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𝖁𝖊𝖉𝖎𝖆𝖒𝖔 𝖎𝖓𝖘𝖎𝖊𝖒𝖊

Escoge una persona que te mire como si fueras magia.

―Taehyung es un ángel.

―¿Qué pasó?―su moreno Hyung lo miraba con una gran sonrisa.

Ya no se le veía decaído. Que bipolar era.

O como todo el mundo dice: El amor te cambia.

―Hyung, Hyung, Hyung―se colgó del brazo de su pálido amigo.

―¿Sí?―sonrió.

―¿Y yo qué?―preguntó indignado y de brazos cruzados, Namjoon.

Jungkook resopló y tomó su brazo también.

―Ayúdenme con Taehyung-Hyung.

―¿Qué?―preguntaron extrañados ambos mayores. ¿Por qué se dirigiría para ese propósito a sus inexpertos Hyungs?

―¡Quiero declararme!―un puchero adornó sus rosados labios, y los contrarios no pudieron resistirse.

―Manipulador...

Jungkook tendría una respuesta, estaba dispuesto a conseguir así sea un rechazo de su hermoso Hyung para el final de la semana.

Y sus Hyungs ya no podían negarse a ayudarlo.

―¿Irán?

Los tres chicos voltearon a ver al dueño de aquella voz.

―¿A qué?―preguntó Yoongi.

―¡Al cumpleaños sorpresa de Taehyung!―sonrió el chico de oscuros cabellos―uno de sus amigos quiso hacerle una sorpresa en su casa, woa, nadie ha ido y esto será emocionante.

El menor casi se desmaya.

―¿Cuándo es?

―Hoy en la noche.

―Pero si el cumpleaños de Taehyung-Hyung es el viernes.

―Entre más rápido mejor, además, se irá con su familia pasado mañana.

El chico hizo una media reverencia para luego retirarse.

Dejando a un Jungkook con montones de preguntas e ideas.

―T-Tengo que conseguir un regalo...

―Espera... ¿Irás?

―Iremos―corrigió el castaño.

―Ni de broma iré―Yoongi se alejó de su dongsaeng.

―¡Yoongi-Hyuuuuuung!―se acercó―tienes que acompañarme, te necesito allí.

―Lo pensaré.

―¡Pero es hoy!―gritó desesperado.

―¿Habrá comida gratis?

―P-Pues supongo...

―Mis queridos amigos, iremos hoy mismo al cumpleaños de Kim Taehyung.

Los tres sonrieron, hablando en el camino la ropa que usarían y las posibles opciones que tiene Jungkook de declararse.

Sería un día largo.

Al otro lado de la escuela, Kim Taehyung salía a escondidas del edificio.

Nadie lo veía irse.

Corrió lo más que pudo hasta su casa.

Estaba lejos de la ciudad y el colegio, solo una persona sabía de su ubicación.

Y confiaba en que jamás le diría a nadie.

Taehyung se dirigió a la parte trasera del hogar, adentrándose al bosque, los sonidos de insectos y la brisa suave se hicieron presentes.

Con el ceño fruncido y los puños apretados se sentó en el gran arroyo.

―¡Park Jimin!―gritó con todas sus fuerzas.

―¡Diablos, bro! No me asustes así, y menos con ese aspecto.―bromeó el pelirosa, y es que odiaba que su mejor amigo tuviera que ir a la escuela vestido de humano.

Pero algo estaba mal, y lo vio en la expresión del contrario.

Jimin se sentó en las rocas saliendo de las cristalinas aguas, dejando a la luz del sol su hermosa y brillante piel blanquecina húmeda, su collar en forma de luna y un poco la aleta que se destacaba por debajo de su ombligo, un degradé desde azul oscuro a morado, escamas que se contraían un poco por el frío de la brisa, mientras que su aleta, todavía bajo el agua, se movía tranquilamente.

Taehyung tiró a un lado su maleta y empezó a quitarse las prendas.

―¡No puedo creerlo!

―¿Qué cosa?―el pelirosa suspiró, sus rosados labios formaron una mueca de desconcierto.

El rubio se lanzó al agua, limpiando su piel mientras cerraba los ojos y soltaba el aire poco a poco.

Cinco minutos después salió a sentarse totalmente limpio al lado de su amigo. Suspiró secando su ahora blanquecina piel, parecida al papel y nieve con hojas de pino que su mejor amigo recolectó.

El contrario colocó en la cabellera dorada una corona de lirios rosados y blancos.

Los felinos ojos de Taehyung parpadearon repetidas veces intentando secar sus pestañas.

Un hermoso ser, con tantos problemas.

―¿Te duelen?―Jimin acarició las delgadas alas de su pelidorado compañero.

―Las tuve todo el día ocultas, claro que sí―bufó, el pelirosa no entiende como puede soportar a ese terco, grosero sílfide.

―¿Qué pasó?―la voz del tritón salió suave, tranquila y aguda.

―Alguien lo sabe.

Jimin abrió sus grises ojos de par en par.

―¿¡Qué?!

―N-No estoy seguro... Pero dijo algo que me hizo dudar.

―Acaso... ¿Has sacado tus alas en la escuela?―lo acusó con el dedo índice.

Taehyung se sorprendió, ¡su mejor amigo dudaba de él!

―Estás loco si piensas que lo haría, no soy tan idiota.

―Si lo eres.

―¡Que no!

―¡Que sí!

Los jóvenes empezaron a tirar burbujas llenas de agua entre ellos.

Y detrás de un gran árbol, un sílfide mayor los miraba con una suave sonrisa adornando sus labios.




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