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Capitulo 1: Los quimicos y el fuego, no se mezclan

El sol apenas comenzaba a asomarse cuando una explosión resonó en la cálida habitación de Katherine.

Kaboom!!

Fragmentos de papeles y pequeños frascos vibraron sobre su mesa de trabajo, mientras la joven ajustaba sus gafas empañadas. Un rastro de humo negro se elevaba desde el matraz frente a ella.

Katherine: ¡Maldición! Otra vez...

Sus ojos rojos brillaban con determinación mientras observaba el líquido turbio en el frasco. Era un intento fallido, pero estaba acostumbrada a los fracasos; cada uno era un paso más hacia el éxito. El laboratorio improvisado en su habitación estaba lleno de estanterías repletas de libros, herramientas de alquimia y experimentos a medio terminar.

Unos golpes suaves en la puerta interrumpieron su concentración.

Mario: Katherine, ¿todo bien, pequeña? Escuché una explosión.

Katherine se giró y vio la figura de su abuelo, siempre vestido con su típica camisa a cuadros y pantalones marrones. Su bastón de madera le daba un aire sabio, aunque su sonrisa cálida siempre aliviaba cualquier tensión.

Katherine: Todo está bien, abuelo. Solo... un pequeño error de cálculo.

Mario: Pequeño error, dices. Bueno, cuando termines de "calcular", baja a desayunar. Tu abuela y yo te esperamos en la tienda.

Katherine asintió, pero apenas cerró la puerta, una segunda explosión sacudió la habitación.

Mario: Tres... dos... uno...

La puerta se abrió de golpe, y Katherine salió con las gafas completamente cubiertas de hollín.

Katherine: Pensándolo mejor, los acompaño ahora.

Mario: Jejeje, te conozco demasiado bien.


En un rincón oscuro del bosque, el agua cristalina de un lago reflejaba la tenue luz del amanecer. Jaileth se inclinó para beber, sus manos temblorosas apenas lograban sostener el líquido. Su cabello rojo caía desordenado sobre su frente, y los guantes negros que cubrían sus manos ocultaban la maldición que lo perseguía.

El frío aire de la mañana mordía su piel pálida, pero no era nada comparado con el peso que llevaba en su interior. La voz de su hermano resonaba una vez más en su mente.

Math: "Tú nunca serás digno."

Jaileth apretó los dientes.

Jaileth: Maldita sea... Math, algún día me las pagarás.

La marca en su mano derecha comenzó a brillar, emitiendo un calor abrasador.

Jaileth: ¡Ahhh! ¡No, ahora no!

El demonio se tambaleó, cayendo de rodillas mientras intentaba calmar el dolor. Finalmente, la luz se desvaneció, dejando solo una quemadura persistente en su piel.

Jaileth: ¿Por qué...? ¿Por qué siempre pasa esto?

Se levantó con esfuerzo, colocándose su gorro de lana para ocultar los pequeños cuernos que sobresalían de su cabello. Miró alrededor, buscando señales de vida. El sol ya se alzaba, y sabía que no podía quedarse allí mucho tiempo.

Jaileth: Supongo que debo seguir...


La tienda de artículos místicos era un refugio para curiosos y coleccionistas. Objetos antiguos, frascos polvorientos y libros encuadernados en cuero llenaban cada rincón. Katherine estaba en el mostrador, atendiendo a dos clientes que discutían acaloradamente.

¿?1: ¡Te digo que lo vi! Un destello rojo salió del bosque.

¿?2: Seguro que estabas borracho. Eso suena ridículo.

¿?1: ¡No lo estaba! ¡Es en serio!

Katherine observaba en silencio mientras procesaba la compra de un libro para uno de los chicos. Aunque no quería mostrarse demasiado curiosa, no pudo evitar sentirse intrigada.

Katherine: ¿Algo interesante?

¿?1: ¡Sí! Ayer por la noche, en el bosque, algo extraño ocurrió.

¿?2: No le hagas caso. Probablemente vio luciérnagas y pensó que era magia.

Katherine sonrió ligeramente, pero la conversación quedó grabada en su mente. Más tarde, mientras ayudaba a su abuela a organizar cajas en el almacén, decidió preguntar.

Katherine: Abuela, ¿tú crees en esas historias sobre el bosque?

Luisa, siempre serena y sabia, dejó la caja que cargaba y la miró.

Luisa: He aprendido que en este mundo hay cosas que no entendemos. Si quieres saber la verdad, debes buscarla tú misma.

Katherine meditó en esas palabras.


Esa noche, Katherine no pudo dormir. La curiosidad y las historias sobre las luces en el bosque la mantenían inquieta. Finalmente, decidió actuar. Tomó su linterna, algunos frascos experimentales y se adentró en el bosque.

El aire nocturno era frío, y los sonidos de los búhos y grillos creaban una atmósfera inquietante. Avanzaba lentamente, iluminando su camino con la linterna.

Katherine: Vamos, Kath... Solo verifica si lo que dijeron es cierto y regresa.

Después de una hora de caminata, llegó a un parque abandonado. Allí, encontró círculos de ceniza y cristales oscuros esparcidos por el suelo. Su corazón se aceleró al ver una estructura cuadrada y oscura que no parecía pertenecer a ese lugar.

Katherine: ¿Qué demonios es esto...?

Recogió algunos fragmentos y los guardó en un frasco. Decidió volver antes de que se hiciera demasiado tarde. Sin embargo, al llegar a su jardín, un ruido fuerte la sobresaltó.

Katherine: ¿Qué fue eso?

Salió con su linterna, explorando el patio trasero. De repente, una figura alta emergió de las sombras. Su cabello rojo, ojos blancos y ropas desgastadas lo hacían parecer salido de un sueño extraño.

Katherine: ¿Quién eres?

Jaileth levantó las manos en un gesto de calma.

Jaileth: Solo buscaba un lugar para pasar la noche. No sabía que aquí vivía alguien.

Katherine: Pues aquí vivimos. Así que será mejor que te vayas antes de que llame a la policía.

Un fuerte gruñido proveniente del estómago de Jaileth rompió el silencio.

Katherine: ¿No has comido nada?

Jaileth: No... Llevo días sin comer.

Katherine lo observó detenidamente. Había algo extraño en él, pero no parecía peligroso.

Katherine: Mira... tengo algo de comida dentro. ¿Quieres?

Jaileth: Yo... gracias.

Katherine: Pasa, extraño.

Jaileth: Me llamo Jaileth.

Katherine: Y yo, Katherine.

Ambos entraron en la casa, marcando el comienzo de una conexión inesperada que cambiaría sus vidas para siempre.


Desde la distancia, en un plano que el ojo humano ni los divinos pueden apreciar, un sujeto mitad sombra y mitad luz observaba todo. Sus ojos brillaban con un resplandor mientras murmuraba algo inaudible.

¿?: Todo comienza ahora... Je... quien diria que los quimicos y el fuego no se mezclan eh?

Dijo aquel sujeto mientras colocaba su mano y hacia un movimiento rapido.

¿?: Bueno, ahora quienes siguen, tengo que asegurarme que todo salga bien?









































































Y bueno mis cauitas, aqui esta el primer capitulo de mi nueva historia, espero les haya gustado mucho como a mi me gusto escribirlo.

Recuerden dejar su estrellita y comentario y si pueden vayan a seguirme, nos estaremos viendo otro dia.

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