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Capítulo veintiséis

🌌Capítulo editado🌌
  《27  ~  09  ~  20》


¿En que momento de mi vida me volví así? Así de insegura, así de triste y así de rota. Cada persona en el mundo tiene el derecho humano de crecer con seguridad, esa armonía inigualable, confiada y con metas plasmadas en su vida para futuro. Para mí siento que la vida solo va de mal en peor, cayendo en las brasas de un mal insoportable, de un dolor que no para de crecer, de cicatrices que no saben lo que es sanar, y solo están allí, alimentándose más de todo el agobio, la agonía que de pronto se había desatado en mí. De ese dolor que creía muerto, tapado por las caricias de Taehyung, por sus besos y palabras reconfortantes que sanaban el alma rota de una persona destrozada. De ese dolor que creía extinto, pero sabía que nunca se había ido, seguía allí y lo sabía.

¿En qué momento la vida se volvió en mi contra? ¿En qué momento la vida me dio la espalda dejándome en soledad y con el corazón hecho pedazos?. Yo sé que no soy la misma niñita a la que todos podían herir fácilmente, pero aún así, siento que me estoy ahogando en un mar de dolor, una tormenta de agonía y sufrimiento. Y es cuando me pregunto cuando fue el momento en que perdí mi brillo, esa linda vitalidad, esa sonrisa resplandeciente de la que mi madre siempre solía presumir. En que momento dejé que el alma se me pudriera a más no poder, y es que quería saber porque dejé que me aplastaran de esta manera. Apagando mi hermosa luz.

Y entonces se abrieron heridas antiguas, por golpes nuevos. Y así nuevamente volví  a sangrar donde un día dolió horrorosa y terriblemente mi alma completa; Sabía que era demasiado tarde, como también sabia que en cualquier momento se darían cuenta de que aún quedaba alguien  dentro del local y más encima encerrada en uno de los cubículos de los baños para damas. Sabia perfectamente que tendría que salir al exterior y exponerme a él. A que me encontrará otra vez, lo sabía bien.

Después de haberlo visto otra vez, después de tantos meses, lo único que atine en hacer fue arrebatarle mi celular y salir corriendo entre las personas. Con sus incesantes gritos detrás de mi, y es que sabía que tarde o temprano pasaría algo así, sabia que lograría encontrarme. Pero lo que no esperaba ni quería, era que sucediera en un momento que este sola.

No sabía que hacer en estos momentos.
Las lágrimas aún seguían bañando mis rojas y entumecidas mejillas. Mi cabeza yacía apoyada en las baldosas del lugar, del pequeño metro cuadrado blanco. Y era un blanco tan enceguedor. Molestaba. Mi cabeza palpitaba y todo mi cuerpo daba pequeños temblores involuntarios, lo que hacían de mis nervios un desastre total.

Y entonces el celular sonó y vibró bajo el tacto de mis manos. Una, dos, tres y cuatro veces fueron las llamadas, pero no las contesté. ¿Y como podría estando de esta manera? Era un desastre andante. No quería preocuparle, no quería darle más problemas de los que ya le he dado estos meses al dejarlo entrar en mi mundo. No quería cargarlo con asuntos ajenos a él.

Lloré aún más cuando volví a ver ese hermoso nombre sobre la fotografía que nos habíamos tomado ese mismo día en la terraza de la universidad. Nuestras sonrisas y lo felices que nos veíamos acaparando toda la atención de quien la viera. Dejando todo a nuestro alrededor en un segundo plano, éramos solo nosotros.

—N-no puedo hacerlo..—le dije al celular. Aún cuando no había contestado me sentía en la necesidad de decirle que era cobarde al no responderle, y esconderme en este baño, detrás de esta pantalla—L-lo lamento tanto Taehyung..mi hombre bello—solloce—Te mentí tantas veces, nunca podré estar completa para ti, seguiré buscando mis partes destrozadas, hasta que ese animal esté muerto.. antes no..no podré ser feliz independientemente de tus maravillosos esfuerzos para lograrlo..

Incline mi cabeza hacia un lado, apoyada en las baldosas, me abracé lo que más pude. Ignorando el sonido de la puerta del baño abrirse lentamente, los pasos más cerca de mi, y entonces la presencia de aquel guardia de seguridad frente a mí.

Había ignorado todo eso.
Y lo único que supe después de eso era que ese hombre me cargaba fuera de ese frío pero tranquilo lugar en el que por minutos lo sentí tan mío. Porque me hizo sentir profundamente protegida del mal.

Sarah.

—¿Crees que debamos decirle a Taehyung sobre esto?—preguntó el pelinegro. No podía dejar de mirarla, allí, inconsciente en esa cama de la habitación en la que habíamos pasado más de tres horas. Solo viéndola.

—Tenemos que, Jimin—le dije mordiendo levemente mi dedo pulgar—Encontraron a Isabella inconsciente en un baño público de un restaurante, no parecía estar bien según el guardia que la encontró, algo malo tuvo que haber pasado para que ella esté..así—un nudo se había formado en mi garganta—T-tenemos que decirle a Tae que ingresaron a Isabella a este hospital.

—¿Y los demás?.

—No creó que sea prudente llamarlos ahora. No hasta que Isabella esté despierta, sabes lo que pasó, me vi en la obligación de contarte a ti porque quería y necesitaba un poco de comprensión en todo esto, aún cuando no me corresponde a mi hablarte de esto, no le dirás a nadie. Y si llamamos a los chicos ellos harán preguntas y no podremos decirles nada...

Le escuché suspirar.

—Comprendo, Sarah. ¿Qué crees que le haya sucedido?—esa pregunta hizo eco en mi cabeza, una y otra vez. Sin parar.

—No quiero ni imaginarme lo que haya podido pasarle a mi mejor amiga, espero que mis sospechas no sean ciertas, porque si llega a ser así, tendremos unos muy grandes problemas...—dije con la angustia llenarme por completo el cuerpo.

—¿Taehyung está al tanto de todo esto? ¿Sabe que allá afuera hay un sicópata de mierda acosando a Isabella?—asentí algo dudosa, mis ojos tristes viendo las lágrimas secas sobre más mejillas de mi mejor amiga, su labio un poco hinchado y roto quizá de tanto que lo había mordido.

—Debería estarlo, Isabella algo me había comentado—mis brazos se habían cruzado de pronto—¿Podrías quedarte un momento con Isabella? Iré por un café al casino que está a un costado de aquí.

Pase mi mano por su brazo y le sonreí bonito. Tan bonito como el siempre me veía y hacia de mi corazón un alboroto.

—Vuelvo enseguida.


Y es que ni siquiera había tardado demasiado. El casino estaba totalmente vacío por lo que no tardaron en atenderme ni entregarme el café que había pedido. En momentos como estos un café era muy necesario para no perder la cordura.

Sinceramente esta no era la primera vez que sucedía algo así con Isabella. Muchas veces me tocó traerla de urgencias a un hospital debido a los abusos que se le eran atribuidos por ese desgraciado, no siempre eran por los golpes que ella tenía,  si no también por las quemaduras en sus brazos a causa de los cigarrillos que el se fumaba por día. Muchas veces me toco ver a mi mejor amiga, hermana en sus estados más críticos y vulnerables. 
En su estado más roto que podía exigirle su propia alma. Y era tan desgarrador ver como todo eso volvía a repetirse, volvía a caer en esas garras que la mantuvieron cautiva por tantos años al lado de él. Me dolía en el pecho ver como toda la alegría que Taehyung había plantando con tanto esfuerzo se viera arruinada nuevamente por el mismo ser maligno e inhumano.

Desearía haber estado con ella.
Como siempre le había prometido.

Y habría jurado no haberme demorado demasiado, tan solo habían sido cerca de diez minutos de ida y vuelta. Y para cuando me iba acercando más al cuarto en donde había dejado a las personitas que más amaba en el mundo, fue que escuché el primer grito, tan doloroso como desgarrador. Los enfermeros iban y corrían en dirección a la habitación n°10, la cual había deseado en todo el camino que solo fuera una confusión y lo fuera la de Isabella. Pero me había equivocado.

Y es que cuando vi como sacaban a Jimin entre dos enfermeros, mientras la zona de su mejilla se prendía en un rojo potente y una larga linea entre rosada y roja decorando la palidez del rostro de Jimin, supe que algo andaba muy mal. Pésimo.

—¡Jimin! Dime lo que pasó—dije llegando angustiada hasta él—¿Qué fue lo que que te pasó en la mejilla? ¿I-Isabella?—mis ojos ya comenzaban a llenarse de vagas lágrimas. Me sentía agobiada con todo lo que estaba sucediendo tan rápido.

Su iba y venía desde su mejilla lastimada hasta un paño con hielo que le habían dado para bajar la hinchazón de la marca.

—Te juró que solo quise ayudarla—dijo con preocupación—Poco después que te fuiste por ese café ella comenzó a decir cosas, balbuceando incoherencias. Decía que por favor la dejará en paz, que ella por fin era feliz en su vida, que por favor no le arruinará eso que había conseguido. Me asusté cuando la vi removerse ansiosa en las sábanas, qu-quise llamar a un doctor pero creí que seria mala idea ya que no vería a una persona conocida por ella—dio una pausa—Trate de despertarla con cuidado pero fue inútil cuando lo hizo ya que simplemente comenzó a gritar que me alejará de ella y que no la tocará, pero eran tanta las ganas de ayudarla, que sus palabras pasaron por mi oído para salir por el otro, me acerqué a ella sin importar la amenaza que me había dado y entonces fue que recibí este feo rasguño..

La primera lágrima cayó.

—Imposible..—mire con dolor la habitación, la puerta de la misma entreabierta. Desde aquí se veía el cuerpo inerte de mi Belly, uno enfermeros retirando una aguja de las venas en su brazo. Tan cuidadosamente—Ella no es así. Nu-nunca había lastimado de esta manera a ninguna persona ni de ninguna otra manera.. ¿Qué fue lo que le sucedió?.

—Tuvieron que anestesiarla, le colocaron un calmante en la intravenosa—sentí como sus brazos pasaban por mis hombros—Dijeron que ella estará bien y que esta reacción solo se debe a que aún está con esa adrenalina independiente de a que se deba, y por eso al ver que estaba en un lugar que no conocía, su primera acción fue el defenderse sin pensarlo más —un apretón en mi hombro me hizo salir de la pequeña burbuja que tenía.

—Debemos llamar a Taehyung, ahora. Quizá si esta él aquí ella pueda sentirse más protegida, más confiada con el resto—dije secando rápidamente mis lágrimas—Estoy segura de que él sabrá hacerla entrar en razón, no debe tenernos miedo a nosotros, no somos los verdaderos malos en esta historia. El malo sigue afuera. Y ya logró hacer lo que tanto quería hacerle, romperla nuevamente.






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