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XXXVI.




Capítulo 36.

Buenos Aires, Argentina. 23 de Julio, 2019.

—Tengo miedo.

Fueron las primeras palabras de Shami cuando entramos al laboratorio escoltado por dos policías y Matías. Hoy era el día en que se iban a realizar las pruebas de ADN, para determinar si Matías era o no, el padre biológico de mi pequeña.

Less temblaba, se durmió llorando. Porque aunque ella lo sabía, no quería admitirlo. Tenía terror a que su mundo se le fuera arrebatado. Y no era la única, porque yo temía perderlas a ambas en este camino. Ser fuerte no significa perder el miedo, sino superarlo y poder avanzar hasta vencerlo. Pero todo es peor cuando se hace una verdad absoluta, difícil de ocultar. Porque el precio de la mentira piadosa, es la explosión que cobra fuerza con la verdad.

—Sólo será un pequeño piquete... como el de una hormiga —dije agachándome y cogiendo sus dos manitas entre las mías. Ella negó varias veces con su cabeza. De sus ojos rebosaban miles de lágrimas. Por su mirada sabía que tenía miedo. No miedo a una aguja, miedo a los resultados que podrían cambiar su mundo. ¿Cómo puedes explicarle a una niña una mentira que fue extendiendo con el tiempo con el propósito de protegerla? Ella fue traída al mundo a base de engaños y mentiras, pero su vida lo valía todo. Ella era esa esperanza que nace en los momentos cuando parece que todo carece de sentido.

—No quiero Devon... no quiero. Yo no quiero irme con ese señor —dijo señalando a Matías que nos miraba exasperado a una distancia prudente. Yo acaricié su mejilla y trataba de limpiar cualquier lágrima que se asomaba.

—Mi amor... las princesas no lloran porque se les cae la corona —le sonreí, aunque por dentro quería llorar junto a ella. Porque me dolía verle indefensa. Quería cubrirla bajo mi ala y volar junto con ella para salir de aquí.

—P-pe..ro yo no quiero que él sea mi papi. No quiero Devon. ¿Y si me hace daño? —yo negué.

—Ni si quiera lo pienses princesa. Nadie en este mundo te hará daño, porque entonces conocerás a tu Devon vestido de príncipe azul que te irá a rescatar de dragones y cualquier persona que te quiera hacer daño —dije firme, sin un titubeo en mi voz. Reafirmando que no dejaría que nadie la tocaría y menos, le hiciera daño.

—Los dragones no existen —niña lista.

—Pero si las personas malas y ellas no se te acercarán porque me tendrás a mí... y a tu mami. Estamos juntos pequeña —ella asintió no muy convencida, viendo a su alrededor por unos segundos. Después, de lo que pareció una eternidad, ella me rodeó con sus brazos.

—Te mostraré que soy valiente papi... —me sonrió y besó mi mejilla con ternura.

—Eres la niña más valiente, estoy orgulloso —le revolví el pelo y ella secó sus lágrimas con mi camisa, para luego girarse e ir con el enfermero que le extraería la sangre. No volteó a verme, se fue firme. Firme porque cobraba la valentía que yo sé, que ella tenía.

Me levanté con las piernas flaqueando, temiendo por los resultados. Less estaba a una esquina, mordiéndose las uñas y moviendo su pie impaciente.

—¿Sabes Devon? Siempre has entrado a mi vida en el momento perfecto. Y le agradezco a Dios que te pusiera en mi camino. Te amo... te amo no por lo que me das cada día, te amor por quien eres. Gracias por amarme, con todas y cada una de mis mierdas. Me amaste aun con una hija... que tal vez me la quiten o —ella retenía las lágrimas, no quería llorar, lo sabía. Quería hacerse la fuerte, pero entonces la rodeé con mis brazos, callando sus sollozos y besando su frente con amor. Su cabeza se apoyó en mi pecho, oyendo mis latidos que en estos momentos, latían por ellas. Pues lo que me pulsaba para estar fuerte, era estar con ellas y asegurarme que aun cuando los problemas parecían consumirnos, no nos llegará a afectar el vínculo que fue creado.

—Aloha wau iāʻoe.

—¿Y eso que significa?

—Que te amo... y amar significa permanecer.

—¿Juntos?

—Juntos amor. Porque me enseñaste a no dejarme vencer. Noah fue tu esperanza a la cual te aferraste para continuar. Hazlo. Hazlo de nuevo y enséñame a mi Alessandra. La fuerte Alessandra que me muestras cada noche y me enamora cada día. No hay amor mas grande que el de una madre en busca de la protección de un hijo.

A partir de ese momento, el tiempo pareció detenerse. El segundero no se movía, mi corazón palpitaba frenéticamente. Miraba la puerta con desesperación y sin apartar la vista. Las uñas de Evane se clavaban en mis manos, su respiración estaba entre cortada. Y todo pareció volver a su cauce, cuando la pequeña salió corriendo hacia nosotros, sonriendo y mostrando su paleta.

— Fui valiente. ¿Vieron? No dolió... además le oré a Diosito para que no me separe de ustedes. Porque yo quiero estar con mami... y con mi papi Odri — Evane soltó todo el aire que estaba reteniendo, hincándose junto a su hija y abrazándola fuertemente.

— Nunca te dejaría irte mi amor. ¿Lo entiendes verdad? — Shami asintió no muy convencida.

— Pero si me llevan mami, quiero que sepas que jamás te voy a remplazar. Que te amo con todo mi corazón y que jamás te guardaré rencor por cualquier cosa. Te amo... y mi corazón no lo pueden separar del tuyo. ¿Lo recuerdas? — las lágrimas de mi novia se habían descontrolado. Y cuando se acercaron los guardias junto a Matías, como no quería romper el vínculo de madre-hija, di un paso al frente. Caminando junto a ellos a la salida de la clínica.

— ¿Podemos irnos ya?

— Cuando estén listos los resultados, necesito que vayan al despacho del abogado — asentí y estreché las manos. Ellos estaban haciendo su trabajo, no podía odiarlos. Odio, solo al hombre que me miraba fijamente, con una sonrisa socarrona y de brazos cruzados. Vi como mi novia y mi hija se dirigían carro, dejándome con el mal parido a unos metros de mí.

— Lástima que cuando hayas encontrado por fin el amor... todo se esté desmoronando. ¿No Devon? Después de todo, todo lo que tu tocas... se... — pausó y se acercó aún más a mí. Matías era mucho más alto que yo, con un cuerpo corpulento y amenazador. Tenía la sonrisa cínica y torcida, una cicatriz en el labio y un aura de autoridad.

No le tenía miedo. Porque debajo de su apariencia, estaba el ser más despreciable del planeta.

— No te atrevas a hablar de mi vida— no di un paso atrás cuando se acercó más. Sino levanté mi vista y lo empujé fuera.

— Sé todo de ti Devon, eres fácil de rastrear. Sé que tu madre te abandonó cuando  engañó a tu padre... sé que abandonaste a tu hermana. Como también sé cada sucio secreto de su pasado. Es más, un secreto que puede hundirte por toda la vida— sonrió cuando mi semblante había caído desprevenidamente. Abrí la boca para hablar pero solo había enfurecido. Apreté mis puños y la cogí de la camisa, aprisionándolo  contra la pared. De reojo vi como seguridad se nos acercaba.

— No te atrevas a mencionarlas. Un ser tan repugnante como tú no merece ni que las menciones. No tantees tu suerte Matías, no sabes de lo que soy capaz. Aléjate de mí — hice énfasis en la última palabra —... familia. No me amenaces con las personas que amo, porque soy capaz de todo por ellos. No dejaré que separes a lo más preciado que tengo. Porque yo también sé tú sucio secreto.

— No tienes ninguna prueba en mi contra. Anda, hazlo, quiero ver cómo me esposan — se soltó de mi agarre y me sonrió con superioridad — . Porque créeme, todo lo que le sucedió, ella se lo buscó. En cambio yo, sé qué en el accidente de tu novia Samantha, no fue tan accidente. Estabas bebido y las autoridades no te tocaron un pelo. Tú la mataste.

— No te atrevas a decir eso... jamás en tu vida. Ni te atrevas a mencionarla en tus sucios labios — los policías estaban justo a nuestro lado, entonces nos separamos.

— ¿Todo bien? — ambos asentimos , retándonos con la mirada, y al ver que no pedíamos ayuda ni intervención,  se alejaron. Quería romperte la cara por lo que había dicho de mi novia, es un ser despreciable. Entonces Matías se apoyó en la columna y miró su teléfono.

— Tengo una solución que nos dejará a ambos satisfechos — me lanzó una pequeña bolsa. Yo extrañado, la abrí lentamente. Eran fotos, fotos del accidente donde murió Samantha. Solté la foto, ni siquiera pude ver su rostro sin vida, su cuerpo frágil y con sangre por todos lados. Los recuerdos volvieron, pero sin doler. No había culpa, pues yo no fui el culpable. La siguiente foto era la de un expediente, y no tenía idea de lo que decía. Pero claramente era mío y la medida de alcohol ingerida en mi cuerpo ese día del choque.

— Esto no es cierto... yo... no fue mi culpa —tartamudeé, primer signo de debilidad.

— Estabas bebido Devon... y si llego a mostrar esto para reabrir el caso. ¿A quién crees que culparán de su muerte? Oh, sí. Lo siento, quieres creer que en serio no la mataste tú — rió y se acercó a mí. Para entonces mi respiración estaba irregular y sólo quería estampar mi puño en su deformado rostro.

— No me juzgues, tú te atreviste a tocar a una mujer sin su consentimiento.

— ¿Eso te dijo realmente? — rió, soltando una carcajada —. Evane estaba bebida... igual que yo. Estaba peleada con Aarón... yo solo aproveché el momento. Además, estaba vestida como la zorra que es, obviamente se lo buscaba. Y como tú, créeme que también disfrute de su cuerpo junto al mío. Es ardiente... deliciosa, embriagante e incluso adictiva ¿no? —pasó la lengua por sus labios, saboreando cada palabra que me enfurecía—. Aún recuerdo como pasaba mi lengua por su cuerpo, como la penetraba con...

Entonces no aguanté, lo cogí fuertemente y le proporcioné una patada en la entre pierna, luego cogí su rostro y lo estampé contra la columna. Espero y nunca en su vida, se atreva a faltarle el respeto a una mujer de esa manera. Un hombre como tal, jamás debería de expresarse así de una mujer. Es machista, retrógrada y los hombres que lo dicen, es porque quieren buscar algo desesperadamente para demostrar la hombría que carecen.

—¡No te atrevas a referirte de ese modo a Alessandra! ¡No te atrevas a recrear la peor noche de su vida! Eres un sucio ser humano, que debería estar arrastrándose por donde vino. No vas a darme miedo, no te atrevas amenazarme. Y aléjate de ellas, porque no te pertenecen. No eres nadie, solo eres aquella mala pesadilla. Soy Devon y mándame a prisión. ¡Y una mierda! No me voy alejar de ellas.

Matías se levantó rápidamente de donde estaba, tocó su labio donde le salía sangre y sonrió. Cínico, y saboreando mis palabras. Esto le divertía, le divertía tocar la parte sensible. Era un imbécil.

—Si quieres jugar así, está bien —cogió mi cabeza, para levantar su rodilla y proporcionarme un golpe en mi estómago. Me encogí del dolor. Matías cogió mi rostro y lo elevó, para que pudiera ver el cinismo en su rostro—. ¿Estás dispuesto a todo Devon? ¿Incluso a rendirte?

—Yo no me rindo.

—Pues te toca hacerlo esta vez. Aléjate Devon, huye lejos de aquí. Vuelve con tu vida de mierda y fama. Deja a Evane y a Shamira. Me tienen ahora a mí... esa zorra. Te mintió, nunca la violé, ella misma se entregó a mí. Y no me arrepiento de nada. Soy el padre de Shamira, no eres tú. Tú jamás podrás ser el ejemplo de padre para nadie. Eres roto y una escoria de la sociedad. Haz matado a tu novia. Tú bebiste, tú la mataste. Así que aléjate y te prometo que la dejaré en paz... a ambas. No le quitaré la custodia y me alejaré de sus vidas. Pero ella regresará conmigo Devon, te lo aseguro. Y esperaré el tiempo necesario para tenerla nuevamente conmigo. Pero tú... si quieres verla feliz... y que no te pudras en prisión. Te irás lejos. Pero si no te vas —chasqueó la lengua y yo me incorporé, sosteniendo la mirada—. Le quitaré a Shamira, para siempre. No compartiré la custodia y haré que esa niña te odie porque fuiste el único responsable de alejarlas. Estas advertido. O te vas... o "el amor de tu vida" pagará tus pecados. Sálvate el pellejo, vive de puto. Nadie te quiere Devon, todos te abandonan. Y si Evane pierde a Shami, te culpará, te odiará y te alejará de su vida... de un modo a otro, la perderás. Porque no puedes tener estabilidad en tu vida —cada palabra iba rematiendo a mi corazón, destruyéndome por completo. Eran palabras calculadas, venenosas y llenas de odio. Un odio irracional.

—No lo haré.

Dije firme, pero él se divertía ante mi situación, ante mi vulnerabilidad. Porque estaba tocando cada fibra sensible para mí. Él me quería ver arder, sacarme de mis límites y desplomar mis barreras. Y lo estaba logrando, tenía un nudo en mi garganta y la impotencia quería salir en lágrimas. Pero no lo dejaría ganar de esa manera. Era despreciable, se creía el dueño del mundo. La única forma de derribarlo, era jugar con su propio ego y avaricia.

Era elegir entre tenerla y amarla aun sabiendo que ella viviría con un vacío. O era alejarme, alejarme para siempre. Con la certeza de que ambas serían felices.

—No me vengas con amenazas. Porque no cederé...

—Abre los ojos Devon. Ella te odiará porque eres la razón por la cual no podrá estar con su hija. Además, de que te llevaré a prisión... ella te odiará y quedarás solo. Solo con tu mierda. Porque eso eres Devon... pura mierda.

Retuve las lágrimas. Y lo iba a golpear, estuve a punto de hacerlo. Pero eso es lo que él quería y no iba a perder la cordura.

Quería que no me dolieran sus palabras, pero me habían destruido por completo. Me había desmoronado pero podía levantarme. En ningún momento me rebajé a su nivel, yo era distinto. Todo esto habría hecho al Devon de hace meses huir como cobarde, pero este Devon no se iba a dejar manipular así de fácil.

—No me rindo... sigo adelante y lucho por lo que amo. Atrévete a tocarlas, a hacerles daño. Y no sabes lo que soy capaz. Mándame a la cárcel, amenázame lo que quieras. Y sigue hablado basura... que yo te hundiré. Que me llamo Rodrigo a que lo haré —lo señalé con determinación. Sin bajar el rostro y sin titubear—. Tuve mis bajas y tengo heridas en cada parte de mi cuerpo; pero solo me hicieron más fuerte para soportar a gente despreciable como tú.

***

—No has hablado desde que regresamos, apenas has tocado tú comida. ¿Qué te dijo Matías Devon? —Evane posó su mano sobre la mía. Y yo por instinto la aparté. La cabeza me daba vueltas, ideaba una y otra día que al segundo eran desechadas.

¿Qué iba a ser? Amaba a Less y por ello mi razón estaba partida en dos. Si hacerla feliz y cumplir con la promesa que le hice. Quería decirle que todo iba a estar bien, que podíamos huir, que nada nos iba a detener. Pero nuestros pies estaban anclados y nuestras manos atadas. Tenía que actuar por mi cuenta.

No quiero dejarla pero no sé si es suficiente.

—¿Qué harías sin Shamira?

—No sé Devon —suspiró—. Ella es mi aire... mi vida. No quiero que me separen de ella. Me volvería... loca —suspiró y una lágrima cayó por su mejilla, dándome a entender que con tan solo imaginárselo, la destruía—. Pero por favor dime que no estás pensando en lo que creo que estoy pensando.

Mi mirada se volvió dura.

—¿Qué crees que estoy pensando?

—Quieres alejarte para que no me la quiten. Pero no... —ella quitó la mirada de mí y se levantó—. Te amo Devon... me quieren quitar a mi rayito de luz... no te vayas tú también. Eres mi pilar Devon... eres el amor de mi vida... y no hay luz en mi lunita... sino está mi estrella. No le hagas caso a Matías... no le hagas caso. Sabe Dios que no soy de rogar, pero necesito que seamos un equipo —ella se sentó en mi pierna, desesperada. Sus lágrimas caían a cascadas, se aferraba a mi camisa, sin querer soltarme. Yo bajé la mirada. Ella estaba buscando con desesperación mis ojos, pero sabía que si conectábamos nuestras miradas, yo iba a ceder a ella. Porque yo le pertenecía, era capaz de quedarme por siempre... pero ¡No! No quería hacerle su vida miserable, ni la de la pequeña.

Estaba dispuesto a sacrificarme, sacrificarme por ella.

Le había dado vueltas al asunto desde que llegué. Sus palabras no paraban de repetirse en mi cabeza. ¿Y si soy el motivo de la infelicidad de Less? ¿Y si ella me odiase porque le arrebataron a su hija? Todo eso era mentira, pero tenía que creérmelo para hacer más fácil mi partida.

Odio la idea de irme, pero me aterra la idea de que llegue a odiarme de verdad.

La perdería. El amor se me escapaba como la arena entre las manos. No podía retener nada. Tenía que irme, era la única solución. La tercera salida.

—Yo... te amo Less. Como no tiendes idea —sostuve su rostro entre mis manos, con mi pulgar le quitaba sus lágrimas. Le miré con nostalgia y rendición.

Ella negó varias veces y se acercó para besarme. Pero me corrí. Ella lucía desesperaba, buscaba con inercia mis labios. Y yo por más que intentaba resistirme, mi cerebro no funcionaba. La buscaba a ella.

—No me dejes...

—No quiero hacerlo.

—Y no debes. No lo hagas Devon... te necesito a mi lado para luchar.

—Si me voy no habrá pelea que luchar. Serías libre de estar con Shami... él jamás te la quitaría si me...

—¡No te atrevas a terminar esa oración! ¡Te lo prohíbo! —había sufrimiento en su voz. Y yo me carcomía por dentro por hacerla llorar, por lastimarla. Pero...

—Sería lo mejor si lo...

—No... por favor no —hubo un reugo en su voz, empuñó su mano en mi camisa y negaba varias veces. No... no llores. No te quiebres. Tú eres fuerte sin mí.

Quería decirle eso y más, pero mi voz no salía. No quería ilusionarme. Tenía que callar por su bien y el mío.

—Less...

—Dijiste que la familia nunca se...

—¡Se lo que dije! —le grité. Somatando la mesa y levantándola encima de mí. Me alejé, frustrado por la situación. Porque ninguna opción parecía la alternativa o la solución—. Pero debo dejarte por el bien tuyo y de Shami. Estaban mejor sin mí... todos están mejor sin mí. Debo convencerme de ello —golpeé mi cabeza con mis manos y jalaba mi cabello desesperado.

¿Qué estaba haciendo?

Hablé con la voz cargada de rencor, con melancolía y un eje de autodestrucción—. Todo lo que me ama... desaparece, se va. Destruyo todo...

—No mi amor... eso no es verdad —ella negaba desesperada. Y como último intento, me tiró al sofá. Poniéndose encima de mí—. Te amo... no me iré. Somos una familia. Tú lo dijiste, lucharemos hasta el final. No es tiempo de rendirse. Tú no te rindes. Yo te conozco Devon. ¿Qué te dijo él para que cambiaras de opinión? No le creas mi amor... yo jamás sería capaz de alejarte.

Yo negué. No quería hacerla sufrir. Pero entonces sus labios se presionaron con los míos. Y todo se iba esfumando poco a poco. Todo se iría al mismo carajo. Debía detenerlo.

«Apártate»

«Quédate»

«La arruinarás»

«Lucharemos en familia»

«Apártate»

«Quédate»

Y mientras mi cuerpo se rendía a su plenitud, a su cuerpo, a sus labios, a su corazón... mi mente estaba en otro lado. Estaba buscando la forma de no herirme o herirla.

El amor es dulce y a la vez amargo; el amor no hace sufrir pero habrá ocasiones que tocará sufrir para saber que es amor.

«Apártate»

«Quédate»

—Estoy aquí Devon.

Era su voz, lejana.

Muy lejana.

Sin poder resistirme, la pegué contra mí y me entregué al beso. Como si fuese el último, como si mi perdición y mi cruz estuviesen en frente de mí.

—Estoy aquí Devon.

Ella estaba aquí... pero yo...

—Te amo Less... —susurré con lágrimas, entre cada beso. Cargado de dolor, de frustración, de desesperación. Un beso de despedida. Y odiaba que fuera así.

Mis manos quemaban, mis manos iban y venían por su piel, una piel de seda fina que se penetra hasta en tu último sentido. Eran caricias, eran besos de fervor, de vehemencia.

Mis labios bajaron, creando un camino hasta su cuello, pasando mi lengua por su clavícula. Sus gemidos estaban inundando mis oídos. Mi cuerpo palpitaba frenéticamente por tenerla.

Quería hacerme creer que estaba tomando una buena decisión cuando yo mismo sabía que alejarme no era una opción. Pero había otra razón que me impulsaba a continuar.

—Prométeme que no... —gimió, acariciando mi cabello, entrelazando sus manos alrededor de mi cuello y meciéndose sobre mí—. Prométeme que no te irás... por favor —rogó, una y otra vez. Yo no hablé. Fue silencio. Silencio porque quería tenerla para mí... por última vez.

A veces pareciera que mis pensamientos me delatan y ella me tiene en la palma de su mano.

»Dime que no lo harás —insistió y fue cuando pare de besarle y la acomodé debajo de mí.

—No quiero prometer algo... que no estoy seguro que cumpliré —susurré encima de sus labios. Viéndole con amor, con miedo.

Una contradicción constante.

—Entonces miénteme Devon —yo negué, sujetando su rostro y besándola de nuevo.

Gemí, gemí porque estar con ella era jugar con el fuego en tus manos. Era atractivo, cautivante y a la vez doloroso. Era una llama que enardecía, que no se podía apagar. 

Ella me desnudaba. Porque no solo desnudaba mi cuerpo y lo dejaba al descubierto. Haciéndome vulnerable y fácil de romper. No, ella desnudó con sus ojos y su mirada, el miedo de mi alma, que se reflejaban en mis ojos.

Le hice el amor, en ese sofá. Callando cada gemido, cada miedo y cada arrepentimiento. Me hundí en su ser y besé cada parte de su cuerpo. Aquel lunar perdido, aquella cicatriz en el sur; también cada peca de su rostro, sus partes inquietas y débiles. La besé, porque quería memorizarla. Mis manos tocaron cada parte sensible, cada curva y cada imperfección que amaba; era tocarla para hacerla sentir, para complacerla y demostrarle que aún estaba aquí, aunque no por mucho. Porque era tocar el océano rebelde que se estampaba en la orilla y regresaba de nuevo a las profundidades, era viajar al cielo y regresar por la gravedad. En un momento cuando sus piernas se enrollaron en mi cadera y yo entré en ella, olvidé lo malo a nuestro alrededor. Quería estar con ella y no pensar en nada más que en ella, porque para eso está la noche, para llorar y tener pesadillas.

Me detuve a mirarla; agitada y sudorosa; entregada y con miedo. No quería irme porque significaba dejarla vulnerable. Pero esa era otra escusa, porque ella no me necesita para ser feliz o ser fuerte.  Su cuerpo se amoldaba perfectamente al mío. Y solo pude odiarme por no irme antes.

Era una noche de entrega total, porque ni ella o yo estamos seguros si continuaré aquí por la mañana. Porque no me quería alejar.

—Quédate conmigo —susurró.

—Sabes que te amo... —me separé lentamente de ella, pero sin dejar de estar unidos. Ella oía mi respiración agitada, y yo su corazón frenético y acelerado.

—Pero eso no bastará para  que te quedes.

—Me alejará de ti de todas maneras Less. Me tiene atado a una soga —acaricié sus muslos, mirándole con exasperación y angustia.

—¿Qué te dijo?

—Que me fuera y entonces renunciaría a la custodia. Y que si me quedo... Less él sabe todo sobre el accidente con Sam. Sabe que estaba bebido ese día... el día que choqué y ella murió —susurré con la voz quebrada—. Él lo sabe y me enviará a prisión. Y ahí no podré protegerte...

—Pues lo enfrentaremos juntos Devon... —colocó su mano en mi pecho, acariciándolo. Sus manos estaban frías.

—Las amo a ambas. Por ello me tengo que ir... ir para que no las toque.   Créeme cuando te digo, que si me voy. Estaré allí en un lugar, cuidándolas. No las dejaré del todo. Porque mi corazón aún está con ustedes. Y ese jamás se irá. Me lo robaron y no quiero que me lo devuelvan.

Me levanté del sofá, en búsqueda de mi ropa. Estaba decidido. Tenía que hacerlo ahora, o me acobardaría como siempre y no me atrevería a abandonarla.

—Devon —detuvo mis movimientos. Cogiendo sus manos entre las mías y poniéndose de puntitas—. No me basta con tener tu corazón. Lo quiero todo, y eso implica que no te irás de aquí —me arrebató mi ropa y la tiró. Ella se colocó su camisa y sus bragas. Entonces caminó decidida hasta estar a mi lado.

—Tengo que hacerlo.

—No.

—Que si —dije frustrado, cogiendo mi bóxer y colocándomelo—. Quiero protegerte, déjame hacerlo.

—Estas huyendo, de nuevo. No enfrentas la situación, simplemente le das la espalda —habló. Fuerte y decidida. Quería decirle que tenía la razón, cogerla en brazos, llevarla a la cama y hacer de nuevo el amor. Pero no. Tenía que ser fuerte, no dejarme seducir por sus encantos y embaucarme en sus palabras.

Debía irme... y dejarla ser libre.

—No huyo... sólo quiero protegerte —me acerqué a ella y le limpié sus lágrimas—. Te amo Less. Y no me iré para siempre... te lo prometo. Yo volveré, pero déjame resolver esta situación.

—No te vayas Dev... si te vas me voy a desmoronar. Él aún me la quitará e igualmente te perdería.

—Déjame irme... si yo me voy, él no las va a separar, haré que firme la renuncia a la custodia y yo firmaré el contrato... entonces él sabrá que me iré. Prefiero ser infeliz por toda mi vida al no tenerte, a verte sufrir Less por mí culpa —cogí su rostro de nuevo, acariciándolo. Queriendo recordar cada facción de su bello rostro. Rostro que nunca cambia, que me sigue abriendo las puertas de su alma. La amaba y porque la amaba, me iba a sacrificar.

—No lo seré si estoy a tu lado. Yo te amo —su voz estaba quebrada.

—Pero no me voy porque no te ame. Me voy porque eres mi vida entera Less. Eres el sol que veo cada mañana al despertarme, eres la luna que deseo que me cubra cada noche. Eres como la estrella alejada a miles de años luz, pero con tan solo verla me da energía... vida... me hace continuar. Pero no puedo permanecer más tiempo aquí.

—No salgas por esa puerta Devon, te lo prohibo. ¡Te lo prohibo! —elevó la voz.

—Déjame ir.

—¿Te rendirás tan fácil? —yo negué.

—No me estoy rindiendo. Estoy haciéndote ganar.

—A costa de tu felicidad —habló decidida, poniendo su dedo anular en mi pecho y empujándome levemente.

—¡Quiero verte feliz! —le grité, queriendo que ella entrara en razón. Exploté, exploté porque estaba cambiando de idea y ese no era el punto. ¡Debía marcharme ya!

—Entonces vete. ¡Vete! Eres un cobarde, siempre huyes al primer momento que puedes. Vete maldita sea. Vete para siempre. Aléjate. Te odio. — entonces fue cuando empezó a golpearme, a empujarme. Y yo subí la mirada, aceptando cada golpe y cada palabra venenosa que estaba por salir de su boca. Me lo merecía.

—No me odies por esto —dije cuando cesó sus golpes y estaba totalmente fundida en llanto. Que apenas se pudo sostener y cayó de rodillas. Yo me hinqué a su lado y la abracé fuertemente.

—No me iré para siempre —le susurré solamente a ella.

—No... Porque si te vas, no te atrevas a volver jamás, porque no estaré esperándote toda la vida. Si te vas, hazme un favor y hazlo para siempre.

Sus palabras me habían herido hasta lo más profundo. Rompiendo mi corazón, cuando yo fui el primero en rompérselo, habiéndole prometido jamás separarnos y luchar juntos.

Este era el momento donde se hacía una nueva herida en mí, que con el tiempo, sería la cicatriz de la cual más me arrepentiría.

—Yo...

—La puerta está abierta y se cerrará cuando te vayas. Será para siempre. Entonces te pregunto Devon. ¿Nos vas abandonar? —ella se levantó, limpiando sus lágrimas. Recogiendo la ropa y aventándome a la cara—. O me recogerás en tus brazos y me abrazarás toda la noche.

Tragué en seco. Iba a responder cuando una voz nos interrumpió.

—¿Me dejarás papá? — giré mi cabeza para encontrarme con su mirada cargada de lágrimas. Fue ahí cuando me di cuenta que había perdido mi fuerza de voluntad. Ante ella, no podía irme solamente así.

Iba a defraudarla.

Quiero protegerla.

Pero debo hacer el bien... debo alejarla de cualquier peligro. Aunque eso significa irme...

no para siempre.

—Yo...

—No te vayas... me dijiste que fuera fuerte. Y si tienes miedo de algo... puedes dormir conmigo. No dejaré que nadie te haga ningún daño—me sentía miserable, porque iba a dejarlas sin ver atrás, dejándolas sufrir—. Estamos juntos papi y juntos somos más fuertes.... por favor quédate.

Ella rogó y por más que quería tomarlas a ambas en mis brazos y darles mi resguardo. No lo hice. Hice lo que tenía que hacer.

No me quedé, esa misma noche salí de la puerta, aquella que iba ser cerrada para siempre. 

Y me fui con la mitad de mi vida, dejando mi corazón en la ventana traslucida y la casa de techo amarillo.  No había vuelta atrás.

Recibí la llamada a la hora esperada. Estoy a punto de vender mi alma al diablo.

—¿Estás seguro que funcionará?

—Completamente. Ahora debes irte...  por más que duela ahora Devon, debes protegerlas. Aun si eso incluya perderles. Dolerá, y tal vez lo perdiste, pero era la única opción.

Giré para encontrarme la luz de la ventana de Evane prendida, alumbrando su silueta. Ella viéndome marchar.

Era ahora o nunca. Era el último tiro, la última oportunidad que tenía. A costa de perderlas pero ganarle su victoria. Tenía fe que si no me perdonaran, ellas serían fuertes y felices sin mi. Por mi parte, quedaba luchar y extrañarlas. Eran mi impulsor.

—Volveré mi Less, siempre vuelvo a ti.

Era el magnetismo del corazón y la tierra, que une por inercia, los caminos tangibles y a dos personas.

O solo era Dios.

N/A: HELOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO GUAPOS Y GUAPAS.

¡He vuelto! Y he vuelto para ver el mundo arder.  posdata: este capítulo está sujeto a revisión. Ya que he estado en parciales y no me he dedicado al 100% a editarlo. Así que si ven que lo vuelvo a publicar, es porque hice unas mini  modificaciones.

Edna soy YO, Y la otra eres tú, querido Lector.

JEJE, BUENOOOOOOOOOOOO SUFRAN SUFRAN, QUE POR EL MOMENTO NADIE SERÁ FELIZ.

Acepto cualquier teoría, la más acertada se gana una dedicación.

¿Ya vieron los adelantos de los próximos capítulos? Pues si no... aquí se los dejo.  Es un agradecimiento por los 2 MILLONES. MUCHÍSIMAS GRACIAS MIS AMORESSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS NO CREÍ QUE EL ALCANCE DE LA HISTORIA FUERA A SER BASTANTE.

LOS AMO Y POR ELLO... LES DEJO UN MINI SPAM ¡lÉANLO! NTNN

Beautiful Journal.

Mamá, la gente me dice loca, extraña... me dice diferente. Pero mi papá siempre me enseñó a que ser diferente es especial y que no tenía porque ocultarlo. Los doctores me dijeron que tenía una mente privilegiada, que mi coeficiente intelectual superaba los doscientos.

Que yo tenía un don muy especial, que podría hacer de mi vida lo que yo quisiera. Tomar el camino de mi propio barco.

Pero no lo siento aquí, me siento fuera de mi camino. Siento que no estoy en el lugar que me pertenece. ¿Y si escapo? ¿Y si me permito descubrir mi propia aventura?

Quiero seguir la segunda estrella al norte, perderme entre el universo y ver con mis propios todo lo que la ciencia trata de explicar. Quiero, por primera vez, ver un amanecer en cada parte del mundo, aventurarme a los rincones más mágicos del planeta, a no tratar de buscar una solución a cada problema o no poner en palabras los sucesos que deberían quedarse en incógnita, mágico y como un milagro. Quiero dejarlo todo... vivir, y experimentar. Quiero aprender a fallar para poder descubrir quién soy y porque tengo el don que me fue concebido. Quiero conocer más y más y a toda profundidad.

Y con el corazón de una aventurera, cogí mi maleta y tomé el primer tren a la madrugada.

Esa misma noche me despedí de todos, menos de él, porque sabía que iba a dolar. Doler porque lo amaba y no me había atrevido a decírselo. Mamá, y pensar que lo iba a olvidar, cuando sus recuerdos cobraron con más fuerzas cada día que pasaba y estaba más lejos de mi hogar y me confundieron cuando creí haber encontrado el amor.

Entonces volví después de mucho tiempo. Con miles de vidas que contar y un corazón confundido... porque el amor es una aventura de cada día, vivido como una montaña rusa. De subida a bajadas, llantos y risas y algo que es imposible de explicar.

Beautiful Chance.

Desde pequeña Sasha aprendió a pelear por lo que quería y a trabajar arduamente para ayudar a su padre y cuidar de sus hermanas pequeñas. Nada fue fácil desde el comienzo, tampoco ahora. Maduró desde muy joven y la hizo desconfiar de la gente a su alrededor.

Fría como el hielo pero con un corazón capaz de entregarlo todo.

Después de mucho tiempo y alejándose de lo que una vez fue su pasado, Sasha cree ser feliz, cree que sacrificar su felicidad por otros, le hará mejor persona.

Pero no es así, con un vacío en el pecho, muchas heridas y un corazón impenetrable, no se lo pone fácil al chico que ella cree odiar con todo su corazón. Pues no hay dolor ni orgullo que le haga olvidar las espinas del pasado.

Sasha no cree en el amor.

Sasha no cree en el cambio.

Sasha lo usa de distracción y cree que lo tiene todo controlado.

Ella sabía que nada es para siempre, que nada es gratis. Y que las personas siempre se alejan, y por ello, no vale entregarse ni amar con pasión. Porque en algún momento dolerá y el sufrimiento no forma parte de su vocabulario.

Pero cuando él se siente a deuda con ella por salvarle la vida, se da cuenta que el amor está donde menos lo espera. Él la hará sentir segura, él romperá ese esquema. Él es, lo que ella necesita, el cambio radical en su vida.

Después de todo, no hay amor más dulce que aquel que te protege. Miles de barreras y cada una de ellas destruidas en el nombre del amor.

Beautiful Imperfection.

Bajo las cámaras; la pareja perfecta, con tres hijos y uno en camino, demostrando el amor y la unión, siendo cara de muchas portadas de revista y ejemplo para muchos. Su inicio como pareja fue como un cuento de hadas.

Pero para llegar a donde estaban, tuvieron que luchar para llegar a ser la pareja perfecta que al mundo proyectaba. ¿Eran tan perfectos como aparentaban? Las luces y los reflejos ahuyentan la sombra de los secretos y los pecados de cada persona que se oculta tras una sonrisa.

Daniel conseguía energía en Gabriela, Gabriela amaba a ciegas a Daniel.

Empezó con un engaño y casi se termina por otro engaño.

No todo es como parece, las apariencias engañan y el amor no basta en una relación.

Se necesita confianza, respeto, honestidad; cosas que se ganan con el tiempo.

Gabriela tuvo una caída, Daniel casi se derrumba junto a ella. Lucharon juntos, por su familia, por todo lo que habían construido juntos. Porque hay un amor que perdona, que perdona todo mal y todo error. Un amor que te hace seguir adelante y te hace mejor persona. Un amor imperfecto. Porque después de todo ¿Quién lo es?

"Prometo serte fiel, estar contigo en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en la luz y en la adversidad. Pero sobre todo, prometo amarte con las fuerzas que tenga y con la capacidad que pueda mientras viva; prometo amarte cada día más y luchas para que nuestras imperfecciones, se vuelva nuestra historia de amor"

También me pueden dejar sus teorías sobr elo que va a tratar. Y OJO OJO OJO, aquí haré una aclaración. Mucha gente daba crítica en BM, sobre que era poco realista porque Emma hacía cosas que niños a su edad no pueden hacer. Pero aquí va la aclaración... Emma tiene un IQ muy alto, una niña prodigio. Por lo tanto, siempre será muy avanzada.

Y ya aclarando este punto...

EL capítulo va dedicado a : @abylotan @Flrbelen @majosuce (porque ella lloró 7 horas con BM) LOL

DISFRUTEN Y LLOREN, TODO SE VALE.

Con amor, Bry.  MUUUCHO AMOR (nótese el sarcasmo)

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