Parte 2 sentir la primavera
Al abrir los ojos, Shi Qing Xuan vió un extraño, pero hermoso cielo carmesí, el rojo similar a la sangre se mezclaba con el negro de la noche.Ambos colores luchaba por el dominio, pero crean una perfecta sintonía.
Shi Qing Xuan estaba seguro que el atardecer era normal hasta hace un momento, confundido busco levantarse, pero fuertes dolores de cabeza le impidieron moverse de inmediato.
Se arrastró hasta quedar sentado y no se había percatado pero había mucho ruido. El sonido de casco golpeando la tierra, los gritos de hombre y mujeres se escuchaba por todas las direcciones.
Miró su entorno y se dio cuenta que no estaba el alto muro del viejo castillo ni el sendero de arbustos que lo conducían a los barrios bajos, se encontraba en el jardín de una mansión. A lo lejos se podían ver columnas de humo, probablemente de casas en llamas.
Shi Qing Xuan recordó el libro y se dio cuenta que lo tenías en su manos. Sus páginas estaban en blanco, lo que estaba escrito había desaparecido.
una ligera brisa lo obligó a mirar hacia atrás y encontró solo una cosa que le era familiar, aquel viejo árbol marchito estaba de pie.Era alto y robusto, llenos de hermosas flores blancas que se desprendían con el soplar del viento.
Era tan deslumbrante que uno podría pasar horas contemplando.
— Oh ¿Una rata se ha escapado? Me he vuelto muy compasivo.
La voz suave que vino detrás de Shi Qing Xuan lo sacó de su trance y se volteó.
Un hombre portando una armadura manchada de sangre caminaba a pasos lentos hacia él. Tenía el cabellos negro y un rostro atractivo, si no fuera por la venda que cubría la mitad de su ojo izquierdo, su belleza podía comprarse con la Pei Ming.
El mostró una sonrisa amable, pero sus acciones eran completamente diferentes. Su afilada espada ya estaba apuntando al cuello de Shi Qing Xuan sin ningún tipo de aviso.
— No te dolerá, será rápido.
Shi Qing Xuan estaba tan abrumado que no sentía miedo. Está seguro que esta persona no lo dejaría sentir dolor aunque lo matara.
Fue extraño, era la primera vez que se veían, pero no parecía el primer encuentro.
En ese momento Shi Qing Xuan se distrajo porque apareció algo escrito en el libro.
El general Cheng Xiao invadió la ciudad y mató hasta el último ser vivo.
Camino por el jardín despreocupadamente cuando vi un gran árbol con hermosas flores, incluso un hombre sin emociones como el se sintió atraído por su belleza.
Cheng Xiao. Conocía ese nombre, no era muy mencionado por los libros de historia porque era el peor villano, el más cruel de todos.
El general tirano de la antigua era de guerras.
— ¿Por qué estás distraído?
Shi Qing Xuan levantó sus ojos.
Cheng Xiao todavía tenía una expresión gentil cuando levantó su sable y atravesó a Shi Qing Xuan.
El dolor que esperaba nunca llegó, Shi Qing Xuan se miró así mismo y vió que la espada definitivamente lo había atravesó, pero no había herida. De hecho su cuerpo era traslúcido.
Cheng Xiao estaba sorprendido y curioso, retiró su espada y repitió su ataque teniendo el mismo resultado. — ¿Eres un fantasma?
Finalmente Shi Qing Xuan reaccionó y protestó — ¡Oye! ¡Cómo te atreves a atacar a la gente apenas las ves!
Cheng Xiao ignoró sus quejas e intentó tocar a Shi Qing Xuan, su mano fue repelida de un manotazo.
— ¿Me estás escuchando? — Shi Qing Xuan se molestó y lo reprendió severamente — Cuando alguien te habla tienes que responder.
Cheng Xiao parpadeo y se echó a reír a carcajadas — ¿Eres mi madre caso? Porque te molestas por cada pequeña cosa
Shi Qing Xuan ya no quería seguir tratando con este maleducado, pero no entendía qué estaba pasando y porque este famoso general estaba aquí.
Cheng Xiao no se perdió en ningún momento las expresiones de Shi Qing Xuan, le parecía divertido como este fantasma podía mostrar tantas emociones en poco tiempo. Lo más sorprendente era que aunque podía tocarlo no podía hacerle daño.
Era fascinante mirarlo porque las flores del árbol caían a su alrededor como pequeños copos de nieves. Sabía que no era normal lo que experimentaba, pero su comportamiento no se alteró en ningún momento, todavía sonría despreocupadamente.
— Si eres un espíritu no puedo matarte — Cheng Xiao consideró que había divertido lo suficiente y se volteó para marcharse.
Shi Qing Xuan entró en pánico y quiso retenerlo pero un especie de muro lo bloqueó y lo empujó al suelo.
El fuerte impacto atrajo la atención de Cheng Xiao, pensó que al ser un fantasma Shi Qing Xuan no podía alejarse demasiado del lugar donde murió.
En ese momento, un teniente del ejército se acercó a Cheng Xiao e informó.
— Señor, ya hemos terminado con esta zona.
Cheng Xiao estaba satisfecho, de repente tuvo un pensamiento y dijo — Dime ¿Qué ves ahí? — Señalo Cheng Xiao a Shi Qing Xuan.
El teniente miró en el lugar señalado y solo vió un gran árbol en pleno florecimiento, confundido respondió con duda — Solo cerezo mi señor.
Shi Qing Xuan se quedó atónito, el único que podía verlo era el general tirano. Se fijó en la reacción de Cheng Xiao, contrario a su expectativas estaba riendo a carcajadas.
— Llama a un sacerdote, esta zona necesita se pulgada hay muchos espíritus malignos — Ordenó mientras se marchaba.
— ¡Oye! No soy un espíritu maligno — se quejó Shi Qing Xuan.
Cheng Xiao lo escuchó, pero no respondió. Estaba de buen humor esta noche, los muertos no vinieron a atormentarlo, sino que en su lugar un hada descendió para aliviar su día. Todo esto era una broma de mal gusto.
Al quedar solo, Shi Qing Xuan suspiró y analizó la poca información que tenía. Había sido transportado al pasado durante el periodo más sangriento de la historia y la única persona con la que podía verlo y hablar era el famoso villano Cheng Xiao.
Shi Qing Xuan estaba seguro de que algo importante se había olvidado, miró al cerezo y preguntó — ¿Por qué estoy aquí?
****
Temprano en la mañana un sacerdote budista apareció y comenzó a cantar una sutra por todo el jardín.
Al pie del gran cerezo un bulto dormía cómodamente. No parecía afectar los cantos budista sino al contrario parecía que era una canción de cuna que lo obligaba a permanecer dormido.
Cheng Xiao no sabía si ejecutar a sacerdote por ser un farsante o esta hada de cerezo era demasiado fuerte para ser obligado a ir a otro mundo. Por supuesto la primera opción era más rápida y sencilla.
— ¿Hay algún motivo por el cual un espíritu no pueda ser exorcizado?
el sacerdote respondió con miedo— Mi señor puede deberse a que su resentimiento es demasiado grande y eso le impida buscar el descanso o todavía tiene un asunto pendiente que resolver.
Cheng Xiao dedujo que se trataba de la segunda opción, había luz en los ojos del hada. No estaba seguro que lo impulsó, pero tomó a Shi Qing Xuan entre sus brazos y se lo llevó.
esta vez no pudo nada que lo retuviera
Cheng Xiao no se percató del libro escondido entre las ropa de Shi Qing Xuan, en su páginas en blanco un nuevo párrafo pareció.
.... El general tirano no sentía amor ni odio. Solo tuvo un capricho en su vida
... contemplar un cerezo.
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