VOLVÍ Y REGRESÉ CON TODO
vOLVÍ ASÍ QUE ESPERO Q DISFRUTEN ESTO, LO RESUBÍ, PQ FUE PARTE DE UN CONCURSO.
pido perdón si el shot no tiene estética ni nada, peeeeero, ando editando todas mis historias para q todo se vea re lindo. les agradezco mucho que aún me sigan esperando, los he extrañado muchísimo. ahora sin más disfruten el shot q está potente.
— Advertencias;; NSFW, asfixia, BDSM, denegación del orgasmo, sexo semi publico, sexo oral, denigración.
Akemi soltó un suspiro mientras se dejaba caer en la silla giratoria de su escritorio. La joven estaba muy aburrida mirando fijamente hacia la ventana que tenía a la derecha, se pasó una mano por el cabello para desatar el moño arreglado que llevaba. No tenía la menor idea de porqué se había metido en algo como trabajar para Endeavor, quien ahora la tenía más que ajetreada, haciéndola traer papeleo de aquí a allá, mientras era observada por Hawks que sonreía altaneramente viéndola pasar con su cuerpo esbelto cubierto por una blusa blanca abotonada, una falda de tubo y unas medias negras cubriéndole las piernas.
Akemi sabía más que nadie que el héroe número dos trataba de cortejarla, pero ella no tenía la más mínima intención de relacionarse con él, debido a que ya había una persona más cercana a ella esperándola raras veces en casa, debido al riesgoso trabajo que tenía como villano. No era principalmente un trabajo, pero el punto se entendía. La mujer de hebras negras entró a la oficina de su jefe tras tocar la puerta, dejó los papeles del caso que estaban investigando sobre su escritorio y se marchó de ahí, para seguir con su trabajo.
— Y, ¿entonces? Veo que estás muy interesada en la Liga de Villanos. —Dijo el rubio mientras era ignorado de manera olímpica por la secretaria que seguía tecleando en el ordenador para seguir buscando información—. ¿Me estás ignorando? —Akemi dejó salir un suspiro y dejó de mover su manos para mirarlo con una ceja alzada.
—Ehm, ¿si? Estoy haciendo mi trabajo, y mi trabajo es investigar sobre la Liga de Villanos, sino no tengo sueldo y si no hay sueldo, no hay comida, y si no hay comida, no como, y sino como me da ansiedad y soy capaz de hacer muchas cosas. —Sentenció la azabache para luego regresar al trabajo—. Si sigues revoloteando por aquí le diré a Endeavor-san que te saque a patadas para que no vuelvas por aquí, y si no lo hace, lo haré yo.
Hawks simplemente se rindió y salió de la zona de trabajo de la asistente, para mirarla de reojo desde la planta de arriba del edificio. Mientras se recargaba sobre el barandal la observaba sin dejar de quitarle los ojos de encima, aquella mujer desprendía una aura bastante misteriosa, y desde hacía algunos años trabajaba para Endeavor, después de una tragedia que sucedió en la escuela a la que ella asistia.
Akemi no era una persona de muchas palabras, al contrario, solo te observaba y analizaba en un santiamén con aquellos ojos amarillos que petrificaban a cualquiera. Asimismo, Hawks no estaba tan asustado, después de todo solo le parecía una joven interesante, ya que su quirk le permitía recolectar la mayor cantidad de información sobre algo. Dentro de su cerebro se preguntaba cómo es que no estaba en un rango más alto, pero Akemi no estaba muy interesada en ello, de hecho, a pesar de que recolectaba información sumamente importante para la Agencia, no tenía ninguna intención de ayudar a los héroes.
Le parecían personas que simplemente no valían la pena, personas con ideales falsos que realmente no tenían la intención de ayudar a nadie, por ello, ella estaba del otro lado del telón. Hubo una persona que llevaba volviéndola loca desde hacía unos cuatro años, y fue quien la incitó a formar parte de la famosa Liga de Villanos, como una agente doble. Shigaraki la tenía al tanto de la información y mandaba a esa persona para darle todo tipo de información.
Dicha persona era Dabi, la persona más inexpresiva e impulsiva de la Liga de Villanos, lo había conocido desde que ella había salido de la Universidad, lo observaba desde las sombras, viendo como la seguía con la mirada, recorriendo con aquellos zafiros azules que le enviaban escalofríos a todo el cuerpo. Su encuentro con el azabache había sido extraño, la tenía acorralada contra la pared de un callejón, con sus libros y su bolso esparcidos en el suelo, las manos de Dabi serpentearon su cintura, pegando sus caderas con las suyas. El tan solo recordar el ardor de las manos de Dabi recorriendo sus medias oscuras, su aliento caliente en el hueco de su cuello, sus manos acariciando levemente su trasero por encima de la falda, Dios, simplemente con tan solo imaginar los orbes azulados de Dabi la hacían retorcerse en el asiento.
Jadeando, y retirando el pequeño rastro de sudor de sus pómulos, siguió trabajando, siendo observada por Keigo, que aún sospechaba de ella.
Tras haber recolectado la máxima información que pudo en cuanto al nomu que había atacado a Hawks y a Endeavor en aquél edificio, obviamente sin poner toda la información que ya conocía, sino Keigo sospecharía aún más de ella, ya que Dabi fue el primero en informarle sobre ello. Se estiró en su asiento, soltando un leve bostezo y volviendo a formar el moño desaliñado, dejando unos cuantos mechones fuera de su lugar. Guardó la información en una carpeta especial de la investigación, para mandársela a Enedeavor y a los demás que requerían de aquél documento. Se levantó del asiento y apagó el ordenador para luego despedirse de sus compañeros con una sonrisa calmada, para luego salir de la agencia siendo abrigada por el abrigo de peluche negro que Dabi le había obsequiado por su cumpleaños.
Las calles estaban repletas y la gente iba y venía de lugar en lugar, chocando con ella, haciendo que inevitablemente se fuera a caminar del lado del asfalto, cerca de los oscuros y tenebrosos callejones que le enchinaban la piel. Su apartamento aún quedaba muy lejos, y maldecía internamente por haber dejado que la Liga utilizara su auto para ir a cierto punto con una persona que les había ofrecido un nuevo trabajo, pero ese no era el único problema, Dabi todavía no regresaba, y la necesidad de sentir sus manos después de tres meses la hacían tener un nudo justo en su vientre bajo, estaba necesitada, quería sentir aquél calor infernal que solamente Dabi la hacía sentir, anhelaba poder sentir como la mano del azabache le jalaba el cabello susurrándole rasposamente palabras al oído que con tan solo escucharlas hacían que sus piernas flaquearan.
La brisa de la noche acariciaba la desnudez de sus piernas, que tan sólo eran cubiertas por unas medias negras. Lamentablemente, su pie no resistió el empujón que hizo una persona que iba corriendo a toda prisa, y antes de que su cuerpo cayera al suelo, un brazo la sujetos por la cintura y la jaló hasta el fondo del callejón. Akemi gimió al sentir como tapaban su boca y empezó a patalear para que la soltara.
—Maldita sea, no te muevas tanto. —Los ojos dorados de Akemi se abrieron de par en par al escuchar la rasposa voz de Dabi directamente en su oído—. Ahora, cállate si no quieres que las cosas sean mas difíciles.
Akemi soltó un gemido de dolor cuando su rostro se impactó en el muro de piedra del callejón, con ambas manos reposando en la pared, y con sus caderas a completa merced de Dabi. El villano sonrió al escuchar el casi inaudible jadeo de la mujer ante las caricias que le proporcionaba en la parte trasera de los muslos, mientras que la mano que la detenía por el estómago descendía tortuosamente hasta llegar a donde sería su feminidad.
—Abre las piernas.
—Dabi... No podemos hacerlo... ¡Aquí! —Dabi soltó un gruñido y jaló el cabello negro de la joven mientras mordisqueaba su mandíbula y bajaba con su lengua a lo largo de su cuello—. D-Dabi...
—Guarda silencio y cierra la maldita boca, ahora abre las jodidas piernas, que no tengo todo el día. —Akemi arqueó la espalda al sentir como Dabi sin previo aviso acariciaba su centro con dos de sus dígitos. Los movía de manera circular, mientras seguía sujetando su cadera contra la suya para evitar que cayera al suelo—. Eres una maldita necesitada.
—Cierra la boca y... Sigue con lo tuyo. —Dijo mientras mordía su labio.
Dabi sonrió con sorna y alzó el cuerpo de la azabache, destrozando su blusa abotonada y metiendo su mano dentro del sostén de encaje blanco que Akemi llevaba. Acarició su pecho y tomó un pezón entre sus dedos para empezar a molestarla. Akemi por un descuido abrió las piernas y Dabi acercó su pierna a su centro para empezar a masajear su punto con la rodilla. La mano derecha en su pecho, la rodilla y los dedos de Dabi fijando su atención en su humedecida cavidad y por último su boca marcando su cuello y haciéndole cosquillas en el oído por sus palabras, claramente la hacían perder la cordura, hasta que recordó en qué sitio estaban.
Sin embargo, dentro del cuerpo de Dabi las cosas eran muy diferentes, estaba con el corazón latiéndole a mil y con un dolor en su miembro que se extendía hasta el vientre por no estar dentro de su novia. La había tomado por sorpresa, y había aprovechado la oportunidad para poder saciar toda su adrenalina dentro de ella, porque ante sus ojos, Akemi era la persona más ardiente que podría haber conocido, le prendía le hecho de que siempre quisiera hacerse la fuerte cuando solo era un diminuto conejo cuando se encontraba debajo de él.
Los ojos de Akemi se cerraron fuertemente al sentir como el nudo de su vientre se disipaba, su cuerpo estuvo a punto de caer de no ser por Dabi que la tomó por la cintura. La respiración de la joven seguía siendo irregular y su pecho subía y bajaba, tratando de relajar su cuerpo. Dabi redujo la cercanía entre sus bocas y fundió sus labios con los de la azabache, que tiró de su cabello sin dejar de besarlo.
—Vamos a casa, Dabi. —Pero Dabi no tenía ninguna intención de irse de aquel lugar—. Deja, dej...
—Yo todavía no he terminado, Akemi... —Susurró el villano en el oído de su compañera—. No porque tu ya te hayas saciado significa que yo no pueda hacerlo. —Los ojos de la muchacha se abrieron de par en par y ahogó un gemido en la mano de Dabi.
—¡D-Dabi, espera! —Akemi dejó caer su cabeza, mientras que su mano trataba de sujetarse de la pared sin mucha ayuda. A medida que la velocidad aumentaba sentía ese nudo creciendo dentro de su interior, pero tratando de reducir la distancia entre sus labios.
Sin embargo, Dabi no hacía caso ante las palabras de la muchacha. La tenía tomada por las caderas, embistiendo su pelvis contra el trasero de la joven, ocultando su rostro en el hueco del cuello de la muchacha. La mano de Dabi cubría la boca de Akemi que de paso mordía levemente la palma de este, causando unos cuantos gruñidos por parte del villano. La temperatura de sus cuerpos había nublado cada uno de sus sentidos, y por ello no tenían conciencia del sitio en el que estaban teniendo su encuentro.
Dabi cada vez se sentía mas cerca del anhelado orgasmo que llevaba esperando por mas de tres meses, mientras que Akemi pasaba sus manos contra el estómago del muchacho para hacer que bajara la velocidad. La respiración de Dabi quemaba cerca de su hombro, y el simple hecho de sentir el vahar de su boca contra su cuello le enchinaba la piel. Pero ese no era el único problema. Akemi escuchó voces venir desde el inicio del callejón, su corazón se aceleró y la necesidad de separarse de Dabi, pero el villano aún seguía firme ante el agarre de sus caderas, con una sonrisa maquiavélica en su rostro.
—¿Qué....? —Jadeó Dabi contra el cuello de Akemi—. ¿Acaso tienes miedo de que te descubran y que te vean como una maldita zorra necesitada? —Dabi tiró de su cabello y aumentó la atrocidad de sus embestidas y salió del cuerpo de Akemi con un ronco y sonoro gruñido. Akemi se dejó caer completamente contra la pared y dejó que la semilla de Dabi bajara por sus piernas.
La muchacha respiraba con dificultad y trataba de cubrir su pecho desnudo, y lamentablemente su blusa había sido hecha trizas por culpa de su novio y el ardor en sus mejillas se intensificó. Dabi se dio cuenta de ello y se quitó el abrigo negro para dárselo a ella.
—Toma, ¿ves? No sucedió nada. —Akemi frunció los labios y recogió el abrigo negro que ella había llevado, solo que este estaba mojado, y cubierto de polvo.
Dabi pasó sus dedos por la barbilla de la joven y alzó su mentón para plantar un beso en los labios de la agente. Las personas que habían llegado solo se les quedaron mirando con asco, sin embargo, uno de los muchachos silbó en cuanto vio a la muchacha, haciendo que Dabi chasqueara la lengua. Pobre muchacho, pobres a todos, no les tocaba.
Akemi suspiró mientras negaba con la cabeza, aunque Dabi solo rascó su nuca con una sonrisa nerviosa, pero a pesar de ello, Akemi no estaba enojada y dejó caer su cabeza en el brazo del muchacho, mientras que él pasaba su brazo por su cintura.
—Voy a verte mañana en tu trabajo, y espero que te encuentres en ese lugar. —La joven de orbes dorados se le quedó mirando fijamente, con duda en su mirada—. Si no puedo vengarme de una manera, puedo hacerla de otra manera.
—Dabi, ¿en qué demonios estás pensando? —Preguntó Akemi con un tono desganado. Dabi tenia ocurrencias bastante alocadas, aunque la joven ya tenia una idea de lo que sucedería cada vez que el la esperaba en cierto lugar, ¿pero esto? —. Dabi, no se en qué estás pensando, pero por favor, dime que no es...
—Agradece que me estoy quedando todo el resto del mes contigo, y esa es la única condición. —Dejó a Akemi en el umbral de la puerta de su casa y la acorraló entre su brazo y la puerta—. Solo... Mantenlo ocupado al pajarraco ese, yo me encargo del pez mas gordo.
Y tras besar su frente se desvaneció entre la oscuridad de las sombras, dejando a Akemi con un leve cosquilleo en el estómago.
—¿Por qué demonios hago esto? —Dijo en voz alta, entrando al apartamento que lamentablemente no podían compartir.
Akemi se encontraba trabajando como de costumbre en su sector mientras tecleaba la información que Endeavor le había pedido investigar por un caso que se había dado ayer. La azabache formaba leves muecas de dolor por la noche anterior, y a pesar de que solo habían sido alrededor de unos cinco minutos, no podía evitar el tortuoso ritmo de Dabi.
Y para su mala suerte, el héroe número dos, Hawks había llegado, yendo de inmediato a su lugar. Akemi sintió su presencia en cuanto el rubio usó sus manos para cubrir los ojos de la muchacha, canturreando animadamente el famoso "¿Quién soy?".
—¿Qué demonios quieres ahora? —Preguntó Akemi sin siquiera mirarlo. Hawks suspiró y retiró sus manos de los ojos de la muchacha —. Te recuerdo que puedo decirle a Endeavor-san que me estás molestando y mas en mi hora de trabajo cuando estoy mas concentrada.
—¿Por qué eres tan mala conmigo? Que yo recuerde no te he hecho nada.
—¿Coquetearme y no dejarme ir mientras yo tengo que hacer mis cosas no es hacerme nada? —Keigo sonrió con cierta culpa haciendo que la joven rodara los ojos —. Mira, no tengo nada en contra tuya, pero ¿podrías dejarme trabajar? No me siento muy bien que digamos.
—¿Se puede saber por qué no te sientes bien? —La joven pensó dentro de su cabeza algunas coartadas y miró hacia la computadora —. Si le dices a Endeavor-san puede que te dé unos días.
Solo no dormí bien, hay algo que no me deja dormir, entonces... Es todo. —Hawks giró la silla y se detuvo frente a la azabache. Ahora, si Dabi la estuviera viendo no la dejaría caminar por unos cuantos días —. ¿Hawks? ¿Qué demonios estas haciendo?
—Creo que ya sé por qué no puedes dormir. —Akemi tragó saliva y trató de regular su respiración —. Te sientes sola. Lo sé, lo presiento. —Dios, por un momento sintió que el corazón se le había caído al suelo. Akemi retiró las manos de Hawks de sus hombros y frunció los labios alzando sus cejas.
—Si, puede que sea así, pero, te lo digo otra vez, ¿ya podrías dejarme trabajar? —Hawks chasqueó la lengua y revolvió el cabello de la muchacha mientras la observaba de reojo, si, no se había equivocado, porque la joven si sentía sola.
Akemi siguió trabajando, y alrededor de las once de la mañana el calor azotó a la agencia, Akemi y la mayoría de sus compañeros sudaban a mas no poder, el calor era sofocante y el aire apenas si podía circular. Akemi seguía pendiente ante cualquier mensaje o signo que le indicara que Dabi pronto estaría ahí, sin embargo, no había indicios aun, aunque, si sentía ojos clavados en su nuca.
—Akemi-senpai, Endeavor y Hawks la están llamando. —Le informó su asistente a lo que la azabache asintió levemente. Dudaba mucho que ya hayan tenido información sobre su traición, pero debía mantenerse calmada.
Akemi subió las escaleras mirando hacia la ciudad, la gente transitando y cubriéndose por el sol, con el sol en su máximo punto, y con una extraña situación llamando su atención. Había un grupo de personas dentro de un callejón y había llamas saliendo del lugar, estaba mas que claro que Dabi ya había llegado. Tanta era la conmoción que la gente empezó a correr y gritar por toda la calle, llamando la atención de los héroes que ocupaban el primer y segundo lugar.
—¡Endeavor, Hawks! —El pelirrojo frunció el ceño y se levantó del asiento del escritorio para levantarse—. Puede que ya lo hayan visto, pero... Ellos están aquí.
—Bueno, parece que el regaño tendrá que ser mas adelante. —Canturreó el rubio mientras palpaba el hombro de la muchacha—. Con que no sea la Liga de Villanos, todo bien.
—Akemi, quedas a cargo. —Sentenció Endeavor mientras se llevaba al pájaro amarillo de Plaza Sésamo consigo. Akemi se quedó sola en la gran habitación, cerró las ventanas, y corrió la cortina para cubrir todo rastro de sol.
Finalmente se quedó pensativa mirando todo el papeleo que Endeavor tenía en el escritorio, estuvo a punto de revisarlo, de no ser por las serpenteantes manos de su amante prohibido que se situaron en sus caderas para luego subir a su pecho, contorneando su cintura.
—Te parece divertido, ¿eh? Bien, si así lo quieres. —Akemi no tuvo ni dos segundos de preguntar el porqué cuando ya se encontraba boca abajo contra el escritorio. Sus manos contraídas por las de Dabi contra su espalda y con su pecho sobre el escritorio—. ¿Acaso crees que no te vi? Me hierve la sangre cada vez que te veo hablando con ese maldito pajarraco.
La pelvis de Dabi de inmediato chocó con su trasero haciendo que Akemi gimiera en voz baja al sentir el miembro de Dabi contra sus glúteos. Aunque ese placer fue opacado por un quejido de dolor cuando Dabi tiró de su cabello, alzando su cuerpo, arqueando su espalda para lamer su cuello y morder el rojizo lóbulo de su oreja.
—Necesitarás esto más tarde, maldita zorra. —Con mucha dificultad y fuerza retiró el saco negro de su novia para luego hacer la parte trasera de la blusa, cenizas.
La azabache soltó un audible gemido que fue callado por Dabi, era una de las cosas que mas amaba de Akemi, ante sus ojos era una loca ridículamente sensual, que al sentir el ardor del fuego de Dabi en su piel caía de rodillas ante sus pies.
—Te recuerdo que tienes que guardar silencio, no eras la única que está aquí, hay idiotas allá abajo. —La azotó contra el escritorio y escupió en los papeles de Endeavor—. Es una buena venganza, ¿no crees?
—Solo eres un jodido loco, eso es todo. —Jadeó la de orbes dorados gruñendo al sentir el fuego de Dabi recorrer su espalda. La sonrisa del villano se intensificó cuando su mano bajó directo a la feminidad de la muchacha, que sin pensarlo dos veces separó las piernas y alzó vulgarmente su falda.
Frotó sus caderas sensualmente contra el bulto dentro de los pantalones del villano, sonriendo con malicia al solo pensar en la estúpida venganza que el villano llevaba planeando desde hacía meses. Sin embargo, los recuerdos volvieron a su mente y optó por querer separarse.
—¿Qué? No me digas que ahora quieres escapar... —Susurró el muchacho contra su oído—. ¿Te da miedo que lleguen los dos bastardos y te vean como la puta que eres? Solo mírate, bañada en sudor y con el centro totalmente mojado. —Claramente la joven se sonrojó y no dijo ninguna palabra hacia el miembro de la Liga de Villanos—. De rodillas, bajo el escritorio.
Nalgueó el trasero de la muchacha y aplastó su cuerpo contra el sillón de cuero en donde Endeavor se sentaba. Bajó sus manos directo a su pantalón, bajando la cremallera de su pantalón, dejando que su miembro se liberara en el aire, frente a los hambrientos y titilantes ojos de su novia. Recorrió el mentón de la joven con un solo dedo y abrió su boca para permitir que tomara y engullera el miembro dentro de su boca,
La sensación de calor, el obsceno sonido que salía de la boca de la muchacha succionando su pene como si se tratara de la paleta de hielo que ambos necesitaban en ese momento. Dabi tenía una sonrisa jodidamente grande y con ganas de soltar una carcajada. Se imaginaba a si mismo con su padre frente a él, mostrándole que no seria un fracaso por no ser un héroe, con Akemi bajo su escritorio haciéndole una tremenda felación que lo sacaba de sus casillas.
Su mano tomaba la cabeza de Akemi y la impulsaba a ir mas a fondo, echando la cabeza hacia atrás mientras alzaba un poco la cadera. Akemi dejaba correr las pequeñas lágrimas que salían del rabillo de sus ojos sin dejar de succionar el pene de Dabi. El villano sonrió maliciosamente ante las llamadas de la puerta y no detuvo los movimientos de la joven.
—Tu sigue con lo tuyo. —Dijo mientras se levantaba y empezaba un vaivén con sus caderas, atragantando a la joven, que tras sentir como Dabi liberó su semilla dentro de su boca, retrocedió—. ¿Ya te viste en un espejo? Pareces una jodida zorra. —La tomó por las mejillas y tiró de su brazo para ponerla de nuevo contra el escritorio—. Tienes suerte de no haber hecho ruido, en cualquier momento van a regresar.
Akemi cerró fuertemente los ojos e inclinó su pecho hacia adelante por completo, dejando su trasero a merced de Dabi una vez que este la subió al escritorio. Sacó un frasco de cera totalmente solida y utilizó su quirk para derretir el objeto. De inmediato las fosas nasales de la muchacha se inundaron de aquel característico olor y miró hacia atrás con miedo en sus pupilas.
Dabi enarcó su ceja y retiró la blusa abotonada de la joven hacia un lado de la habitación, entró lentamente, conectando sus cuerpos mientras vertía leves gotas del liquido contra la espalda de Akemi. Ardía, dolía. Pero esa tortura le gustaba. Las paredes internas de la muchacha apretaban y envolvían el miembro de Dabi, volviendo la fricción aún más deliciosa. Sin embargo, el característico timbre de la voz de Keigo llegó tanto a sus oídos, como a los de Dabi.
Sin pensarlo dos veces aumentó el ritmo de sus embestidas, tomándola por las caderas y sin importar si el escritorio derramaba el contenedor de la cera sobre las manos de la muchacha, besó su espalda, pasando por cada una de las marcas de un rojo intenso con un leve rastro de cera en el centro. Ahora no solo Hawks estaba ahí, sino que, Endeavor también había llegado.
Akemi sentía que su corazón estallaría en cualquier momento y se le saldría del pecho, siendo vista por Endeavor y Hawks en aquel acto tan grotesco que Dabi no dudó en probar. Dabi gruñó al sentir como Akemi se dejaba caer totalmente en el escritorio, con sus fluidos bajando por sus piernas, junto a unas leves gotas en el escritorio.
Besó su sien para luego masajear un poco su espalda, y ponerle con suma rapidez su blusa abotonada que estaba chamuscada por detrás. Acarició las mejillas de la azabache y le colocó el saco para luego lanzar una perla de color morado oscuro. Akemi lo tomó por el brazo, suplicándole con la mirada que la llevara con él, pero Dabi negó. Se acercó a ella, besó su frente mientras Akemi entraba de nuevo en perspectiva.
Se acicaló el cabello, la falda, y retiró el labial por completo y arregló el escritorio lo mejor que pudo. Segundos después Endeavor y Hawks entraron, visualizando el lugar y haciendo una leve mueca de asco, el sitio olía a quemado, y el segundo olor claramente no podían distinguir. Keigo notó la respiración alterada de la de ojos dorados que solo estaba sentada en el sillón de Endeavor moviendo sus manos contra su rostro. El pelirrojo y el rubio se miraron confusos y Akemi jadeó levemente. Sin embargo, Dabi ya se encontraba dentro del apartamento abandonado que compartía con la Liga de Villanos, con una sonrisa de satisfacción, no solo había cumplido su venganza, sino que su corazón nunca había sentido tanta adrenalina en su vida. Los recuerdos de lo sucedido hacían tan solo unos minutos seguían rondando por su mente, soltando una ronca carcajada, disfrutando del whiskey que Kurogiri le había entregado.
—Akemi, ¿Qué... ¿Qué demonios pasó aquí? —Akemi seguía en el sillón, abanicándose con las manos, y retirando el sudor de su frente—. Akemi, ¿Qué te sucedió? —Hawks quedó perplejo ante la coqueta sonrisa de Akemi.
—Hace muchísimo calor... ¿No creen?
EN FIN, ESPERO Q LES HAYA GUSTADO Y ESPERO PRONTO PODER REGRESAR CON NUEVA ESTÉTICA Y ASÍ, EN SERIO LES AGRADEZCO TANTO EL APOYO, LOS AMO, Y NOS VEMOS PRÓXIMAMENTE
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