Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XXXII parte II

Salzburgo, Austria. 9 de Julio, 2019.

Se puede decir que esta es una de mis ciudades favoritas, ir a recorrer la ciudad con sus calles mágicas llenas de vida. Sus paisajes eran espectaculares, desde los palacios, hasta los parques donde la pequeña Shami jugaba con Less y conmigo hasta que sus energías se acabaron. Era precioso apreciar los amaneceres y atardeceres, porque cada día eran únicos y con colores tan diferentes. Luego, dar paseos en barco por el río Salzach y apreciar las pequeñas cosas que esta ciudad nos podía ofrecer.

Esta ciudad nos recibió con juegos, lugares espectaculares para pasar el tiempo en familia y una calidez del ambiente que desea hacerte quedar... un día más. Era como... magia. O eso decía mi pequeña amiga.

Un día, el administrador de la casa que habíamos alquilado, nos recomendó ir a la Confitería Fürst, donde elaboraba de forma artesanal las mozartkugeln, que eran conocidos por ser un dulce tradicional de la ciudad, era tan delicioso porque era mazapán con pistacho y nougat. Less incluso dijo que ni de broma prepararía sándwiches con dicho ingrediente

Y no les mentiré, porque lo pensé. Pero eran como pequeños chocolates que sin duda, los daría después de preparar mis deliciosos sándwiches a la chimichurri sin chimichurri porque esa cosa es fea pero me gusta como suena.

Ya para el tercer día de nuestra estadía en este lugar, estaba nervioso. Tenía una sorpresa para ambas.

Pues hace poco Evane dio un paso que ella misma se propuso a dar, sin que yo la presionara. Pude ver su cambio, porque era mi Less relajada sin preocupaciones o una sombra que la perseguía.

Y ahora era mi turno, mi turno para dar un gran paso.

—Te veo nervioso Devon. ¿Has hecho algo malo? Porque no deja de sudarte las manos y pareciera que hiciste una travesura —dijo mi pequeña amiga viéndome fijamente mientras bebía de su refresco y me miraba como si fuera el culpable de un crimen.

—¿Yo? ¡Jamás! —me defendí y sonreí nervioso.

—Yo creo que dejaste los calzoncillos tirados por ahí y mi mamá los verá y se va a enojar —enarcó una ceja y yo reí dentro de mi cabeza. Esa niña y sus acusaciones.

Aunque pensándolo bien... no los recogí, y si regresamos a la habitación, y mi novia los encuentra, estoy frito.

Nota mental: guardarlos antes que los vea.

—No pequeña, no es nada malo —le guiñé un ojo y entonces, mi novia regresó del baño y me abrazó por detrás para besar mi mejilla.

—Estaba hablando con la mesera y me dijo que había un teatro de marionetas que seguro, nos gustará; y que a unas horas de aquí hay un carrusel para que pasemos la tarde. ¿Les gusta la idea? —la pequeña aplaudió feliz y yo me sentí emocionado, contagiado por los ánimos de ambas. Aunque...

—Pues me encantaría, aunque tengo algo que decirte... —reí nerviosamente y le sonreí mostrando todos mis dientes. Less me miró curiosa mientras se sentaba en mis piernas.

—¡No recogió sus calzoncillos! —gritó Noah y yo la miré de forma acusadora. Me había traicionado, mi bichito me traicionó.

—¡Shami! —le recriminé—. No... eso no es lo que oculto.

—¡Pero ocultas algo!

—No... pero sí, digo... ugh —gruñí y mi novia rió a carcajadas mientras besaba mis labios —. Lo que trató de decir es que les tengo una sorpresa.

—¿De tus calzoncillos? —preguntaron ambas y yo rodé los ojos. ¿Cuándo iba a poder hablar sin que me interrumpieran? Mujeres tenían que ser. Me volverán loco un día de estos.

—No. Y... ¿Pueden dejar mis calzoncillos por un segundo? —ambas asintieron divertidas. Porque hace unos días dejé uno tirado por accidente y Shami lo encontró, era justo uno de Batman. Que pena.

Vi como Evane se inclinaba un poco y le susurraba algo a su hija, y ella reía. No entendí pero apuesto que se burlan y se aprovechan de mi inocencia y mis calzoncillos de Batman y Piolin.

¿Inocencia Devon?

»En fin... como les decía —me aclaré la garganta—. Necesito que me acompañen a un lugar —mire a Evane que estaba en mis piernas sentada y me miraba confundida.

—¿Y la comida?

—De eso no se preocupen —me levanté rápidamente y cargué a la pequeña en mis brazos.

Las guíe al jardín que tenía el pequeño restaurante. Evane me miraba curiosa y yo solo le guiñe un ojo, tranquilizándola de que no iba a ser un espectáculo como en aquel restaurante. Claro, tenía ganas de hacer otro melodrama y dejarle claro, si pudiera, a todo el mundo, que está mujer, la que está a mi lado, me enloquece por completo. Si, la amo.

»Tranquilas, no llamaremos tanta la atención... se los prometo. O eso espero —me encojo de hombros y cuando bajamos por las pequeñas escaleras que daban a un pequeño kiosco, un "sorpresa" coreado, inundaron mis oídos.

No sé si la más sorprendida era mi novia o yo. Porque realmente hasta este momento no me había dado cuenta que mi familia no estaba completa, y que parte de mí se negaba a admitir que extrañaba estar rodeado de la gente que me ha apoyado desde mis más altibajos, hasta mis más grandes hazañas.

* * *

Y muy lejos de casa, estaba aquí, reunido con mi familia y las dos chicas que forman parte de mi hoy. Seré sincero, mientras me refugié en las calles del tango y el ambiente conocido de mi niñez; no me había dado cuenta de cuánto extrañaba a mi familia de Madrid; en cómo extrañaba asaltar el refrigerador de Sebastian o ir a molestar a Daniel sobre que le robaría a su esposa. Incluso no me puse a pensar que extrañaba consentir, malcriar y presumir en mis redes sociales a mis hermosos ahijados.

Y diablos, habían crecido y son hermosos.

Extrañaba el sonido del hogar, en cada risa que compartimos durante una comida y los partidos nocturnos para alejarnos y ser nosotros mismos.

Yo me alejé, sin explicaciones; simplemente enfocándose en lo que me dolía. Sin darme cuenta que había personas que me extrañaron y querían estar para mí en esos momentos. Fui egoísta y lo admito.

Pero creo que este aprendizaje no sólo me ayudó a encontrarme a mí mismo, sino a darme cuenta de las personas que realmente valen la pena conservar en mi vida.

Porque amigos no son aquellos que ríen y salen contigo, no, amigos no existen. Existen esas amistades que se vuelven familia, que a pesar de cada circunstancia, se quedan a tu lado para afrontar la cara dura de la vida.

Y yo era afortunado de tenerlos a mi lado. Ahora los vería nuevamente y cumpliría mi promesa: la próxima vez que los viera, estaría bien

—Devon... trajiste a tu familia aquí —me recrimina mi novia a mi oído, yo me encogí de hombros y la abracé por la cintura.

—¿Te molesta? —ella niega con una sonrisa y pega un brinco de felicidad mientras rodeaba sus brazos alrededor de mi cuello.

Huele tan delicioso, casi y me dan ganas de escaparme por un minuto que durara una eternidad para robarle los besos que llegan a las estrellas.

—Al contrario amor, me encanta —unió sus labios con los míos en un corto beso, antes de volver a donde todos estaban.

Yo le seguí de lejos y miré como mis dos chicas se desenvuelven con facilidad. Tan concentrado estaba que no me di cuenta cuando tenía a los dos cavernícolas, encima de mí.

—Entonces... se nos ha enamorado el pequeño —dijo Daniel cogiendo mis dos cachetes y apretandolos hasta que me doliera. Yo traté de quitárselos encima pero era casi imposible. Sebastian solo me cogió de las mejillas y me dio un gran beso en la boca y solté una risa porque me estaban dando mucho amor, amor que nunca recibí cuando estaba en Madrid. Me extrañan.

—Sé que soy divino y me extrañaron. Pero creo que me... asfixiare —exageré un poco el drama y ambos rieron para pegarme fuerte en la espalda—. Mierda...

—¡Mala palabra! —oí exclamar a la pequeña Melody desde el otro lado del salón.

Joder, de nuevo a vaciar mi cuenta bancaria por esa boca.

—Eso es por alejarte sin avisar y el otro por ni siquiera llamar —me dijo Sebastian serio y ambos me apuntaron con el dedo.

Si ellos estaban así, no me quiero ni imaginar a Gabriela.

Dios se apiade de mí.

—¿Lo siento? —me encogí de hombros y ambos le restaron importancia con un ademán de mano, justo después para fundirnos en un abrazo.

Si un abrazo, extrañaba a esos idiotas enamorados.

De nuevo, sin arrepentimientos y más que encantado, me uní al club de los idiotas enamorados.

Vaya, que orgullo.

—Sólo no te alejes, siempre has estado para nosotros cuando más lo necesitamos. Y nos dolió que no te dejaste ayudar. Te estabas ahogando y pudimos haber ido al rescate—dijo Daniel muy serio, viéndome con algo de decepción y yo bajé la cabeza.

Tenían razón. Yo nunca dejé que ninguno de los dos cayera cuando estaban en su peor momento. Siempre fui su hombro para llorar, la amiga regañona cuando hacían estupideces y los incitaba siempre a perseguir por lo que aman. Pero por otro lado, cuando yo era el que sufría; no me dejé ayudar y sin darme cuenta, los lastimé en el proceso. Era mi mecanismo de defensa y debo cambiar esa actitud.

—No me alejaré de nuevo, los amo y me hicieron falta. Además, extrañaba su comida. No voy a negarlo —me encogí de hombros con insuficiencia. Mis mejores amigos rodaron los ojos pero se les escapó una carcajada.

—Y yo creí que te encontraría más maduro —dijo entre risas Sebastian y me reí junto a ellos mientras pasaba mis brazos alrededor de sus hombros.

—Aman como soy, sólo díganlo. "Eres un caño" —saqué a relucir mi acento, que muy pocas veces usaba—. O como dijera la vieja argentina... "Te partís sólo, bombón".

***

—Es: lista, independiente, hermosa... —dijo Gabriela enumerando las cualidades que, de ante mano, sabía sobre mi novia—, además de sensual y sexy —joder, eso lo sé más que bien—, es una excelente madre y te pone firme. ¡Ella es la indicada! Coño hombre, que me encantan juntos. ¿Podré etiquetarte a un post e inventarte tu Jelena al estilo Devon? Ya sabes... algo como Devane o un... Lev. Corto y nada complicado...

Así Gabriela empezó a inundarme de preguntas en cómo me gustaría que fuera nuestra boda, incluso en decidir ser la presidenta del club de fans de "Devane". No me quedó de otra que quedarme callado y escucharla con atención, porque una vez empezó, no había nadie que la calle.

Pero no era mi deber, no prometí nada en el altar. Eso sí, si la ignoro, no quiero saber las consecuencias. Gabriela es una mujer... ¿Cómo decirlo? Intensa y apasionada. El único hombre que le tiene paciencia y le lleva el ritmo, es el increíble Daniel. Ella es mi mejor amiga pero... vaya

Al menos que...

»¿Me estás escuchando Devon Rodrigo Acosta? —parpadeé dos veces y asentí mareado.

Y eso que habla muy rápido.

—Sí, claro. ¿Cuándo no te escucho yo, Gabriela? Sé perfectamente que me hablas de reproches y también que te encanta Evane, creo que tú estás más enamorada de ella que yo —reí y Gabriela me pegó en el brazo levemente—. Vaya Gabacha, estás muy intensa... y yo pensé que eso lo habías dejado atrás con el embara...

—¿Sorpresa? —dijo sonrojada y si mi boca pudiera abrirse más, estaría tocando el suelo.

Vaya, cinco hijos, y contando.

—¿No es joda? —ella negó con una sonrisa emocionada, y soltara un grito agudo.

—Y no soy la única. ¿Verdad Kisha? —dijo elevando su voz un poco para que una rusa por ahí, escuchara y se acercara a nosotros con una mirada divertida.

—¿Ya le dijiste? —Gabriela asintió y Kisha abrió la boca para luego sonreír traviesa.

—Creo que es una doble sorpresa...

Mierda y doble mierda.

Estaba tan conmocionado por la noticia porque... ¡Diablos! Todo cambió. Me voy tan solo unos meses y ya la familia se va a expandir. Aunque por mi parte, yo también lo hice.

—En este caso las dos están... ¿Preñadas? ¿Acaso mis mejores amigos no saben ponerse un condón? —dije poniendo mis manos en mi cabeza sin poder digerir la sorpresa.

Entonces cuando iba a empezar hacer mi drama, Kisha puso dos de sus manos en mi boca.

—Silencio... que ellos todavía no lo saben. Y tú serás cómplice de nuestra travesura.

***

Después de un intenso día, pude robar a mí novia solo para mí. Pues toda mi familia o, me robaba a mi chica y a mi pequeña amiga; o me bombardearon con nuevas sorpresas.

Como uno, mis mejores amigos serán nuevamente padres; dos, Melody ganó el concurso de deletreo; tres, Nathan ya puede sentarse sin ayuda; cuatro, Mateo le gusta coquetear con chicas mayores, pero ya le aclaré que mi novia es mía; cinco, Eva ya no tiene la completa atención de Emma pues, esta niña, le dio por andar de novia de mano resbalosa con mi ahijado, Theo. Pues en todo el almuerzo, ambos niños andaban de la mano y robándose besitos en la mejilla.

¡Son niños! ¡Niños! Me voy un tiempo y el mocoso aprovecha para decirle a Emma bonita. Hoy se dicen bonitos, mañana se casan y cuando menos sienta... tendrán hijos.

Y recordando tal episodio, le dije claramente a mi pequeña amiga que los novios están prohibidos hasta que ella tenga treinta años. Ella se rio, y para tranquilizarme, beso mi mejilla y dijo que solo tendría novio si él fuera más guapo que yo. Pero como no hay nadie más guapo que yo, me relaje.

Ja, nunca tendré novio y mi celómetro estaría guardado por un largo tiempo, o eso espero.

Pero volviendo al tema, después del almuerzo fuimos a visitar el museo de marionetas todos juntos y en la tarde noche, nos aventuramos a ir al parque.

El día fue exhaustivo, pues tuve a siete niños alrededor mío y yo encantado, jugando con ellos y no perderme más tiempo de su vida. Yo me sentía el centro de atención y me gustaba.

Me encantaban los niños. Poder hacerles avioncito, hacerles cosquillas e incluso meterme en el partido de futbol miniatura. Claro, les deje ganar para que se tiraran encima de mi y me dejaran sin aire.

Casi muero pero les saqué una sonrisa, era lo que importaba.

Incluso vi a la pequeña Noah un poco celosa cuando mis ahijados me robaban un rato con ellos. Pero... ¿Qué les puedo decir? Puede y que mi pequeña amiga me tenga igual de hechizado que su madre, porque no me puedo apartar de su lado y quererla proteger.

¿Ese era el sentimiento que hablaba Sebastian? El querer entregar el gran mundo, a un ser tan pequeño que busca de tu aprobación y protección. Esa sensación en el pecho, de querer estar en cada momento de su vida, sin perderse un segundo. Por el miedo de que el tiempo vuela y no te regrese su compañía.

Y si era ese sentimiento, me gustaba experimentarlo a su lado. Era una niña maravillosa y me sentía malditamente afortunado de que me dejara entrar en su vida, y en la de su madre.

Logré ver de reojo como Evane me miraba con ternura y admiración. Sabía que a ella le encantaba que tuviera esa conexión con Shami; pues ambos buscábamos lo mejor para ella. Yo buscaba ser mejor persona para ella, para que sea su ejemplo. Pues ella estaba orgullosa de mí y me admiraba, quería estar a la altura.

Ambas, merecían lo mejor. Quería serlo, y sé, que lo soy.

Yo por mi parte, no pude evitar verla más de algunas veces a mi novia, como un idiota hipnotizado por su belleza y que como consecuencia, me diera un pelotazo en la cabeza. Lo malo, fue que dolió; lo bueno, fue que mi novia me consintió y logré robarle varios besos. Y como todos estaban ajenos a nosotros, y más enfocado en el pequeño partido que se disputaba, incluso también logré meterle la mano, mientras ella se reía.

Creo que Daniel y Seb pueden manejar el equipo contra los pequeños diablillos sin mi por un rato.

Mi familia hizo conexión inmediatamente con mi novia y mi Bichito. No hubo problema. Cuando cayó la noche, Gabriela se aseguró que tanto Shami como Melody, querían pasar la noche juntas y hacer una pequeña fiesta; así podría disfrutar de Evane toda la noche.

Entonces tendría mi primera noche con mi novia a solas.

—A unas cuadras de aquí... hay un bar. ¿No te gustaría salir y divertirnos un rato? —dijo Evane mientras yo me sentaba en el sofá y ella entre mis piernas.

—Me encantaría, la verdad. Hoy te robaron de mi lado —dije abrazándola posesivamente—. No pude hacer esto —dije besándola divertido—. Ni esto — acaricié su pecho.

Ella me pegó en la mano y soltó una carcajada.

—Es porque soy encantadora —dijo guiñandome un ojo coqueta mientras hacía su pelo atrás como toda una diva.

—No lo dudo cariño, eres la mujer más encantadora. Me tienes en tus manos desde que tengo memoria —acaricié sus labios, donde de ellos desprendía una sonrisa tan natural y refrescante que me hacía enamorarme un poco más, si fuese posible, de ella.

—¿Entonces harás todo lo que yo quiera? —susurró con voz seductora mientras sus manos iban al dobladillo de mi camisa.

—¿Qué tienes en mente?

—Una cita.

* * *

Un bar. Licor. Una mesa de billar. Y música para encender nuestros cuerpos.

—¿Quieres jugar? —Señalé la mesa de billar con la botella de licor que tenía en la mano—. Puedo enseñarte, si quieres —le guiño un ojo, como todo un seductor. ¿De qué servía tener todas esas tácticas si no las utilizaba para enamorar cada vez más a mi novia? A la única mujer que vale darle el mismo cielo en melodías, y la misma luna pintada en cada mirada intensa que le regalo todos los días. Si, debo ser un encantador empedernino.

—¿Crees que yo no puedo jugar? —me cogió de la chaqueta para acercarme a ella, me lanzó una de esas miradas que desearían que yo hubiese cerrado la boca. Su sonrisa se curvó hacia un lado, dándome la indirecta de que me retaba.

Mierda, es tan tierna y sensual. Me encanta.

A lo lejos se escuchaba la canción The Big Bang de la banda Rock Mafia.

Oh, babe.

—Eh...

I don't wanna lie.

I'm gonna take what you're giving.

'Cause I know you're willing.

To take me all the way.

—La verdad es que me encantaría que me enseñaras —pero eso no me tranquilizó, amaba a esta mujer, pero era un mar lleno de sorpresas. Porque hace rato casi me mata por insinuar que no sabía jugar, y para sorpresa, quiere que le enseñe. Hay un gato encerrado aquí.

Pero no me importa caer en sus juegos.

Dejé mi botella en la mesa y cogí su mano para guiarla hacia la mesa.

You got me right here... combustible

And I can't wait to finally explote.

Sus dedos se afianzaron en mi mano, dando unas leves caricias. Antes de llegar a la mesa, Evane soltó mi mano y fue por un taco, se posicionó inclinándose hacia la mesa y mirándome inocentemente, justo cuando el coro de la canción inundaba nuestros oídos—. ¿Me ayudas?

Su pelo caía como cascada, invitándome a enredar mis dedos en ellos y besarla allí mismo con inercia.

The big, big bang, the reason I'm alive

When all the stars collide

In this universe inside.

The big, big bang.

Sonreí divirtiéndome, llegando hacia ella y abrazándola por atrás. Extendiendo mis manos para ayudarla, ciñéndome sobre ella. En este momento, se sentía que las estrellas se fugaban para darnos el espacio completo.

Some people like to talk

But I'm into doing,

What I fell like doing,

When I'm inspired.

So if we take a walk down... the beach tonight,

I bet that we could light up the sky.

Rozando nuestros cuerpos de una manera magnéticamente; su trasero estaba tan pegado a mí que debía contenerme para no dejarla contra la mesa y besarla frenéticamente. Cada vez había menos espacio, perdiendo en un juego que estaba por escaparse de nuestras manos. Y dudo, que a alguno de nosotros dos, le importe.

La tensión incrementa, la energía de nuestros cuerpos se libera. Su olor me invadía, quería perderme en su cuerpo, en su juego de seducción. Besarla en el cuello, acariciar su traseros. Me enloquecía esta mujer.

The big, big bang, the reason I'm alive

When all the stars collide

In this universe inside.

The big, big bang.

No me importaba quien nos viera, después de todo; casi no había nadie. Y lo único que me importaba era mis manos, su cuerpo y arrinconar contra la mesa a mi novia.

—Extiende tu mano izquierda hasta casi el borde del taco —susurré por detrás de su oído, mi mano derecho se posó en su cintura y mi brazo izquierdo acarició el suyo para posarse por encima y guiarla a la correcta posición de sus dedos. Todo de una manera tan lenta, y mi forma era provocarla, causarle nuevas sensaciones para perder la cordura —. Y con tu mano derecha, coges el taco de esta manera —le puse como debería de ser y besé su hombro con picardía.

Take it from me,

I don't wanna be... mummified.

Ella mecía el taco, como preparándose para tirar y al mismo tiempo balanceó su cuerpo para rozarnos lentamente, maldije por lo bajo. Mis manos iban a su cintura y la pagué a mi, susurré también la letra de la canción cuando nuestros cuerpos estaban perdiendo poco a poco el control entre nosotros, creando tensión y un poco de ansiedad. Ansiedad de ser tocados; ansiedad de buscar su boca con la mía. Un beso, una chispa...

Sometimes I fell so insolated, I wanna die.

And I'll take it from you, if you got it every time.

Yo lo sentía, y sabía que yo tenía la misma reacción sobre su cuerpo, como ella tenía del mío. En este momento, dudo que el tiempo quisiera intervenir.

So baby, bring your body next to mine, next to mine.

—¿Así? —dijo repitiendo el acto y asentí mientras quitaba el pelo para poder tener más acceso a su cuello y besarlo. Su cuerpo era un obra de arte que quisiera ver cada día, por el resto de mi vida.

Era esa mujer, mi novia, mi mejor amiga y mi confidente. Como también la mujer que me ayuda cada día, me hace explotar mi mayor potencial y causa diferentes sensaciones en mi. La única que hace latir mi corazón y me excita como nadie más. Esa mujer, que pudo prender mi corazón roto, como también mi cuerpo cuando está con el suyo.

No, I don't wanna dream. I just wanna live it.

So baby, let's not miss this thing.

—Perfecto amor —entonces ella se escabulló de mis brazos y me sonrió.

Sus labios iban tarareando el coro de la canción, agitando su cabeza al ritmo de la música y moviendo su cintura.

The big, big bang;

The reason I'm alive.

When all the stars collide, in this universe inside.

The big, big bang.

Debo de admitirlo, me encanta cuando es así. Tan natural, tan ella y sin miedo. Tan seductora y atrapante. Que si ella quisiera, tendría a todos los hombres rendidos a sus pies; y si quisiera, podría crear una colisión en mi propio mundo, haciéndome perder cada parte de mí para entregársela a ciegas.

Ella era mi big bang, era la explosión que necesitaba en mi vida.

Hit me, the big, big bang.

Llegó tan repentinamente, en el tiempo adecuado. Robándome el corazón y partiéndolo en dos; una parte para ella, otra para Shami. No tenía objeción. Me rendía a voluntad.

—¿Qué te parece una partida? —su mirada era inocente, pero su voz delataba todo lo contrario, un reto que debía de aceptar. Se acercó a mí y siguió bailando seductoramente hasta la última letra de la canción.

—Acepto —susurré contra sus labios.

Y no sé si era coincidencia, pero empezó Burning Heart, aquella canción que sale en Rocky cuatro. Reí por lo bajo y fui a buscar otro taco. De reojo miraba como ella acomodaba las bolas para empezar el partido.

No dije nada, porque yo sabía que ella ya sabía jugar, pero me gustaba seguirle el rollo y caer en sus redes.

Eso era lo fácil; lo difícil era no enredarse entre ellas. 

En un momento nos perdimos en el baño, ella se agachó y me llevó a mí a ver las estrellas. 


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro