Cuando vi a Olympia transformarse en un ave, pensé que me iba a liberar.

Pero noooo... salió volando del la habitación que yacía milagrosamente abierta.

Es así como me quedé a obscuras con Christian y Carmen.

-Eh! Christian!

Sentí como sus ojos me miraban.

-Que pasa?

-Crees que regresen por nosotros?

El incómodo silencio inundó la sala, pero antes de que mi amigo pudiera responder, Olympia entro de nuevo, por fin en su forma humana. Corrió hacia Christian y escuche el sonido de una cuerda cortada por un cuchillo. Ella lo desató.

-Y yo que?

Escuche los pasos de Olympia hacia mi. Pero no me sentía libre; seguía colgando como puerco en mercado.

Justo entonces Kira entro en la habitación. Sus ojos parecían iluminar un poco la obscura habitación, e incluso parecían rojos.

"Mi imaginación", pensé.

La asesina camino hacia mi y examinó las cadenas... si es que podía ver con tanta penumbra.

Olympia se apartó, y Kira me dijo.

-Cierra los ojos.

Instintivamente los cerré, pero abrí el ojo izquierdo en mal momento.

-Pero que?!...

Las cadenas se derretían y yo caí sobre la mesa. Kira me agarro de la mano y me arrastro.

-Cuando digo que hagas algo, lo tienes que hacer, entendido?

-S... si

-Vamos, Christian, carga a Carmen.

Nos encaminamos a la salida de la habitación. Cerca vi un rastro de sangre, pero nadie más estaba ahí.

"A donde fue el chico?" Me pregunté.

Salimos de la lujosa y extraña guarida, y Kira silbo. Me burlé para mostrarle que estaba molesto con ella, por el asunto de Olympia y yo.

-Que? Estás llamando a tu perro?

Ella sonrió con malicia.

-Ehhh... yo no la llamaría perro...

Entonces, un dragón aterrizó sobre mi. Levante la vista.

-Por que a mi?!

Era un dragon hembra de cristal, con ojos azules cristalinos.

Kira se subió, ayudando a Christian a subir a Carmen. Olympia también de subió de un brinco.

-Vienes o te quedas?

-Yo...

Kira me agarro del brazo, y con una fuerza que jamás había visto en ella, me alzo del suelo y me subió al dragón.

En menos de un segundo ya estábamos volando.