Capitulo 2: Las Sombras de la Justicia
¿?: Bueno, ¿ahora quiénes siguen? Tengo que asegurarme de que todo salga bien.
La voz resonó en un vacío sin tiempo, como si su origen estuviera más allá de la comprensión. El individuo movió una mano y la realidad retrocedió, regresando al momento previo al encuentro entre Cejota y Fénix.
¿?: Aquí mismo... El las pistolas y de las espadas... hmmm... son los únicos viables que veo. Todo listo, antes de la llegada del de cabello rojo.
La escena cambió abruptamente. La noche cubría la ciudad en penumbras.
Cejota, un chico de 1.79 metros, piel blanca, cabello negro y ojos blancos, permanecía inmóvil sobre un edificio en ruinas. Desde su posición, observaba con precisión a un grupo de hombres en un almacen abandonado. Vestían trajes impecables, pero sus gestos nerviosos y miradas a su alrededor delataban su naturaleza peligrosa.
Un maletín cambió de manos bajo la tenue luz de una farola.
Cejota: (Esto no es solo dinero. Aquí hay algo más sucio.)
Con su rostro oculto tras una máscara roja y su cuerpo envuelto en una chaqueta oscura, Cejota descendió ágilmente por el costado del edificio. Cada paso era un movimiento calculado, silencioso y mortal. Al llegar al nivel del suelo, desenvainó una daga afilada de su cinturón negro.
Cejota: (Tengo que acercarme más... y, si todo se complica, sé cómo lidiar con ellos.)
Mientras tanto en otro lugar.
Fénix, de la misma estatura que Cejota, con cabello negro, piel blanca y ojos oscuros, caminaba por un almacén abandonado. Vestía ropa ligera que apenas lo protegía del frío nocturno. Su mochila, pesada, parecía cargar no solo objetos, sino el peso de sus decisiones.
Oscar: (a través del teléfono) Entrega esto al comprador y no hagas preguntas.
Fénix cerró la llamada. Siempre hacía preguntas, aunque las respuestas fueran irrelevantes para su jefe.
Fénix: (Estoy a unas pocas cuadras de terminar con esto. Solo espero que sea suficiente para saldar mi deuda.)
Aunque su expresión era dura, su interior luchaba constantemente con la sensación de estar atrapado en un juego que no podía ganar.
En ese momento, una puerta lateral del almacén se abrió, y Fénix apareció cargando su mochila. Su sola presencia alteró el ambiente: los mafiosos lo miraron con recelo, aunque uno de ellos extendió la mano en un gesto de bienvenida.
Una puerta lateral del almacén se abrió. Fénix apareció, cargando su mochila. Su sola presencia alteró el ambiente. Los mafiosos lo miraron con recelo.
Líder de la mafia amiga: Ahhh, Fénix, justo a tiempo. Espero que tu padre te haya entregado lo que necesitamos.
Fénix: Aquí está. Y Oscar no es mi padre.
Dejó la mochila en el suelo, abriéndola para revelar un extraño dispositivo metálico. Cables y luces intermitentes lo hacían parecer más peligroso de lo que era.
Desde las sombras, Cejota lo observó con atención.
Cejota: (Esto supera mis expectativas. Esto es material para guerra, no para simples criminales.)
Cejota vio al que recien habia llegado.
Cejota: (¿Un cómplice? No... algo en él no encaja aquí.)
La tensión en el ambiente era palpable. Entonces, Cejota lanzó una granada de humo al centro del callejón.
Líder de la mafia amiga: ¡¿Qué demonios?!
La confusión fue instantánea. Cejota apareció entre la niebla, golpeando a uno de los guardias y clavando su daga en el brazo de otro. Sus movimientos eran precisos y letales.
Fénix reaccionó rápidamente, sacando un arma de su chaqueta y apuntando a Cejota.
Fénix: ¡No me toques, imbécil!
Ambos quedaron frente a frente.
Cejota: ¿Quién demonios eres tú?
Mostró su daga, todavía manchada de sangre.
Fénix: Debería preguntarte lo mismo.
El sonido de sirenas rompió la tensión.
Policía: ¡Todos al suelo! ¡Están rodeados!
Cejota gruñó, maldiciendo su suerte. Fénix, por su parte, sintió que su margen de error había desaparecido.
Fénix: Genial. Ahora tengo que lidiar con esto.
Cejota: Si quieres salir de aquí, sígueme.
Fénix dudó y esa duda llevo al jefe a desenfundar su arma pero rapidamente el enmascarado le lanzo su daga a su cuello y como reaccion antes de morir empezo a disparar al aire, haciendo que la policia tambien abriera fuego al entrar.
Cejota y Fénix se ocultaron tras un muro.
Cejota: Supongo que no tienes mas opciones verdad?
Fénix: Callate imbecil!!
Se preparo para disparar.
Cejota: Oye!! creeme, no vale la pena, si quieres vivir, von conmigo.
Fénix no escucho y empezo a disparar a los policias, hiriendo a varios.
Fénix: No me voy de aqui sin las cosas.
Se abrio paso entre los disparos logrando agarrar el maletin con las cosas y cuando iba a tomar la mochila que trajo es derriba al suelo por una bala propinda por la policia.
Fénix: MIERDA!!
Cuando los policias se acercaron fueron cegados por otra bomba de humo lanzada por Cejota.
Policia: Él tambien esta aqui!!
Abrieron fuego pero ya era tarde, ya no habia nadie.
Cejota cargaba a Fénix corriendo hacia una salida trasera. Cejota lideraba el camino, usando su conocimiento de la ciudad para encontrar rutas que los alejaban de la persecución.
En un momento, Fénix lo detuvo, apoyándose contra una pared para recuperar el aliento y agarrandose la herida de bala.
Fénix: Mierda!! La mochila!!
Dijo el mafioso entrando en desesperacion.
Cejota: Te refieres a esta?
Cejota mostro la mochila en su espalda.
Fénix: ¿Siempre te metes en problemas como este?
Cejota: Solo cuando hay algo importante en juego. ¿Qué hay de ti? Pareces fuera de lugar para alguien que trabaja con ellos.
Fénix lo miró con desconfianza, pero decidió no responder. En cambio, se limitó a observar al hombre frente a él.
Fénix: ¿Por qué haces esto?
Cejota: Porque alguien tiene que hacerlo. Y tú... ¿qué haces entregando tecnología a criminales?
Fénix: Trabajo. A veces no puedes elegir.
La conversación se interrumpió por el sonido de pasos acercándose. Ambos reanudaron la carrera, Cejota cargo a Fénix, finalmente encontrando refugio en un edificio abandonado.
Dentro del edificio, el silencio era abrumador. Ambos permanecieron en extremos opuestos de la sala, observándose como si fueran enemigos a punto de atacar.
Cejota: Tienes talento, eso es evidente. Pero estás en el lado equivocado.
Fénix: ¿Y tú qué sabes de mi? No sabes nada.
Cejota dio un paso adelante, su voz grave y cargada de intención.
Cejota: Sé lo suficiente para darme cuenta de que no perteneces a ellos. Tienes una oportunidad de hacer algo mejor.
Fénix: No necesito que me salves, yo he vivido solo por mucho tiempo, yo me puedo cuidar solo.
Cejota: No intento salvarte y menos cuidarte. Pero si vuelves a cruzarte conmigo mientras ayudas a esa escoria, no esperes que sea tan amable.
Fénix lo miró, procesando sus palabras. Aunque no lo admitiera, algo en Cejota le recordaba a sí mismo, a esa parte de él que aún buscaba redención.
Fénix: Lo mismo va para ti, "justiciero".
Sin más palabras, ambos se separaron, sabiendo que sus caminos volverían a cruzarse.
Desde una ventana rota, Fénix observó a Cejota desaparecer entre las sombras de la noche, mientras él se quedaba preguntándose si realmente estaba listo para cambiar el rumbo de su vida.
Fénix vio la maleta y la mochila en el suelo, revisando que no faltara algo.
Mientras Cejota en el techo de otro edificio estaba revisando una pequeña arma de las que estaban en la maleta.
Cejota: Hmmm... tengo que averiguar sobre esto.
Fénix seguia revisando y como la arma que tomo Cejota era pequeña ni siquiera se notaba que faltaba.
Fénix: Ahhh... no falta nada... tengo que llamar a Oscar...
Saco su telefono y marco a un numero esperando a que respondan mientras los rayos del sol iluminaban el cielo.
Mientras en aquel plano.
¿?: Bien... ya los reuní. Ahora con los otros dos. Quizás el inteligente pueda ser útil... Solo espero que Ego no lo domine, como en otras realidades.
El misterioso observador movió su mano, adelantando los sucesos del capítulo anterior. Esta vez, el destino apuntaba a una casa aislada, lejos del bullicio de la ciudad.
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