Capítulo cinco
✨Capítulo editado✨
«25 ~ 05 ~ 20»
Isabella.
Tenía que ser una broma.
Me negaba a la idea de que fuera simple casualidad, ya sería la tercera vez que me lo cruzaba en el camino.
—¿Me estas siguiendo?—dije deteniendo mi caminata. Hace poco había salido de mis clases en la Universidad, y ese chico extraño de sonrisa peculiar venía detrás de mi desde hace bastantes minutos.
Escuché como reía.
¿Se estaba burlando de mí?
—Extrañamente debo tomar el mismo camino que tú..—dijo con esa sonrisa en su rostro, no afectándole en lo más mínimo mi semblante molesto—No te estoy siguiendo, no te preocupes.
No me moleste en darle una respuesta, y seguí caminando, volviendo a ponerme los audífonos y centrándome solamente en la música. Ignorando por completo el hecho de que aquel chico estuviera caminando a mi lado. Por alguna razón baje un poco el volumen del móvil.
—¿Cómo te llamas?—no le respondí—La verdad me gustaría saber cómo te llamas, ya esta no es la primera vez que nos hemos topado en el camino y ya no quiero seguir llamándote guapa, aunque no me molesta en absoluto hacerlo..—solté una leve risa sarcástica.
—Que penoso intento de ligar, chico.
Dije aún con mí vista al frente, pero atenta a lo que podría estar hablando, otra vez su carcajada resonando en el lugar.
—Oh, pensé que sonaba Galán..—confesó, pero no le tome enserio—¿Y entonces como te llamas?..—volvió a preguntar. Ya casi estábamos a dos casas de llegar a la residencia de los Ahn.
—Atenea—mentí.
Dije simplemente, dándole el primer nombre que se me paso por la cabeza.
—Atenea, es un placer..—dijo dándose vuelta para quedar frente a mi, extendiéndome su mano. Le mire por unos segundos, y terminé por darle el gusto para no parecer descortés.
Desde aquí pude ver a la señora Ahn regando sus flores en el ante jardín. Cruce mis dedos cuándo ella me notó, saludándome fervientemente con su manos agitándose por los aires.
—¡Isabella! ¡Hola! ¿Qué tal tus clases en la Universidad?—me dijo con emoción.
Mire por inercia hacia otro lado, evitando la mirada del chico que me miraba divertido, podía verle el rostro por el rabillo del ojo.
—Pequeña Pinocho debo cruzar a la otra calle..—me dijo para mi solamente, evitando que la señora Ahn escuchará—Isabella te queda sienta mejor que Atenea—me guiño un ojo—¡Buenas tardes señora Ahn!
La señora Ahn Soo-hee levantó la mirada, con una sonrisa en su rostro, saludando al chico de vuelta.
—¡Hola Taehyung! ¡Salúdame a tu madre hijo!—comentó de vuelta.
—¡En su nombre señora Ahn! Tenga linda tarde, nos vemos en otra ocasión.
Así que Taehyung ¿He?..
No pude evitar bufar cuándo le vi entrar a las casas del frente, ¿de verdad tenía que vivir en frente de mí nueva casa?.
—¿Qué tal tu día?—le pregunté a Sarah mientras llevaba una cucharada de un postre a mi boca, saboreándolo.
—Todo muy normalito..—dijo dando un suspiro—No hay nada muy relevante, pero hice un nuevo amigo..es muy divertido—dijo subiendo sus ánimos—Nos topamos en la clase de introducción y luego en las de bases teóricas y prácticas de la comunicación humana, fue bastante interesante..
Dijo con completa emoción.
Me alegraba verla contenta, de alguna manera me hacia ver que no todo era tan malo. Mi mejor amiga era feliz, y de alguna manera eso me alentaba a no terminar con mí sufrimiento en este mismo instante si me lo planteaba.
Me hacía convencerme de que por lo menos si había una persona a la que si le importaba sinceramente mí presencia en este mundo, y no todo estaba tan perdido como lo creía hacía meses.
—¿Cómo se llama?..—le pregunté.
—Kim Seokjin. Es muy divertido, me dijo que podíamos sentarnos con él mañana en los recesos, que no tenía problemas en que fueras conmigo, él también tenía más amigos los cuales quería presentarme, presentarnos mejor dicho—corrigió.
—¿Eso dijo? ¿Crees que es buena idea?..—dije en tono medio avergonzada.
—Claro—dijo volteándose y apoyando sus codos en la cama—Sería estupendo que hiciéramos más amigos, él realmente se veía amigable Isabella..
—No te cuestionó eso Sarah. Lo que pasa es que, bueno, tú sabes que soy algo reservada y un tanto tímida, tal vez les pareceré extraña o antipática.
—Que dices, no eres antipática, eres súper simpática cuándo te lo propones. Deberías darte una oportunidad de expandir tú círculo de amistad, aparte nos ayudarían a conocer mejor la ciudad ¿No te parece cool?—pregunto ansiosa.
Le sonreí cálidamente.
—Quizás tengas razón.
Estaba demás decir que seguir conservando estas fotografías no estaba bien. Pero era algo que estaba fuera de mi alcance, no tenía la fuerza de voluntad de deshacerme de esas fotografías, aunque me hiciera daño el verlas todo el tiempo, no podía simplemente echarlas a la basura.
Sentía que de algún modo me desprendía de la felicidad que tuve algún día, de los bellos momentos que pase en su momento con esa persona, eran mi único recuerdo, aparte del brazalete que me demostraba que en algún momento él me quiso tanto como yo lo hacía, y que no todo solo fueron mentiras.
¿Era humillante? Si.
Seguir aferrándome a alguien que creí que me pertenecía, pero que en realidad nunca fue mío, simplemente fue así. Y lo entendí muy tardé, tuvieron que romperme en miles de pedazos para recién darme cuenta que ahí no era mi lugar y que debía buscarme algo mejor.
Era despreciable, lo sé perfectamente.
Pero yo lo amaba, y lo seguía haciendo para rematar. Y aferrarme a todos los recuerdos felices, eran mi único consuelo para todo este martirio, saber que él si me amo, a su jodida manera pero lo hizo, y era lo único que me importaba después de todo.
Sarah ya se había dormido, no era tarde, pero mañana debíamos levantarnos temprano. Por suerte los miércoles si nuestros horarios coincidían, por lo que no tendría que tomar el bus sola como lo estuve haciendo los días restantes.
Él rintong de mi celular sonó por toda la habitación, vi el nombre en el remitente en la pantalla y no me sorprendió la verdad de ver que era mi famoso padre quien trataba de comunicarse conmigo después de ¿Tres meses quizá?.
Con desdén atendí la llamada.
~¿Que tal papá?
~Llevo horas tratando de llamarte pero me costo un mundo encontrar el Código de ese país al que te fuiste, ¿Por que tan de repente Isabella?..
~Intente comunicarme contigo por dos semanas hace tres meses, pero simplemente no atendiste así que di por hecho que tenías cosas más importantes que hacer..
~¡Ya! ¿Por que siempre tan a la defensiva Isabella?~escuche que río.
~Así me criaron.
~Mentirosa. Tu madre nunca te crio para que respondas así, ella era-
~¿Puedes no hablar de ella? ¿Te parece?
¿Qué tal tu vida con tu familia?
~Ummh, todos bien hija, tus hermanos te mandan saludos y dicen que te extrañan..~se escuchaban vocecillas del otro lado de la línea.
Aunque bien sabíamos que ellos no eran mis hermanos directamente. Papá se había revolcado con una mujer cuándo tenía tres años, él nos dejó a mamá y a mí, solas contra el mundo. Al poco tiempo la mujer dio a luz a dos gemelos, recién me llegue a enterar cuando tenía diez años, que fue cuándo papá me volvió a buscar, desde entonces trataba de llevar una "sana" relación de padre e hija, aunque habían roces a veces que simplemente no se podían evitar.
~Yo también diles, que cuándo vuelva les llevaré un llavero de recuerdo, que no pidan más porque no tengo dinero.
~Que amable de tu parte hija, bien, debo dejarte, Nicole me llama, necesita que le ayude con unas cosas..
Y no podía asquearme más ese nombre.
Ella era la culpable de que no haya tenido un padre presente en mi vida. Aunque de todas formas no era como sí me hubiera hecho mucha falta que digamos, viví muy bien con mamá solamente. Ni note que no tenía papá. No mentira, no se lo tomen tan literalmente, hubieron momentos en donde sentí fuertemente su ausencia.
~Ok, hablamos mañana, o cuando gustes, tienes mí número.
Dije, con una minúscula pizca de que en verdad llamaría mañana, aunque sean cinco minutos, como ahora. Quería creer que tenía un papá aún y no había quedado completamente huérfana y a merced de la crueldad de la sociedad.
~Chao hija, suerte en los estudios.
Aunque sabía perfectamente que no volvería a llamar en tres meses más.
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