Capítulo 18
Una vez terminada la reunión Darthañan, Frigglene y Albella se despidieron de los invitados y empezaron a caminar hacia la villa del señor Crispa para recoger a los niños. El pacto de muerte se llevaría a cabo el día antes de salir pues los ingredientes necesarios eran bastante preciados y por la cantidad de personas que participarían por grupo la cantidad de estos preciados materiales aumentaba de manera considerable.
― Estoy impresionada por como termino todo, no me esperaba que estuvieran aliados. Tengo que agradecerles por su ayuda, aunque no quiero sonar malagradecida. No entiendo porque el señor Darthañan propuso esas condiciones que no nos favorecen lo suficiente.
Darthañan sonrió.
―Solo llámame Darthañan, tú y tu familia son nuestros benefactores. En cuanto a las condiciones que propuse hay varias coas que tenía que considerar. Por una parte, aunque soy un noble no tengo el poder de mi familia para poder ayudar, en el caso en que las cosas terminen en guerra no podríamos hacer nada. Por eso mismo, y debido a que no contamos con la ayuda de tu padre propuse que quien lo obtenga primero se lo puede quedar.
― ¿Pero eso no nos coloca en desventaja frente a ellos? ― pregunto Albella no entendiendo bien el razonamiento de Darthañan.
― Estaríamos en desventaja de no colocar esa condición. Gracias a que realizaremos el pacto de muerte solo un grupo se puede quedar con lo que encontremos.
Albella se detuvo mirando a la espalda del humano volvió a preguntar ― Pero de todos modos solo un grupo se habría podido quedar con el objeto, sigo sin entender ¿Cómo nos beneficia esto a nosotros?
―Sin esa condición los tres grupos se aliarían contra nosotros y luego de obtener el objeto decidirían entre ellos como repartir las ganancias― Frigglene le contesto agarrando del brazo a su esposo y mirándolo con seriedad para que se quedara callado. Este no era el momento para que empezara a complicar las cosas.
Albella lo pensó un momento y apenas lo comprendió les dijo su conclusión retomando el camino.
― ¿Eso quiere decir, que ahora, como solo el primero que lo consiga puede quedárselo, entonces cada grupo tiene que competir, quitándoles la oportunidad de aliarse?
― ¡Bingo! ― respondió Darthañan.
En medio de esa conversación llegaron a la villa del señor Crispa.
―Buenas tardes señor Crispa― los tres saludaron al encontrarse con el Krisyll.
Al escuchar el saludo el señor Crispa dejo el libro que estaba leyendo y se levantó para devolver el saludo.
―Buenas tardes, ¿Cómo les fue en la reunión? ― pregunto el tutor de los niños.
―Todo salió bastante bien para lo preparados que estaban― respondió Albella.
―Frigglene tenía razón. Darthañan se vuelve bastante competente cuando la situación se torna seria.
― ¡Hey! ― Darthañan protesto, pero antes de poder pedir explicaciones el grito emocionado de uno de los niños lo interrumpió.
― ¡Hermana! ― gritó Mushi corriendo a toda velocidad al ver que quien los venía a recoger no era un sirviente sino su querida hermana mayor.
El pequeño lepiota salto apenas se encontró cerca y la abrazo con fuerza. De entre todos sus hermanos Albella era su favorita.
― Hola Mushi ¿cómo te en los establos? ― Albella le devolvió el abrazo y lo levanto entre sus brazos.
―Bien, mira que probamos queso― respondió Mushi sacando de entre uno de sus bolsillos un pequeño pedazo de queso.
―Es muy rico, mira te guarde esto solo para ti― dijo emocionado ofreciéndoselo a su hermana.
Albella al ver el pedazo de queso aplastado, sucio y que había estado en los pantalones de su hermanito durante todo el día; tuvo que utilizar todo el autocontrol que tenía para no mostrar una cara de asco.
Sacando un pañuelo de entre el bléiser floral que llevaba puesto agarro el pedazo de queso que su hermanito le ofreció. Lo envolvió y lo gurdo de nuevo para botarlo en la basura apenas se despidiera de sus hermanos.
―Muchas gracias, ahorita no tengo hambre, pero lo guardare para más tarde― Albella mintió dándole un beso en la mejilla a su hermanito.
― ¡Hmm! ― suspiro Mushi devolviéndole el beso a su hermana.
― ¿Dónde están los demás? ― pregunto Albella volviéndolo a dejar en el suelo.
―Están por allá decidiendo que hacer con Destructor― respondió Mushi señalando detrás de una cabaña.
― ¿Destructor?
―Un panda rojo. Theodor evito que se atragantara con una semilla esta mañana. ― intervino el señor Crispa al ver no solo a Albella sino a Darthañan y a Frigglene también confundidos.
― ¡AH! Ya veo ¿Y quién le puso ese nombre? ― pregunto Darthañan mirando a Mushi.
―Shimu y Tod lo escogieron. Dicen que ese es el nombre más chévere― respondió Mushi con un poco de timidez agarrando la pierna de su hermana.
― ¿No es extraño que aparezca un panda rojo en Lhimkio? ― pregunto Frigglene frunciendo el ceño al ver el hecho como sospechoso.
―Debe de ser uno de los animales que viven en los jardines de bambú de mi mamá― respondió Albella.
―Bueno, ¿Qué estamos esperando? Vamos a ver al dichoso Destructor― dijo Darthañan agarrando de la mano a su esposa y empezando a caminar hacia donde había señalado Mushi.
Cuando llegaron al prado en donde se encontraban los niños pudieron ver a Elizabeth disfrutando del espectáculo. Lutza se encontraba sosteniendo al inquieto panda rojo, que con todas sus fuerzas intentaba soltarse de las manos del gorila de cristal morado. A diez pasos de Lutza hacia la derecha se encontraba Theodor y a diez pasos hacia la izquierda se encontraba Shimu.
―Listo la quinta vez es la vencida― dijo Shimu un poco alterado ― Si Destructor camina hacia ti lo cuidas tú, pero si camina hacia mí lo cuido yo.
―Pero si ya me ha escogido cuatro veces― respondió Theodor levantando los brazos al aire ya frustrado.
―No, no, no solo la quinta es la que vale, eso todos lo saben― afirmo Shimu.
Elizabeth sabiendo que esto podría durar mucho más y al ver que los adultos habían llegado decidió poner fin a la disputa.
― ¡Listo ahora que hay grandes como jueces esta es la única y verdadera vez! ― grito parándose y colocándose las manos en la cintura con la cabeza en alto.
Los dos pequeños pegaron un pequeño salto al verse sorprendidos por lo adultos, pero pronto accedieron a las palabras de Elizabeth.
―Listo Lutza, ya puedes bajarlo― ordeno Elizabeth.
Lutza agarrando con cuidado a Destructor para no aplastarlo por accidente lo bajo al suelo con lentitud y lo soltó despacio. Destructor al verse libre, miro hacia los lados, por la izquierda se encontraba una verdura gritándole cosas que no entendía y por la derecha se encontraba un simio trasquilado con los brazos extendidos.
― ¡Ven, ven aquí Destructor! ― gritaba Shimu con todas sus fuerzas.
Destructor volvió a mirar hacia ambos lados, pero pronto volvió a sentir la cálida aura que emanaba el simio con solo pelo en su cabeza.
Fue así que Theodor se ganó los derechos de cuidar de Destructor.
Lo que aconteció después fue una súper rabieta de Shimu en donde lloro y grito tan fuerte como sus pulmones le dejaron. Albella al final tuvo que agarrarlo y cargarlo entre sus brazos. Pidiendo escusas y apenada por el comportamiento de su hermanito salió de la villa junto con Mushi.
Darthañan y Frigglene se despidieron del señor crispa y caminando junto a sus hijos empezaron a caminar hacia su villa. A la salida se encontraron con el doctor Kolia que venía a recoger a Lutza y lo saludaron con cortesía. Theodor y Elizabeth todavía lo miraban con miedo, las vacunas los habían dejado precavidos del doctor Kolia.
Una vez anocheció, después de haber comido y mientras que Theodor jugaba con destructor. Elizabeth empezó a contarles a sus padres la historia del goblin y el dragón, cada vez que Crispa les contaba una historia Elizabeth llegaba a su casa a contarla de nuevo de memoria y con varios y peculiares cambios en las cosas que se le olvidaban.
Frigglene salió un momento para meditar antes de alistar a los pequeños para dormir. Mientras que Darthañan se quedó hablando con Elizabeth.
― ¿Y cómo te pareció el establo? ¿Muchos animales interesantes? ― pregunto Darthañan prendiendo una pipa que saco de uno de los armarios de la sala.
―Fue bastante interesante― respondió Elizabeth subiéndose sobre las piernas de su papá para sentarse.
―Nos encontramos con un señor ratón y un señor gato estaban...
―También había un tigre de madera, el crispa dijo que tenía un nombre todo raro como nosequebagh ― interrumpió Theodor dando su opinión sobre lo más interesante del día y volviendo a jugar con Destructor.
― Es Lakadeebagh ― respondió Elizabeth cruzando sus brazos molesta de que su hermano la hubiera interrumpido.
Y agarrando las mejillas de su papá para asegurarse de que le ponía atención Elizabeth continuo con lo que estaba diciendo.
―Como te decía, el señor gato y el señor ratón necesitan nuestra ayuda así que les prometí que les ayudaríamos.
―Jajaja eso está muy bien. Mi angelito ayudando a los que lo necesitan― rio Darthañan abrazando a su pequeña.
Darthañan jamás habría imaginado que su hija le estaba hablando de quinoids del grupo de madame Dembe, simplemente asumió que se trataba de animales que su hija se encontró en los establos. Sin saber que los elogios que le estaba dando a su hija en ese momento acababan de cimentar en la pequeña Elizabeth el objetivo de ayudar a esos dos hombres, justamente como el goblin había hecho con el dragón.
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