Capítulo 11
Anya volteo a mirar a Fusca, quien asintió con su cabeza.
―Sí, es energía corrompida.
Darthañan se tornó pálido, sudor frio empezó a recorrer su cuerpo. Pero a diferencia de lo que los presentes llegaron a pensar, Darthañan no se encontraba preocupado por tener esta nefasta energía dentro de su cuerpo, el humano se encontraba petrificado al pensar en las veces que había tomado a sus hijos entre sus brazos, que había acariciado a su esposa. Su ignorancia pudo haber acabado con su familia.
―Es una cantidad minúscula pero el hecho de que la hayas generado tú mismo significa que Almawarth está entrando en sus días finales.
La seriedad del momento fue interrumpida por Kolia quien había estado bastante ocupado con los retoños y solo había podido escuchar una que otra cosa de la conversación entre Darthañan y Anya.
―Los niños están extrañamente en perfecto estado. No voy a preguntar por qué tienen una restricción mágica sobre ellos, pero lo que me parece supremamente irresponsable es que ninguno de los dos se encuentra vacunado.
El aura de Kolia se tornó agresiva.
― Hay virus y bacterias magicoresistentes que no se pueden eliminar con energía mágica. Todos los hippies que ponen la magia sobre la tecnología son iguales a los materialistas que hacen lo contrario. ¿No entienden que vivimos en un mundo donde lo óptimo es la armonía entre magia y tecnología?
―Kolia― dijo Anya haciendo despertar a su marido que había doblado un utensilio metálico con la mano robótica al estar absorto en su monologo.
Al voltear y ver lo que había hecho se alarmo y lanzo el utensilio a la caneca.
―Aunque lo pienso hacer digas lo que digas, ¿Puedo vacunar a tus hijos? ― pregunto Kolia dándole un poco de fuerza a su voz.
Por un momento Darthañan solo sonrió y al confirmar que sus hijos se encontraban en buen estado estallo en carcajadas.
―Sí, sí, si adelante vacúnalos.
No se iba a poner a discutir las razones por las que sus hijos no estaban vacunados, lo único que le importaba era que se encontraban bien.
Kolia prosiguió a vacunar a los retoños. Primero decidió vacunar a Elizabeth, a quien veía mucho más juiciosa por lo que podría darle ejemplo a su mocoso hermano que no paraba de moverse durante todo el examen.
Se dirigió a unas repisas y empezó a coger varios recipientes de vidrio con las manos robóticas.
―Tienen suerte de que en el castillo haya otros tres retoños en estos momentos, de lo contrario no tendríamos estos agentes― dijo Kolia extrayendo los líquidos en jeringas con apariencia de espinas.
El pikmi se acercó a la pequeña Elizabeth que ya se había calmado y miraba a su alrededor con fascinación. Acerco la jeringa y sin que esta lo notara le inyecto la vacuna. Acto seguido la niña lanzo un grito que le desestabilizo los tímpanos a todos y empezó a llorar.
Los brillantes ojos de Theodor se abrieron al ver lo que le había sucedido a su hermana y al ver que extraño ser, con manos frías, ahora se disponía a lastimarlo a él, decidió escapar. Pero antes de que lograra moverse, Kolia se había movido y lo había atrapado entre sus manos robóticas, el pikmi había sido pediatra en sus primeros años de ejercicio médico y sabía muy bien como el otro retoño reaccionario al llanto de su hermana.
Theodor se resistió con todas sus fuerzas, pero fue inútil, Kolia sonrió con su triunfo y le aplico la inyección Theodor quien ya estaba llorando.
― ¡Click!
La punta de la jeringa se rompió, el pequeño mamífero que había estado entre sus brazos ahora estaba transformado en un metal.
― ¡Que carajos! ― grito Kolia soltando a Theodor sobre la mesa de la sorpresa.
Al caer, Theodor volvió a la normalidad y el pequeño niño se empezó a reír.
―Fascinante― dijo Anya.
Los ojos de Fusca y Albella brillaron, pero al recordar que se encontraban ayudando a esta familia guardiana que había entrado en tragedia decidieron calmar su avaricia.
―Perdón no pensé que su araña interferiría. ― se disculpó Darthañan apenado, en realidad se le había olvidado por completo lo de la araña, pero prefirió omitir ese detalle.
― Jojo, ¿crees que esa araña evitara que te vacune? ― dijo Kolia con orgullo.
Él bebe noto el aura emanada por Kolia y pauso sus risas, este no era el momento para quedarse quieto. Empezó a gatear hacia donde se encontraba su papá, pero fue agarrado por una de sus piernas. El pikmi volvió a tratar de vacunarlo, pero la araña de diamante lo volvió a contrarrestar, dañando una segunda jeringa.
―Jajajaja― se empezó a reír como un maniaco Kolia.
Los brazos del robot se duplicaron, ahora eran cuatro de la mitad de la masa de los dos originales. Con dos agarros al bebe y con los otros empezó a revisarlo para encontrar a la araña, pues al estar mordiendo al niño esta no podía moverse.
Al cabo de cinco minutos la encontró en su nalga derecha, la tomo con cuidado, haciendo que el efecto transformador terminara y vacuno a Theodor de inmediato haciéndolo estallar en llanto, volvió a colocar a la araña sobre el niño y dio con terminada su tarea.
― ¡Uff!
Suspiro Kolia quitándose el sudor de la frente con el antebrazo.
―Ahora solo me faltan otras tres.
A continuación, se dio la primera gran batalla y derrota de Elizabeth y Theodor, la cual estuvo llena de llantos. Los pequeños intentaron todo lo que pudieron, pero perdieron rotundamente. En total, fueron vacunados cuatro veces cada uno.
Kolia al terminar le entrego los retoños a su padre, los cuales lo abrazaron aun llorando, en estos momentos lloraban con menos energía pues ya habían estado llorando y resistiendo durante las últimas cuatro horas.
―Muchas gracias― dijo Darthañan recibiendo a los pequeños.
―No hay nada que agradecer, este es mi trabajo― respondió Kolia bajando del robot con orgullo.
En el rincón de la cabaña donde se encontraban sentadas Albella y Anya se pudo escuchar el comentario ―Hombres― y las risas cómplices que lo acompañaron.
En la cabaña medica esperaron otras dos horas para que Frigglene se despertara. La hermosa vampira fue recibida por los débiles gritos de sus hijos diciéndole mama. Pero antes de poder recibirlos Anya le pidió que la acompañara a otra habitación en donde tuvieron una discusión en privado en done Anya la trato como psicóloga y Frigglene recontó todo lo que había sucedido y las razones por las que se había sentido tan estresada cuando llegaron a la villa médica.
―Por lo que veo no llevan mucho tiempo casados― dijo Anaya dejando la tasa de té vacía en la mesa que la separaba de Frigglene.
―Mañana, después de que hayan descansado pídele a tu marido que te explique lo que son las familias guardianas. Creo que de saberlo no habrías terminado en ese estado.
―Eso hare― aseguro Frigglene.
La vampira estaba un tanto extrañada de haber hablado de forma tan abierta con esta persona que apenas había conocido.
―No te guardes las cosas, puedes terminar hiriéndote y a los que quieres si no te comunicas de forma adecuada.
Anya se levantó y estiro sus manos para recibir la tasa de té de Frigglene.
―El medicamento que te di cuando llegaste te relajo de tal manera que tu consciente no pudo estar alerta durante los primeros minutos. Todo lo que dijiste después fuiste tú misma desahogándote cuando ya te abriste conmigo.
―Muchas gracias señora Anya― dijo Frigglene aun sorprendida por lo que le acababan de decir. En ese momento decidió enseñarles a sus hijos de tener mucho cuidado al recibir alimentos y bebidas de extraños.
La pikmi empezó a reír.
―No hay nada que agradecer.
Enseguida se levantaron y regresaron a la habitación principal de la cabaña donde las esperaban los demás.
―Frigg ¿Cómo te encuentras? ― pregunto Darthañan afanado luego de saber cómo se encontraba mentalmente su esposa.
―Mucho mejor― sonrió Frigglene extendiendo sus brazos para recibir a uno de los pequeñines que se habían quedado dormidos mientras ella hablaba con Anya.
―Muchas gracias doctora Anya, doctor Kolia― dijo Fusca
―Ya está oscureciendo por lo que considero oportuno mostrarles a Darthañan y Frigglene donde se van a estar quedando.
―Adelante, no tienen que preocuparse por nada. Fue con mucho gusto que ayudamos a esta pareja.
La despedida tardo un poco, pero a los treinta minutos ya se encontraban de camino a las villas residenciales. Durante el camino Albella les conto que podían escoger entre dos opciones. La primera era que se quedaran en una pequeña villa donde cada uno de los cuatro podría tener su propia cabaña de un piso. Y la segunda era que se quedaran en villa con una sola cabaña dos pisos y de cuatro habitaciones.
Darthañan y Frigglene lo discutieron y al tener en cuenta la edad de sus hijos optaron por la segunda opción. Ahora era el momento de descansar y recuperarse en familia. Era momento de estar juntos.
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