49. Final: El destino
No puedo dejarlo. No lo haré. Si la piedra se desmorona, entonces quiero desmoronarme junto con ella.
(T.J.K.)
–POV ELARA–
Papi siempre supo que podía no funcionar.
Papi siempre supo que éramos especiales. Porque, incluso antes de nacer, nosotros podíamos hablarle.
Rafa es como papá, como Magnus, en su sangre corre la magia. Magia de brujo mezclándose con la de Ángel.
Y Max... Max es como papi. Lo primero que vi, cuando fui consciente de mí y de los demás, fueron sus ojos. Los de ambos. Los de Max, idénticos a los de papi. Y los de Rafa, como los de papá Magnus, de gato, de brujo.
Supe cómo nos llamarían incluso antes de que ellos lo supieran.
Supe que yo era especial.
Supe que vendrían por nosotros.
Y supe también que yo podría salvarnos.
Puedo ver el futuro. No soy como los otros brujos, no soy como papi ni soy como papá. Por mis venas corre sangre de ángel, pero también de demonio. Los tres somos híbridos, pero soy diferente a ellos.
Algún día seré Gran Bruja de Brooklyn, como papi. Elara Lightwood Bane.
Y algún día también los nephilim hablarán de mí como una de las mejores cazadores de sombras –entranada por los mejores, papi y tío Jace–.
Pero ningún brujo o cazador de sombras puede ver el futuro, excepto yo.
Papi iba a morir. Él lo sabía, lo sentía. La primera vez que perdió el conocimiento y nos encontró, él me miró y pensó "No hay nada que hubiera deseado más que ser lo suficientemente fuerte para ustedes. Para mis hijos, para el amor de mi vida. Casarnos, como le prometí, y tener una larga vida juntos", pero él no derramó ninguna lágrima, debió pensar que era un sueño y aun así, cuando se acercó a mí, a nosotros, él sonreía. —Hola.
Y entonces yo supe que tenía que hacerlo. Él no podía morir sin conocernos. Ni nosotros vivir sin él. No era justo. Sólo porque somos diferentes, no somos malos.
Y papá Magnus, a pesar de que lo prometió, no viviría mucho después de su muerte.
Hay corazones tan fuertes, que han resistido tanto como el suyo, durante siglos, que se vuelven invencibles sólo con su igual, ¿y qué pasa si ese otro deja de latir?
Él le prometió. Magnus Bane le prometió al amor de su vida, a su corazón, que viviría por él, por sus hijos, que no los dejaría, que sería fuerte por ellos y quería cumplirlo, pero ¿quién podría vivir después de ver morir frente a él, sin poder hacer nada, al amor de su vida; teniendo que elegir entre poder tomar su cuerpo al menos o salvar a sus hijos?
Magnus Bane tendría que crear un portal cuando sus defensas contra los demonios fueran insuficientes y cruzar con sus hijos, dejando a los demás luchando tras él, por él, y el cuerpo de Alexander Lightwood también.
Yo pude ver todo eso cuando papi se sentó frente a nosotros y su mano rozó mi mejilla. Él no se asustó con mis ojos, no se asustó cuando brillaron como los de un gato, dorados; los suyos sólo se abrieron un poco más antes de que se iluminaran y sonriera. —Magnus te va a amar —me dijo, no por última vez. Lo repitió muchas otras.
—¿Es un sueño? Creo que estoy muriendo —nos confesó—. No quiero morir. No quiero dejarlo. Quiero ser fuerte, quiero vivir con él tanto como sea posible. Quiero vivir con ustedes. Pero creo que estoy muriendo...
Era cierto. Él estaba muriendo. Su destino ya estaba escrito. Moría por nosotros, porque era demasiada magia –que no era pura de ángel– para él. Moría cada día. Y moriría definitivamente el día de nuestro nacimiento.
Y entonces él me miró. "¿Es un sueño?". Y yo supe que no podía permitirlo, porque, ¿de qué sirve ver el futuro si no puedes intervenir?
—No es un sueño —y no lo era, nosotros con nuestra magia lo habíamos traído aquí, un lugar seguro dentro de su mente, así su cuerpo no se dañaba más y podía estar con nosotros.
—Creo que hay una forma —le dije, días después— para que vivas...con nosotros. Como nosotros.
Porque llevábamos sangre de demonio, además de ángel, porque éramos brujos y también cazadores de sombras. No éramos mortales. No seríamos mortales.
—De cualquier manera voy a morir, ¿verdad?
—Va a funcionar, papi. Va a funcionar. Y seremos felices —yo se lo prometí. Se lo prometí.
* * *
—No pienses ni por un segundo que no te amo. Me diste los mejores momentos de mi vida, Magnus Bane. El mejor regalo, nuestros hijos. Y es por eso, y sólo por eso, que me atrevo a hacer esto. Perdóname si no funciona y si lo hace, tendré la inmortalidad para ganarme tu perdón. Te amo, Magnus. Te amo.
Y el corazón de papi ha dejado de latir.
* * *
Puedo sentir la magia de papá, de Magnus, romperse. Inestable, como los latidos de su corazón.
Tío Jace está gritando. Sé que es él, es él quien siente el vínculo parabatai roto.
La burbuja de magia tiembla a nuestro alrededor y después, cuando papi deja esta vida, se rompe.
—¡Magnus, Magnus! Tienes que irte, tienen que irse, son demasiados...
Está sucediendo justo como lo vi.
—No podemos contenerlos y no podemos arriesgarnos. Magnus, váyanse ahora.
—Alexander...
Esto es algo que yo no habría querido ver.
Su corazón está destrozado y puede verse en su mirada. Lo desgarrado de su alma.
Pero así debía ser.
—¡Magnus, váyanse ahora! Se lo prometiste. Cariño, se lo prometiste. No hagas que su muerte sea por nada.
Y entonces estábamos los tres en sus brazos.
Y había un portal.
Y papi está muerto.
Y papá está destrozado.
Pero así es como debía ser.
Porque éste era su destino...
Pero, escucha, el destino no está escrito en piedra.
* * *
No me odien 😭💔
¡Falta el epílogo!
¿Ahora ya entendieron el plan de Elara?
Perdonen que tardé más de lo que dije en subir este final, pero tuve problemas familiares 😞
Espera subir mañana o el domingo el epílogo y también el final de Encadenados ❤
Por cierto, hay un nuevo mpreg, de Alec, embarazado, vayan a leer, es Graviditet 💜
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