Habían pasado dos semanas desde que Alec, por accidente, tomó la poción que Magnus había preparado.

Alec sentía que algo iba mal, aunque Magnus le había dicho que no, "¡Claro que no! ¿Cómo voy a querer terminar contigo, Alexander? Te amo".

Alec había hecho un puchero después de un "También te amo, pero estás raro".

Magnus dijo que nada estaba raro. Pero sí lo estaba. Todos los días le llamaba, varias veces, para saber si estaba bien. Le había pedido en algunas ocasiones a Izzy y Jace que cubrieran a Alec en cacerías importantes.

Alec se estaba desesperando. Cada que iba al loft, Magnus lo veía raro. Seguía todos sus movimientos y su mirada recorría todo su cuerpo, pero no era lujuria o deseo, parecía que lo estuviera revisando.

Y tenía sueño, demasiado para ser normal. Y sueños que prefería no mencionarle a Magnus. Una vez no era raro, era sólo un sueño. Un hijo. Pero si insistía, Magnus podía pensar que él quería ser padre, ¿y si quería dejarlo por eso? Él no podría seguir sin Magnus.

Esa noche, aunque Magnus había llamado a Izzy, no pudieron ir sin Alec. Era una horda de demonios, se necesitaba más de un cazador, todos los que se pudieran.

Alec iba refunfuñando sobre por qué Magnus estaba tan raro. Izzy le dijo que dejara de quejarse y pusiera atención, pero demasiado tarde. Las garras de un demonio arañaron un costado de Alec.

No se veía tan grave, habían tenido heridas peores, no era tan profunda. Un iratze y debía ser capaz de aguantar hasta ir con Magnus...

Pero no fue así. Alec empezó a gritar horrible. Izzy se asustó de que se hubiera equivocado y fuera más grave de lo que creía. Alec se quejaba como nunca antes.

Jace y los demás cazadores voltearon asustados, Jace incluso tocó su runa parabatai.

Un portal. Necesitaban un portal. Algo rápido.

Jace hizo una señal a Izzy para que se llevara a Alec. Ella tomó a su hermano, que no dejaba de quejarse, y llamó a Magnus.

Magnus llegó en cuestión de segundos. Nada más escuchar el nombre de "Alec" y el tono de Isabelle. Llevaron a Alec al loft, Magnus empezó a curar la herida al instante.

-Magnus, me asusté tanto -Isabelle hablaba apresuradamente-. No parecía tan grave, pero Alec...

Magnus no escuchaba, dejó la herida en cuanto estuvo bien, y se atrevió por fin a dejar sus manos sobre el vientre de Alec y buscar. No lo había hecho antes porque Alec parecía normal, además de mucho sueño y mal humor, no había ningún síntoma de embarazo. Pero ahora lo hizo, tuvo miedo de que la poción hubiera funcionado y por eso, porque el bebé estaba mal, Alec se puso tan mal.

Sus manos temblaban mientras su magia pasaba a Alec. Un sonido ahogado y lágrimas resbalando por sus mejillas fue lo último que Isabelle escuchó o vio de Magnus.

Magnus aferró a Alec y recargó su frente sobre su vientre.

No respondió nada de lo que ella preguntaba, parecía en shock. Isabelle sintió que ella también podría llorar, ¿Alec estaba tan mal?

Era su culpa. Magnus le había pedido que lo cuidara, le dijo que tenía un mal presentimiento, y ella no lo hizo.

Si Alec moría...

Con manos temblando, igual o más que Magnus, tomó su celular y llamó a Catarina Loss. -Es Alec -dijo en cuanto ella atendió-, y Magnus. No sé qué pasa, Magnus no me dice nada, y yo... Catarina, por favor.

Catarina colgó para hacer un portal. En cuanto llegó y vio la escena frente a ella sintió su corazón detenerse. ¿Qué pasaba?

CONTINUARÁ...