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46. No esperemos más

Esto es lo que quiero y lo que he escogido. Magnus nunca ha pretendido, nunca ha intentado engañarme, haciéndome pensar que sería fácil, pero elegir a Magnus ha sido una de las cosas mas fáciles que he hecho en mi vida.
(Lord of shadows)

* * *

—¿Me harías el amor? –Alec había preguntado, sus ojos azules brillando con anhelo y necesidad, sus cejas levemente fruncidas, sus labios tan listos para un beso–. Hazme el amor...

...el último mes será más difícil.

Alec estaba tan cerca de Magnus que podía sentir su calor que irradiaba su cuerpo, llamando al suyo. El olor tan característico de Alec, ninguna loción, ningún perfume, era puramente él y Magnus no conoció un aroma mejor en toda su larga vida.

Alec no lo había tocado aún, sólo lo estaba mirando, sólo tan cerca que respiraban el mismo aire. Sólo incitándolo con esos labios fruncidos y esos ojos mirando descaradamente los suyos.

Magnus fue el primero en tocarlo. Sus manos acunaron su rostro, todavía no creyendo que era real.

Alec suspiró y cerró los ojos, concentrándose sólo en esas manos, lo dijo sin usar su voz: "No es un sueño. De verdad que no lo es, Magnus".

Magnus besó la comisura de su boca, sólo un roce de labios. —Si no es un sueño, entonces, ¿qué es? –una de sus manos dejó el rostro de Alec, topó con su cadera provocando un estremecimiento en Alec antes de colarse bajo las prendas para tocar su vientre plano de nuevo–. ¿Es el futuro?

Alec negó, acercando su cuerpo más al de Magnus, casi trepando sobre él y derribándolo. Sus labios cepillando los de Magnus con el movimiento. "No, tampoco es el futuro".

—No lo entiendo –Magnus comenzó a mover su mano sobre ese vientre plano, después de meses con su embarazado cazador de sombras, había olvidado estos fabulosos abdominales.

—Lo harás –Alec usó su voz por fin, sonando ya sin aliento, buscando otro beso–, lo harás. Si todo sale bien, lo entenderás pronto.

"Todo va a salir bien" y Magnus no pudo hablar a través del nudo en su garganta.

"Sí, sí –incluso en su mente se notaba la necesidad en Alec–. Va a salir bien. Sabes que nunca te dejaría. No puede haber un yo sin ti y espero que tú sientas lo mismo, que me necesites tanto como yo a ti y tomes una eternidad a mi lado".

Magnus no entendió del todo, pero asintió de cualquier forma.

Las manos de Alec en la espalda de Magnus y lo estaba derribando lentamente con su cuerpo.

El sol calentó su piel acaramelada cuando Alec comenzó a desnudarlo, tratando de ser cuidadoso, dejando besos a su paso, en los huesos afilados de su cadera, en la clavícula, el hombro, un lado del cuello, en los muslos que temblaron cuando Alec fue bajando sus pantalones.

Jugueteó con sus pies, tan fuera de lugar, haciendo reír a Magnus, antes de pasar su lengua por una de sus pantorrillas. La risa se convirtió en un gemido y sus caderas se sacudieron, su miembro duro palpitando bajo su ropa interior, que era lo único que quedaba.

Alec acarició lentamente, con una sensualidad natural que él ni siquiera sabía que tenía, desde su rodilla hasta la cadera, antes de enganchar su pulgar a un lado de esa prenda restante.

—¿Podrías...? –y su mano se coló un poco más bajo la ropa interior, rozando la erección de su brujo.

Magnus dejó escapar un aliento tembloroso, mientras sus manos en igual estado –temblando– lo terminaron de desnudar, no sólo a él, a Alec también.

Alec se estremeció cuando sintió su piel desnuda. Sus ojos muy abiertos antes de que sonriera. Y había en esa curva de sus labios tanto que Magnus no podría expresar ni en toda una eternidad: inocencia, amor, una alegría casi infantil, a la vez que las comisuras hablaban de placer, de pecado, de dos cuerpos juntos creando otro tipo de magia, y las comillas a cada lado de sus labios parecían citar todas las cosas buenas que le haría sentir.

Esa sonrisa, esa sola sonrisa, sin necesidad de palabras, sumada al brillo en esa mirada que era como su cielo personal, eran arte pura.

—Normalmente me quejaría –dijo Alec, ya acomodándose sobre él, restregándose casi accidentalmente (o no), ignorando los gemidos de Magnus y tratando de zafarse de esas manos fuertes que aferraron sus caderas–, pero no hoy.

Y entonces Alec bajó, hundiéndose en ese miembro duro, y su rostro se acercó al de Magnus.

Sus ojos nunca se cerraron, dejando que Magnus viera en ellos la verdad de sus palabras: "Nunca, ni por un segundo, a pesar de todo lo malo, pienses que me arrepiento de haberte tomado, de esta decisión, de haberte pedido una cita aquel día, de darte mi primer beso, mi primera vez, de entregarte mi cuerpo y tomar tu corazón en aquel tejado. "Si tú quieres...", eso dijiste, una y mil veces sí, sí te quiero. Y no me arrepiento de esto, pase lo que pase, sólo quiero que lo recuerdes. Un "accidente" fue mi encuentro con aquel demonio y si hay realmente un hermoso y afortunado accidente en nuestras vidas, fue ese, ese que te hizo venir a mí a curarme, que me hizo aferrarme a tus manos suaves incluso cuando el dolor se iba, que me hizo ver en tus ojos la vida que yo quería tener, que me hizo creerla posible. Ese fue un hermoso accidente, no nuestros hijos, no mi embarazo. Aunque el infierno venga después, eres la mejor decisión que he tomado, Magnus Bane. Aku cinta kamu, amor."

Y entonces lo besó.

Entonces comenzó a moverse.

Entonces sus ojos se cerraron y dejó que Magnus viera los recuerdos de todos esos momentos y le abrió también su corazón para dejarle revivir con él lo que sintió cada vez.

"¿Sientes mi corazón latir como si fuera a salirse de mi pecho y, sin embargo, aferrarse como nunca a la vida? Es gracias a ti. Fuiste tú quien llegó a darme una razón. Tú mi razón de vivir, tú por lo cuál no me voy a rendir."

Sus cuerpos juntos nunca dejaron de moverse, de empujar contra el otro como si pudieran unirse más todavía.

Dicen que los dioses envidiaron y temieron a aquel ser perfecto, que era dos en uno, y lo dividieron en dos, condenándolo a buscar a su mitad por toda la eternidad.

Dicen que cuando encuentras a tu alma gemela lo sientes.

Dicen que basta una mirada.

Dicen que hacer el amor es más que sexo, más que dos cuerpos juntos. Que entran en juego también el alma y el corazón.

Dicen, dicen, dicen...

Pero cuando te sucede, lo sabes tú y ya no importa nada de lo que dicen. Ellos eran el ser perfecto en este momento, ellos con cuerpo y alma entrelazadas, ellos con corazones latiendo a un mismo ritmo.

Y no fue Magnus quien le hizo el amor. No fue Alec haciéndoselo a Magnus. Fueron ambos amándose.

A punto de llegar al clímax, Magnus recordó aquel momento en Londres:





«—Se supone que deberías decir "Sí".

—Y se supone que tú deberías tener un anillo.

—Puedo tener uno ahora mismo.

—Eso no contaría. Quiero algo especial. Entonces, piénsalo, consigue uno y dime cuándo. Tienes mi "Sí" desde ahora, lo sabes. Mi para siempre eres tú. Eres mi definitivo.

—Cuando ellos nazcan, no me importa el tipo de ceremonia, cásate conmigo. Sé mi esposo, Alexander Lightwood.»





¿Y por qué siempre planear a futuro, cuando lo único que tenemos es el "hoy"?

Abrió sus ojos, nublados por las sensaciones, para ver a Alec buscando su propio final, usando su cuerpo para su placer, y tomando su corazón.

Una de sus manos se fijo en la hierba, la otra subió por el costado de Alec hasta quedarse en su mejilla.

Empujó sus caderas una última vez hacia arriba, mientras Alec empujaba hacia abajo.

Sus ojos se abrieron cuando sintió la mano de Magnus en su rostro.

Se miraron un segundo antes de correrse, las palabras de Magnus en su cabeza: "Despierta, mi fuerte cazador de sombras, y cásate conmigo".

Y Alec se corrió con un fuerte "¡Magnus, sí, sí!"






CONTINUARÁ...

Boda malec 😭❤

Un capítulo bello después de tanto dolor 😭❤ ¿Qué les pareció?

Y también aquí los invito a leer mi nuevo mpreg: Destiny 💙

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