Capítulo 13: Academia
Cuatro meses después:
Algunos chicos se habían reunido en el dormitorio de Deku en la academia para preparar los exámenes finales. Estudiaban sin descanso, sin embargo, el golpe contra una de las paredes hizo que todos se girasen con cierto temor. Miraron a Deku que seguía con sus ojos fijos en el libro, moviendo el bolígrafo sobre sus dedos sin inmutarse por aquel terrible golpe.
- Deku, ¿has oído eso? – preguntó Uraraka con sorpresa.
- ¿El golpe? Ah, sí, últimamente lo escucho de continuo.
- Deku, ¿no es la habitación de Shoto la de al lado?
- Sí. ¿Por?
- ¿Y no te resultan raros esos ruidos? Es que Shoto suele ser bastante tranquilo y...
- Creo que está entrenando. Desde lo del secuestro se ha puesto las pilas con volver a utilizar su poder. De hecho, no me parece raro el ruido sabiendo que suele entrenar con Kacchan.
Todos se miraron con sorpresa y una sonrisa en sus rostros. ¡Ya sabían que Bakugo se había "ofrecido" a entrenar con él! Al principio, les sorprendió que Bakugo quisiera ayudar a un compañero, luego descubrieron que sólo lo hacía porque quería derrotarle y no tenía gracia ser el número uno cuando Shoto no estaba en plenas condiciones, pero a medida que pasaban los meses... todos habían presenciado cosas muy raras entre esos dos.
Uraraka una vez saludó a Shoto que venía por el pasillo y cuando éste elevó la mano para saludar, Bakugo arrambló con él metiéndolo en uno de los cuartos. Ese día creyó que iban a discutir otra vez. En clase todo parecía normal, ni siquiera se miraban. ¿Cuántas veces les habían visto encerrarse en algún cuarto a esos dos? Y todos pensaron lo mismo, con lo temperamental que era Bakugo, creían que iba a discutir con Shoto como solía hacer. Ahora ya no tenían tan claro que discutieran.
Otro golpe hizo que todos dejasen escapar un pequeño sonido al haberse asustado, pero sonrieron al instante. ¡No discutían! Esos dos hacían otra cosa y estaban convencidos. ¿Deku no se daba cuenta?
- Izuku, ¿crees de verdad que están entrenando en su cuarto? – preguntó Uraraka.
- Si, ¿qué iban a hacer sino? Bakugo no soporta a Shoto, sólo quiere vencerle.
- Creo que esos dos entrenan muy en serio – exclamó otro de sus compañeros al escuchar un leve gemido del otro lado.
¡Esos dos pensaban que sus compañeros no se habían dado cuenta de lo que ocurría! Pero la verdad era que la mayoría ya sospechaba que tenían algo. Siempre acababan "entrenando juntos", yendo a algún lado juntitos o incluso... Bakugo placaba contra Shoto por las mañanas, metiéndole en algún aula vacía. Ninguno de los dos aparecía en la primera hora.
- ¿A qué os referís? – preguntó Deku con curiosidad.
- ¿En serio no te has dado cuenta? Llevan varios meses desapareciendo juntos.
- Porque entrenan – dijo totalmente convencido Deku.
- No se miran en clase – inició Uraraka la explicación – se saltan la primera hora juntitos, todas las noches "estudian" juntos en la habitación de Shoto. – Todos se miraron con una sonrisa sabiendo que Bakugo jamás estudiaba con alguien, le gustaba hacerlo solo. – Cuando hay carrera salen los primeros a toda velocidad y luego se pierden... ¡Van al baño juntos, por Dios!
- ¿Te parece eso un sonido de dolor por una explosión de Bakugo? – preguntó el otro compañero al escuchar otro gemido, seguramente de Shoto por el tono de voz.
- ¡Oh, Dios! – se sonrojó Deku al percatarse –. ¿Están follando? ¿Llevo meses escuchándoles follar?
***
¡Le encantaba ver el sudor de Shoto resbalando por su cuello! Bakugo sonrió con sus ojos fijos en esas gotas que caían entre los gemidos de su chico. Con la espalda contra la pared y sus piernas enredadas en la cintura, Bakugo no detenía el movimiento de su cintura.
Con los ojos cerrados, sólo disfrutaba y gemía ante la profunda penetración de Bakugo. Su rostro se hundía una y otra vez en su cuello. ¡Impaciente! Era un completo impaciente. Puro fuego, pasaba de su cuello a sus labios, jugando con su lengua como si no hubiera un mañana ¡y le encantaba! Bakugo era puro fuego en la cama ¡o contra la pared! Daba igual donde lo pillases. Shoto empezó a reír.
- ¿De qué te ríes, idiota? – sonrió Bakugo.
- De tu forma de follar. Ni te has quitado el pantalón – sonrió con mayor efusividad, haciendo sonreír a Bakugo.
- Me has dejado bien "empalmado" en la cafetería.
Shoto no pudo evitar reír ante esa palabra. ¡Se le había puesto dura! Para ser concretos, él se la había puesto dura.
- Eras tú el que mirabas.
- Eras tú el que me provocaba succionando ese helado.
- ¿No te gustaba? – le provocó Shoto – sólo practicaba.
- Y esto es lo que obtienes por ello – sonrió Bakugo sin cesar en sus movimientos, hundiendo una y otra vez su pene en su chico.
¡Su sonrisa y sus risas! Desde hacía unos dos meses, Bakugo fue consciente de esas risas. ¡Shoto nunca había reído! Como mucho sonreía de vez en cuando, pero reír... eso sólo lo hacía con él últimamente y le alegraba. Tenía una risa bonita. En cambio, él no había podido cambiar su manía de insultarle, aunque Shoto se lo tomaba de forma cariñosa, lo cual era cierto. ¡Le quería! Estaba realmente enamorado de ese chico que ahora tenía la confianza suficiente como para reír, que se divertía por fin y dejaba atrás los dramas familiares cuando estaban juntos.
- Sabes que justo detrás de mí está la habitación de Deku, ¿verdad? – preguntó Shoto.
- Oh, por favor... ese pasmado no se enteraría que te la estoy metiendo ni aunque lo hiciera frente a sus narices.
Otra embestida y el estremecimiento completo del cuerpo de Shoto antes de dejar escapar un nuevo jadeo. ¿Quién iba a decir que el sexo entre ambos fluía tan bien? Eso les hacía sonreír con complicidad.
- ¿Te gustó... verme lamer ese helado? – preguntó con un toque divertido Shoto y la respiración entrecortada.
- Me habría gustado más ver cómo lo practicabas ahí abajo – susurró Bakugo – yo sí que te daría un helado de los buenos.
- Qué idiota eres – sonrió Shoto antes de lanzar otro gemido por el empujón de Bakugo. Parecía haberlo hecho adrede por el insulto.
- ¿Quieres repetirme lo que has dicho?
- Que eres idiota – le provocó Shoto, ganándose otra profunda penetración frente a la sonrisa de Bakugo.
Por un instante, los ojos de Bakugo bajaron a la cintura desnuda de Shoto. ¡Tenía la cicatriz! Esa ya no se le iría y lo sabía bien. Cada vez que la miraba, se daba cuenta de que no pudo ayudarle más y, aun así, tenía suerte de tenerle vivo frente a él. Todo momento divertido que podían tener, fue cortado al instante. ¡Culpabilidad! Es lo que sentía cada vez que veía la cicatriz de Shoto.
- Ey – susurró Shoto al darse cuenta de que su novio se había quedado embobado de nuevo – no podría estar en mejores manos.
Bakugo sonrió ligeramente, porque siempre le decía esas palabras de ánimo cuando se quedaba en ese estado. ¡Hablar de sentimientos no era algo que les caracterizaba! Era posible que jamás se hubieran dicho que se querían o se amaban, y sin embargo, los dos lo sentían. En cada beso, en cada caricia, en cada broma, incluso cuando Shoto hacía esas tonterías de lamer el helado en plena cafetería para excitarle.
- Sé que no suelo ser muy claro – susurró Bakugo – y que te insulto mucho.
- Estoy acostumbrado – comentó Shoto.
- Pero... sabes que haría lo que fuera por ti. ¿Verdad? No volveré a permitir que te hagan daño.
- Somos héroes, Bakugo, siempre habrá alguien que acabará haciéndonos daño. Pero no te preocupes, yo no permitiré que te ocurra nada.
- Eso lo he dicho yo – le rebatió.
- Ya... pero suelo ser yo el que me salgo con la mía.
- Gilipollas – insultó una vez más, dándose cuenta de que acababa de volver a insultarle, lo que hizo que Shoto sonriera y Bakugo se pusiera rojo –. ¡Joder! Es que es imposible no insultarte.
Unos segundos de calma, como los que precedían a una tormenta. Bakugo había dejado de moverse al ver la cicatriz, Shoto dejó de gemir al no sentir las embestidas y entonces... los brazos de Katsuki se agarraron con fuerza a la cintura de Shoto, alejándole de la pared para tirarlo sobre el colchón.
Con total frenesí, empezó a moverse, uniendo sus labios a los de Shoto, silenciado los gemidos del otro entre sus bocas. Sus lenguas se encontraron. Fogosas y juguetonas. Las risas cesaron y sólo la excitación quedó en el aire.
Fue Shoto el que separó los labios. Con sus párpados cerrados, echando la cabeza hacia atrás y jadeando mientras sus dedos se agarraban con fuerza al revuelto cabello de su novio, Bakugo entendió que estaba cerca del orgasmo. Hundió su rostro en el cuello de Shoto, mordisqueando cuando no lanzaba algún varonil jadeo próximo también a su máximo placer.
Los cuerpos de ambos temblaron, la espalda de Shoto se arqueó ligeramente, enredando con mayor fuerza sus piernas en la cintura de Bakugo, buscando que ese placer no desapareciera en ese momento y entonces... todo su cuerpo se relajó de golpe. Agotado, con semen resbalando por su abdomen mientras Bakugo terminaba las últimas estocadas envuelto en sus gemidos.
Cuando el cuerpo de Bakugo cayó a su lado bocabajo, Shoto ladeó el rostro lleno de sudor hacia él. Ambos se miraron unos segundos en silencio, recobrando el aliento y la respiración, perdiéndose en los ojos del otro.
- Creo que ha sido el mejor polvo de todos los que hemos echado – sugirió Shoto.
- Ha sido el helado. Verte lamiendo ese pedazo de hielo, pasando tu lengua por todo él y...
- Así que era eso, el helado. Dame media hora o incluso una hora para reponerme y te enseño el movimiento de la lengua en "tu helado" – le sugirió Shoto.
- Trato hecho.
Bakugo se dio la vuelta, pasando el brazo por detrás de la cabeza de su chico para acercarle a su pecho y que la reposase allí. ¿Se podía amar más a alguien de lo que ya lo hacía? No estaba seguro, pero cada vez que fijaba sus ojos en el exótico cabello de Shoto, en sus ojos, en su cuerpo... simplemente se volvía loco. ¡No volvería a permitir que le ocurriera nada! Pero también sabía que Shoto era realmente fuerte y el muy idiota tampoco permitiría que a él le pasase algo.
- ¿Vendrás a la agencia de mi padre? – preguntó finalmente Shoto.
- Me gustaría, aunque no quiero que me den la plaza porque esté saliendo contigo, ya sabes...
- No es por eso. Es una buena agencia y eres un buen héroe, están deseando que estés allí y aprendas. Y para ser sincero, me alegra poder trabajar contigo.
- ¿Crees que en la academia saben lo nuestro?
- No lo sé, últimamente me miran raro y no ayuda cuando me placas por las mañanas y me encierras en las aulas para el sexo mañanero.
- Es el más divertido de todos, pero si quieres... lo sustituyo por otra cosa.
- ¿Y perderme el sexo oral que me das todas las mañanas? Ni de coña, me gustan las mañanas – se quejó Shoto ante la posibilidad de perder esa opción.
- Ya... también practico con helados, dame diez minutos y te lo demuestro – sonrió Bakugo.
Shoto abrió los ojos ante aquello. ¿Le proponía sexo oral en diez minutos? Se incorporó de golpe y tomó el reloj en su mano para programar el despertador en diez minutos, lo cual consiguió sacar una sonrisa arrogante por parte de Bakugo.
- Sabía que te gustaría esa idea.
***
Deku ya llegaba tarde a clase. Corría por el pasillo cuando vio que Todoroki también venía corriendo por la parte opuesta. Sonrió, al menos no entraría solo en clase, serían dos los que se llevarían el enfado del profesor, sin embargo, en cuanto elevó la mano para saludarle con una gran sonrisa, Bakugo apareció de uno de los pasillos contiguos, empujando a Shoto y arramblando con él para meterlo en una de las aulas.
¡Estático! Así se quedó Deku, porque después de lo que vivió ayer, ahora sí sabía perfectamente lo que ocurría. ¡Iban a follar de nuevo! Bakugo podía inventarse todas las excusas que quisiera, Shoto podría estar todo lo callado que pudiera, pero la realidad era que todos habían pillado ya esa relación clandestina que los dos llevaban. Ninguno de los dos parecía querer desvelar que realmente, se gustaban y eso hacía gracia a todos, porque ya lo sabían desde hacía tiempo. Habían preferido fingir creerse sus excusas para que no se sintieran avergonzados, al fin y al cabo, conocían a ambos tanto, como para saber que hablar de sentimientos no era algo que les gustase.
Fin
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