Después de unas horas, la asesina volvió con su compañera.

La que si me tomaba en serio era a Kira, pero su amiga también se veía fuerte.

Tras mirar las manos de Kira, note que traía un libro con ella. Era el mío... no, no es posible. Mi libro lo dejo el una mesa cercana. Ella traía un libro idéntico al mío.

-Sabes griego? -Me pregunto su compañera.

-No... solo note que el libro es importante.

-A propósito, soy Olympia

-Einar.

Me perdí en el cabello de Olympia. Era rubio, pintado de rosado.

-Te gusta el rosa?

-Para nada, fue un reto de Kira.

Los dos nos reímos y la asesina nos callo.

-Haciendo amigos con el prisionero? Anda Olympia, no he terminado mis preguntas.

-Perdón.

Kira se acercó a mí, cargando el libro y mirándome seriamente.

-Estos libros... son extremadamente importantes. Son regalos de Atenea para los humanos... sabes que significa?

Nege rápidamente con la cabeza. Me agarro del cabello e hice una mueca de dolor.

-Significa que le robaste a un ladrón.

Olympia la miro confundida.

-Kira, pero dijiste que...

-Dije que no es de tu incumbencia Olympia -Dijo la asesina levantando el tono de voz.

Olympia agarro unas espadas y salió del cuarto. Kira devolvió su atención a mi.

-Si quieres saber cuál es el drama que oculta este libro, tendrás que unirte a mi grupo.

Grupo? Llamaba grupo a ella y Olympia? Pero tomando en cuenta mi situación, me dirigí a ella. Era verdad que tenía curiosidad.

-Me uniré.

-Jura por la laguna Estigia que no nos traicionaras. Una vez adentro, ya no hay vuelta atrás.

-Lo juro por la laguna Estigia.

Kira sonrío y me desencadenó. La mire. Esos ojos eran hermosos.

Solo hasta que alguien abrió la puerta de una patada me devolvió al mundo.

Era un chico moreno, sosteniendo un cuchillo cerca del cuello de Olympia. La chica estaba inmóvil, siendo su único movimiento las lágrimas que caían. Kira lo miro enfurecida.

-Aren.

-Hola Kira. Quieres platicar antes de rebanarle el cuello a tu amiga?