Mientras tanto en Vorpiax Helvella había convocado una reunión de emergencia. Albella, Latispora, Rivularis, Anya, Kolia, Veigar y Hegani se encontraban presentes entre los convocados.

Había varios representantes de cada una de las razas nativas de Lhimkio: Lepiotas, Ents, Ubax, Endurs, Pikmis, y Krisylls. La oficina en la que se encontraban había sido habilitada especialmente para esta situación. El lugar parecía un salón de banquetes en donde los platos habían sido remplazados por documentos. La mesa y las sillas del lugar habían sido especialmente diseñadas para que en el momento en que todos los presentes se sentaran sus rostros se encontraran al mismo nivel.

Una gran ventana con bordes de cristal iluminaba el lugar, la única decoración era un enorme mapa de Lhimkio que colgaba en la pared opuesta a la ventana. Grandes puertas dobles se encontraban en los otros dos extremos de la oficina.

Esta oficina solo se utilizaba como una sala de juntas militares general.

―Como la mayoría de ustedes sabrá los barones Jinshu, Musset y Beura parecen haber formado una alianza con la intención de tomar nuestras tierras― dijo Helvella levantándose de su asiento.

―Ninguno de ellos nos llega a los talones de forma individual― el barón empezó a caminar alrededor de la mesa.

Sus pasos generaban el único ruido en el lugar.

―Pero juntos son una gran molestia― recalcó Helvella parando detrás del asiento de Veigar.

― ¿Cuánto tiempo tenemos antes de que descubran que los equipos que mandaron nunca regresaran? ― preguntó el lepiota colocando sus manos sobre el espaldar del asiento.

Los quinoids del equipo de madame Dembe que se habían quedado en Vorpiax habían sido capturados y ejecutados en silencio. El momento en que Helvella salió hacia los picos craneales encargo a Latispora de ejecutar sus órdenes al pie de la letra.

No podía escapar ninguno de ellos.

―Según mis cálculos: una semana como mínimo y tres como máximo― respondió Veigar. Su voz mostraba que no lo decía con optimismo.

Sus enemigos debían de llevar bastante tiempo preparándose para invadir Lhimkio. Todo lo que sucedió con las hondas de energía de tercera magnitud fueron solo una buena excusa para empezar a ejecutar sus planes y la perfecta coincidencia que les permitió conocer la intención que tenían sus enemigos de invadirlos. Gracias a esto no serían atacados por sorpresa.

―Eso quiere decir que en uno o dos meses estaremos en guerra― dijo Helvella empezando a caminar de nuevo.

― ¡Rivularis! ¿Por qué es un problema que los tres nos ataquen al tiempo? ― preguntó el barón mirando al menor de sus hijos.

― Porque el número de tropas que el enemigo enviará será mucho más grande― respondió el lepiota de diez años.

―Una buena respuesta, pero muy superficial― dijo Helvella.

Todos los oficiales presentes asintieron. Cada uno de ellos había traído a uno o dos de sus hijos, ya que la forma en que se analizaba una batalla real significaba experiencia mucho más valiosa que cualquier conocimiento aprendido en clase.

― ¿Algún otro joven tiene una respuesta mejor?

Todos los adolescentes comenzaron a pensar en qué respuesta podrían dar. Latispora levanto la mano, pero su padre le pidió que esperara un momento. Helvella sabía lo inteligente que era su hija por lo que quiso darle un tiempo a los demás para que pudieran pensar por sí mismos.

― ¿Por qué van a tener muchos más recursos que nosotros? ― respondió una joven ent con naranjas colgando de sus ramas. Hablo can tan poca confianza que aprecio haciendo una pregunta.

―Otro muy buen punto, siempre toca estar pendientes de nuestros recursos y de los de nuestros enemigos. No obstante, Lhimkio es mucho más rica en recursos que sus tres islas juntas― dijo Helvella continuando su caminata por la oficina.

Una vez se dio cuenta de que nadie más se atrevía a hablar le dio la palabra a Latispora.

―El principal problema que tenemos al enfrentarnos a los tres es que los habitantes de cada isla son de naturalezas distintas― respondió Latispora en una voz robótica.

― ¡Bravo! ― la felicito Helvella.

―Explícanos mejor esa idea― indico el barón mirando fijamente a su hija.

―Sí señor― respondió Latispora honrada.

―La isla del barón Beura, Jangalee, es en su mayoría habitada por Quinoids mamíferos lo que significa que las armas más eficientes para enfrentarnos a ellos tienen que ser metálicas. Fuego, venenos y otros tipos de objetos cortopunzantes también son de utilidad. Sus armas son de estos mismos materiales por lo que no son una gran amenaza para nuestras defensas, siempre y cuando tengamos cuidado con sus magos. Los Quinoids cuentan con magos bastante habilidosos.

Latispora pauso por un momento para tomar aire.

―La isla del barón Musset, Enplua, es en su mayoría habitada por Multrows, con un gran número de quinoids moluscos y crustáceos. Las armas más eficientes contra los multrow deben de contener sal. Aunque las armas que sirven contra quinoids también las podemos utilizar contra ellos, el principal problema es la naturaleza de sus armas, que imbuidas con energía fácilmente atraviesan casi todos los materiales de madera. No son capaces de utilizar magia, pero son diestros en el uso de artilugios technomágicos, por lo que debemos de tener cuidado con la posible aparición de armas de fuego.

La joven lepiota volvió a pausar para respirar. Por alguna razón sentía que tenía que decir todo de forma rápida y concisa. A diferencia de su padre no sabía controlar bien los nervios que le provocaba el corto tiempo que tenían para prepararse.

―Y, por último, la isla del barón Jinshu, Kinzoku, no tiene una especie que supere en número a las demás que la habitan. Aunque los Voidmaws ocupan la mayor cantidad de posiciones de poder, en la isla se pueden encontrar igual número de enanos, canogons y yintrecks. Los voidmaws y los canogons son seres minerales, por lo que las armas metálicas son inútiles contra ellos. Los únicos venenos que funcionarían son aquellos con grandes cantidades de calcio. Los voidmaws son fuertes en corto alcance por lo que no hay problemas si los mantenemos a distancia. Por el contrario, los canogons se especializan en ataques a larga distancia por lo que el único lugar seguro al enfrentarse a ellos es encontrarse dentro de un radio de menos de 5 metros o más de 100. Las armas más efectivas para enfrentarse a estas razas son las de energía o cristal. Los enanos y los yintrecks son parecidos a los quinoids en sus debilidades. La fortaleza de los enanos es su facilidad en el manejo de technomagia, por lo que también podemos esperar armas de fuego de su parte. Los yintrecks son seres que pueden volar y utilizan su energía interna para realizar magias y técnicas que se especializan en velocidad y sigilo.

Latispora termino de hablar quedándose casi sin aire.

―En resumen―dijo Helvella sacando a todos del trance en que los metió su hija con su larga explicación.

―Debido a la multitud de especies que hacen parte de sus tropas necesitamos protegernos de distintos tipos de ataques para los cuales debemos de planear acorde, y no solo eso, necesitamos diferentes estrategias y armas para tratar con cada una de las defensas de nuestros enemigos.

Las palabras de Helvella hicieron eco en las mentes de todos los presentes. La situación ahora se veía mucho peor de lo que pensaban.

―No hagan esas caras― dijo Helvella llegando a su asiento.

―Siempre recuerden estas palabras: Nuestros ancestros escogieron esta isla voluntariamente.

Helvella se sentó en su puesto.

―Los ancestros de nuestros enemigos fueron relegados a las islas bajas por ser débiles o estúpidos.

El barón sonrió de forma sádica colocando sus piernas sobre la mesa.

―Esta guerra terminara en el momento que les recordemos lo débiles y estúpidos que son.

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