𝖉𝖊𝖑𝖑𝖆 𝖛𝖎𝖙𝖆
De las 24 horas del día, 16 pienso en ti y en las otras 8 sueño contigo.
En sus pequeñas manos temblantes el regalo para Taehyung esperaba intacto y envuelto en papel de colores. Un lindo animalito que el mismo tejió con ayuda de su madre.
—¡Jungkook!—el nombrado chilla al sentir la mano de su hyung sobre su hombro.
—¡Hyung!—se quejó, se dio la vuelta para encararlo, pero al darse cuenta de que Yoongi no estaba se preocupó— ¿Y Yoongi-Hyung donde se encuentra?
Namjoon se encogió de hombros mirando al rededor de la gran casa.
—Me dijo que tenía una cita con su psicólogo, pero no pensé que tardaría tanto...
—¿Cita con el psicólogo?—el moreno asiente— ¡Pero ayer también tuvo! Tiene específicamente que ir después de siete días.
—Kook, no lo sé... Quizás necesitaba una cita pronto.
Ambos miraron el suelo con duda, pero un sonido escandaloso les hizo voltear la mirada.
—¡Vamos!, ¡Vamos! Taehyung llegará pronto, entren ya.—avisó un chico desde un micrófono y una gran sonrisa adornando sus rechonchos labios.
Jungkook y Namjoon entraron a la gran casa, y los nervios de estar en el hogar del amor de la vida del menor, una gran urgencia se instaló en su vejiga.
—T-Tengo que ir al baño, Hyung...—La respiración de Jungkook se entrecortaba y sus mejillas se enrojecieron.
—¿Del uno o del dos?—susurró el pelimorado.
—D-Del uno...
—No te preocupes, sube al segundo piso y mira a ver si hay un baño, te mandaré un mensaje cuando Taehyung llegue, ¿De acuerdo, pequeñín?—desordenó los oscuros cabellos de su dongsaeng mientras él asentía y se marchaba.
—No ensucies nada Jungkook, es la casa de tu crush...—se repetía mientras buscaba alguna puerta que indicara el baño.
Había una puerta de madera entreabierta en la esquina de una pared, al abrirla se encontró con un baño del mismo tamaño que su pequeña habitación.
—Diablos, Taehyung.
Cerró la puerta tras de sí y dejó el regalo en el lavamanos, asegurándose de que esté fuera del peligro del agua. Bajó sus pantalones e hizo sus necesidades en una lentitud tortuosa, intentando hacer el menor ruido posible, aunque fuera en vano.
Limpió algún rastro de que haya estado ahí y se sentó en el suelo regulando su respiración.
—Estás en la casa de Taehyung... En su baño... Oliendo donde es posible que su ser haya estado.
Suspiró puchereando y mirando de soslayo el regalo que le hizo.
—Taehyung tiene una gran casa y seguramente mucho dinero... ¿Debí traer eso o usar mis ahorros para un reloj?—meditó.
Se escondería allí hasta que Namjoon le avisará, saldría y le daría el regalo antes de huir corriendo.
Diablos, ese era un buen plan.
Revisó en sus pantalones buscando el teléfono.
Luego en su chaqueta.
—¿D-Donde lo dejé?
Jungkook se desesperó en sobremanera, porque no tener el aparato significaba que tendría que salir a buscarlo.
Caminar en la casa de Taehyung y había una gran posibilidad de que lo encontrará por allí.
Y encontrarlo significaba peligro.
Se quitó la chamarra para revisarla una y otra vez, al igual que sus pantalones.
Pero el celular no aparecía.
Unas pisadas fuertes se hicieron presentes cuando entraba en pánico, lo cual no ayudó.
Miró por todas partes hasta que lo encontró, su teléfono estaba en el suelo, un poco más lejos que él y al tomarlo en manos se recostó contra la pared suspirando, como si descansara de correr un maratón.
—Casi no te encuentro.
Y es que sin su teléfono no podría vivir.
Literalmente su madre lo mataría si lo pierde o daña.
Mira su reflejo en la oscura pantalla meditando si debería encenderlo y ver si Taehyung llegó, o quizás podría esperar hasta que todos se vayan y dejar el regalo en algún lugar.
O quizás llevarse el regalo a su hogar y desesperarse por no poder comprar algo más costoso.
Un momento.
Taehyung no es así.
Él no es materialista, podría apreciar su esfuerzo... ¿Verdad?
Aquel pensamiento lo hizo sonreír, porque era cierto, él amaba a Taehyung y no habría sabido que tiene dinero si no fuera por haber venido a su gran hogar.
Su humildad, humanidad, inteligencia, belleza y alma enamoraban a Jungkook de sobre manera, porque no solo su exterior era hermoso, su interior lo era mucho más.
Estar tan perdido en sus pensamientos casi no le hace percatar que su teléfono vibraba con el nombre de ''Namjoon-Hyung'' en la pantalla.
Estaba a punto de contestar cuando su pantalla se apaga después de advertir la baja batería.
—¡¿Qué?!
Se cubre los labios al darse cuenta de que gritó.
¿Cuánto tiempo había estado en el baño?
¿Y si ya era de noche y Taehyung despertó de su sueño por el grito que hizo?
Rayos, tenía que salir.
Guardó el teléfono para abrir con su diestra la puerta chirriante y adentrarse en el largo pasillo de paredes blancas.
Había mucho silencio.
Jungkook solo podía oír los pasos que sus altas botas impactando con fuerza en el suelo.
No había música, ni risas, ni gritos, ni nada.
Solo sus pasos.
Pero esta vez no eran los suyos.
Jungkook había frenado en el inicio de la escalera, viendo hacia abajo y percatándose de que no había nadie.
Ni un alma.
Un hogar tan grande pero solitario.
—Que triste hogar...—susurró, como si algún alma pudiera escucharlo.
Como si las paredes lo observaran en la oscuridad y las escaleras le cerraran el paso.
—¿Qué haces aquí?
Jungkook se volteó rápidamente, sus orbes se iluminaron al ver a Taehyung con una pequeña sonrisa.
—Y-Yo... Lo siento demasiado, fui al baño p-pero... Pero mi amigo me llamaría cuando llegarás y- Olvida eso, no sabía que me quedé tanto tiempo en el baño, ¡N-No pienses mal! S-Solo me senté en el piso y-y el regalo...
—Jungkook.
Oh Dios mío, Kim Taehyung recordaba su nombre y se escuchaba exquisito cuando sus labios lo pronunciaron.
—L-Lo siento, hablo mucho cuando estoy nervioso...
Agachó la cabeza en vergüenza, esperaba que el contrario lo echara de su casa y estaba en todo su derecho, jamás debió venir y-
—Aigoo, Jungkookie˜
Taehyung se reía tiernamente, y al verlo pudo apreciar ambas media lunas que sus ojos formaban, su hermosa sonrisa de corazón le aceleró el pulso.
—¿D-Dije algo gracioso o-?
—No, no... —el menor casi se atraganta con su propia saliva al sentir la cálida mano de su hyung sobre sus cabellos— Jungkook, ¿viniste a mi fiesta?
Asiente.
—¿Por qué?
Jungkook sonrió ante la pregunta.
—Porque quería al menos estar en tu ambiente.
Taehyung ladea la cabeza en señal de confusión.
—M-Me refiero... ¿Dónde una persona como tú podría hacer cosas triviales como todos? Eres un ser... T-Tan magnifico y... Tu hogar debía ser igual, pero he de admitir... Que me intimida mucho una casa tan grande.
—¿Te gustan las casas pequeñas?
—No el tamaño de la casa, sino el ambiente—observó a su alrededor— me imaginaba una casa de campo, con plantitas, gatos y un arroyo, y siento que este hogar... Te refleja por dentro.
Taehyung sonríe, un sentimiento cálido le alberga en el pecho.
—¿Jungkookie quieres decirme algo?
El pequeño asiente tímidamente, era su oportunidad.
—Pero necesito que te voltees y quedemos espalda con espalda, me da mucha vergüenza...
El mayo se volteó y el menor le siguió, Jungkook suspiró y cerro sus parpados con fuerza.
—Taehyung... Eres increíble. Puede que suene extraño pero... Desde hace años eres mi crush y- y- no me atrevía a dirigirte la palabra, porque solo tu presencia me hace sentir muy pequeño...—miraba al suelo, y sentía la espalda del amor de su vida por detrás, no podría contener tantos sentimientos más tiempo— tan etéreo e... Inefable...—Inefable era una linda palabra, era perfecta para describirlo— tan único pero sencillo y al mismo tiempo interesante, confuso, con hambre de aprender. Una inteligencia hermosa e ideas de ensueño... Totalmente precioso, y no solamente por tu carácter y alma, tu aura, presencia y cada parte de ti son...
Jungkook calló cuando sintió unos brazos enredados en su cintura, un mentón en su hombro y humedad en su cuello.
El menor no procesó que su Hyung lloraba intensamente, pero su corazón se desesperó al querer verlo y saber el por qué de los mares que brotaban tristeza desde sus ojos risueños.
Quería verlo sonreír intensamente, como solo él sabía hacerlo, ya que el sol le tenía envidia.
Pero sentir una estaca en su pecho ante sus sollozos, le partía el alma.
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