Capítulo cuatro
✨Capítulo editado✨
«24 ~ 05 ~ 20»
Era un bonita tardé.
Había estado un par de horas después de que llegué de la Universidad, pasando el limpio mis apuntes de la clase de bases integradas. Me gustaba que mis apuntes estuvieran totalmente limpios y ordenados y algo coloridos, me gustaba ocupar lápices de varios colores.
Sentía que era aburrido escribir solamente con un rojo, azul y negro, los típicos colores que pedían, por alguna razón, por reglamento de la institución.
Sarah había estado haciendo uno mini trabajo, no era tan extenso, había terminado mucho antes que yo, por lo que acordamos en que cuándo ambas no tuviéramos nada más que hacer, veríamos una que otra película para pasar el rato, queríamos aprovechar tiempos así antes de que los trabajos y pruebas semestrales nos llovieran en la cabeza; no tendríamos tiempo una vez que comenzáramos con ello.
—¿Hiciste algún amigo hoy?..—me preguntó Sarah, ambas sentadas en la orilla de mí cama viendo una serie en el computador; Once upon a time.
—Nop, pero hubo un chico que me pidió un lápiz. ¿No es lo mismo?—escuché reír un poco a Sarah. Le mire seria.
—¿Nada más? ¿No hablaste un poco con él aunque sea?.
—Estábamos en medio de la clase, la profesora fue muy clara con sus reglas, no me hubiera gustado interrumpirla, me dio algo de miedo la verdad..—dije, y era cierto, aquella mujer sería mi dolor de cabeza durante todo el largo semestre.
—Oh, que aburrido—se quejó—Cambiando de tema, ¿No crees que es guapo?—dijo refiriéndose al actor que interpretaba al Capitán Garfio—Se me hace sexy cuando dice señorita swan—asentí, concordaba con mi amiga.
—Es atractivo. Demasiado atractivo.
Si que lo era.
Y tan rápido como pasaron las horas viendo películas, la hora de ir a cenar había llegado. El firmamento pincelado de bellos colores, un atardecer maravilloso rodeándonos, los finos y cálidos rayos del sol atravesando las cortinas de la sala de estar. El olor a comida recién preparada llegando hasta mi olfato, y el ruido de las ollas y cucharones interrumpiendo el silencio que había a nuestro alrededor.
Mientras Sarah y yo esperábamos a que la cena estuviera concluida, esperábamos a que la señora Ahn encontrara un álbum. El señor Ahn se la había pasado gran parte de la tarde preparando esta cena, quería que ambas, Sarah y yo, probáramos uno de los platos más célebres de Corea del sur y le diéramos nuestra más humilde opinión.
—¡Lo encontré!—exclamó con emoción, alzó el álbum y camino hasta nosotras—Quiero enseñarles unas fotografías de mis niñas, cuando eran solo unas pequeñas.
Se sentó entre ambas y procedió a abrir el álbum.
—¡Oh! Aquí fue cuando Hye-jin intentó bajar al gato del tejado, ese día termino con un brazo roto y un gato perdido..—nos contaba la señora Ahn, mostrándonos algunas fotografías de su álbum familiar—Al gato no lo volvimos a ver..
—Es una lastima, era muy bonito y esponjosito...—dijo Sarah con un puchero lastimoso en sus labios.
—Sí, tuvimos a nuestra Jinie triste por casi dos semanas, amaba a ese gato, decía que era su mejor amigo..—frunció levemente sus labios—Debo aclarar que estábamos hablando recién de una Hye-jin de catorce años, mi niña lloró tanto..
—¡Cariño el Pajeon está listo!—exclamó el señor Ahn desde la cocina—¡Pueden pasar a la mesa si gustan, iré enseguida!
La señora Ahn dejó el álbum sobre la mesa de centro que había frente a nosotras y se puso de pie.
—Pueden pasar a la mesa mientras chicas, iré a ayudar a mi Jungwoo—sonrió.
Dijo caminando a la cocina, desapareciendo entre el pasillo hasta el fondo. Me sentía a gusto estando aquí, creía que me costaría adaptarme a vivir con otra familia, pero no fue así, Los señores Ahn, han sido muy amables con nosotras, nos atienden y no ponen diferencias por ser de otro continente, y claramente ser unas completas extrañas.
Hay gente que es discriminadora por el simple hecho de venir de otro país. Con Sarah nos pusimos de pie y pasamos a sentarnos a la mesa. Según nos comentó la señora Ahn, su esposo trabaja desde hace años en un restaurante, no tiene un puesto tan relevante, solo es parte del personal de chefs, pero la paga era suficiente para llevar una vida buena para su pequeña familia de cuatro integrantes.
El rico aroma del Pajeon salía desde aquél plato que traía la señora Ahn.
—Perfecto, quedó justo en su punto. Espero que lo disfruten chicas..—dijo con una amigable sonrisa.
Primero dimos las gracias, por costumbres de la familia y nos dispusimos a degustar el plato frente a nosotras; por un momento me hizo recordar a la forma en la que cocinaba mí madre, nunca se le quemó algo, o quedó pasado, nada de eso, siempre en su punto. Él pecho se me apretó cuándo probé la primera cucharada, claramente no eran los mismos platos que cocinaba mi madre, pero tenía ese sabor familiar, sentía el cariño y dedicación puestos en cada uno de estos ingredientes, era como estar probando de alguna manera las comidas de mi amada y recordada madre.
Ella había fallecido hace cuatro años, tenía veinte en ese entonces, aún recuerdo cada momento que pasó ese día; yo había llegado de un trabajo en donde me habían dado el puesto y el cuál había estado esperando hace muchos días, en esa época estábamos pasando por una de las mayores crisis económicas en nuestra familia, lo que me llevó a cambiar de trabajo. Me encontraba tan ansiosa de poder darle esa noticia, de poder decirle que la situación que vivíamos cambiaría y podría por fin pagarle su operación. Pero lastimosamente había llegado tarde, y no se podía intervenir la enfermedad ya que se encontraba avanzada y era uno de los cánceres más agresivos que existen.
—¿Estas bien?..—preguntó Sarah, viéndome con un semblante preocupado, rápidamente despabile y le di una sonrisa algo forzada, para que.
—Lo estoy, no te preocupes.
Podía jurar que ya eran pasadas las doce y cuarenta de la madrugada. Y otra vez no podía dormir, hace unas semanas había dejado de tener esas pesadillas, pero lamentablemente habían vuelto. Más que pesadillas, eran simples recuerdos pasados, que lo único que me hacían era el martirizarme aún más de lo que ya estaba hace varios meses.
Aquellos recuerdos me atacaban cada noche en mis sueños, haciéndome recordar lo ingenua y boba que fui por haberme dejado llevar por unas palabras que endulzaron mí oído. No dándome cuenta de las verdaderas intenciones de la persona que las decía.
—¿Isabella?..—su voz somnolienta me estremeció un poquito. Quizás era por que estuve mucho tiempo en mí—¿Qué haces parada allí? ¿Te sientes bien?.
—Las pesadillas volvieron..—dije neutra. No quería que ella notará lo mal que estaba después de haberme despertado.
—¿Cómo así? ¿Te has tomado tus pastillas?..—escuché como se salía de la cama, y se paro a un lado de mí.
Ambas mirando hacía afuera.
La Luna brillando en su máximo esplendor y una calidad brisa veraniega nos rozaba los rostros con suavidad.
—Al parecer no surtieron efecto como me prometió la sicóloga.. tendré que ver a otro médico aquí, será más complicado al no ser residente oficial aquí en Corea..—me límite a decir—No me tome el tiempo de pedir mis archivos en el hospital de allá.
—Todo estará bien amiga—sobo mi espalda cálidamente por encima de mi pijama, sabía que mí mejor amiga trataba de consolarme, quizás ahuyentar esos amargos recuerdos de un amor fallido en mí vida. De un pasado tormentoso.
Pero no pasó.
Los recuerdos persistían en mi mente, y hasta creía que aún más que antes.
Todo estaría bien.
Nada estaba bien conmigo en realidad.
Taehyung.
Me estaba comenzando a doler la cabeza. Jimin había estado hable y hable en todo este minuto. Disque que quería que invitáramos a su nueva amiga a comer con nosotros, me sorprendió ver que era la misma chica que había chocado dos veces conmigo las veces anteriores.
Aunque dudaba que tan cierto era eso de que fueran amigos. Ella no se veía muy amigable que digamos, y aún así Jimin se empeñaba en ir a buscarla, la habíamos estado viendo desde hace unos minutos, estaba sola. Parecía impaciente, tal vez esperaba a alguien.
—Taehyung-ssi, acompáñame..—pedía.
—¿No crees que pueda molestarle? Y a todo esto, ¿Por que tanta insistencia? ¿Te gusta acaso?..—un bonito carmesí tiño sus mejillas blancas.
—No me gusta Taehyung. Solo quiero invitarla a comer con nosotros, siempre la veo sola, me hace recordar a cuándo estábamos en primaria, estuve sólo una semana y fue horrible, hasta que los conocí a ustedes, a Yoongi Hyung y a ti.
En eso no difería con Jimin, estar sólo apestaba. Estaba a punto de decirle que podría ser buena idea invitarla, pero ella ya estaba hablando animadamente con otra chica, era la misma chica que la acompañaba la primera vez que la vi.
—Ya ves. Esta con otra persona ya Jimin..—dije haciendo amagó de irnos—Los chicos nos están esperando, vámonos, quizás en otra ocasión le invitas a comer con nosotros.
—Bien, vámonos.
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