Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

⁞ ੈ⸙͎۪۫ ུ۪۪۵ 𝑲𝒊𝒓𝒊𝒔𝒉𝒊𝒎𝒂 𝑬𝒊𝒋𝒊𝒓𝒐

| | : : ✨ Your Name
ᴘᴇᴅɪᴅᴏ ʜᴇᴄʜᴏ ᴘᴏʀ: Mckenzei_Ken
ᴀᴅᴠᴇʀᴛᴇɴᴄɪᴀ: ᴋɪʀɪsʜɪᴍᴀ ᴇɪᴊɪʀᴏ x ʀᴇᴀᴅᴇʀ!! ʏᴏᴜʀ ɴᴀᴍᴇ ᴀᴜ!!

Siento que me quedó bien perro el separador, soooo me emocioné xd

—— ✨ ——

(TN) se levantó como de costumbre para dirigirse a su trabajo. Se bañó y se alistó para ponerse el listón rojo que utilizaba cómo lazo para el cabello.

Tenía aquella sensación de vacío, y también él la tenía. Se levantaba llorando sin razón alguna, no había pasado nada triste en su vida, o simplemente no recordaba el porqué, sólo lo hacía.

Pero todo había sucedido desde aquél día. El día en que la estrella cayó.

Eijiro.

Eijiro.

¿No te acuerdas?

¡Ni nombre es... (TN)!

Despertó. Observó la habitación con los ojos adormilados, había una falda y una blusa blanca colgados, un espejo y un oso de peluche a su lado. Frunció el ceño y miró hacia abajo, había algo que no estaba bien.

Traía puesto un camisón, y tenía las piernas descubiertas. Con un poco de desconcierto tocó su pecho, estaba suave, era apretujable y era... Redondo.

— Nee-san, ¿qué estás haciendo? —Preguntó una niña en el marco de la puerta, pero lo ignoró.

—Se sienten reales... Espera, ¿yo? ¿Hermana? —Se le quedó mirando, más sólo dijo que bajara a desayunar y cerró la puerta.

Se levantó del futon con pereza y caminó hacia el espejo que tenía en la pared. Bostezó y quitó las lagañas de sus ojos, para luego desprender el camisón que llevaba cómo pijama.

El vestido cayó en el suelo haciendo un ruido sordo, que no captó su atención, su atención estaba puesta en otra cosa. Divisó las piernas delgadas, la ropa interior de color rosa, una cintura perfilada, y por último un par de montes sobresaliendo de su pecho.

—Hoy volviste a estar normal. —Dijo su abuela mientras bebía de su té—. Te hubieras visto ayer.

—¡Si, parecías una loca! —Exclamó su hermana alzando los brazos—. Hoy estás normal de nuevo.

—¿Qué...? N-no, no entiendo. —Ambas se encogieron de hombros y encendieron la televisión después de escuchar el anuncio de las elecciones presidenciales.

Un cometa que viene cada mil doscientos años vendrá el siguiente mes. —Pronunció la reportera de las Noticias—. Podrá verse a simple vista antes de acercarse a la tierra.

Ninguna de las tres puso atención a la noticia sobre el cometa y terminaron su desayuno. (TN) subió a arreglar su cabello, trenzó dos mechones y los subió para amarrarlos con el hilo rojo que utilizaba cómo listón.

—¡(TN)! —Llamó Jirou—. Buenos días.

—Buenos días, Jrou, buenos días, Denki. —Saludó. Más sin embargo, ambos comenzaron a pelearse—. Y aquí van de nuevo, admítanlo, harían una linda pareja.

—¡No es cierto!

Al final, Jirou y Denki se bajaron de la bicicleta para ir a pie. (TN) no entendía nada de lo que debían, mencionaban algo sobre exorcismos, de amnesia, entre otras cosas que no entendía.

—Hola, Miyamizu. —Saludó Monoma acompañado de otras dos chicas—. ¿Vienes acompañada de los amigos del presidente?

Y para su mala suerte, su padre estaba dando uno de sus tantos discursos para la campaña electoral, pasó lo más rápido que pudo, pero logró verlo.

—¡(TN), camina derecho! —La joven chasqueó la lengua y enderezó su espalda para caminar aún más rápido. Ignorando todos los murmullos y cuchicheos de la gente.

—No les hagas caso, (TN). Somos tus amigos de todos modos. —Dijo Denki tocando si hombro—. ¿Verdad, Jirou?

—No le hagas caso, ni a Monoma ni a tú padre, son idiotas, eso es todo.

(TN), Jirou y Kaminari llegaron a la escuela y se instalaron en el aula, todos la miraban raro y murmuraban entre ellos. No estaba poniendo atención a la clase, estaba concentrada mirando si cuaderno.

¿Quién eres?

—(TN), ¿podrías leer el siguiente párrafo? —La joven se levantó y asintió con la cabeza, sacándole una sonrisa a su maestra—. Veo que ahora si recuerdas tú nombre.

—¿Qué? ¿Mi nombre? —Así estuvo durante el resto de la clase, preguntándose qué había hecho el día anterior, pero no recordaba nada.

—Y eso no era lo único que no recordabas, también olvidaste tú casillero y dónde te sentabas. —Jirou le tendió una lata de soda y sonrió—. También te dignaste a peinar tú cabello hoy.

—Es que no recuerdo nada, no entiendo nada de lo que me dicen. Kaminari, ¿qué estás haciendo? —El rubio soltó una carcajada y la tomó por los hombros.

—¡Debes de estar soñando tú vida pasada! —Jirou rodó los ojos.

—Eso es estúpido, ¿cómo puede ser eso? Ese no es el punto, ahora tenemos que enfocarnos en otra cosa, pronto vamos a graduarnos, ya no quiero estar aquí.

—¡Ya quiero graduarme, maldita sea! —Gritó (TN)—. En éste pueblo no puedes hacer nada, ya quiero irme a estudiar a Tokyo.

—No puedes hacer nada en éste pueblo, no hay nada interesante.

—No puedes salir con nadie.

—No hay restaurantes de maids. —Sus amigas lo miraron raro—. ¿Qué? No es mi problema que a ustedes no les guste. Hablando de café, ¿qué dicen si les invito uno? ¡Vamos!

Al final terminaron totalmente decepcionadas. No era un café como restaurante, era café en lata.

—Kaminari, ¿tú qué harás después de la escuela? —Jirou lo miraba de reojo mientras alzaba la vista hacia el cielo—. Yo quiero irme.

—Supongo que me quedaré en el pueblo, también quiero irme, pero mi familia me necesita. El futuro es incierto, Jirou, es cómo una caja de chocolates, nunca sabes que te va a tocar. —(TN) los miraba sin que se dieran cuenta y sonreía complacida, se veían muy lindos.

—¿Y qué harás ahora? —Le preguntaron a (TN) mientras la acompañaban a su casa—. Ya, ya recuerdo, tienes tú ritual.

—Pueden ir si quieren, y muchas gracias por acompañarme, los veo mañana. —Se despidió al primer escalón y comenzó a subir para llegar al templo.

Se maquillaba mientras escuchaba la misma historia del incendio que su abuela siempre contaba. Hacía dos mil años el incendio había acabado con todo en la zona, incluyendo al templo Miyamizu.

—Mira, mira, ¡ahí está! —Exclamó Jirou señalando a (TN).

Su amiga se veía hermosa, debían admitirlo. Su maquillaje se mezclaba con su rostro y no parecía que estuviera maquillada. Su expresión se mantenía seria mientras sonaba el cascabel que traía en la mano.

Hacían una especie de danza, una vuelta y sonaban el cascabel, para luego detenerse e hincarse en sus rodillas, abriendo una pequeña caja para tomar un pedazo de arroz.

(TN) y su hermana mascaban el pedazo de arroz sin dejar de mirar a la gente, y aunque Monoma y sus amigas se estuviesen riendo de ella, no le importó y siguió con la danza. Agarraron un tarro y vertieron todo el arroz líquido en su interior para taparlo con una malla.

El ritual terminó con leves aplausos, ya no era tan reconocido, pero sus amigos no tardaron en felicitarla.

—Ya, nee-san, no tienes nada de qué preocuparte. ¿Qué importa si se ríen? Tú tendrías que estar orgullosa de hacer lo que estamos haciendo. —(TN) cerró la puerta con la llave y suspiró con pesadez—. Tú vida no es tan mala.

—¿Tú no quisieras irte de aquí? Yo quiero irme, quiero... —No podía hablar por el nudo en su garganta—. Quiero ir a la ciudad, ¡odio ésta vida! Odio al padre que tengo, odio que me hayan quitado a mamá... Y odio haber nacido aquí, no puedo hacer nada, no tengo nada que hacer.

Yotsuha miró con tristeza a su hermana y la abrazó por la cintura, mientras que ésta sorbía su nariz y tragaba saliva.

—Todo va a mejorar, nee-san, ya lo verás. Vamos a casa, ¿sí?

Los rayos del sol golpeaban su cara y lo hicieron levantarse. Estaba en un cuarto que no era el suyo, y el sonido de los carros le molestaba. Vestía un short y una camiseta de manga corta, con una habitación repleta de pósters sobre un tal »Red Riot«.

Bajó su mirada al sentir una extraña sensación en su vientre bajo. Y se dio cuenta de algo; su pecho estaba plano. Lo palpó con las palmas de sus manos y se asustó al ver un bulto en el short.

—Hay. Algo. Ahi. —Acercó su mano y de inmediato se sonrojó. Se levantó de un salto y se miró en el espejo, definitivamente no era ella.

Se lavó la cara y de inmediato se miró al espejo, examinó cada parte del rostro del chico, ojos rojos y dientes puntiagudos, sobre todo el teñido cabello de color rojo. Hizo una débil mueca cuándo tocó la almohadilla de algodón de su mejilla, quién sabe que habría hecho, pero estaba lastimado.

Su teléfono, o más bien, el teléfono del muchacho, vibró y acudió a responder el mensaje.

Bakugo: ¡Apresúrate, maldita sea! ¡Ya vas tarde!

¿Quién era Bakugo? ¿Y cómo que llegaba tarde? Estaba bastante confundida, no entendía nada.

—¡Eijiro! —El muchacho se sobresaltó y bajó a la cocina, había un hombre ahí y supuso que sería su padre—. Sabías que hoy te tocaba a ti hacer el desayuno, te levantaste tarde.

—Lo... Siento. —Contestó de vuelta con su cuerpo detrás del marco de la puerta.

—Cómo sea, deberías de apurarte, y tómate todo lo que resta de la sopa, aunque llegues tarde. Te veo después.

Después de darse una ducha rápida y vestirse con el uniforme de la escuela, salió. Pero había un problema; no sabía cómo llegar a la escuela. Sin embargo, aprovechó para utilizar su teléfono y utilizar la aplicación para saber la ubicación de la escuela.

A medida que avanzaba, su sonrisa se agrandaba, caminaba entre las miles de personas que habían en las calles, y observaba con asombro los enormes edificios de la ciudad de Tokyo, estaba más que fascinada. Y a duras penas, logró llegar a la escuela.

—Maldita sea, llegas tarde, ¿qué demonios te sucedió? —(TN) se volteó con las manos sosteniendo la mochila y divisó al muchacho—. Tengo algo en la cara, ¿o qué? Vamos, que tengo hambre.

—Estás actuando muy extraño hoy, Eijiro. —Dijo Sero mientras masticaba su arroz—. Llegas tarde, y encima dices que te perdiste.

—N-no, lo digo en serio. No recuerdo nada... No sé en dónde quedaba la escuela. —Bakugo chasqueó la lengua

—Mejor vayamos al maldito café, no quiero llegar a mi casa a lidiar con la vieja todavía. —Sero se encogió de hombros, pero (TN) estaba más que emocionada.

—¿¡Un café?! ¿Dónde? —Exclamó con las mejillas totalmente rosas y con un lindo brillo en los ojos.

Claro que ese brillo se apagó cuándo vio el precio de la comida.

—Dios Santo... Con lo que pago aquí podría vivir dos meses. —Sero soltó una carcajada—. Pediré unos panqueques.

Katsuki y Sero no entendían la actitud de su amigo, estaba bastante... ¿Afeminado? Le tomó foto a la comida, y eso nunca lo hacía, parecían estar más confundidos que la misma (TN).

—Estoy llegando tarde al trabajo. —Dijo (TN) mirando el teléfono—. ¿Estoy llegando tarde?

—No seas idiota, ¿tenías turno hoy? —Le regañó el rubio—. ¡Pues ya vete, maldita sea! Te lo van a descontar.

—Ésto... —Susurró acariciando su mejilla con un dedo—. ¿En dónde es que trabajaba?

Tras varios regaños más, llegó al restaurante en el que trabajaba. Subía y bajaba las escaleras cargando platos, recogiendo mesas, llevando menús, estaba totalmente cansado.

—¡Eijiro! —Llamaba uno de los chefs—. ¡Apresúrate y trae los cubiertos!

—¡No te escucho, Eijiro! —Decía otro.

—¡Entrega la orden a la mesa doce! —Pedía el gerente. Lo estaban volviendo loco.

Y en una de esas, terminó topándose con un cliente bastante exigente. El cliente se estaba quejando de un mondadientes, dentro de la pizza que estaba comiendo, pero (TN) no sabía que contestarle.

—¿Y qué dirás? Todo depende de ti, ¿cierto? Pude haberme lastimado si no me daba cuenta.

—Yo.... Y-yo...

—Tranquilo, Eijiro, yo me encargo. —Sonrió una pelirosa guiñándole el ojo—. Lo sentimos mucho, si, no volverá a suceder. —Aunque las intenciones del cliente no eran buenas, había sacado un cutter sin que nadie lo viera—. Que tenga un buen día.

—Siento haber llegado tarde, Mina-sa... Mina senpai. —La joven negó con una sonrisa—. Llegué tarde y también hice ésto.

—No tienes nada de que preocuparte, Eijiro. Sólo fue un mal día, eso es todo. —Respondió pasando el trapo por la barra—. Y no es tú culpa, estaba más que claro que había puesto el mondadientes dentro de la pizza, nosotros ni siquiera los manejamos.

—¡Mina senpai, su falda! —Ashido se dio la vuelta y comprobó que la falda estaba rota, la habían cortado.

—Sígame, Mina senpai. —El pelirrojo guió a la joven hacia los vestidores y le dio una toalla—. Quítese la falda, yo me encargo. ¡N-no, no voy a ver!

Mina observaba con atención al muchacho, metía la aguja en la tela con tanta facilidad, y no tuvo ninguna complicación durante ese lapso de tiempo.

—Listo. ¡Ya está! —Le enseñó el bordado y se la entrego.

—Vaya, muchas gracias, te lo digo en serio. —El muchacho negó con una sonrisa—. Tú lado femenino me salvó, muchas gracias. Lamento haberte tomado un rato de tú tiempo, ya puedes irte. 

(TN) buscó que tranvía llevaba a la casa en dónde vivía Eijiro, se encontraba en el tranvía asombrada al creer que todo era un sueño, bastante real. En cuánto llegó se desplomó en la cama, inhalando el olor de las sábanas, y miró el teléfono.

—Al parecer tienes un diario. —Sonrió buscando por toda la información. Incluso se encontró una fotografía de Mina, y sonrió de nuevo—. ¿Le gustará?

Sin embargo, Jn flashazo le llegó a la mente.

¿Quién eres?

Se levantó de la cama y tomó un rotulador para escribir en su mano.

(TN)

Y sin más, se fue a dormir.

A la mañana siguiente, los dos se encontraban de nuevo en sus cuerpos. Eijiro se levantó con pereza y miró su mano, encontrándose con el nombre de (TN).

—¿Qué yo hice qué? No te creo. —Dijo mientras comía—. ¿Cómo se me va a olvidar? ¡De seguro fuiste tú, Bakugo!

—¿Huh? ¿A mi qué me metes en tus problemas? Son tus mierdas, no mías. Tú mismo nos dijiste, »ni riquirdi quimi vinir«, »dindi tribijibi«. —Imitó el rubio con voz chillona—. Idiota.

Lo mismo hizo (TN). Kaminari y Jirou tuvieron que explicarle la reciente situación que había tenido el día de ayer. Al parecer, sus compañeros estaban hablando de las elecciones y aventó el mesabanco de una patada.

—¿Hice eso? Me están mintiendo, yo no recuerdo nada.

Pero ahora todo estaba cobrando sentido. (TN) en cuánto salió de la escuela se dirigió corriendo hacia su casa, buscó su libreta y se encontró con miles de apuntes que el muchacho había hecho.

—¿Será posible? ¡No, no puede serlo! —Gritó (TN) jalándose de los cabellos.

—¿Será acaso? Que esa chica...

—Y ese chico....

—¿¡Cambiamos de lugar?!

(TN) apartó la libreta y se pasó una mano por el cabello. La historia que se repetía cada dos mil años se estaba cumpliendo en ese momento, ellos estaban cambiando de cuerpo.

Sacó su teléfono, ambos lo hicieron. Y al día siguiente cada quién tenía sus reglas puestas.

—»Peínate bien, por favor« —Decía el primer mensaje—. »NO digas nada de las elecciones«

—»No llegues tarde, ni a la escuela, ni al trabajo«. —Pedía en el teléfono del muchacho—. »¡No te metas en problemas en el trabajo!« »Y sobre todo, ¡NO malgastes dinero y NO tomes fotos!«

—»¡Cuidado con la falda!«

Aquellas reglas le sirvieron a cada uno de los dos, aunque no siempre se cumplían. Eijiro daba una imagen mucho más masculina de (TN), mientras que la joven transformaba la actitud seria y juguetona del muchacho por una más tímida e introvertida.

Varias cosas sucedieron durante ese tiempo, incluso (TN) comenzó a despertar muchos gustos en sus otros compañeros, y compañeras. Ya no la molestaban, no le decían absolutamente nada.

Los dos ya sabían sobre su cambio de cuerpo, y aquella mañana no era la excepción. Eijiro se levantó como de costumbre, palpando los pechos que eran suyos en ese momento y alterando a Yotsuha, cómo de costumbre.

—¿Por qué te pusiste el uniforme? —Preguntó su abuela—. Hoy es sábado, querida. Iremos al santuario Miyamizu.

—¿Qué?

Eijiro iba cargando a la abuela de (TN) en su espalda, llevaban caminando un buen rato por aquella montaña, admirando el paisaje que el bosque les ofrecía.

Su abuela seguía contando la historia que siempre decía, el cometa, la traición, el legado de los Miyamizu, pero no le pareció muy aburrido. Poco a poco el bosque se iba disipando y se sentaron para tomar un descanso.

—El agua, arroz y sake son Musubi. —Dijo la abuela mientras les servía un poco de té—. El Musubi es el tiempo, los telares y las trenzas que los Miyamizu llevamos haciendo por un buen tiempo lo son, son hilos que conectan a toda la gente.

   »Se forman, se convergen, se rompen, se atan de nuevo y se vuelven a unir. El tiempo trae consigo muchas cosas, niñas, nosotros hemos estado ligados a muchas personas desconocidas a lo largo de los años, sólo es cuestión de darnos cuenta.

—Los Musubi... ¿Nos unen a todos? —Preguntó Yotsuha—. Incluyendo a todas aquellas que no conocemos.

—Todos en algún punto de nuestras vidas hemos reconocido a personas desconocidas, yo lo hacía. En éste pueblo hemos visto a casi todos, y no son tan desconocidos en cambio, por ejemplo... Tokyo, ahí verás a muchas personas, cariño.

—Y el Kuchikamisake, ¿por qué lo hacemos? —Preguntó Yotsuha otra vez.

—Es la mitad de nosotros, Yotsuha. Para pedirle algo a Dios, debemos entregarle algo que nosotros nos aferremos demasiado y una de esas cosas, somos nosotros mismos. El kuchikamisake podría decirse que es la mitad de uno sólo.

Eijiro dio un mordisco mientras ponía suma atención a las palabras de la anciana, miró hacia abajo y acarició los símbolos del recipiente de porcelana en dónde estaba el sake.

—¡Mira abuela, el ocaso! —Eijiro volteó hacia ella y sus ojos se abrieron de par en par, y un escalofrío le recorrió la columna.

El lago estaba en su máximo resplendor, el agua parecía tener miles y miles de brillos dentro de ella. El sol estaba justo debajo y el agua adquirió un tono anaranjado, mientras que el cielo se teñía de un color añil fusionado con uno rosado.

—Mitsuha, no, espera. —Dijo la anciana mirándola sorprendida—. Mitsuha... Tú estás soñando aún, ¿verdad?

Eijiro se levantó al día siguiente tras recibir un mensaje, y no comprendía la razón. Mina le había dicho que estaba por llegar.

—¡(TN)! —Si, la joven le había planeado una cita. Y sólo tenía quince minutos para llegar.

Mientras tanto, (TN) estaba en Itomori, como de costumbre. Se levantó para ir a la escuela, pero ésta vez tenía un extraño sentimiento de vacío dentro suyo, no tenía el ánimo de siempre.

—Hoy es su cita, si no mal recuerdo... —Se dijo a si misma mientras trenzaba su cabello—. Estarán juntos toda la... Tarde. —Sus ojos derramaban lágrimas, cómo si la tristeza la hubiese invadido—. ¿Por qué estoy... Por qué?

—»No tengo ni la menos idea de qué hacer o qué decir«. —Pensó el chico en el tocador.

La cita estaba yendo bastante normal, se vieron en la estación y quedó embelesado con la apariencia de su senpai, le parecía muy hermosa. Habían ido a desayunar, y ahora se encontraba sin ningún tema de conversación, y aunque (TN) le había ofrecido "ayuda", claramente no lo hizo.

—Hoy estás muy diferente, Eijiro. —Dijo la pelirosa mientras avanzaba por el pasillo, admirando las pinturas—. ¿Sucede algo?

—No, no, no sucede nada.. —Respondió con un sonrojo en las mejillas. Su vista se perdió en un cuadro de colores grisáceos.

Era el mismo lago que había visto el día anterior. El reflejo se mantenía en el mismo lugar, los árboles estaban a cada lado. Mina llegó y se colocó a un lado suyo, admirando la misma pintura.

—Mina senpai, ¿tiene hambre? ¿Quiere ir a cenar? —La pelirosa se volteó  y se quitó el sombrero para luego negar con una sonrisa.

—Dejémoslo aquí. Oye, Eijiro, no se si me estoy equivocando, pero hay algo que quiero preguntarte. —El pelirrojo asintió—. Tú estabas enamorado de mí, ¿cierto? Y supongo que has encontrado a alguien más, tú trato ya no es el mismo.

—¿Q-qué? ¡No, no, no, no! No... —La pelirosa sonrió.

—¿Será verdad? ¿No me estás mintiendo? —Las mejillas de Eijiro se tornaron de un color aún más intenso cuándo la pelirosa se acercó hacia él, sacándole una sonrisa—. Ya veo. Muchas gracias por lo de hoy, te veré mañana en el trabajo.

El muchacho se quedó sólo en el puente, observando el cielo, teñido de azul, pero había otra cosa que opacaba al cielo. El cometa que habían estado anunciando en las noticias estaba pasando, sus colores violáceos y azulados le abrieron los ojos, porque era algo que muy pocas veces podía verse.

—¿Debería hablarle? —Susurró sacando su teléfono. Pero no había nada malo con intentarlo.

Marcó el teléfono y se colocó a la altura de la oreja, y esperó.

Mientras tanto, (TN) se encontraba con sus amigos en el festival, Kaminari y Jirou estaban sorprendidos por la reciente decisión de la joven, que había cortado su largo cabello (c/c) y lo había dejado a la altura de los hombros.

Subieron una colina y admiraron con una sonrisa al cometa que venía pasando, pero algo estaba saliendo mal. Uno de los lados del cometa comenzó a desbordarse y se transformó en un meteorito que se partió en miles de pedazos.

(TN) estaba anonadada y paralizada, sintiendo el calor a medida que se acercaba, finalmente, el meteorito cayó.

Eijiro suspiró con decepción cuándo su llamada no fue respondida, tal vez estaba ocupada, pero no, no había sucedido eso.

Y a partir de aquél día, (TN) ya no volvió a cambiar su cuerpo con el suyo.

—Te estás notando muy distante últimamente, Eijiro. —Le dijo Sero—
Vamos, anímate, ¿qué es lo que pasa?

—No tengo nada, sólo no tengo ánimo, es todo.

Bakugo hizo una mueca y se cruzó de brazos, sin saber el plan que Kirishima haría para encontrarse con (TN). Su habitación estaba repleta de dibujos hechos a lápiz, y todo era del mismo pueblo en el que la joven vivía, y su favorito era el dibujo del lago que había visto hacía unos días, le parecía bastante hipnotizante.

Al día siguiente, partió directo hacia la central. Llevaba una mochila llena de ropa, llevó todos los ahorros que tenía hasta ahora, y el más importante de todos; el dibujo.

—¿Pero qué están haciendo ustedes aquí? ¡Bakugo, te dije que me cubrieras! —El rubio chasqueó la lengua—. ¿Y qué hace Mina senpai aquí?

—Katsuki me llamó en cuánto le dijiste sobre tú plan, así que vine a ayudarlos.

—¡A mi no me digas nada, ella quiso venir! Además, ¿por qué jodidos mandas ese mensaje a las dos de la madrugada? ¡Yo también tengo que dormir! Y ya vámonos, que se nos hace tarde.

—Bakugo, pero yo... Yo no sé a dónde voy a ir. —Esa fue la última gota de paciencia que Katsuki tenía esa mañana—. Yo...

—¿No lo sabes? —Dijo con seriedad—. ¿Me estás jodiendo, Pelo Pincho? ¡Maldita sea! Sólo vámonos, ya te regañaré después.

Kirishima llegó junto a Mina y un Katsuki totalmente enfurruñado, también no lo había dejado dormir en todo el camino. Llegaron a un lugar bastante alejado de Tokyo, un pueblo pequeño que aún guardaba la apariencia de los dibujos del pelirrojo.

—¿Y si vamos a comer? Fue un viaje bastante... Largo. —Rió nervioso al ver la mirada asesina de Katsuki.

—Para mí sería un ramen Takeyama, por favor, y para ellos un katsudon... —La mujer asintió y se fue de allí—. ¿Realmente no tienes idea de a dónde vas? —Kirishima negó—. ¿Y cómo pensabas conocerla?

—Tengo ésto. Es un dibujo del lugar. —Katsuki alzó una ceja y se encogió de hombros—. Sólo que no recuerdo el nombre, soy bastante olvidadizo.

—Tienes amnesia, idiota. Te olvidas de hasta dónde trabajas, y ni lo niegues, porque sabes qué es cierto.

—¡Vaya! Pero que dibujo tan lindo, se parece bastante a Itomori. —Sonrió la anciana mirando el dibujo—. ¡Cariño,  ven aquí! ¿Verdad que se parece mucho? Mi marido nació ahí, era un lugar bastante hermoso.

—Tienes razón, si se parece.

—¿Itomori...? ¡Ah, Itomori! Si, ese es el nombre. ¿Sabe dónde queda? —Katsuki se enderezó y lo miró asustado, y los dueños del restaurante también.

—Itomori... Quedó hecho ruinas. Se desintegró por completo.

—¿Qué...? No, no, no debe de ser posible. —Katsuki lo tomó por el hombro, tenía los ojos un poco rojizos, parecía que quería llorar—. No puede estar en ruinas, ella me dijo que vivía ahí.

—Eijiro, el maldito de Deku murió ahí. El cometa acabó con todo el pueblo en octubre, él fue a visitar a su madre. —El corazón de Kirishima dio un vuelco y bajó la mirada al dibujo—. Y yo no me pude despedir... ¿Quieres que te compruebe que es cierto? Vamos.

Los tres salieron del lugar y se dirigieron hacia la última loma que daba vista a todo el lugar, y efectivamente, no quedaba nada. Katsuki tenía la cabeza baja, mientras que Mina no decía ninguna palabra, Eijiro era el más sorprendido de todos.

—No... E-ella me dijo hace dos semanas sobre lo del cometa, ¡tengo sus mensajes! —Sacó su teléfono y fue al calendario, pero su estómago se revolvió al ver que todo se estaba borrando.

Todos los emoticonos, las frases, las conversaciones que tenía con ella se estaban esfumando, parecía como si hubiera decidido borrar todo, las fechas, los días, todo desapareció.

—Eijiro, mejor vayamos a descansar, investigaremos una vez que lleguemos al hotel. —Mina los tomó del brazo y se dirigieron a la biblioteca del lugar.

Eijiro buscó imágenes, noticias en el teléfono, y Mina encontró un libro con todos los nombres de los fallecidos, mientras que Katsuki bebía una cerveza sentado en una silla.

—Ahí va a estar su nombre, ¿cómo dices que se llama? Tal vez Deku la conocía. —Kirishima negó, pero su peor miedo llegó a él cuándo vio su nombre—. ¿(TN)... Miyamizu?

—¿Estás seguro que hablaste con ella? ¿Cómo pudiste hablar con alguien que lleva tres años muerta, Eijiro? Es... Es... Increíble, simplemente no puedo creerlo.

—No, ella debe de estar viva, yo lo sé, lo sé, la conocí y hablé con ella, si no fuera así, no tendría ningún conocimiento sobre todo ésto. —, El rubio se levantó y le palpó el hombro—. ¿Bakugo?

—Mejor ve a darte un baño, te va a refrescar la cabeza. Te estás volviendo loco, amigo.

—Miren, ¿saben qué? Todo ésto es mi culpa, yo los traje aquí. —Mina asintió —. Regresen a Tokyo mañana por la mañana, yo me iré mucho antes, tengo que hacer algo.

—¿Pero por qué lo haces? Eijiro, ella ya no está viva.

—Mina senpai, porque es lo que un hombre hace. Me enamoré de (TN), incluso aunque no la conociera. Por eso también quiero pedirles perdón, pueden irse mañana, yo tengo cosas que atender.

Y así como lo dijo, se fue a la mañana siguiente en plena madrugada. Un hombre le ofreció llevarlo hasta dónde quería y lo felicitó por el dibujo, dejándolo cerca del inicio de la montaña.

Kirishima avanzaba lentamente, tratando de recordar todo lo que había visto en el cuerpo de (TN), el bosque seguía siendo el mismo y poco a poco comenzó a acercarse a la salida. Llegó a la punta y miró hacia el suelo; el santuario seguía estando en el mismo lugar.

Bajó corriendo, tratando de no caerse y se metió por la pequeña entrada que formaban los árboles, el kuchikamisake seguía ahí, cubierto de musgo, pero seguía ahí.

—El kuchikamisake... —Susurró el muchacho—. Es Musubi... Si tomo la mitad de (TN) puede que... Puede que...

Abrió la tapa y se encontró con el translúcido líquido y bebió un poco, pero para su descuido, resbaló. Miró hacia el cielo y se encontró cin un dibujo del cometa, miles de destellos y luces comenzaron a rodear sus ojos, comenzó a sentirse ligero y no esperaba lo que estaba a punto de ver.

—»Tú nombre es (TN)«. —Había una mujer de cabellos (c/c) con su rostro perleado de sudor, y al lado suyo estaba una bebé.

La escena cambió y ahora había un hombre al lado de una pequeña (TN), mientras que su madre estaba a un lado con el vientre abultado.

—»¡Serás una hermana mayor!« —Exclamó la mujer, mientras que su hija recostaba su cabeza, escuchando el vientre de su madre.

Sin embargo, la escena cambió a una aún más oscura. La madre de (TN) y Yotsuha había fallecido, mientras que ninguna de las dos sabía cómo reaccionar.

—»¡A mí no me importa ese maldito santuario! Yo amaba a Futaba, no me interesa ese maldito lugar«. —Sin embargo, la abuela de (TN) no soportó más y lo hecho del lugar.

Al parecer, (TN) y Yotsuha vivirían con su abuela a partir de ese día, y después de aquello se reprodujeron todos los acontecimientos que Kirishima había vivido con ella.

—»Puede que estén juntos en éste momento«. —Notó como había empezado a lagrimear, mientras peinaba su cabello. —»Iré a Tokyo«.

—»¿Ahora? ¿Estás segura?« —Preguntó Yotsuha—. »No tienes nada que hacer ahí«.

—»Abuela, ¿podrías hacerme un favor?« —El sonido del chasquido de la tijera le dio a entender que había cortado su cabello. Después de aquello, el cometa ya era visible, la joven estaba en lo alto de la colina admirando a aquél cuerpo celeste.

—¡(TN), SAL DE AHÍ! —Gritó Kirishima—. ¡Huye! ¡(TN)!

Kirishima despertó y observó todo a su alrededor. No estaba en su habitación. No era su cuerpo. Estaba en el cuerpo de (TN).

De inmediato comenzó a llorar y a perturbar a Yotsuha, que la vio amasando sus pechos mientras lloraba, para luego gatear hacia ella.

—¡Abuela, (TN) se volvió loca!

—No. Puede. Ser. —Dijeron Jirou y Kaminari al unísono—. ¡Tú cabello!

—Mi cabello es lo de menos, ahorq escuchen. Todos moriremos voy. —Kaminari. ese ha dejado de funcionar—. Pero podemos evitarlo.

—¿Todos vamos a morir hoy? ¿Por qué? —Inquirió su amiga.

—El cometa se estrellará aquí, en éste pueblo, debemos de refugiar a todos si queremos salir con vida. Escuchen, Jiro, tú te encargarás de la transmisión.

—¿Q-qué? (TN), ésto es un crimen, y además, ¿por qué yo?

—Porque tú utilizas la sala de transmisiones para transmitir la música que te gusta a cada rato. —Dijo Kaminari—. ¿Y yo? ¿En qué voy a ayudarte?

—Tenemos que hacer que todos lo escuchen, por ende... Tendremos que destruir la señal, tenemos que usar...

—¡Explosivos! —Interrumpió alzando los brazos—. Tú cuenta conmigo, mientras tanto, ¿tus qué harás?

—Yo trataré de convencer a mi padre, es el alcalde y todos querrán seguirlo a él, en la última palabra. Si no logro persuadirlo... Habrá que recurrir a mayores. Los veo en dónde siempre nos reunimos, vamos a salvar a todos.

Eijiro se echó a correr directo hacia la casa del alcalde, esperaba con ansias poder salvarlos a todos, en especial a (TN), por ahora ella era la más importante.

—Señor, su hija lo es-

—Necesito hablar contigo. —Habló con voz seria y con la mirada puesta en él—. Todos moriremos hoy, y sólo hay una manera de prevenirlo.

—¿(TN)? ¿Qué es todo ésto? ¿Y cómo que vamos a morir todos?

—El cometa va a estrellarse si no hacemos algo, tienes que ayudarme, el pueblo está en peligro. —Su padre la observó fijamente y soltó una risa ronca.

—Sin duda el lado loco lo tienen los Miyamizu. Escucha, (TN), dile a alguien que te lleve al hospital del pueblo, no hablaré contigo hasta que me den un diagnóstico. —Eso encendió la rabia de Kirishima, y jaló la corbata del padre de (TN) para alzar un puño—. ¿Lo ves? Vamos, lárgate, no quiero verte aquí.

La joven mordió su labio, soltó su agarre y bajó el brazo. Caminó hacia la puerta y se dirigió al punto de reunión con sus amigos.

—¿Y? ¿Qué te dijo? —Preguntó Kaminari, (TN) negó—. Aún así, no importa, nosotros te creemos, vamos a seguir con el plan. Jiro está comprando municiones.

—¿Tienes algo planeado? —El rubio sonrió con Aires de grandeza.

—Puedo ser idiota, pero no estúpido, (TN). Descubrí que el lago que está cerca de tú santuario es un cráter, entonces toda la tierra que tenemos en el pueblo también lo es, porque está dentro del cráter. —(TN) asintió—. Excepto una parte, y esa es el área de la secundaria. Es la única parte que no va a explotar, podría ser nuestro refugio.

—¡Denki, eres un genio! ¿Y cómo haremos que todos escuchen sin que nos descubran?

—Haremos lo que te dije, usaremos los explosivos y volaremos la torre de control de energía, a todos se les irá la luz, excepto a un punto. La secundaria. Jiro hará la transmisión desde ese punto mientras nosotros mentiremos diciendo que hubo una falla en las tuberías de la mina, ¡y problema resuelto!

—¡Ya llegué! ¿Lograron idear algo? —Kirishima se colgó del cuello de Kaminari—. Veo que si, ¿qué haremos? Yo entiendo que haré la transmisión, pero hay un problema, yo no sé cómo conectarlo, sólo lo utilizo.

—¿Entonces cómo diablos lo haces? Siempre lo usas. —Indagó Kaminari con el ceño fruncido.

—E-este, le pido ayuda al hijo de Inko-san, la señora de la tienda de flores. A Midoriya, estaba de paso por aquí y pues... —Kirishima sacó el teléfono de (TN) y tecleó un número.

—Midoriya, soy yo, Kiri... ¡(TN) Miyamizu! —Corrigió nerviosa—. Necesitamos tú ayuda.

¿Kiri? ¡Ah, (TN)-san! S-si, supongo que puedo ayudarlos, ¿qué necesitan?

Kirishima sintió un escalofrío recorrerle la espalda cuando lo vio parado frente a él, aquella noche no sólo una pareja se formaría, si no, dos.

—¿P-pero eso no es ilegal? —Preguntó el peliverde, jugando con sus dedos—. No quiero meterme en problemas.

—No es ilegal si se trata de salvar a la gente, amigo mío. —Sonrió Kaminari—. (TN), es hora de irnos a salvar al pueblo. Jiro, en cuánto te hablemos, inicias la transmisión, ¿entendido?

Kirishima se subió en la parte trasera de la bicicleta de Kaminari, mientras se sujetaba de la cintura del rubio. Se alegró de que hasta ahora su plan estuviese funcionando, pero no había que cantar victoria aún.

Se bajaron de la bicicleta y llevaron consigo los explosivos. Los colocaron por toda la planta y se alejaron lo más que pudieron, para luego encender la bomba.

—Cinco... Cuatro... Tres... Dos.... ¡Uno!

La explosión retumbó por todo el lugar, la gente del festival también sintió la vibración de la explosión y observaron el fuego, cerca de la montaña.

—¡Jiro-san, inicia la transmisión! —La joven asintió una vez que Midoriya colocara todo y habló con la voz más irreconocible que pudo.

Se les informa a todos los civiles que se acaba de producir una falla en el sistema de electricidad. El fuego comenzó una explosión y posiblemente se expanda por todo el bosque. Se recomienda que evacúen de inmediato y se dirijan a un lugar alejado del lago.

¿De dónde rayos está transmitiendo? —Preguntó el padre de (TN) buscando en la computadora—. ¡Están alterando todo, búsquenlos!

—Señor, no podemos ver de dónde es. La red no está interferida, pero al parecer la explosión viene de la central de luz, va a ser imposible encontrarlos, ni siquiera sabemos si están aquí.

—No importa, busquen en todas partes, tenemos que decir que ésto es un mal entendido, ¿ya hay fuego en el bosque? —Sus guardias negaron.

—¡Hay fuego en el bosque! ¡Diríjanse a la secundaria, ahí estarán a salvo! —Gritaron Kaminari y (TN)—. ¡Rápido, no tenemos mucho tiempo!

En ese momento, algo vino a la mente de Kirishima; su cuerpo. Aún estaba inconsciente.

—¡Préstame tú bicicleta, tengo que irme! —El muchacho no tuvo tiempo de preguntar, pero (TN)ya se había ido pedaleando.

Subió la colina, ignorando el ardor de sus ojos por el sudor, el punto era dirigirse al santuario. Mientras tanto, (TN) ya había despertado.

—¿Eh? Estoy en... Estoy en el cuerpo de Eijiro. —Dijo tocando su cuerpo—. Él está...

Kirishima cayó por un risco pequeño, dañando la bicicleta de Kaminari. No le tomó mucha importancia, ya pediría perdón después, y se dirigió corriendo hacia la cima.

Eijiro.

Eijiro.

¿No me recuerdas?

¡Mi nombre es... (TN)!

(TN) estaba caminando a lo largo del filo del lago, aún era de día pero no había rastro de Kirishima.

—¡(TN)! —Escuchó su nombre, sin embargo, no había nadie—. ¡(TN)! —Escuchó de nuevo.

—¡Eijiro! ¡Eijiro! ¿Dónde estás? —Para el muchacho era lo mismo, escuchaba, pero no veía a nadie.

Sin darse cuenta, pasaron el uno del otro, y sintieron algo que les indicó que estaban ahí. Kirishima se detuvo y posicionó su mano frente a ella. (TN) hizo lo mismo, pero no se veían.

Poco a poco, el sol comenzó a esconderse, era tiempo del ocaso.

Ambos abrieron sus ojos, y sus miradas se encontraron, estaban el uno frente al otro.

—(TN).... ¡Estás viva! —La joven se sonrojó al sentir su cuerpo rodeado por brazos ajenos, pero lo dejó estar—. Escucha, no hay tiempo.

—¿Cómo... Cómo me encontraste? Tienes mí... Yo... Tú no me reconociste.

—¿Qué?

—Fui a Tokyo y-y te busqué... Y cuándo te encontré... Tú no me reconociste. —(TN) bajó la mirada y acomodó un mechón de su cabello—. Pensé que no querrías verme.

—E-eso... Eso, ¿cuándo fue?

—Fui ayer, pero tú... Tú sólo te me quedaste mirando. —Eijiro por fin había comprendido las cosas.

—Eso fue hace tres años... ¡Llevo tres años buscándote! —Sonrió con las mejillas encendidas—. Es por eso que tengo ésto. Tú me lo diste hace tres años, yo pude regresar debido a ésto, y también porque bebí tú kuchikamisake.

—¿¡Qué hiciste qué?! ¡Eres un pervertido! ¡Tonto! —Exclamó con las mejillas rojas.

—Lo siento... Cuándo lo hice desperté en ti cuerpo y-y...

—Y tocaste mis pechos, si, lo sé, Yotsuha me lo dijo. ¡Eres un idiota!

—¡Tú te gastabas mi dinero! —Ambos comenzaron a reír y luego se miraron a los ojos—. Cierto, tengo que contarte que debes de hacer. Vine por ti, porque quiero que vivas, Jiro y Kaminari ya saben de qué va todo, sólo tienes que convencer a tú padre, a tú manera.

—Está bien, lo entiendo. —Kirishima sonrió.

—Aquí tienes lazo y una última cosa, hay que escribir nuestro nombre para no olvidar quién es quién. —Sacó un rotulador y tomó la mano de la muchacha—. Tu turno.

Pero (TN) desapareció.

La joven iba bajando la colina con lágrimas en los ojos, bajaba el ritmo por la caída que había sufrido hacía un instante, y volvía a acelerar para llegar con sus amigos.

Denki venía en camino hacia ella en su motocicleta, y subió junto a él.

—¿Qué piensas hacer? Tú padre ha atrapado a Jiro y a Midoriya. —(TN) mordió su labio.

—Voy a convencerlo, ya lo verás.

Jiro apretaba la mandíbula mientras que Izuku estaba totalmente paralizado por el miedo. Los habían descubierto, y ya habían dado el anuncio que les indicaba a todos que había sido un malentendido.

—¡(TN)! Quiero una explicación ahora mismo. —La joven tomó aire y se acercó a su padre con una mirada seria, que también reflejaba tristeza—. ¿Qué te sucedió?

—Tienes que evacuar al pueblo, papá. Creeme que tenemos que hacerlo, ese cometa acabará con nosotros. No estoy loca, se que va a suceder.

—¡Señor, el cometa! —Gritó uno de lo trabajadores. Y en efecto, (TN) tenía razón.

El cometa se partió en dos, y el meteorito se estaba dirigiendo hacia ellos. Se dio el llamado y todos corrieron de inmediato hacia la secundaria que estaba alejada de todo.

El meteorito venía cayendo, acompañado de pequeños destellos que también venían hacia ellos.

El impacto fue atroz, los árboles, el bosque, el santuario, todo explotó.

Kirishima se levantó con pereza, se colocó el traje gris que llevaría ese día y se dirigió hacia el café en dónde se encontraría con sus amigos.

—Es por eso que no encuentras trabajo, creeme, ha de ser el traje. —Se burló Sero—. Mírame a mí, tengo seis entrevistas de trabajo.

—¡Ja! Yo tengo ocho, te gané, imbécil. —Se burló Katsuki poniendo su brazo alrededor del hombro de Midoriya—. Deku tiene la misma cantidad.

—Créeme que encontrarás trabajo pronto, apenas acabas de salir de la Universidad, ya vendrán más oportunidades, Kirishima. —Sonrió el peliverde.

—Ustedes tienen todo planeado, mientras tanto, yo sigo batallando. Mina senpai está a punto de casarse, ustedes se acaban de comprometer, ¿y yo? Sigo todo sólo, solín, solito. —Agachó la cabeza, sacando unas risas por parte de sus amigos—. Cabe recalcar que yo sigo soltero porque quiero.

—Si, si, claro. Sigues siendo el mismo Kirishima de hace cinco años, amigo.

—El mismo idiota e imbécil.

—¡Kacchan!

—¿Qué? Es cierto. Yo no digo mentiras.

—Cómo sea, los veo mañana. Ojalá y me acepten la entrevista que tengo. —Sus amigos se despidieron de él y salió del café.

Su entrevista fue mejor de lo que esperaba. Propuso la idea que dejó a todos los presentes bastante satisfechos. Su plan era crear nuevos recintos o refugios para la gente de las afueras, cosa que les gustó bastante.

—Ya veo, así que sigues buscando trabajo. —Dijo Mina con una sonrisa—. Debe ser por el traje.

—¿En serio se me ve tan mal? Diablos, eso no es varonil.

—Tú siempre lo has sido. Aunque... Sigo sin entender porqué cambiaste. Antes eras lo suficientemente lindo conmigo, cómo para enamorarme, pero luego cambiaste. Tal vez una persona llegó a tú vida y te cambió por completo, ya no eres el mismo Eijiro de hace cinco años.

—No.. He salido con nadie. —La pelirosa se encogió de hombros—. No entiendo el porqué.

—Yo sentí lo mismo, sentía un vacío dentro de mí ser, cómo si aún siguiera buscando a alguien, y después lo encontré y ese vacío desapareció.

Y ese sentimiento también lo tenía desde hace un tiempo. Todas las mañanas se levantaba con una sensación vacía en el estómago, como si hubiera olvidado algo, y todo empezó desde que se despertó en el lago, nunca supo porqué estuvo ahí.

Mina se despidió de ella con una sonrisa, ella también había cambiado mucho. Y de un momento a otro sus sentimientos por ella desaparecieron, estaba feliz por su compromiso, estaba feliz de que siguieran siendo amigos.

Subió al tranvía que lo llevaría a casa y un escalofrío lo recorrió cuando divisó un lazo de color rojo intenso en el cabello de una mujer. La perdió de vista, pero ella también se había dado cuenta.

Un mes más tarde, cuándo los cerezos habían florecido, se dirigió a su nuevo trabajo, subiendo por unos escalones.

Su rostro se topó con el de una joven (c/p) con ojos (c/o). Su cuerpo reaccionó de manefa involuntaria, pero ella comenzó a llorar y siguió avanzando.

—Ésto... ¿Nos hemos visto antes? —La joven se volteó y limpió sus lágrimas.

—Lo mismo quería preguntarte, siento que te conozco desde hace tiempo. —El pelirrojo tragó saliva.

—¿Cuál es tú nombre? —Preguntaron al mismo tiempo.

Ambos si estaban buscando algo, y ese algo, era el uno al otro.

—— ✨ ——

Alv, lloré.

Tuve que ver la película otra vez porque no me acordaba de nada xd. Espero que te haya gustado uwu.

Lo mismo para todos ustedes, por fin llegamos a los 2k votos, me emocioné Machín xd. También estoy a unos cuántos de llegar a los 300 seguidores akgnakgksk.

Ya quiero escribir el especial de My Hero Mexicano pero los pedidos simplemente no se acaban wicnsgkskgksk, y no quiero cerrarlos 😔, pero tengan por seguro que no lo haré uwu.

En fin, los invito a que pasen por mis otras historias, muy pronto subiré el libro de One Shots de Haikyuu y One Piece para que se vayan preparando uwu.

Les recuerdo que los pedidos siguen abiertos y son bienvenidas a pedir cuántos gusten TwT. Y sin más, nos vemos en el siguiente Shot uwu.

Bais!

Siguiente pedido: Lou_Drag

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro