43. Prioridades que duelen
«Sólo quería informarte para que busques una solución. Los híbridos, descendientes de Magnus Bane, no pueden morir. El futuro del infierno depende de ellos...»
Las palabras, la sensación del tentáculo frío y viscoso en su vientre y el inconfundible olor a demonio permanecieron después de que se fuera.
El silencio tétrico después de que se hubiera ido se rompió cuando la puerta principal del loft se rompió y Jace entró, tropezando, casi cayendo dentro.
Su mirada dorada se encontró con los ojos de gato de Magnus que acababa de cruzar el portal que hizo en cuanto recibió el mensaje de Alec, un mensaje que no decía nada que tuviera sentido. Magnus había esperado un mensaje preguntando cómo estaba, si ya había encontrado a la pequeña bruja o cuándo regresaría, tal vez un "Te extrañamos", pero al ver las letras que no formaban palabra alguna Magnus sabía que algo andaba mal.
No había dudado en crear el portal. Sí, quería ayudar a la pequeña bruja, quería cambiar el mundo, quería que nadie sufriera lo que él, pero había algo más importante, su prioridad. "No quiero el mundo", Alec le había dicho una vez, y era completamente correspondido.
El mundo, el infierno, incluso el cielo podían esperar, Alec y sus hijos no.
-¿Qué pasó? -Magnus preguntó, mirando a Jace y después la puerta destrozada. Pero no se detuvo-. ¿Alexander?
Alec no respondió, seguía en shock, congelado en su lugar y en silencio. Comenzó a temblar sin control cuando escuchó a Magnus, quería gritar por él pero no pudo obligar a las palabras a salir.
Magnus y Jace podían sentir el olor y la reciente presencia del demonio. Jace iba explicando que no había podido entrar por más que lo intentó: -...Alec nunca me abrió ni respondió mis llamadas. Toqué varias veces, no funcionaban las malditas llaves mundanas ni la runa que utilicé. No sé qué pasó...
En la habitación no estaba Alec, así que fueron al baño. Aquellos ojos azules estaban enormes, había ojeras bajo ellos, sus manos temblaron y un sollozo salió por fin cuando se puso de pie y extendió sus brazos hacia Magnus.
-...y entonces de repente cedió -terminó Jace-. Esto apesta. Sabía que algo andaba mal, pero aquí apesta a... Demonio... ¿Alec, estás bien? ¿Los bebés...?
Alec estaba temblando en brazos de Magnus. Sabía que nunca lograría decirlo todo, no con palabras. Y ni siquiera lo había hecho a propósito, estaba tan débil que sus escudos mentales cayeron y Magnus lo vio todo.
Su mano viajó inmediatamente al moretón en el costado de Alec. Era enorme. Tuvo que respirar varias veces, decirse que Alec no le mintió a propósito, sólo quería que Magnus pudiera irse tranquilo, él no tenía forma de saber que Jace no llegaría o que su cansancio no era normal.
-Llama a Tessa y Jem -le dijo a Jace.
-Pero Alec...
-Llama a Tessa y Jem -repitió y algo debió ver Jace en él porque salió corriendo.
Magnus no dijo nada. Sus manos acariciaron el vientre de Alec con ternura, queriendo borrar esa mancha oscura, limpiarlo del toque del demonio, regresar el tiempo y haber estado con él. Pero ahora inseguro, si la magia de los bebés estaba matando a Alec, ¿qué podría hacer él? ¿su magia podría ayudar o empeorarlo todo?
Sus manos subieron al rostro de Alec, acunándolo, limpiando las lágrimas de sus mejillas, no habló hasta que esos ojos azules se cruzaron con los suyos: -Sabes que no voy a permitirlo -su voz era firme, molesta aunque no con Alec sino con la situación, tal vez incluso consigo mismo-. Nunca dejaría que te dañen a ti o a ellos. Nunca. Ni el infierno los separaría de nosotros. Son nuestros, fruto de nuestro amor. Nadie va a hacerles daño y vamos a encontrar una forma de que tú también estés bien.
Nuevas lágrimas cayeron cuando Alec asintió justo antes de que Magnus lo besara con fuerza. Aferrándose y Alec correspondió porque ahora cada segundo, cada caricia, cada beso podría ser el último.
Magnus cerró la puerta con magia y metió a Alec en la bañera. Limpió con ternura y cuidado su cuerpo, lavó cada centímetro de su piel.
Las lágrimas nunca se detuvieron, Alec cerró los ojos y detuvo la mano de Magnus sobre su vientre. Habló sólo para ellos dos: "Prométeme que si son ellos o yo, serán ellos tu elección. Te amo, Magnus, hasta mi último latido será así. Pero hay algo más importante que tú y yo ahora: ellos. Nuestros hijos. Promételo."
Magnus también cerró los ojos, sintiendo las lágrimas acumularse y el nudo en su garganta. Él tampoco pudo encontrar su voz:
"Te lo prometo."
"Pero también te juro buscar una forma de no perderlos ni a ellos ni a ti, Alexander. Ustedes son mi mundo."
CONTINUARÁ...
Hoy fue día de actualizaciones mpreg dramáticas -El silencio del amor, (In)esperado y ahora ésta- 🙊 lo siento 😭
¿Qué creen que harán para ayudar a Alec? ¿Habrá alguna forma? 🙈💔
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