Capítulo 20: En caída libre.
//HERMOSA CANCIÓN, escuchenla♥//
EDITADO
Mis ojos se voltean.
El techo se desvanece.
Te respiro.
Exalta tus llamas.
Vamos a perder la cabeza.
Ven aquí... Conmigo.
Heroína, mi pecado más dulce.
(Cancion en multimedia) Heroine - Sleeping with sirens.
....
Mi cuerpo se azota contra algo duro, sacándome el aire por completo. No quiero abrir los ojos y ver donde estoy, ya no me interesa. Alguien resopla, y siento que se remueve a mi lado mientras yo permanezco paralizado en mi sitio.
—Levántate—gruñe Lu, dándome un puntapié en el hombro. Suelto el aliento: es él.
Abro un ojo y luego otro, encontrándome con el techo blanco de mi instituto y, como una liebre, salto y me pongo de pie, algo contento de poder ver todo lo que me rodea. Una pequeña sonrisa se posa en mis labios y roto sobre mi cuerpo para observar todo.
—Estoy acá de nuevo—susurro y Lu pega su brazo con el mío.
Sobresaltado lo miro, ya que las últimas imágenes de su rostro me dan a entender lo que se oculta detrás de esa redonda y pálida cara de ángel.
—¿Qué? —Espeta, rodando sus ojos tan extraños—. ¿Ahora si me tienes miedo? —Ríe él, como un niño pequeño y mi mente no puede relacionar ambas cosas. —Qué alivio, ¿no? —Pregunta, mirándome fijamente. Azul tan azul y verde tan verde.
Arrugo mi cara por completo y paso saliva, mirando hacia el frente, aun sintiendo su frío brazo contra el mío.
—Supongo que sí, ¿ahora qué haremos? —murmuro. Su brazo me rodea por la cintura y un escalofrío me recorre entero.
—No lo sé—responde—. ¿Te parece si entramos a los salones de clase y asustamos a la gente?
Rio ante su propuesta, aunque la sensación que ha dejado mi contacto con Emma no desaparece del todo. La siento como un fantasma del que no me puedo deshacer, siento que es algo que me va a acompañar el resto de la vida, si es que vuelvo a ella.
—Claro—me limito a decir y Lu me toma con su pequeña mano, arrastrándome con él.
Algún tiempo atrás...
Han pasado dos semanas desde aquel incidente en el baño. Miro mi mano, antes de pasarla por mi cabello lleno de shampoo. La atraviesa una gran herida, parcialmente cicatrizada y el recuerdo de esa alucinación horrorosa que tuve, vuelve a mi mente haciéndome erizar por completo. Mechones largos que entran a mis ojos me hacen saber que llevo mucho tiempo sin cortarme el cabello. Aprieto mis ojos, peinándome con mis temblorosos dedos, haciendo que mi cabello quede hacia atrás.
Salgo deprisa para vestirme con mi uniforme, ya que casi es la hora de salir.
Me acomodo la corbata y me pongo la chaqueta negra, frente al espejo. Suspiro, intentando, inútilmente, ensayar una sonrisa y peinarme un poco, para sacarme de encima esta apariencia tan mortífera que tengo. No lo logro, y me rehúso a que mis ojos, hinchados y enrojecidos, suelten una lágrima más.
—¡Hijo! —grita mi madre, desde el primer piso. Giro mi cara y mis piernas parecen de plomo.
Bajo las escaleras y paso de largo, hasta atravesar la puerta de madera y entrar al lujoso auto. Me tiro cual bulto muerto sobre la silla trasera. El camino es corto y silencioso. Cuando llegamos, me bajo sin despedirme y entro como un tren, imparable, por el pasillo y me encierro en los baños. Las manos me han empezado a temblar, y a pesar que he tratado de dejarlo por unos días, el síndrome de abstinencia es más fuerte que mi voluntad.
Lo ansío tanto que no puedo para de temblar de pies a cabeza, y he empezado a sudar copiosamente aunque aún solo sean las ocho y media de la mañana. Abro mi maletín con angustia y saco la pequeña jeringuilla, deseando el pronto alivio que me traerá.
Esta vez pongo unos milímetros más de este veneno y sin tomarme la molestia de buscar la vena de mi brazo, la aguja penetra directo en la marca más reciente que hay. Mi cuerpo reacciona de inmediato, cuando el líquido venenoso se abre paso por mis venas, volviéndose uno con mi sangre. Sonrío con pesadez y mis ojos se voltean, el techo se desvanece por completo y un calor infernal me invade...
Después, el lejano estruendo de mi cuerpo cayendo contra el suelo.
***
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro