Capitulo 9
Tres días después
Narra Kira
Miro el billete de tren que tengo en las manos respirando profundamente, pero en cuanto oigo pasos, lo guardo en el bolsillo de la bata que tengo puesta. Y menos mal que lo hago porque la puerta de mi habitación se abre y entra mi madre.
Rocío: Tu padre y yo nos vamos a la gala de la empresa, te quedas sola.
Kira: Lo sé mamá.
Rocío: Acuéstate temprano, que mañana es la comida con la familia de tu novio y tienes que estar espectacular.
Kira: Y si duermo poco luego no tengo buen aspecto. Lo sé.
Rocío: No me repliques niña, más te vale cumplir.
Kira: Si mamá, pasadlo bien en la gala.
Ella sale cerrando la puerta y yo me quedo estática. No tardo demasiado en oír la puerta de casa abrirse y cerrarse poco después. Me asomo a la ventana y cuando veo el coche alejarse, respiro profundamente para relajarme.
Me quito la bata quedándome solo con los vaqueros y la sudadera, no tengo mucho tiempo para coger lo que tengo preparado y salir de mi casa para ir a Atocha antes de que salga el AVE.
No tarde ni 5 minutos en tomar la decisión de irme con José a Sevilla, pero no he podido coincidir con él para decírselo sin levantar sospechas.
Me pongo las botas y saco de debajo de la cama la bolsa que he preparado con lo que me quiero llevar. Obviamente no me llevo ningún dispositivo electrónico, porque es rastreable, pero si he conseguido algunos discos duros para llevarme fotos y archivos importantes. Además, me llevo algo de ropa y objetos personales que tienen valor sentimental, como son varias joyas que heredé de mi abuela o el peluche que me acompaña desde que tengo memoria.
Reviso que llevo todo lo que considero imprescindible que no pueda reponer y cierro la bolsa sacando también de debajo de la cama la mochila que también he preparado con mi documentación básica y algo de dinero que tengo en la habitación. Claramente no podré tirar de la tarjera de crédito de mis padres, así que he tenido que tirar de efectivo.
Doy un último vistazo a la habitación y veo sobresalir de una estantería mi álbum de fotos personal. Ahí está toda mi vida, por no hablar de que es el último regalo que me hizo mi abuela antes de morir. No lo dudo y lo cojo metiéndolo en la bolsa, esto se viene conmigo sin dudarlo.
Termino de recogerlo todo y saco el billete del bolsillo de la bata antes de coger mi equipaje. Antes de salir de la habitación, recurro al pequeño dispositivo que me dieron mis hermanos cuando se independizaron y lo activo. Esto desactivará las cámaras de seguridad y podré escapar.
Salgo de mi habitación y me escapo de la vivienda por un punto que Fran y Nacho me enseñaron antes de irse.
Cuando estoy en la calle, respiro profundamente y me pongo la capucha de la sudadera para salir de la urbanización. Cuando llego a la garita de acceso, veo al guardia distraído con una serie, asi que no me cuesta demasiado salir sin ser vista.
Me alejo un poco y justo encuentro un buzón, asi que saco de mi mochila los dos sobres que he preparado esta mañana.
Les he escrito una carta a mis hermanos y otra a David y Paula, no quiero que ninguno de los 4 se asuste y se preocupe por mí, aunque me imagino que en el caso del portero y su novia se imaginaran lo que ha pasado. La carta para Fran y Nacho está encriptada, de pequeños nos inventamos un lenguaje para comunicarnos sin que nuestros padres se enterasen y es la forma que he encontrado de que, si mi madre o mi padre encuentran la carta, no sepan lo que pone.
Echo ambas en el buzón y sigo mi camino hasta que encuentro la parada de taxis. Me monto en uno y me lleva hacia la estación, y aunque al conductor le resulta extraño que le pague en metálico, tampoco hace muchas preguntas.
Nada más entrar en Atocha, empiezo a correr porque no quiero perder el tren, y justo llego al mostrador cuando van a cerrar. Mientras revisan el billete miro de reojo al techo viendo una cámara de seguridad y sonrío sabiendo que mi plan ha funcionado.
Conozco a mis padres, esto lo van a denunciar como secuestro. Obviamente iré a la policía a decir que no estoy secuestrada, si no que me he ido voluntariamente, pero por si acaso mejor que en grabaciones se me vea totalmente sola. De algo me tenia que servir que esté viciada a las series policiacas.
Me devuelven el billete y bajo rápido al anden para no terminar perdiendo el tren. No tardo en encontrar el vagón y me subo justo antes de que cierren las puertas.
Creo que se podría decir que el destino me estaba esperando y que, literalmente, tenia que pillar este tren.
Me quito la capucha de la sudadera y voy tranquilamente caminando por el vagón buscando mi lugar, sonriendo sin poder evitarlo cuando veo a José Ángel justo en el asiento que me correspondía (el suyo es el de al lado)
Kira: Perdona, pero creo que ese es mi sitio.
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