41. Te lo juro
<<...apenas entrar, sentí un poder diferente, desde que me iba acercando emanaba magia fuerte... Los demás van a notarlo también. Cazadores de sombras, subterráneos, demonios...>>
Alec estaba sentado en uno de los sofás, aquella hermosa mirada celeste perdida. Su entrecejo levemente fruncido. Y las comisuras de sus labios un poco hacia abajo.
Sus manos acunaban protectoramente su vientre ya abultado.
Magnus odiaba esto. Odiaba pensar en lo que Robert había dicho y saber que tenía razón.
Esto era un milagro. Algo que definitivamente nunca había ocurrido y seguramente no volvería a ocurrir. Ni siquiera podía compararse a los embarazos de Tessa.
Alexander era un cazador de sombras, un Lightwood, un varón. Y Magnus era un brujo y no uno cualquiera, el Gran Brujo de Brooklyn, hijo de uno de los príncipes del infierno.
Odiaba, sobre todo, pensar que por su culpa, Alec y sus hijos podrían estar en peligro.
Tanto Alec como él lo habían pensado al instante: Asmodeus.
¿Cómo nunca se les había ocurrido que sus hijos serían valiosos, no amados como para ellos y su familia y amigos, sino valiosos por ser hijos de quienes eran?
Magnus daría su vida por ellos si fuera necesario.
Magnus sintió una mano apretar uno de sus brazos. Parpadeó sorprendido cuando miró hacia abajo y había magia que no había notado dejar salir.
Miró a Cat y ella le sonrió, aunque no era una sonrisa feliz. Habían pasado un par de semanas desde la visita de Robert Lightwood.
Magnus todavía recordaba haber sostenido a Alec con fuerza cuando tuvo un ataque de pánico. Aquel fuerte y valiente cazador de sombras, igual que él, se sentía enloquecer de sólo pensar en que alguien hiriera a sus hijos.
Alec había llorado, aferrándose a Magnus. Hubo tantos "Por favor, Magnus, por favor..." que le habían roto el corazón.
Jace se había acercado a su parabatai, su mano buscando la del que era como un hermano para él. Sus ojos también brillaban con lágrimas contenidos, pero también se veía una furiosa decisión en aquella mirada dorada. -Alec, no estás solo. No están solos. Van a tener que pasar sobre mí para llegar a ti y a mis sobrinos.
Atrás habían quedado todas las bromas sobre embarazo parabatai, aquí estaba de nuevo aquel cazador de sombras que lucharía contra todos por los que quería.
Alec había sugerido volver a Londres, pero en el fondo sabía que un demonio, sobre todo uno mayor, podría rastrearlos en cualquier lugar del mundo.
Y estaban más seguros aquí, rodeados y protegidos.
Y eso era exactamente lo que decidieron: Alec y Magnus nunca estarían solos, sobre todo Alec definitiva no.
Cada día iba al loft Catarina, Jace, Isabelle, Simon, Clary, incluso Maryse y Robert.
Tessa y Jem seguían en Londres, aparentemente investigando algo sobre este embarazo.
-Cálmate -Catarina lo susurró a su amigo-. No están solos. Y Alec te necesita. No ayudas perdiendo el control de tu magia cuando más centrado y alerta debes estar. Si tú te pones mal...
Magnus negó, pero no alcanzó a decir que estaba bien, porque Alec parpadeó de nuevo a la realidad al escuchar eso último. -¿Magnus? -sonaba preocupado, mientras extendía una de sus manos hacia su novio, el padre de sus hijos, la otra recorrió más su vientre, como si quisiera cubrir el espacio que la otra había dejado.
Magnus fue rápidamente hacia él, tomando su mano y apretándolo en un abrazo. Sus manos entrelazadas frotaron aquel vientre donde sus hijos respondieron a la caricia.
-Aquí estoy, mi amor. ¿Necesitas algo?
Alec negó, con un puchero. Lo dijo sólo en su mente: "No. Sólo a ti, aquí, conmigo. Y saber que ellos estarán bien."
Magnus juntó su frente con la de su hermoso Nefilim y cerró los ojos, no podía decirlo viendo aquellos celestes. "Te juro que van a estar bien, Alexander. Te lo juro."
Tenga que hacer lo que tenga que hacer.
CONTINUARÁ...
😭 ¿sienten la desesperación de Magnus y Alec?
¿Qué será lo que están investigando Jem y Tessa? 👀
¿No aman a todos protegiendo a malec y sus bebes? ❤
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