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34. Ángel valiente

London Eye.

135 metros de altura.

Y Alec tenía náuseas sólo de verlo. Negó, con determinación. Y tiró de Magnus lejos de la fila de personas. -No. No, Magnus. Ni loco voy a subir a eso. No, definitivamente no.

Una pareja de dos chicas mundanas, tomadas de la mano, pasaron junto a ellos. Y sonrieron a Magnus mientras él intentaba convencer a su novio de subir.

Magnus les sonrió de regreso y luego hizo una mueca, junto con un "Auch", cuando Alec golpeó su hombro. -No estés coqueteando con mundanas.

Magnus intentó no sonreír. -Mira quién habla. Te recuerdo que fue a ti al que querían susurrarle en la Galería. Esas chicas eran obviamente pareja y murieron de ternura con mi hermoso novio miedoso -Magnus puso sus manos en sus caderas, cercándolos más, hasta que sintió el vientre ligeramente abultado de Alec contra él.

"Y embarazado" agregó sólo para él. Una de sus manos deslizándose hasta su vientre.

-Ellas no saben eso -Alec hizo un puchero, mirando de nuevo aquella noria gigante-. No voy a subir, Magnus. La Galería fue bonita, esto...no.

-¿Cómo puede darte miedo esto, Alexander? -los dedos de Magnus acariciaban su vientre. "Eres un cazador de sombras. Ustedes son valientes, intrépidos, arriesgados... No le temen a las alturas..."-. Incluso voy a pagar, no estamos "robando" nada. Si quieres podemos tener una cápsula sólo para nosotros.

Alec volvió a negar. Su mano sobre la de Magnus. "No voy a arriesgarme cuando ellos están dentro de mí. ¿Y si eso se cae? Además, no es miedo, pero me dan náuseas sólo de verlo."

Magnus se rió, susurrándole: -Eso es por el embarazo, no por la noria.

-No quiero -insistió Alec-. Ni puedes obligarme.

-¿Y si tomo tu mano todo el momento? Puedo mantenerte cerca siempre, abrazado a mí, puedo besarte para distraerte de la altura.

Una pequeña sonrisa se formó en los labios de Alec. -Eso también puedes hacerlo, y lo haces, aquí. Vamos a otro lugar. ¿Por favor? -hizo un puchero exagerado-. Tus hijos y yo no queremos subir ahí, mi amor.

Magnus soltó una carcajada y algo que sonó como "Chantajista".

Estaban alejándose cuando Alec lo escuchó. Una niña estaba llorando, frente a ella una mujer consolándola. Ambas con ropas de aspecto pobre.

-Pero yo quiero, mami.

La mujer hizo una mueca, mientras abrazaba a su hija. -Yo sé, cariño, pero no nos alcanza. Prometo ahorrar y para tu próximo cumpleaños subiremos.

-¡Pero mi cumpleaños es hoy, mami!

-Para el próximo, Hanna. Por favor, entiende.

Magnus miró a Alec cuando se detuvo, los labios de su cazador temblaban, sus manos estaban sobre su vientre, y sus ojos brillantes de lágrimas fijos en las dos mundanas. Miró a Magnus y él lo supo antes de que lo dijera: -¿Podemos subir con ellas, Magnus? Diles que vamos a invitarlas.

Magnus puso glamour en sus ojos antes de acercarse, con Alec de la mano. -Hola, señoritas. No queremos molestar, pero habíamos invitado a dos amigos con nosotros y no pudieron venir. Ya hemos pagado y no nos gustaría perder las entradas, ¿les gustaría subir con nosotros?

La mujer abrazó más a su hija y los miró con sospecha.

Alec se agachó y extendió su mano hacia Magnus. "Boletos" dijo ante la mirada de éste. "¿Ahora si está bien robar?". Alec le dio una mala mirada hasta que Magnus le dio lo que pedía.

Él se los ofreció a la mujer. -No tienen que subir con nosotros. Pueden ir sólo ustedes. Sólo no queríamos desaprovecharlos. Que se diviertan.

Pero la niña se aferró a la mano de Alec. -¡No! Yo quiero ir con ustedes. Tus ojos son bonitos. Tan azules. Como el cielo. ¿Eres un ángel?

Alec se ruborizó, más incluso cuando Magnus besó su mejilla y dijo: -Sí lo es. Mío. Mi ángel, pero te lo presto un poquito, Hanna. ¿Puedes tomar su mano? Le da miedo subir, ¿puedes creerlo?

Hanna abrió sus ojos enormes y luego miró a su mamá. -¿Podemos, mami? Puedo ir con él para que no tenga miedo. Yo lo cuido.

La mujer había terminado por aceptar, aunque no soltó la mano de su hija.

Alec cerró los ojos con fuerza mientras la cápsula subía. Su mano apretando la de Magnus. Entonces su brujo abrió sus pensamientos y sentimientos para él. Cada momento difícil que habían pasado: cuando Magnus lo salvó con su magia en aquel primer encuentro, en la guerra con los cazadores oscurecidos cuando Magnus fue herido y Alec pensó por un momento que había muerto, esa ocasión y la otra en el barco cuando Alec le dio su energía, en Edom, "Moriremos juntos. Al menos, déjame quedarme, contigo".

"Te amo, Alexander. Mi valiente cazador, mi hermoso ojiazul. Tú eres mi fuerza, siempre".

-Si tienes miedo, sólo concéntrate en mí, mi amor. Cierra tus ojos y déjame abrazarte. Nunca permitiría que nada te hiciera daño.

"Ni a nuestros hijos".

La niña tiró del suéter de Alec, hasta que él la miró. -Podemos sentarnos, si quieres. Así no será tan alto.

Alec se rió, pero aceptó, se sentó, aunque sin soltar la mano de Magnus, preguntándose si así de inocentes y encantadores serían sus hijos.

Entonces Magnus dijo. "Volveremos cuando ellos nazcan. Tal vez sean más valientes que su padre, mis bebés".

Alec quiso molestarse por la burla, pero entonces Magnus le envió una imagen de ellos, el pequeño cazador de sombras, y la pequeña y el pequeño brujo. Su familia.

Alec tocó su vientre y luego sonrió cuando la niña preguntó: -¿Ya no tienes miedo, ángel?

Alec miró a Magnus y sonrió. -Ya no.




CONTINUARÁ...

Tenían razón los que dijeron London Eye 🙆

¿Listos para volver a ver a Jace con su embarazo parabatai?

¿Y qué dirá Robert cuando regresen y se entere del embarazo de Alec? 🙊

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