Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo treinta y cuatro

🌌Capítulo editado🌌
  《03  ~  11  ~  20》


Mis párpados se encontraban caídos, el sueño cada vez apoderándose más de mí.  Mis ojos veían con admiración como las hojas de los árboles fuera de mi ventana se movían suavemente por la brisa cálida del aire. El firmamento celeste lleno de nubes, un degradé perfecto pintando en el maravilloso lienzo que era el cielo. Eran tan irónico pensar que afuera podría ser un realidad tan bonita de experimentar, en comparación a la verdadera realidad que se estaba pasando entre estas paredes.

Mis manos nuevamente se hallaban atadas, pero está vez no de cada esquina de la cama. Estas reposaban sobre mi vientre, subiendo lenta y vagamente una y otra vez, aún podía sentir el ardor en mis brazos, en mi rostro, y cada parte visible que tenía a los ojos de los demás. El calor que me proporciona su cuerpo a un lado de mi torturándome por dentro, quería que se fuera de mi lado, quería huir de esto, pero lamentablemente no tenía la fuerza suficiente para ponerme de pie y salir lo más rápido que pudiese de aquí. Quería gritarle en la cara lo muy hijo de puta que era, de pedir auxilio, pero la voz no me salía. Me había desconectado del mundo.

Su cuerpo yaciendo de costado, su pecho cargándose sobre mi brazo derecho, sus dedos deslizándose con suavidad por el perfil de mi rostro. Me sentía asqueada, solamente quería que dejara de tocarme de esa manera, que se alejará de mi lado.

—Deja de llorar..—sus palabras hicieron eco en la infinidad de mis pensamientos.

Ni siquiera me molesté en mirarlo a la cara. Mi atención continuando en aquellos hermosos pajaritos que se habían posado frente a la ventana semiabierta. Eran de un color bastante peculiar, uno auténtico.

Los toques en la puerta de abajo llamaron  la atención del hombre. Rápidamente se había despegado de mi lado, poniéndose de pie con la misma rapidez. Y entonces por primera vez me animé a dirigirle la mirada. El llamado a la puerta estando presente aún, siendo un sonido incesante.

—Vuelvo enseguida, no te vayas a ninguna parte Izzy—y más que un simple aviso, de que no tardaría demasiado en deshacerse de la visita insistente en la puerta, se oía más que nada a una amenaza. Pero de todas formas no podría moverme de aquí, ¿A donde podría ir esta vez? Ya lo había intentado una vez, y no me resultó como esperaba, esa siendo la oportunidad en la que todas mis esperanzas se esfumaron.

—N-no puedo moverme de esta cama, imbécil—dije cuando ya se había ido de la habitación. Sus pasos apresurados se escuchaban en las lejanías. Nuevamente todo volviendo a sumirse en un silencio sepulcral. La casa como había dicho anteriormente no es muy grande, siendo el mismo prototipo que la casa de los señores Ahn. Dónde hasta hace unos días estaba descansando tranquilamente.

—¿Qué se le ofrece?—fue lo que escuché. La voz de Marlon siendo la encargada de comenzar con el interrogatorio a la pobre persona que buscaba en la puerta, me había desconcertado un poco enterarme que ese hombre hablaba el Inglés con demasiada fluidez. Como también me había llamado la atención que supiera suministrar perfectamente los remedios que me inyectaba en la intravenosa.

Manejándose a la perfección con las jeringas, y con cada detalle de eso.

—Oh, siento molestarlo joven—era la voz de una mujer, se oía tan dulce, dirigiéndose a él con un inglés bastante fluido—Soy la presidenta de la junta de vecinos aquí en el vecindario y me gustaría hacerle unas cuantas preguntas, nada de que preocuparse, espero que no importunarle con mi presencia..—y fue todo lo que alcance a escuchar de esa charla, siendo lo ultimo oído vagamente ya que por lo que logré comprender que había salido completamente de la casa dejando la puerta cerrada completamente.


Taehyung.

Estar aquí me calmaba un poco.
Me transportaba hacia lindos recuerdos, me hacía volver a sentir esas emociones que suelo tener cada vez que la tengo a mi lado, su calor, su aroma y presencia sintiéndolas casi reales en este instante.

Mis clases habían terminado hace unos minutos. Hoy, había sido un día largo, y lo hizo más difícil el tener que haber dado explicaciones algunos de los docentes que imparten clases aquí, preocupados por la inasistencia de la alumna Isabella. Viéndome atrapado nuevamente en una desesperación interna al no saber que responderles, esas preguntas de buena intención acordándome a cada momento del día que Isabella no estaba a mi lado.

Y que ese malnacido se la había llevado.

—Kim Taehyung—escuché mi nombre—Deberías dejar de balancear tus piernas así en el aire, podrías caerte, y allá abajo no te esperará una bonita caída..

—Me caería si estuviera lo suficientemente inclinado hacia adelante, apenas y solo mis piernas están en el aire—llevé mis manos a cada lado de mi cuerpo, dejándolas sobre el mármol del cuál se componía esta barandilla—No me caeré si me quedó tal cual estoy ahora..

—Te estuve buscando—comentó, sus manos al igual que las mías se habían apoyado sobre la barandilla, ambos admirando a un mismo atardecer—Todos te estamos esperando en la cafetería..

—Me quedaré unos minutos más aquí arriba, hasta que el conserje venga y le eché llave a la puerta—mis ojos se entrecerraban levemente a causa de los rayos del sol, suspire—Pueden irse sin mí. Tardaré un buen rato aquí, se les pasará el bus de las siete y cuarto a los demás que van a Seúl. Podemos vernos después..

—Te dije que te estamos esperando Tae, porque queremos ir a casa de Sarah—no gire mi rostro pero si preste atención—La señorita Kang se puso en contacto con la señora Ahn, tu vecina de enfrente..—y si no me caí al vacío en ese momento que me giré y puse de pie rápidamente sobre la barandilla, fue por mera suerte.

—¿Q-que fue lo que les dijo? ¿I-Isabella?..—mi corazón latía desembocado en mí.

—dio un suspiro—Los oficiales a cargo del caso estuvieron periciando la zona. Más que nada los alrededores del vecindario y por supuesto los alrededores del hospital—sentía que en cualquier momento mi corazón saldría disparado de mi pecho—Ellos dijeron haber encontrado un auto descontinuado en unos de los peladeros que hay hacía el sur, y-y requieren de tu presencia Taehyung—las lágrimas amenazaban con salir en ese momento.

—T-tú sabes porque me quieren allí—dije con mi voz en un hilo—Se que sabes y no quieres decirme Jimin..—mis labio inferior temblaba—¿A-acaso..?.

—N-no lo sé Taehyung, fue Sarah la que habló con la señora Ahn—llevó una de sus manos a su frente, masajeándola—De hecho ella ya se fue para la residencia de los señores Ahn, tenía que arreglar unas cosas antes de irse con nosotros, la estaremos esperando en la parada de autobuses a quince minutos de tu barrio.

Me encontraba ido, y eso al parecer mi mejor amigo lo había notado al instante.

—Hey..—dijo cálidamente, pasando su mano por mi hombro—De seguro nos traen buenas noticias Taehyung-ssi...—levanté mi mirada y le mire a los ojos—No tenemos que perder las esperanzas..

—E-eso esperó Jimin-ssi..eso esperó..


Sarah.

Me había ido lo más rápido posible de la universidad para llegar a tiempo a casa de los señores Ahn. Había recibido una llamada de parte de la señora Soo-hee hace apenas unos quince minutos, decía que había recibido una visita de la señora Kang diciéndole que urgía nuestra presencia. No le había dado más detalles aparte de que se había encontrado un auto descontinuado casi a las afueras del distrito. Mi pecho subía y bajaba sin cesar, mis pulmones dolían por la caminata.

Estaba cansada.

A lo lejos la señora Ahn apareció en mi campo de visión. Su cabeza gacha, sus manos enredadas entre sí, no dejando de moverse en ningún momento. Fue cuándo tropezó que corrí a socorrerla, no había caído al suelo, pero si me había asustado, preocupado. Pareciéndome casi extraña su manera de comportarse ahora.

—Hey, ¿Se encuentra bien señora Ahn?—la sostuve de sus brazos. Ella rápidamente se reincorporó y arregló su ropa ligera un poco arrugada por mi agarré.

—No es nada Sarah, solo..venía distraída—tomo mis manos y me sonrió—Tú..¿Vienes por lo de la llamada verdad?—asentí—¿Y por qué vienes sola? ¿Y los demás?.

—Ellos llegarán después, me esperarán en la parada de autobuses en la otra calle, s-sus hermanos también estarán allí—dije tratando de darle una sonrisa, pero era casi imposible hacerlo sin que esta sonrisa se desvanezca tan rápido como apareció. La cálida mano de la señora Ahn acarició mi mejilla, mi cabeza decayó.

Las lágrimas acumulándose en mis ojos.

—Ella volverá—y sonaba tan segura, que me aterraba la idea que esa afirmación se convirtiera en un deseo que no se pudo cumplir. Llevándoselo el aire, y quedando simplemente en nuestras memorias—Todo volverá a ser como antes, esas hermosas sonrisas que vi en sus rostros el primer día que las conocí, regresarán, solo por favor no te estanques aquí, debes seguir adelante al igual que Taehyung-ssi, ambos deben ser fuertes en esta batalla..—asenti mientras sorbia mi nariz, mi rostro empapado en lágrimas gruesas—¿Esta bien Sarah? Debemos ser fuertes.

—E-esta bien—respondí más decidida.

—¿Ves? En la vida siempre hay que mantenerse de pie y firme ante cualquier adversidad, no dejando el optimismo de lado y siempre con buenos pensamientos en nuestras mentes ¿De acuerdo?—sonreí poquito. Obteniendo un apretón en mi mejilla de parte de la señora Ahn—Bien..

—seque rápidamente mis lágrimas—Y, a todo esto señora Ahn, ¿De dónde venía? En verdad me preocupó el que viniese tan distraída, como ida—me expliqué.

—Ah, ¿Recuerdas que te comenté que hace unas semanas hubo una reelección para la presidencia en la junta de vecinos?—asentí comprendiendo—Pues salí electa en todos los votos, y hace unas horas una de las familias de más allá—señaló con su dedo la otra dirección, hasta el fondo—Me llamo y presentó un reclamo o más bien un aviso de que había estado escuchando bullicio a horas bastantes peculiares en la residencia vecina, que ha sido ocupada hace poco por el nuevo propietario, la señora Min Jiwoo, quién fue la que dio el aviso, decía escuchar gritos venir de esa residencia, pero cuando me tomé el atrevimiento de entrar a echar un ojo, claramente con el permiso del chico que vive ahora allí, no note nada anormal y parecía que seguía ordenando sus cosas.

Mi entrecejo se frunció levemente.

—Que extraño, ¿No se lo habrá imaginado?—inquirí. La señora Ahn sólo se encogió de hombros.

—Quién sabe, la verdad no encontré nada extraño o fuera de lo que es normal. Pero si la señora Min vuelve a insistir tendré que derivar esto a las autoridades..

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro