Capítulo veintidós
✨Capítulo editado✨
«11 ~ 07 ~ 20»
—Quiero que conozcas a mí madre.
Le quedé mirando un tanto sorprendida.
La verdad es que no me esperaba que él me dijera esto. Sabía que algún día debía conocer a la madre de mí novio, pero no esperaba que fuera tan pronto, no estaría sintiéndome así de nerviosa de no haber sido que el pasado ya haya conocido a los padres de ese hombre.
Lamentablemente a él nunca le interesó que conociera a sus padres. De hecho nunca en todo el tiempo que estuvimos juntos los mencionó. Quizá una que otra vez los mencionó pero no era para nada más que quejarse de lo malos que eran. Y me quedaré con la incertidumbre por el resto de mi vida ya que nunca me animé a preguntarle porque tenían esa relación tan poco agradable; él siempre fue algo reservado con respecto a su vida privada. Aún así no entiendo como es que logré interesarme en él.
—Pero Tae, ya conozco a tu madre—le sonreí poquito, algo tímida ante la repentina propuesta—Recuerda que la vi para el cumpleaños de Hoseok..ella me saludó y habló un poco conmigo.
—sonrió con un carmesí pintando la piel morena de sus mejillas—Pero eso no es conocer al cien por ciento a alguien, y-yo—titubeó—Quiero que charles con ella, que se conozcan mutuamente, quiero que ella vea la hermosa persona que eres, tanto por dentro como por fuera..
—Sí es lo quieres—di una pausa, acercándome lentamente hacia él, casi poniéndome de puntillas para llegar hasta siquiera su mentón—Yo encantada de hablar con ella, digamos que también siento algo de curiosidad con respecto a lo que pueda decir ella de mí, quiero darle una buena impresión a la madre del chico que robo mi corazón—le bese sus labios, en un tacto casto, para eventualmente darle una sonrisa.
—Ella te amará—y eso casi sonaba tanto como una afirmación. Y eso logró que mi corazón se sintiera liviano, cálido.
—Y entonces dime cariño, ¿Vienes por un intercambio a nuestro país?—preguntó amablemente la Señora Kim. Mientras hacia acto de presencia en la sala, mientras cargaba un platillo con algunos bocadillos para nosotros.
—Em, sí Señora Kim—sonreí, mientras me inclinaba con timidez al plato con algunas galletas en él, sabían rico—Pedí ese intercambio hace unos cinco meses atrás, fue una suerte el que nos hayan permitido a mí mejor amiga y a mí poder llegar hasta aquí, ya que para cuando hice nuestras inscripciones era período ya el cual las postulaciones deberían estar hechas a la empresa—ella asintió atenta a mis palabras—El plazo se había dado mucho antes pero tuvimos suerte de ser aceptadas de todas maneras.
—Es una suerte, mucha suerte—seguía asintiendo mientras llevaba una galleta a su boca—Ay Tae, cariño, deja a la chica, ella no se irá a ninguna parte—le reprendió dulcemente. Siendo de Taehyung todo un dilema de vergüenza, sus abultadas mejillas siendo evidencia de lo avergonzado que estaba. Tae a regañadientes soltó mi brazo, el cuál había estado abrazando de hace un rato.
—L-lo siento mamá.
Ella carcajeo con inocencia.
—Cuéntenme chicos, ¿Cómo fue que se conocieron?—inevitablemente recordé los primeros minutos que pase en este país. Siendo la primera vez que conocí a Tae cuándo chocamos en los pasillos de la Universidad, cuándo ni siquiera me moleste en escuchar sus disculpas.
Ahora me sentía mal por haber sido así de ruda con él, cuándo solo quería disculparse y ser amable conmigo y Sarah. También me daba cuenta de la desagradable actitud que me cargaba por esos días, de lo cortante y cruel que podría llegar a ser. ¿Por que me había comportado de esa manera? Yo no soy así, siempre he siendo gentil con todos.
Taehyung se giró a verme, con una sonrisa tímida y un tanto divertida en sus pomposos labios carmesí. Ambos seguramente habíamos tenido el mismo recuerdo de nuestra primera no tan linda conversación. Era algo cómico.
—Pues, fue en la Universidad—comencé diciéndole—Nos dimos cuenta que tenemos amigos en común, uno de sus mejores amigos tiene clases conmigo en bases integradas, y mí mejor amiga comparte clases también con otro de sus amigos, y así fue que con los días nosotras nos fuimos acostumbrando a sentarnos con ellos después de clases..
—sonrió enternecida—Así mismo conocí al padre de Taehyungnie, hace muchos años claramente—río, ya tenía ese amargo sabor en la boca, sintiendo una noble empatía tanto por ella como por mi lindo novio—Aunque él era mayor que yo, siempre me buscaba en los recreos para llevarme con sus amigos, siempre fue tan dulce y amable conmigo..
—Debió haber sido una historia hermosa Señora Kim—dije con sinceridad.
—Lo fué, Isabella. Y por favor no me digas Señora, sólo llámame Ji-yeon..—dijo sonriendo, tan bonito como lo hacía Taehyung. Transmitiéndote esas lindas sensaciones en el pecho, haciéndote sentir reconfortante, apreciada, querida por las personas que estaban aquí.
—Perdóneme..es que mí m-madre siempre me dijo que debía ser educada con mis mayores y nunca tutearles..—la nostalgia invadiéndome de pronto—Y me gustaría seguir respetando eso..
—No te preocupes cariño, lo que tú quieras estará bien—sonrió y se inclinó un poco para acariciar mis manos—Ahora, ¿Gustan algo de cenar?.
No sabía a ciencia cierta en que lugar me encontraba. Me sentía aturdida, fuera de sí. El lugar se veía en mal estado, botellas y lo que creía que eran restos de cigarro yacían sobre una pequeña mesa de vidrio en medio de toda una sala de estar.
Quería caminar, pero mis pies yacían pegados hacia la madera deteriorada del suelo. Sentía mis sentidos a flor de piel, y sabía que alguien se acercaba a paso acelerado, me estaba asustando, y nada bueno pasaría los próximos minutos. No si no me movía de aquí, quería escapar, quería estar en la calidez de los brazos de mi Taehyung, no en este frío lugar.
La sangre se me helo. La garganta se me apretó de pronto, no dejando que mi respiración pasará con facilidad, mi cuerpo temblando casi al instante en que esos ojos se posaron sobre mí, me veía tan fijamente, sumergiéndome en el vacío de esos ojos marrones que alguna vez me hicieron sentir mariposas en el estómago, la calidez de la primavera en mi vida, en cambio ahora sólo provocaba temor en mí, las ganas excesivas de salir corriendo a un lugar en donde no corriera peligro, un lugar lejos de su alcance.
¿Por qué no podía moverme?.
—Te dije que si hacías tus maletas te iría mal Izzy—musito sin despegar sus ojos de mí—Te dije que si te atrevías a irte de mí lado, no serviría de nada porque sabría encontrarte en cualquier parte que vayas..
No supe que responderle.
—No puedes irte—sonrió, tan tétricamente que causó un feo escalofríos en mí—N-no puedes dejarme, nos amamos Izzy..
—N-no nos amamos, una persona que ama no le hace daño al otro, no le dejaría estas marcas en su cuerpo cada vez que pierde el control sobre si mismo—escuché un sollozo, y sabía que no había sido yo. Y fue cuándo me vi a mí misma parada en el umbral de la puerta. Este era un recuerdo más, uno de tantos que viví dentro de estas paredes. Lucía tan mal.
Era increíble la manera en la me veía aquí, en un situación que pasó hace tantos meses atrás. Hasta podría decir que no me reconocía a como estaba ahora, en la actualidad de mí vida al lado de Tae.
—¡Nos amamos! ¡Y tú no vas a dejarme!—lanzó una botella a las blancas paredes.
—Y-yo..sólo no puedo seguir permitiendo que sigas abusando de mí. No creó ser capaz de seguir aguantando tus maltratos, tus insultos a diario—vi como las lágrimas bajaban unas tras otras—Tuve la mala suerte de enamorarme de la persona equivocada Marlon, me iré de aquí aunque eso quiera decir que perderé a la persona que amo..pero después de mucho tiempo, me di cuenta que primero tengo que velar por mí salud mental..
—¡No servirá de nada que te vayas Izzy! ¡Te encontraría en cualquier parte que vayas porque estamos hechos para estar juntos! ¡No puedes separarte de mí!
—Adiós..
Quería despertar. Las mismas sensaciones de esa vez a flor de piel en estos momentos, era como si todo se hubiera a vuelto a repetir, las viejas emociones doliendo en mí corazón. Era débil, y nunca dejaría de decirlo, no podía aguantar esa mirada una vez más, ver esos ojos, su rostro, sus manos, me hacia sentir enferma, me hacia sentir vulnerable ante su presencia; quería desaparecer.
—No puedes irte así como así Izzy..—musito una vez que mí otra yo ya se había marchado del apartamento—No si sigues trayendo ese brazalete en tu muñeca..
Le vi reír.
¿Qué estaba pasando?.
—¿Por que lo sigues conservando?—le mire estupefacta. ¿M-me hablaba a mí?—¿Ves como ni siquiera eres capaz de despojarte de ese mísero brazalete?..Eres tan dependiente de cosas tan absurdas..
En un arrebató de adrenalina quise arrancarme el brazalete que adornaba mí muñeca, pero fue imposible. Ni siquiera logre que se moviera un centímetro de su lugar. Pero él tenía razón ¿Por que seguía conservando ese brazalete? Ya no debería tenerlo conmigo, debería dejarlo.
—¿Sabes que te encontraré no? Tú lo sabes muy bien, sabes que estoy cerca..
—N-no..
—Estoy más cerca de lo que crees Izzy..
Su carcajada hizo ecos en mí mente.
—N-no..tú no..puedes..—quise llorar. Pero las lágrimas no salían.
—Sí, si puedo.
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