31. ¿Cita?
Alec despertó, unos días después, con su cabeza sobre la almohada de Magnus. Todavía tibia y oliendo a sándalo.
El pánico lo invadió un momento. Llevó su mano a su vientre, tenía poco más de dos meses, pero bueno, eran tres, así que su embarazo era ya evidente.
Se apoyó sobre su codo para buscar a Magnus, tal vez había ido al baño. Entonces lo sintió, justo cuando habló en su mente "Estoy en la cocina, no tienes que preocuparte, Alexander".
Una sonrisa instantánea llegó a los labios de Alec, mientras volvía a recostarse. No sabía que esto sería tan útil, podía sentir a Magnus y comunicarse con él, incluso si no estaban en la misma habitación.
Era perfecto, poder sentirse, poder abrirle sus sentimientos y ni siquiera tener que usar palabras para un "Te amo", podía dejar que Magnus lo sintiera. Y cuando hacían el amor...
Alec suspiró mientras un escalofrío recorría su columna al recordarlo. La sensación de la magia y el amor enredándose y rodeándolos. Magnus algunas veces dejaba escapar su magia cuando hacían el amor, pero no tenía comparación con esto.
"Mmm... También me encanta" escuchó la voz de Magnus y sonrió un poco más, enterrando su rostro en la almohada.
"Te amo, Magnus".
Sintió en cada rincón de su cuerpo la cercanía de Magnus, como iba acercándose a la habitación.
-También te amo, Alexander.
Alec se giró para verlo entrar con una bandeja de jugo, frutas, panes, y otras cosas.
Alec alzó una de sus cejas, su estómago ya rugiendo, provocándole un inevitable rubor. -¿Es robado?
Magnus se rió. -¿Mis bebés notarán la diferencia?
-Tal vez ellos no, pero yo sí.
Magnus dejó la bandeja y se acercó a besarlo. "Tú eres uno de mis bebés".
Tal vez en otro momento Alec se habría reído de eso, o molestado, o avergonzado demasiado, pero ahora Magnus estaba sobre él, besándolo, y sabía a café. Y café y Magnus era una distracción enorme para un Alec embarazado, enamorado de Magnus y amante del café.
Alec gimió, sus caderas se alzaron, y sus brazos rodearon el cuello de su brujo. Su lengua probó tanto como pudo esa embriagadora mezcla, hasta que Magnus cortó el beso con una risa.
Acarició el rostro de Alec con ternura, sus pulgares rozando sus pómulos antes de dejar besos por sus mejillas, y luego poner su índice sobre sus labios hinchados cuando Alec fue por otro beso.
Alec gimió cuando Magnus lo dejó.
-¿Soy yo o el embarazo te pone más cariñoso, Garbancito? Lo cual me encanta, claro. ¿O sólo quieres café?
Alec hizo un puchero. -¿Y si tuviera antojo de café?
-¿Tienes? -Magnus alzó una ceja, mientras se acercaba con la bandeja de comida.
Alec siguió con su puchero otro poco, haciendo sonidos pensativos. "Tengo antojo de ti", no se atrevió a decirlo en voz alta.
Magnus dejó pasar su pulgar por esa mejilla ruborizada y luego por su puchero. -A mí me tienes siempre, mi amor. Ahora come. Llevamos más de una semana aquí y tu parabatai está volviendo locos a mis amigos.
"No exageres", pensó Alec hacia él, mientras mordía un pan tostado.
-No lo hago -Magnus se veía muy serio-, ayer Tessa llamó, Jace dijo que tenía antojo de no sé qué dulce y Cat tuvo que hacer un portal para ir por él.
Alec casi se ahoga con su pan. Todavía se reía cuando dijo: -Está bien, suena como Jace... Pero no quiero irme todavía. Unas semanas más y nos iremos de Londres, de este pequeño mundo nuestro, de esta burbuja. No podremos ocultar ya el embarazo, a menos que nunca salga del loft. Y tendremos que ser más discretos con la magia creciendo entre nosotros...
-¿Qué deseas? Lo que sea, si puedo hacerlo por ti...
-A ti, sólo te quiero a ti, Magnus. No necesito nada más.
-Y aquí me tienes -Magnus tomó su mano y besó el dorso.
Alec sonrió, llevando esa misma mano al rostro de su brujo. -Quiero una cita con mi novio. ¿Saldrías conmigo, Magnus Bane?
CONTINUARÁ...
Cita malec en Londres 😻
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