XXVI: Parte I
Capítulo 26.
Buenos Aires, Argentina. 11 de junio de 2019.
—¿Qué intenciones tienes con mi mamá?
La situación era de lo más irónica. Estaba yo, sentado en el comedor de mi casa, con las luces apagadas y sólo una lámpara enfocándome. La pequeña Shami estaba cruzada de brazos y detrás de ella, Evane, tratando de no reír ante la situación.
—Yo...
—No hables —se pegó con la palma de su mano en su rostro—. De sólo pensar que fuiste tan lento en darte cuenta de lo obvio y lo rápido que crecen —fingió llorar y yo traté de no reír. Ella se paró en la silla, ajustando la lámpara para que me diera justo en el rostro e inclinándose, luciendo "ruda", según mi pequeña amiga, era adorable—. Odri, Odri, Odri —chasqueó la lengua—. ¿Creías que por ser mi amigo, te lo dejaría fácil? —se hizo la indignada—. ¡Pues no! —golpeó la mesa—. Yo quiero que mami sea feliz y que ningún tonto le haga daño. ¿Tú eres tonto?
—No.
—Lo sé —sonrió—. Pero aún así te gusta mi mami. ¿Qué es lo que más te gusta de ella? Porque a mí me gusta cómo me cocina, cocina delicioso. ¿No crees? —sonreí y asentí.
—Pues claro.
—¿Entonces la ves solo como su cocinera? —yo negué, me daba mucha risa esta situación pero me parecía adorable que la buscara proteger—. Y no quiero que me robes a mi mami, ni que ella me robe a mi amigo.
—Eso jamás sucederá pequeña —cogí su mano entre la mía y le sonreí—. Yo las quiero muchísimo, a ambas, por supuesto. Son unas chicas preciosas y valientes; y me sentiría honrado si me permitieras permanecer al lado de tu mamá para protegerla. Pero... ¿Sabes cómo me harías más feliz? Si tú quieres también aceptarme en tu vida —Shami amplió su sonrisa y se bajó del banco, para correr a mi lado y darme un abrazo.
—Claro que si bobito, tú eres más guapo y lindo que todos esos feos que tratan de acercarse a mami. Ellos sólo quieren una cosa... y tú ya sabes lo que todo hombre quiere—se cruza de brazos y yo enarqué una ceja. ¿De dónde sabía eso esta niña? Hasta Evane abrió los ojos sorprendida.
—¿No eres muy pequeña para saber eso?
La pequeña Noah rió un poco y golpeó mi cabeza como si dijese algo tonto.
—Odri, tengo seis años. Yo ya sé lo que es un besito y un novio.
Claro, yo y mis perversidades. Tengo que manejar un poco eso. Estoy hablando con una niña, obviamente no hablaremos de la mamá y el papá que se quieren mucho y de las abejas.
—Los besos te pasan gérmenes, jamás lo hagas y los novios son unos monstruos, no tengas uno —le miré seriamente, había nacido desde el interior de mi ser un instinto de protección. La quería proteger, y eso incluye a los patanes.
— Pero tú vas a darle besitos a mami... entonces le darás gérmenes y tú eres un monstruo porque serás su novio —hizo una mueca. Apreté mis dientes para no reír. Me salió el tiro por la culata.
—Es distinto con tu madre y yo—le resté importancia y senté a la pequeña en mis piernas—. Además, es porque la amo mucho pero mucho y somos ya grandes.
—¿Mucho? ¿Me lo prometes? ¿No le harás daño? ¿No la harás llorar? ¿Le comprarás chocolates cuando esté triste? ¿Le comprarás rosas? ¿Te vestirás de príncipe? ¿Le dedicarás goles? —sus preguntas iban fluyendo con tanta rapidez que casi me mareo, pero al pensar que la inocencia de esta niña le llevaba a confiar en mí, en que yo pueda estar con su mamá, me inflaba el pecho de emoción. No la iba a decepcionar. Quería ser alguien importante en su vida y que aprendiera a confiar en mí, que tuviera una buena figura masculina, para cuando crezca, no se conforme, no la engañen y ame bonito.
Y una de las razones por la cual Less y yo no queríamos ocultar nuestra relación con Shami, era porque ella es importante en esto, como nosotros. Ella era escénica en la vida de Less y ahora es parte de la mía. Además era una niña lista, muy lista. No podríamos ni ocultarlo.
Estábamos empezando algo nuevo, desde cero. Aprendiendo de errores y caminando juntos hacia un camino que ni ella, ni yo, conocíamos. Pero era nuestra segunda oportunidad y no quería dejarla escapar. No la dejaría ir, porque ella era ese magneto, que me hacía permanecer aquí. Evane y Noah.
—Te lo prometo —le extendí mi dedo meñique, levanté mi mirada para toparme con la hermosa de Evane, que tenía una sonrisa en el rostro y nos miraba a distancia; le guiñé un ojo en el momento justo que la pequeña y yo hicimos una promesa—. Con una condición, que tú me ayudes a protegerla y quererla muchísimo —mi pequeña amiga asintió varias veces y me abrazó.
—Puedes besar a mi mami, eso sí. La lastimas y yo sé dónde vives Devon y tendré que tomar medidas muy drásticas —me señaló con el dedo y se bajó de mis piernas. Yo subí mis manos en rendición y sonreí, adoraba a esa niña, era una luchadora y como yo, protegía a los suyos—. ¿Me compras un helado? Tal vez así y te ganes más puntos —me hizo una mirada tan adorable que me encogí de ternura. ¿Cómo negarme?
—Hey Noah, el chantaje no —Noah hizo un puchero a su mamá que la reprendió. Yo le resté importancia.
—Pero Odri me lo va a comprar.
—Noah —le riñó su mama y me acerqué a Evane para robarle un beso.
—No te pongas celosa cariño, hay Devon para ambas —les guiñé un ojo y de reojo vi como Evane rodaba los ojos—. También habrá helado para ti.
Me gustaba verla sonreír, más, si va acompañada de esa dulce mirada.
No puedo poner en palabras lo que empiezo a sentir por ella y el hecho de que ella sienta algo por mí, me hace sentir esperanza de que nada está perdido. Que puedo volver a sentir sin miedo a perder. A apostar sin miedo a pensar que te quedarías con las manos vacías, porque de la experiencia se aprende.
—Tú no puedes evitarlo. ¿Cierto? —negué divertido y con mi brazo la atraje a mi cuerpo.
—No, sería quitarle a Devon el encanto y tu querida, no quieres que se me vaya el encanto que te enamoró —le guiñé un ojo.
—Hay niños presentes aquí —dijo la pequeña desde abajo, y sólo por ella me contuve a devorar los labios de Evane. Pero no la solté, simplemente me dediqué a darle mi mejor sonrisa.
Podría estar horas, incluso días o años, tratando de comprender el propósito de cada persona. Buscando en los lugares más recónditos del mundo, respuestas que nunca serán contestadas o que simplemente no tienen una respuesta. Descifrando el porqué de las cosas, preguntándonos el porqué esto, el porqué de lo otro y lo principal: "¿Por qué a mí?". Es una pregunta válida, que nos cuestionamos cada día, y al final, nunca lo sabremos.
Todo, cada acción y decisión, cada tristeza, alegría y miedo es parte de nosotros. Vivimos a base de recuerdos y construcción de un futuro.
El ser humano por naturaleza huye de lo desconocido, y lo digo porque yo también huyo, lo hago constantemente, no estoy orgulloso, pero es mi supervivencia. Y tememos, sí, te incluyo a ti y a mí, tememos de las situaciones esperadas o nuevas. ¿Entonces cómo trabaja el instinto de supervivencia del ser humano? ¿Huir por miedo? O tal vez es autopreservarse. Lo he hecho toda mi vida y ahora me doy cuenta, que quiero estar aquí y no huir. No quiero sobrevivir, quiero vivir y parte de vivir es quedarse, aprender y enfrentar nuestros miedos.
Huía a mi país, para refugiarse en las calles que me vieron crecer, sin detenerme a pensar que en esas mismas calles, encontraría un tesoro. Uno que no precisamente está escondido, son esos tesoros que tu corazón guarda.
Y las encontré.
Dolió el proceso y no puedo garantizar que un día dejaré de amar a Samantha, porque ella sigue presente, pero no dejaré que su recuerdo y la culpa me persigan. Tengo que ser valiente, tengo que seguir adelante y dejar el miedo a perder a alguien. Como Evane, tengo muy presente que ella también amó, vivió y compartió con su esposo difunto. Y ni ella, ni yo, tratamos de suplantar, al que un día perdimos.
—¿Iremos por ese helado o no? —les sonreí a ambas y Shami aplaudió feliz.
—La consientes mucho.
—Cómo su entrenador, le digo que está bien consentirse de vez en cuando. Y a veces también es bueno invitar a las lindas mamás de mis chicos —reí por su ceño fruncido y como giro los ojos.
—Espero que no invites a todas las madres... —acomodó el cuello de la chaqueta que traje y sonreí—. Que por cierto en el grupo de madres están hablando del chico misterioso que llegó... me preguntaron por tí porque llegaste por Shamira. En especial Valeria, quería tú número.
—Pues les puede decir que no estoy interesada en ninguna madre, porque tengo ojos solo para una. Una que tomó mi corazón desde hace casi veinte años y más... y que— la pegué a mi cuerpo —. Tú eres mi excepción Evane, siempre lo has sido. Siempre te escogeré, tengo por seguro.
—¿Sabes por qué no me puedo enojar contigo Devon? Porque podría decir que tu sonrisa es lo que me encanta de ti, tan genuina y contagiosa.
Y yo no podía dejar de sonreír, del simple hecho de tenerla conmigo, me daba un motivo ese día.
No quiero perder a Evane. No podría, ella está tan presente en mi pasado, como en mi presente. Y sé, que también en el futuro. Ella es mi nueva constante, la mujer que ahora mi corazón escogió. Destino, gracias por traerme hasta aquí, gracias por ponerla en mi camino. No sabía que la necesitaba, hasta que me arrebató por completo.
* * *
Buenos días, malos días. ¿Cómo categorizarlos? Podría decir que este día lo empecé bien, con una sonrisa y personas esenciales en mi vida. Y ahora es una completa mierda.
Escuchando los sollozos de mi pequeña amiga, mientras que yo sólo quería atacar a los causantes de su dolor. Me dolía verla así y era mi maldita culpa. Yo y mis impulsos.
Me controlé, porque no repetiría los errores de mi pasado. Tenía que mostrar que el Devon impulsivo había quedado atrás.
La gente se aglomeraba alrededor, tratando de ver qué pasaba, la policía alejaba a los periodistas y los flashes me trataban de cegar. Como pude, protegí a Shami y a Evane, sacándolas de ese lugar.
¿No puedo simplemente salir a comer un helado?
Atacaron a Shami, a la inocente Shami. Ella no hizo nada, sólo es mi amiga y fue acosada por periodistas. Ella y Evane. No soportaría que se volviera a repetir, no podría. Sentiría perder el progreso, los cimientos. No quería que ellas fueran dañadas, mi mundo me ha quitado tanto de la vida, que lo poco que me queda, no soportaría perderlo. Quiero ser yo, mi privacidad, la gente que amo. Sin chismes, sin acusaciones falsas y una vida... sólo eso.
"¿A caso Devon regresó a las andadas? Y ahora con una madre"
"¿No debería estar preso?"
¿Cómo podían, siquiera, preguntarle a una niña de seis años sobre mis relaciones pasadas?
La gente se empeñaba tanto en recordarme la muerte de Samantha, haciéndome ver como un completo ebrio que se exonera de sus errores por el dinero. Yo me equivoqué. Yo no soy así y puede que sea un cobarde pero estoy aquí de pie. Estoy de vuelta y a la mierda quien no le parezca. No puedo pasar la vida intentando preocuparme por lo que los demás dirán de mí.
Estoy intentándolo y lo estoy logrando. Un día tuve curiosidad y busqué mi nombre. Los periódicos me trataban como la mierda pero entonces me di cuenta de la opinión general de la gente. Mis fans si que lo conocían, compartían todas las fundaciones que ayudan e incluso mucha gente me defendía que un error no puede borrar las miles cualidades buenas que tenía. Eso me hizo recuperar un poco de valor y esperanza. Al final sí era cierto, quienes no pretenden conocerme, jamás dejarán de señalarme y juzgar, quienes me aman y me conocen, sabrán quien soy.
Entiendo que muchos quieran justicia de para Sam, yo también lo quiero y por eso el conductor ebrio está en prisión por su asesinato. Hay propósitos en esta vida que nunca comprenderemos y tal vez si Samantha nunca se hubiese marchado, no estaría aquí... y algo me dice que estoy aquí sin el azar del destino.
Estoy en un proceso y soy humano, culpenme de mis errores, me volveré a levantar y lo voy a remediar. Me di cuenta que lo puedo todo.
—¿Estás bien? —parpadeé continuamente y miré a la pequeña Shami que estaba más que asustada. Mis manos temblaban y me sentía prepotente de no poder protegerla como debía.
—Sí —susurró con lágrimas, yo me agaché instintivamente y la refugié en mis brazos. Le pedí perdón las veces que yo creí necesarias.
—Odri, Odri, estoy bien... sólo me asusté. Esos reporteros son malos, gracias por cuidarme —me separé de ella y tomé su rostro entre mis manos.
—¿Segura pequeña? —ella asintió y rodeó sus manos alrededor de mi cuello, refugiándose en mi pecho. Yo la cargué y besé su cabellera.
—No te volverán hacer daño. ¿Sí pequeña? No dejaría que nada malo te pasara. Me encargaré de... —ella posó una de sus pequeñas manos en mi mejilla y la acarició con ternura.
—No Odri, sólo no me gusta que me digan que mi amigo es malo porque tú eres una buena persona. Las personas son malas y no te conocen como yo o mi mami. Además se cayó mi helado—limpió sus lágrimas y suspiré tranquilo de ver que no le habían hecho nada más.
—Te compraré otro, pero no llores pequeña que no me gusta verte llorar. Recuerda que eres mi equipo.
—Y el equipo siempre está con uno —le sonreí y asentí con lágrimas.
Ayude a ambas chicas a alejarnos lo más lejos posible del relajo, tratando de quitar de mi cabeza todas esas palabras que me han tachado.
Ebrio.
Mujeriego.
Idiota.
Mal ejemplo.
Palabras sin significado, porque al final del día, hablan y juzgan sin conocer. Dicen describirme cuando no conocen nada de lo que pasó, ni como estoy.
Tengo errores, y estos son como mis tatuajes, son permanentes y fácil de recordar. Pero también te recuerdan el significado del dolor que has pasado para llegar a donde estás.
—Lo siento por arruinar... —Evane sonrió un poco y levantó la mano para callarme.
—Ni te atrevas a pedir perdón, yo sé todo lo que conlleva estar a tu lado y tú no tienes la culpa de nada. Estamos bien y créeme, nada nos hará separarnos de ti —entrelazó su mano entre la mía, apretando un poco, mostrándome su apoyo—. Recuerda que es nuestro reinicio, juntos enfrentamos nuestros mayores miedos —besé su mejilla fugazmente.
La única manera de enfrentar tus miedos más viejos, es hacer ver que ya no te detienen. ¿Lo peor? Que los más grandes no vienen con la penumbra de la luz de la luna, si no en el día más resplandeciente, cuando menos lo esperas.
Pero era tiempo de enfrentarlos y no sé quién era el más asustado, si yo, o ella. Porque no solo yo tengo miedos y secretos. Cada persona carga su propia cruz.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro