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11

Danielle observaba desde el borde de la piscina como Haerin hablaba animosa con el mismo grupo de chicos con quienes estaba antes, solo que ahora también se encontraba allí la chica de pelo rojo.

A su lado estaban Hanni y Hyein hablando de algo que no llegaba a prestarle la suficiente atención como para comprender.

Sus ojos no podían abandonar a la irritable niña de ojos gatunos que no dejaba de reírse como estúpida bebiendo de su vaso.

—¡Dani! —Hanni pasó su mano sobre la cara de ella, llamando su atención—. Despierta, chica.

—¿Qué pasa? —cuestionó, volteándose a las otras.

—¿Quieres meterte a la piscina?

—¿Pero cómo? No tengo bikini.

—Eso es lo que Hyein nos estaba diciendo —rodó los ojos—. Haerin tiene varios que nos podría prestar.

—¿Haerin realmente me prestaría algo? —cuestionó Danielle, esta vez mirando a la menor. Kang la odiaba, ¿por qué haría algo como eso?

—Bueno... no sé si te prestaría uno a ti en especial, pero me dijo que podía prestarle a quien yo quisiera siempre y cuando los devolvieran, así que...

Danielle sonrío asintiendo, sería gracioso ver la reacción de la de ojos gatunos al utilizar su ropa.

—Está bien —aceptó la australiana, parándose para seguir a Hyein, quien entró a la casa y pronto subieron las escaleras para dirigirse a la habitación de Haerin.

***

Danielle entró al agua con lentitud, disfrutando de algunos ojos que se posaban en ella. Estaba sola, pues Hyein al final decidió que no quería meterse y Hanni fue acorralada por Minji en cuanto bajaron nuevamente.

Escuchó unos silbidos coquetos y con eso logró captar la atención de Haerin, quien había volteado hacia ella con las cejas fruncidas. Yunjin a su lado le lanzó una mirada de arriba hacia abajo y Haerin le golpeó el brazo, molesta por aquello. Danielle rió burlesca, casi triunfadora.

Una vez con el agua hasta la mitad de sus pechos, caminó lento hacia la surcoreana, quien parecía tener fuego en los ojos.

—¿Qué haces con mi bikini? —soltó con veneno.

Dani fue acercándose, quizás demasiado, a ella. Su sonrisa ladina estuvo pronto a unos centímetros de los labios de Haerin y eso hizo la piel de ambas ponerse de gallina.

—Lo vi, me gustó y me lo quedé —molestó, manteniendo la mirada en alto.

Eso parecía una lucha de poder.

—Hija de-

La mano de la australiana fue rápidamente a su boca, tapando sus labios, mientras se acercaba al oído de la niña.

—Eh, sin groserías, niñita. Soy tu Unnie, por si se te olvidaba —susurró, sintiendo unas extrañas ganas de pegarse aún más a Haerin.

La menor tragó seco, algo desconcertada, probablemente por la cantidad de alcohol en su cuerpo. Pero pronto se compuso, quitando con rapidez la mano de la otra de su boca, apretando los labios.

—¡No me vuelvas a tocar! —se alejó por completo, intentando parecer furiosa.

—¡Ya, chicas! No discutan, estamos en una fiesta pasándola bien, ¿por qué no seguimos tomando? —intervino Niki, acercándose a ambas con otros chicos más.

Haerin le dio una última mirada seria a Danielle antes de prestarle atención al muchacho.

—Papá me trajo algo muy especial de Rusia... ¡Sunghoon, pásame la botella! —el aludido hizo lo pedido, yendo hasta la orilla de la piscina para alcanzar el objeto solicitado.

Yunjin fue a un lado de Haerin mientras Sunghoon se presentó con Danielle, sonriendo en grande. Pronto se formó un círculo en el centro de la piscina.

—Abre la boca, Jin —dijo Niki, y le sirvió su buena cantidad de alcohol, la pelirroja hizo una mueca, sosteniendo la cintura de Haerin con fuerza, quien carcajeó, acariciándole los brazos.

Danielle rodó los ojos, encontrando patético todo aquel coqueteo.

—¿Qué pasa, Marsh? ¿Celosa? —provocó Haerin, hablándole solo a ella luego de haberse alejado un poco de Yunjin.

—Oh, para nada, gatita, solo me resulta asqueroso verte —sonrió irónica, tomando ahora ella de la botella. Haerin bufó, y le quitó el cilindro de vidrio de la mano.

—Dame eso, idiota.

Tomó un gran sorbo, cerrando los ojos por la intensidad del sabor.

Danielle llevó su mano hasta la parte baja de la botella y la inclinó aún más para que la cantidad de alcohol que ingiriera Haerin fuese mayor.

La coreana se atoró y pronto el líquido se estaba escurriendo por su barbilla hasta llegar a su pecho.

—¡¿Te pagan por ser idiota?! —gritó colérica, oyendo la risita de Danielle.

—No es para tanto, gatita, con agua se quita —dijo y le lanzó una gran cantidad de agua con las manos, mojándole el cabello.

Ahora el rostro de Haerin estaba rojo, casi violeta. ¡Había estado mucho tiempo arreglando su cabello y no quería mojarlo!

—¡Danielle Marsh! —se lanzó sobre el cuerpo de la más alta, empujándola en un intento de hundirla por completo.

Lo que no contaba era que Dani impuso un agarre fuerte en su cintura y la hundió con ella, ahora ambas bajó el agua y con sus cabellos "arruinados".

Yunjin y Sunghoon tuvieron que llegar a separarlas.

_

Haerin estaba tranquilamente secando su cabello cuando alguien comenzó a golpear la puerta del baño con desesperación.

—¿Si? —preguntó algo asustada. Según ella nadie de los invitados sabía dónde quedaba aquel baño que estaba dentro de su habitación aparte de sus amigas, que sabía que no se tomarían la molestia de tocar.

Pensó en la posibilidad de que fuera algún borracho.

Los golpes dejaron de sonar y Hae abrió la puerta despacio, tragando en seco cuando no visualizó a nadie.

Así comienzan las películas de terror.

—¡Boo! —saltó de un lado Danielle, arrebatándole el corazón a Haerin, quien sintió su alma abandonar su cuerpo.

—¡Imbécil, imbécil, imbécil! —le golpeó en el pecho, aún con el corazón bombeando sangre con velocidad—. ¡No hagas eso! —sus ojos se pusieron llorosos inevitablemente, Haerin era muy miedosa aunque le diera vergüenza admitirlo.

La sonrisa del rostro de la más alta se borró y tomó las manos de la otra entre las suyas sin ser consiente.

—Hey, perdón, Haerin —la respiración de la coreana no se regulaba y la estaba preocupando—. Lo siento, oye —le sostuvo el rostro—, soy Danielle, tranquila, no fue nada.

Los ojitos llorosos de la menor la miraron con una repentina tranquilidad, brillantes. Pero pronto cambiaron a una mirada de irritación.

—¡¿Qué haces acá, idiota?!

Dani rió, borracha.

—También quiero arreglar mi cabello —contestó, metiéndose sin vergüenza en el baño y viéndose frente al espejo.

—¿Y eso a mí qué? —la miraba indignada—. Fuera de mi baño.

—No.

—Marsh...

—¿Mmh?

—¡Fuera!

Dani volteó hasta ella, acercándose como lo hizo en la piscina, solo que ahora ambas estaban más pasaditas con el alcohol. Tanto que a Haerin le costaba hablar bien.

—No —hicieron contacto visual—. No voy a irme hasta que me prometas algo —su mirada se endureció y Haerin tragó saliva. No pudo evitarlo y sus ojos bajaron a los labios de la mayor, que estaban bañados en un lindo gloss.

—¿Qué... qué cosa, Danielle? ¿A qué te refieres?

—Prométeme que no vas a hacer nada con Huh esta noche.

Esa no era Danielle Marsh, eso era el alcohol.

Los ojos de Haerin se suavizaron, acercándose más si era posible a Danielle.

Estaba claro que había tensión ahí, y tal vez si hubiese estado sobria no se atrevería a tanto, pero ese no era el caso.

—¿Por qué, Marsh?

—Porque no simplemente.

Haerin entrecerró los ojos.

—Te lo prometo solo si tú tampoco haces algo con Sunghoon...

—¿Sunghoon?

Bueno, sí, Danielle notó que el chico andaba medio meloso, pero quería molestarla.

—Oh, vamos, Danielle, ha estado toda la noche encima tuyo —apoyó su mano en el hombro contrario.

—¿Celosa, gatita? —tomó el mentón de Haerin con suavidad.

—Para nada... —susurró antes de cerrar los ojos, dispuesta a hacer todo lo que no debía hacer.

Y en el momento que Danielle acarició la mejilla de su rival, algo en ella hizo click.

No.

Simplemente no.

No sabía lo que iba a pasar si no se alejaba, pero tampoco quería averiguarlo. Ella no era así.

Rápidamente se distanció, dejando a una Haerin sonrojada y con una mueca de confusión.

—Marsh...

—Aléjate de mí, Kang —dijo y salió del baño, furiosa con la niña, aunque eso no tuviese mucho sentido.

—Pero si fue ella quien me siguió —murmuró confundida una vez la mayor ya estaba lejos de ahí.

Danielle bajó rápido los escalones, a punto de entrar en crisis. No podía dejar que algo como eso ocurriera porque tan solo la idea la hacía temblar. Odiaba a Kang Haerin y eso se tenía que quedar así definitivamente.

Con sus manos sudando, fue tras su abrigo dispuesta a largarse de ahí, pero unas manos deteniéndola por los hombros la hizo frenar.

—Hey, ¿qué ocurre?

Era Hanni.

La vietnamita tuvo que alejarse de Minji -por mucho que le dolió hacerlo- en cuanto vio a su amiga en ese estado. Ella la conocía, sabía que no estaba bien. Y antes que un besuqueo con la chica más sexy del planeta -cosa que seguía negándose a admitir y se empeñaba en rabiarse con Minji- antes iba su mejor amiga.

—Nada, yo, yo- Dios mío, Han... —las ganas de llorar que sintió Danielle no fueron capaz de concretarse porque Sunghoon apareció de la nada, totalmente ebrio, y se la llevó de ahí.

Hanni quedó en blanco, analizando lo ocurrido. Pero una alta y bonita azabache volvió a pegarse a ella, desconcentrándola de cualquier otra cosa. No la culpen, ¿si? Es Kim Minji de quien estamos hablando.

Por otro lado, la australiana fue arrastrada hasta el patio, y pronto un círculo de chicos la rodeó, alentándola a que cumpliera el reto que al parecer le habían puesto antes de que se fuera donde Haerin, que consistía en básicamente, seguir tomando.

Muchas cosas pasaron por su cabeza en ese instante. No debía seguir tomando porque ya estaba en su punto justo, no debía seguir tomando porque esta no era su casa y sabía perfectamente que podía hacer cualquier estupidez si estaba muy borracha -una vez amaneció en el patio junto a su ex novio, desnudos-. Habían muchos motivos por los cuales el seguir bebiendo era mala idea, pero tenía una sola cosa buena, una tan buena que le bastó a la chica para ignorar todas esas advertencias y tomó la botella con rapidez, ingiriendo una preocupante cantidad de alcohol.

Y esa única cosa buena era que... el que bebe mucho poco recuerda, y Danielle deseaba con toda su alma borrar de su cabeza lo que pasó con Haerin allí arriba.

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