Capítulo 8
El viaje comenzó de forma tranquila, Theodor y Elizabeth fueron colocados en una cesta circular de madera que Hegani, el ent que los llevaba, se colgó en el pecho. Frigglene aprovecho para meditar y recuperar energía, después de todo lo que había sucedido no se sentía segura, solo su poder podría garantizar la vida de ella, su esposo y sus hijos. Durante el resto del viaje cerró los ojos y dejo que el viento acariciara su piel. No le interesaba mirar el paisaje exótico por el que pasaban ni entablar conversaciones con ninguno de los seres a su alrededor. Su respiración empezó a tomar un ritmo especial y pronto sus sentidos se aislaron del mundo.
Por otro lado, Darthañan estaba fascinado con el sauropodxylon, de no haber escuchado su nombre lo llamaría un cuello largo de madera, nombre que también le corrigieron pues los dinosaurios de ese tipo también son conocidos como sauropodos y ese solo es el tipo de dinosaurio, no la especie.
Darthañan absorbió todo el conocimiento que Hegani le concedió sobre estas magnificas criaturas, su habitad, dieta, promedio de vida, gustos y demás cosas que solo un domador de bestias o un apasionado por la fauna estaría interesado en aprender. Durante el camino, Darthañan se asombró de cómo estos gigantes de madera atravesaban el bosque sin dañar un solo árbol. La sensación que generaba estar sobre el sauropodxylon le daba la sensación de que se estaban moviendo con lentitud, pero, al contrario, estos enormes seres de madera se encontraban un poco más de un kilómetro de tan solo cinco pasos.
El paisaje que pudo ver Darthañan era increíble, pues el follaje que generalmente veía del bosque era tan solo un primer nivel, arboles de unos 15 a 25 metros en promedio, este primer nivel cubría todo a su alrededor, pero de vez en cuando podía ver que, por encima de ellos, de forma mucho más esparcida, había colosales árboles que llegaban a medir entre 50 y 120 metros de altura. Los árboles colosales que veía con mayor frecuencia eran pinos, sequoias y otros muy curiosos con la apariencia de un ciprés de pantano.
Darthañan sintió la necesidad de comentar sobre esos árboles con su esposa, pero al notarla tan concentrada decidió dejarla tranquila, a diferencia de él Frigglene no tenía la necesidad compulsiva de preguntar por todo.
―Perdón...― dijo Darthañan volteando a ver al ent.
―Señor Hegani, ¿Cómo se llaman esos árboles?
El ent bajo su mirada para ver a Darthañan y luego volteo la cabeza hacia donde el humano estaba señalando.
―De esos árboles solo hay tres tipos en este lado de la isla― dijo Hegani con su voz gruesa.
―Pinos...― agarro a Darthañan y le mostro la dirección.
Darthañan ya sabía de ese, pero para no ser maleducado dejo que el viejo árbol le explicara hasta lo que ya conocía.
―Sequoias...
La lentitud con la que lo decía y le mostraba cada árbol ponía a prueba la paciencia de Darthañan, que aun sin quererlo se sentía molesto por la forma en que el árbol le estaba explicando, pero mentalmente Darthañan se recordó a si mismo que él había preguntado y que el ent le estaba respondiendo de buena voluntad.
―Y ese de ahí es un Lignum Vitae...
―Lignum Vitae― repitió Darthañan como si quisiera memorizar el nombre. Por un momento frunció el ceño y después de pensar unos segundos pregunto.
― ¿Se llama árbol de la vida?
Hegani volvió a dejar a Darthañan sobre el sauropodxylon antes de responder.
―Sí, es un árbol bastante especial.
El ent volvió a pausar.
―Aunque en realidad no es un árbol, son varios árboles enredados entre sí. Y lo más fascinante es que no pueden sobrevivir por si solos.
Hegani aspiro y exhalo antes de continuar. Irritando a Darthañan un poco más.
―Si no nacen por lo menos diez retoños juntos jamás alcanzarán esa altura y morirán a los 10 años.
― ¿Y por qué se llaman árbol de la vida?
Darthañan soltó un suspiro después de preguntar ¿Por qué seguía preguntando si la forma en que el árbol le respondía le molestaba?
―Eso es lo más fascinante, pues a diferencia de los demás arboles los Lignum Vitae de germinar la cantidad idónea pueden sobrevivir en prácticamente cualquier lugar pues solo necesitan absorber cualquier mineral que posea carbono para producir oxígeno, agua y frutas...
― ¡Wow! ― Darthañan exclamo fascinado.
―Y un poco de CO2 cuando respira― agrego Hegani como si se estuviera mormurando a sí mismo.
Darthañan de una pensó en todos los beneficios que un árbol como ese podría ofrecer en los territorios de climas extremos, en como un árbol tan increíble había sido ignorado por todos los poderes.
― ¿Sabes si alguna vez han intentado plantarlos en otros lugares?
Hegani sonrió.
―Hace mucho tiempo todos los gobernantes querían llevarse las semillas o trasplantar estos árboles para inundar de prosperidad sus tierras....
―Sin embargo, ninguno de los intentos funciono. Las semillas no germinaron y el interior de la corteza no puede ser cortado por ningún material conocido. En un caso extremo las raíces cobraron vida y atacaron a un equipo que intentaba extraer el árbol completo...
Todas las ideas de Darthañan para brindar prosperidad a lugares como desiertos de pronto se desmoronaron.
―Lo más peculiar de todo es que solo se encuentran Lignum Vitae funcionales ya en su fase adulta nunca cuando retoños. Los únicos retoños que se encuentran solo son los defectuosos condenados a morir en 10 años.
Los ojos de Darthañan brillaron en ese momento.
― ¿Y esos retoños que producen durante esos 10 años?
Hegani lo pensó por un momento.
―Nada de lo que atrae a los extranjeros...
―Durante sus primeros 10 años de vida solo absorben CO2. No produce ni oxígeno, ni agua, ni frutas y todavía no ha generado la extraña madera de su corteza interior.
Darthañan se desilusiono, pero no pudo evitar seguir preguntando por cualquier cosa que le llamo la atención durante el viaje. En el recorrido solo tuvieron que acampar de nuevo una vez más, y para el siguiente día en la tarde, ya se encontraban a las afueras de Vorpiax.
Presenciar la enorme y extraña ciudad dejo a Darthañan boquiabierto. Fue tal la impresión que tuvo que mover a Frigglene para mostrarle el lugar al que habían llegado. Frigglene se molestó al ser sacudida de forma tan repentina, pero al abrir los ojos se tragó las palabras con las que se disponía a amonestar a su marido.
Vorpiax, la ciudad de los Ent, capital y único establecimiento de la isla de Lhimkio. Se trataba de 12 árboles Lignum Vitae, cada uno de más de 100 metros de altura y todos compuestos de por lo menos 30 árboles con los que alcanzaron la madures. Cada uno de estos Lignum Vitae se encontraban divididos en niveles de alrededor de 15 metros de altura, el árbol con más niveles construidos tenía 7 mientras que el árbol con menos niveles poseía 3.
El primer nivel de todos los árboles, se encontraba vacío, parecía una pradera de pastizales bien mantenidos. En este nivel estaba prohibida la construcción pues, aunque los ents pudieran subir y caminar por los demás niveles, para poder dormir necesitan de enterrar sus raíces directamente en el suelo.
Los siguientes niveles se podrían describir como pequeñas ciudades, construidas como anillos alrededor de los Lignum Vitae, pues por un lado no se podía talar dentro de estos y culturalmente los ciudadanos estaban en contra de dañar flora. Estas mini ciudades se encontraban interconectadas por puentes y distintos medios de transporte, como: trenes y teleféricos florales.
De estos árboles uno solo poseía 3 niveles, cinco contaban con 4 niveles, tres tenían 5 niveles, dos sostenían 6 niveles y el árbol más central de todos llegaba hasta los 7 niveles, en donde se encontraba el enorme castillo arbóreo del señor de Vorpiax, el barón Helvella. Desde donde se podía admirar toda la metrópolis que era Vorpiax.
Todos los medios de transporte, desde las escaleras y ascensores hasta los trenes y teleféricos se podían encontrar al en cualquiera de los cuatro puntos cardinales de los arboles: norte, sur, oriente y occidente. Separando cada anillo en cuatro sectores, los cuales podrían estar divididos en zonas residenciales, industriales, comerciales, entre otras.
La arquitectura de los establecimientos dentro de los anillos era tan diversa como los ciudadanos de Vorpiax. Desde las simples tiendas de los ents hasta las complejas edificaciones de las ubax. Los materiales de las construcciones variaban entre distintos tipos de maderas, rocas e incluso cristales. Toda esta diversidad de tamaños, colores y formas le daba una sensación caótica a cada anillo, ahora contando todos los niveles y las interconexiones entre estos a simple vista se podría asumir que los Lignum Vitae se encontraban plagados, pues su apariencia podría compararse con un árbol lleno de organismos parasitarios.
Darthañan en un momento llego a pensar que todos los ciudadanos al depender en su mayoría de los recursos de los Lignum Vitae en realidad si eran en cierta forma parásitos, pero al recordar todo lo que discutió con Hegani y saber que no estaban perjudicando de ninguna manera a los colosales árboles, dejo ir el pensamiento.
―Jajaja bienvenidos a Vorpiax ― rio Helvella saltando con su montura sobre el sauropodxylon y observando los rostros de sorpresa de Darthañan y Frigglene.
El peculiar barón había estado esperando todo el viaje para ver como reaccionaban los mamíferos.
Vorpiax era una ciudad única. En ninguna de las miles de islas del imperio había una ciudad parecida. Aunque antes del cataclismo se dice que había muchas ciudades como esta, en la actualidad Vorpiax es la única de este tipo. Por lo que muy pocas personas logran contener su sorpresa al ver esta magnífica ciudad, tan peculiar como única.
―Es hora de que sepan lo que es la hospitalidad de los Lepiotas ―continúo riendo Helvella antes de seguir cabalgando en su Deerxylon, dejándolos atrás.
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