado.

Drake puso su mano en mi
hombro y me tiró de nuevo a
la silla.

—No sólo espero que seas
bueno en matemáticas, D'Angelo, ella se merece lo mejor, así que espero lo mejor. –apretó su agarre, provocandome dolor y sacándome un quejido
—¿Entendiste eso?

—Sí, sí, sí, auch... –me soltó
y acaricié la zona. —Lo
entiendo.

Diablos, ¿él es el padre al que
me toca impresionar?

Dioses existentes, debo pedirles otra cosa más.

YAYA

—Yaya, ya es hora de la cena.

Aún abrazaba mi almohada y
sinceramente no quería ver a
nadie.

No quise reaccionar así con
Gulfie... Pero estaba tan
enojada.

—No tengo hambre mamá...

La puerta se abrió y ella entró.

—No te pregunté si tenías
hambre. La cena está lista,
baja a cenar ahora.. –se acercó a mi cama y me senté,
secando mis lágrimas.

—Mira qué desastre estás
hecha. Levántate, lava esa
cara y ponte decente antes de
bajar. Dios, mirate, aún tienes el uniforme de la escuela. –sujetó mi brazo y me levantó de la cama.

—¡Mamá!

Comenzó a sacudir mi ropa.

—¿No te das cuenta de que la
vas a arrugar toda? –me soltó
—No piensas en nada.

—Mamá, no tengo hambre. Me voy dormir directamente.

—Tu padre y yo tenemos que hablar contigo de un asuntito, así que no, no te vas a dormir directamente. Vas a bajar, ¿oíste? Te doy diez minutos.

—Sí.

Ella salió de la habitación, y
aunque quise llorar de nuevo, no lo hice.

Tragué aire y me dirigí al baño para lavar mi cara y arreglar mi cabello.

Cambié mi ropa y bajé.

—Yaya, al fin. –habló mi papá.

Me senté.

Carraspé, sacudiedome
levemente para actuar firme,
y me enderecé —¿De qué
querían hablar conmigo?

Mamá levantó un cuaderno
que traía a su lado, recién ahí
noté que era mi cuaderno de
comunicados.

No, no, no...

Lo tomé y lo leí.

—Grande fue mi sorpresa al encontrarme con una notificación de la cual no nos
avisaste.

—Y por tu cara –habló mi
padre y lo miré —Estoy seguro de que sabes muy bien lo que dice.

—Yo, yo, yo puedo explicarlo
–me levante.

—¡Siéntate! –golpeó la mesa
y obedecí. Tomó el cuaderno
de la mano de mi mamá. —
Tienes una nota por golpear a un compañero.. Pero no es cualquier compañero,
¿verdad?

No, basta, basta, me cansé de
esto.

Sólo podía mirarlo en silencio.

—El hijo de Choi.

—Lo siento, papá, yo-

—Tú, mi desgracia de hija,
sucumbiendo ante el hijo de
ese malnacido, poniendote a
su altura ¿y recibiendo una
notificación también? ¿Cómo van tus calificaciones con respecto a él?

—Me estoy esforzando.

—Espero que así sea, porque
de ninguna manera aceptaré
que estés por debajo de su hijo. –lanzó el cuaderno a mi
cara.

—Sunan... –murmuró mi
mamá.

—¡Nada! Estoy harto de que
esta chica nos ponga por
debajo de la familia Choi.
Mírame, Yaya. –levanté mi
mirada y la puse en él —Mew Suppasit es el mayor orgullo
de Choi, el mismo Choi que
arruinó mi vida y la de tú
familia; no te pido mucho, sólo pido que lo destruyas en todo lo posible. Y si lo único que puedes hacer bien con tu patética existencia es arruinar la suya y ser siempre la primera antes que él, por lo menos, ya que eres lista, trata de ser la mejor en el estudio. Porque no te hice perseguir a ese bruto cuando se cambió de escuela para que te termines arruinando tu reputación por mala conducta, y encima debido a él ¿Estoy siendo claro?

Apreté mi mandíbula. Estaba
tan furiosa. —... Sí.

—Entonces come, duerme y da lo mejor de ti mañana.

Sonrió.

—Ahm... ¿Podría ir al baño
antes?

—No te tardes, Yaya –
respondió mamá.

Me levanté y fui rápido hacia
el baño.

Me encerré ahí y mi respiración comenzó a agitarse de forma automática.

Ya no quería hacer esto, ya no quería.

Quería llorar.

Hoy fue el peor de los días y lo necesitaba a mi lado.

Por favor, contesta.

—¿Yaya?

Lloré al oír su voz.

Necesitaba ver sus ojos.

—Gulfie.. Por favor, sácame de aquí.

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