Antes de volver al salón, Dani pasó a su casillero para sacar su colación. Comer algo dulce le subiría el ánimo, se dijo abriendo su mochila.

—Fue molesto.

—¿Disculpa?

Danielle volteó hacia la voz, frunciendo los labios al verle. Huh Yunjin.

—Te vi, Danielle. Las vi. Sentí celos, debo admitir, pero sobretodo sorpresa de que...

Danielle dejó de escucharla después de las cinco primeras palabras, el resto se perdió en el ruido ensordecedor que resonaba en sus oídos.

El pánico se expandió en ella como fuego sobre césped, arrasando todo en cuestión de segundos.

Palideció de golpe y con ojos llenos de un terror catastrófico, el corazón le palpitó a una velocidad preocupante, cada latido como un martillazo contra sus costillas.

—C-cállate, ¡cállate, jodida mierda! —escupió con la voz quebrada, levantándose con la mochila.

Huir fue su único instinto de supervivencia.

Corrió, bajando las escaleras de a dos, el mundo haciéndosele cada vez más pequeño y sofocante.

La reja de ingreso estaba abierta y no lo dudó, pasó volando por esta.

—¡Hey, niñita, no puedes salir sin una autorización!

Ignoró el grito del señor que cuidaba la entrada de la escuela, cruzando la calle sin siquiera mirar los autos.

Y siguió corriendo.

Cada paso era una súplica muda para escapar de la realidad que le perseguía.

Nunca frenó para descansar, para disculparse cuando le tocaron la bocina por saltarse las luces rojas ni para ayudar al hombre que empujó sin intención por estar en su camino, casi haciéndolo caer.

No paró como no paró de recordar los mensajes de Hanni, la cara de Yunjin al hablarle, qué fue lo que exactamente vio, lo que podría pasar si la chica abría la boca.

En tiempo récord llegó a casa jadeante y sacó las llaves.

Quiso abrir, pero le temblaban las manos al igual que la vista. Comenzó a llorar de frustración, intentándolo una y otra vez.

—¡Mierda, por favor! —bramó frustrada contra la puerta, golpeándola hasta dejarse los nudillos rojizos.

Siguió llorando entre quejidos dolorosos, aunque pudo introducir la llave y girarla hacia el lado correcto.

Y no sabe cómo, pero llegó a su habitación.

Era increíble que Marsh pudiera irse al carajo en un abrir y cerrar de ojos.

Pero es que la sospecha de Hanni y la afirmación de Huh la cegó. Su mente comenzó a imaginar escenario tras escenario donde fuese descubierta junto a la menor. Recordó la discoteca cuando quiso hasta vomitar, las miradas de desconcierto de sus amigas...

Pensó en lo que hizo hace unas horas en esos camerinos...

Peor que eso, pensó en la simple idea de Haerin pidiéndole tomar su mano e inmediatamente sintió un repulsivo rechazo.

No, no quería tenerla cerca nunca más.

El aire se volvió espeso, pesado, como si estuviera ahogándose en sus propios pensamientos.

Después, el aire ya no pasaba por sus pulmones e intentó llegar a la cama, pero acabó de rodillas en mitad del piso, sin fuerzas para moverse.

Ojalá nunca haber conocido a Haerin, ojalá nunca haberla besado ni tocado. Ojalá nunca haber cruzado el límite.

La ansiedad del momento, el dolor psicológico y las reacciones físicas que la tenían al borde del derrumbe la hicieron pensar en cualquier ser superior, en quien sea, hasta en Dios, en quien nunca creyó, pero entre la vergüenza, la culpabilidad, el arrepentimiento; el sentirse tan sucia, hasta un alma que no creía verdadera se volvió su final esperanza.

Debía aferrarse a algo.

Le rogó, llorando y respirando apenas, que la hiciera olvidar, que sus sentimientos por la chica desaparecieran en ese instante y, sin darse cuenta, comenzó a susurrar con la mirada clavada al techo, como si en lo alto estuvieran oyéndola.

—Haré lo que sea, lo que sea. P-pero por favor... —sollozó juntando las manos—. Por favor... quítenme esto.

Y se quebró. Lloró como no lo había hecho hace años, negando con la cabeza y el pecho subiéndole y bajándole con agresividad.

Odió a Haerin, culpándola de todo.

Se odió a sí misma, por ser lo que era.

Porque definitivamente, lo que tenía ella, era una fobia: temor angustioso e incontrolable que se vuelve absurdo y se aproxima a la obsesión.

Sin dejar de llorar, en su mente se proyectó su último recurso, y no se calmaría hasta tenerlo consigo.

Se arrastró por el suelo y a duras penas se levantó, agarrándose del borde del escritorio. Sacó la pequeña caja fuerte del cajón. Con sus dedos tiritando hurgó entre antiguas cartas, pulseras y otro tipo de regalos que guardó con el pasar de los años. Tiró uno que otro papel al piso con impaciencia, soltando insultos hasta que por fin dio con su objetivo.

Esa conocida -y preocupante- sensación de tranquilidad la inundó, dejándola respirar otra vez.

Agarró un billete y lo formó un tubo, abrió la bolsita de plástico y con una navaja que le había obsequiado su padre que estaba guardada en la caja, hizo presión sobre el polvo blanco e inoloro varias veces hasta quedar satisfecha, y luego lo ordenó en una línea.

Tapó su fosa nasal izquierda e inhaló profundamente la sustancia de una sola pasada.

Se echó en la silla, sintiendo la exaltación en su estado de ánimo y su corazón acelerado, pero esta vez de manera agradable.

Las lágrimas se habían secado ya, dejando al descubierto sus pupilas que comenzaban a dilatarse lentamente. Cogió dinero en efectivo, el suficiente para pagar por un par de pastillas o lo que sea que tuviesen para ofrecerle, y marcó el número del Yoon mayor.

Necesitaba más sustancias en su cuerpo.

Y Danielle no se dio cuenta que utilizó la palabra "necesitaba" y no un "quería". Porque ya no veía la diferencia.

Doparse se transformó en su vía de escape, ya que cuando estaba ida, la euforia la rodeaba y hasta algo tan simple como la música parecía sonar mejor. Todo ese efecto la hacía sentir viva.

Porque drogada no existía el miedo, no existía Haerin, no existía una sexualidad, no existía su círculo íntimo ni social, no existían las miradas; no existía ni ella misma.

Por eso Danielle confundía la droga con paz.

El discurso de no estropearlo con Haerin, esa frágil barrera que había construido para protegerla, se desmoronó, porque en el fondo, sabía de la debilidad de la menor. Ella la perdonaría cada vez que lo arruinara, sin importar si la destruía de paso. Ese perdón incondicional, ese maldito complejo de salvador que tenía Haerin, era su aseguración de que no se quedaría sola, su base estable; lo único que tenía de estable en su vida.

Lo sabía y, consciente o inconscientemente, se aprovechaba de aquello con una mezcla de culpa y alivio.

Antes de consumir la dosis, Danielle debió cuestionarse por qué tenía esos sube y baja tan radicales, qué carajos era lo que la hacía tan cambiante, lo que le hacía querer a Haerin a su lado, solo para ella, y luego querer alejarla, ocupando como mecanismo de defensa el hacer cosas estúpidas que sabía que harían a Kang tomar distancia por un pequeño lapso de tiempo antes de volver a ella, o cuestionarse por qué existía ese miedo irracional a aceptar su sexualidad.

Si esa tarde Danielle hubiera enfrentado aquello, tal vez, hubiese podido entender un poco más de sí misma y así tratar de buscarle un real remedio a su problema y no solo palabras vacías de que lo haría.

Pero en cambio, acabó en la residencia Yoon, disfrutando como si fuese un viernes por la noche.

Pensar antes de actuar.

No, esa mierda no era para Danielle. Ella era la máxima expresión de evitar los conflictos por sentirse con seguridad.

Aunque una seguridad efímera, porque nada sale bien pateando y pateando el problema.

Marsh cometió el mismo error que siempre cometía.

Y Haerin, ella no se libraba, pues era una ingenua que creía que podía sanar a esa chica.

Pero es imposible salvar a quien no quiere ser salvado.

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ILUSOS, SON UNOS GAYS E ILUSOS. 🤣🤣🤣

en el próximo cap daré una aclaración de danielle y otra de sejong (que es que él tiene 18 y no sé por qué lo tratan de ilegal 😟) (HXJAJS acabo de hacer la aclaración de sejong, pero bueno, la repetiré porque no sé si vean esto al estar bajo la imagen de mi nini riéndose de ustedes [la hice yo 🫦] [la subí a pinterest, síganme @/lilibottom] [JXKAOS APROVECHABA PARA PROMOCIONARSE] [tantos paréntesis me marean] [bueno, bye gays ilusos, espero sus funas en twitter]).