Capitulo IX: Explociones (Kira)
Por seguridad, tuve que agregar al príncipe y a su compañera al grupo. Juntos, recostamos a Olympia en un sillón.
Sabía que debía hacer, pero no podía dejar que me vieran.
Tras correrlos cruelmente de la habitación, me acerqué a Olympia. La pobre respiraba con dificultades, mareada de ver tanta de su sangre fuera.
Entonces me acordé del desgraciado. Aren.
Agarre un paliacate y lo se amarre hasta que estuviera tan fuerte que no se lo podría quitar, o ver.
Me acerqué a mi amiga. Estaba gimiendo de dolor.
-Olympia, cúbrete los ojos.
Ella se cubrió los ojos, y empecé mi hechizo.
Con mis dedos, toque su sangre y empecé a dibujar el símbolo de Apolo. Uno de curación. Entre murmuros, susurre:
-θεραπεία
Su herida empezó a brillar, y muy poco cerró. Note que a lo lejos la herida de Aren sanaba, pero eso era lo de menos.
-Bien Olympia, ya puedes ver.
Ella se destapó los ojos, con una expresión de confusión y alivio.
Agarre unas bombas y le lance otras a Olympia.
-Reparte las bombas por toda la sala.
Olympia empezó a dar saltos, colocando las bombas en lugares estratégicos.
Al terminar (alrededor de 5 minutos), nos alejamos corriendo, jalando a los demás al salir. Carmen protestó.
-Eh! Por qué tanta prisa?!
-Ya verán
Tras estar lo suficientemente alejados, explote la guarida.
Siempre es hermoso ver explotar algo. Me volví para ver a los demás.
Carmen estaba maravillada, al igual que Einar. Pero Christian parecía perro asustado.
-Hey! Todo bien?
-Es solo que... extraño todo. Ver algo explotar es... extraño. Lejano.
-Sabes... lo siento. Siento mucho lo de tu padre.
Me sonroje, sentía mis mejillas arder y mi cuerpo hundiéndose en vergüenza.
Pero yo no lo había matado. Ese había sido Aren. El se había colado en mi misión.
El suspiro. Supuse que estaba enojado conmigo por lo qué pasó aquella noche.
Poco a poco, el gran fuego se fue extinguiendo. Al igual que mis energías.
Empecé a cerrar poco a poco mis párpados, hasta que quede profundamente dormida.
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