XVI
Capítulo 16
S A M
Aeropuerto SCL, Chile. 22 de octubre 2018.
—¡Basta! —Devon bufó desesperado y soltó el lápiz frustrado.
Llevábamos casi un día atorado en el aeropuerto porque nuestro vuelo se había retrasado, y no había uno hasta el siguiente día y no podíamos salir de aquí por las extensiones del vuelo. Así que estos cómodos asientos han visto nuestros intentos de aburrimiento.
—A mí se me hace que has hecho trampa —Devon me arrebató el papel donde habíamos estado jugando Basta, ya casi completamos el abecedario y puedo presumir que le voy pateando el trasero.
Subí mis piernas a su regazo y le miré tierna.
—Lo siento amor, pero tu novia es una cabrona —le guiñé un ojo y este me miró entre divertido de la situación y un poco reacio ante la idea de que le había ganado.
—Creo que sí te presento a mi familia, te van a querer más a ti que a mí —hizo un pequeño puchero y yo me incliné para besarlo.
Devon. De sólo escuchar su nombre, me hace suspirar. ¿Cuándo fue el momento en que me gané a este gran hombre? Cada día me pregunto como si quiera se pudo fijar en mí o como me perdonó lo que le hice. Nunca creí que fuera merecedora de su amor, pero lo era. Merecía esta felicidad y darme la oportunidad de abrir mi corazón al hombre más dulce, honesto, humilde, tierno, gracioso... del mundo. Además que tiene un corazón que no le cabe en el pecho. Era el hombre perfecto. Era un amor incondicional.
Estos últimos meses a su lado me he dado cuenta el valor que tengo, porque no sólo fueron las terapias y la recuperación, fueron sus continuos actos y palabras que me ayudaron a salir adelante en mi vida, a quererme y no rendirme. ¿Cuándo podría pagar mi deuda con él? Aún amándolo cada día de mi vida, pareciera no ser suficiente. Muchos dirán que es simple agradecimiento, otros que no lo merezco. ¿Pero está mal no merecer el amor? Lo hago feliz
Yo sé que merezco a Devon, me hace feliz, me divierte cada día y mi corazón se acelera al sólo pensar que lo tengo a mi lado. No somos perfectos, eso nos hace humanos.
Acerqué mi mano a la suya y la acaricié.
—Amor, no hay nadie en este planeta que pueda odiarte —susurré y besé su mejilla.
—Aquellas personas que creen que te uso, media población femenina y masculina—bufé con un poco de ironía y Devon me miró divertido, yo traté de apartar la mirada, pero él juguetonamente me alzaba el mentón, mientras yo renegaba una y otra vez... hasta que por fin, me robó un beso. Me gustaban esos pequeños detalles, esos besos y suspiros robados. Me gustaba saber que era su refugio y yo tenía su corazón como él tenía el mío.
—Lo importante es lo que yo siento por ti. ¿Vale? —asentí sonrojada y me recosté en su pecho.
¿Sienten eso? Los latidos acelerándose por cada segundo que pasa, al estar a su lado, la carrera infinita que tengo cuando estoy con él y el dulce deseo de estar completamente enamorada. Devon valía la pena, su amor era precioso, era difícil de encontrar alguien que ame de esa forma. Parece aterrador.
—Siento que mañana todo se podría ir al mismo carajo y tú y yo seríamos los mismos —cogí su mano entre la mía y la entrelacé. Devon me miró directamente a los ojos y se quitó los lentes de sol, dejándome ver, esa mirada tan dulce y arrebatadoramente seductora que caracteriza a Devon.
Si seremos honestos, diré que Devon me atrapó en el primer instante que con su mirada, robó mi primer aliento, mi primer suspiro por él. Él tenía ese efecto en las personas, él sonríe y enamora y encanta a cualquiera. Tiene un carisma impresionante. Devon me contó de su pasado, sé que ha estado con varias mujeres e incluso con hombres, me abrió su corazón respecto a su sexualidad, que aún no la define, solo disfruta cuando un alma la atrae. Era un alma rebelde, libre y me gustaba eso de él.
A veces me pregunto dónde estaría yo, si Devon nunca hubiera aparecido en mi camino, o si él nunca me hubiese sacado del hoyo de donde me encontraba. ¿Muerta, tal vez? ¿Seguiría con Thomas?
Porque en Devon encontré el amor, tanto el que siento por él, como el amor propio y sin duda, dedicaré toda mi vida a recompensar lo que hice sufrir a Devon. ¿Le bastarán esos profundos sentimientos que sentiré por él? ¿O mi corazón? Porque es lo más valioso que podría entregarle.
Mi pecho se infló de felicidad, estaba segura que nos quedaban más recuerdos por vivir. ¿Una eternidad? ¿Toda mi vida a su lado? Estaba dispuesta, hasta que diera mi último aliento. Sé que Devon quiere que nos casemos pronto y yo también lo deseo. Si de algo estoy segura, es que me arriesgo a todo por él. Veo mi futuro con él, veo formar una familia con él. Estaba dispuesta a entregarlo todo de mí, una vez, me entregué por primera vez a cuerpo con el suyo, luego le desveló mis mayores miedos y ahora, ahora lo que resta de mí, mi cordura.
D E V O N
Puerto Madero, Argentina. 24 de Octubre de 2018.
Fueron horas y horas para que por fin pudiera aterrizar en mi tierra natal. Me había cerciorado de todo para ocultarnos del público y despistar a los periódicos de donde estábamos.
Incluso hubo otra parada en Paraguay para no levantar sospechas. Pero al fin, estábamos en mi amada Argentina. El sentimiento que tenía por las próximas veinticuatro horas, solo incrementa mi deseo por presentarle a Sam, a mi familia. Mi mamá me había enviado un mensaje, diciendo que ella misma había cocinado para impresionar a mi Sam. En todo el recorrido del avión, Sam practicó como iba a presentarse con mi familia.
¿Cómo no emocionarme con eso? Sería la primera pareja que presento a mi hermana, a mi mamá y a Ignacio. Y cabe recalcar que los nervios me carcomen.
—Mierda Devon, se me olvidó todo lo practicado —Sam frenó y me miró directamente a los ojos—. Creerán que soy una muda que no hablo. ¡Esto no me puede estar pasando! —reí por su melodrama, a ella la amarán, estoy seguro.
Caminé hacia el carro que había alquilado para estar aquí y ayudé a Sam con su equipaje.
Estaba expectante, emocionado y también nervioso. Pero nada me preparaba para lo que estaba por venir.
* * *
—Buddy you're a young man hard man. Shoutin' in the street gonna take on the world some day. You got blood on yo' face. You big disgrace. Wavin' your banner all over the place — cantó Sam a pulmón, mientras subía el volumen a la radio, mientras que yo con el timón hacía el sonido clásico de la canción. Sam fingía tener un micrófono en la mano y me miraba divertida.
Si, una hora atorados en el tráfico y cuando estábamos a punto de llegar a la casa de mi madre, a la radio se le dio por entretenernos.
—We will we will rock you —cantamos juntos.
—¡Sing it! —grité y se me salió un gallito pero eso no evitó que mi novia y yo siguiéramos cantando.
—We will we will rock you —volvimos al unísono, para que tanto ella como yo, conectaremos nuestras miradas y riéramos. Era fácil crear momentos superfluos y disfrutarlos a su lado. Era sincronía, pasión y emoción por los pequeños momentos.
—¡Everybody!
Ella y yo reímos, tanto que ni nos habíamos dado cuenta de la escena que estaba justo entre nuestras narices. Estábamos tan enfrascados en nuestra pequeña burbuja que ni sentí cuando el auto empezó a ser invadido por reporteros y periodistas. La canción empezó a ser de segundo plano cuando noté la casa de mis padres invadida por varias personas, muchas personas haciendo un círculo. Atiné a poner el freno de mano y apagar el carro para bajar con velocidad, Sam imitó mi acción y error nuestro, fuimos invadido por varios flashes y estúpidas preguntas bombardeadas al mismo segundo, tanto que no entendía ni una mierda.
—¡Devon! ¡Devon! ¿Cómo pudiste ocultar a tu familia tanto tiempo?
—¿Devon, es cierto que te da vergüenza tu familia y por eso nunca las mencionas?
—¿Es cierto que Samantha está embarazada?
—¿Acaso Samantha es una prostituta?
Busqué con la mirada a Sam, que lucía pálido y apenas se movía, me abrí paso entre la multitud y con mi chaqueta, nos cubrí a ambos para evitar más preguntas y los flashes. Traté de avanzar lo más rápido que pude, para lograr entrar a la casa.
¿Cómo se habían enterado que estaría aquí? Peor aún. ¿Cómo habían llegado a mi casa?
Quería ser oídos sordos a todas las preguntas, que se resumen a mierda y más mierda. ¿Acaso no se cansan? Es mi maldita vida. ¡Mía! Y si no quería mostrar mi familia a los medios era por esta estupidez. Ellos merecían una vida tranquila, no ser el centro y publicar su vida en un estúpido diario. Odiaba el acoso y las mentiras que hacían por ganar dinero a costa de la privacidad de otros. Era mi vida y solo yo y la gente que me conoce, tenemos derecho a escrbir y dictarla.
Yo sólo quería pasar unas vacaciones con mi novia en mi hogar, y ni un carajo entendía porque se empeñaban en seguirme. Había sido meticuloso con todo. ¡Era mi vida personal! Podían meterse conmigo en lo que quisiera, pero a mi familia y a Sam, no.
Todo iba bien, ignorando a los reporteros para llegar a mi casa, pero fue una pregunta. ¡Una pregunta! Para que perdiera la paciencia y mi autocontrol.
—¿Es cierto que tienes una vida llena de libertinaje por qué tu madre le fue infiel a tu padre?
Y no pude evitar enviar un puñetazo al ojo del reportero. De repente, todo se quedó en completo silencio, más millones de fotos que estaba seguro que circularían por internet. Iba a seguir golpeando a ese bastardo, si no fuese porque Sam se puso entre ambos y me empujó a dentro de mi hogar. Donde tanto mi madre, mi hermana y mi padrastro, esperaban respuestas. Odiaba que mencionan el nombre de mi madre y la juzgaran por sus errores. Ellos no tienen ni puta idea de nada.
—Devon... Devon. ¿Qué es todo esto? —habló mi madre atropelladamente y yo sólo atiné a cerrar mis puños hasta dejarlos rojos. Tenía que calmarme o haría una locura.
¿Cómo pasó todo esto? ¿Por qué todo cuando parecía ir tan bien, se iba a la borda?
—Amor... tranqui...
—¡No Sam! ¡No! ¿No lo entiendes? Llevo casi una década en ocultar a mi familia de la puta vida que llevo para que todo se vaya al carajo al traerte aquí —le grité con furia, sin medir mis palabras. Ella hizo un paso hacia atrás y yo me arrepentí de alzarle la voz. Estaba muy alterado y no podía controlarme, no podía dañar a la gente que amo por la ira. No debo doblegar a mi ira.
No sé si era por la adrenalina que corría por mi cuerpo o porque aún seguía la pregunta del reportero rondando en mi cabeza.
Maldición y más maldición.
La cara de Samantha cambió en un instante, tan rápido que cuando mis palabras de perdón quisieron salir, ella me interrumpió.
—Si tanto odiabas la idea de traerme, ni te hubieses molestado. Y recuerda Devon, que yo no te he hecho nada para que me hables así. No merezco este trato —yo suspiré y jalé mis pelos atormentado de la situación.
—No, Sam... yo este... ¡Yo no tenía planeado esto! Sólo quería pasar unas vacaciones con mi familia y que ellos conocieran a mi novia —bramé exasperado. Todo se estaba saliendo de control.
—Recuerda que estamos juntos en esto —ella cogió mi mano entre la suya y rasqué mi cabello nervioso. Era cierto, era una promesa que le había hecho, enfrentaremos todo juntos como el equipo que somos.
—Familia, no son las mejores condiciones, pero ella es Sam. Mi novia, la mujer que me vuelve loco y el amor de mi vida. La mujer que planeo casarme y estar toda mi vida—sonreí a medias. Mi hermana fue la primera en abrazarme y me besó la mejilla. Mi mamá sonrió al verme enamorado, soltó unas lágrimas y me guiñó el ojo. Ella tenía razón, me iba a enamorar de una persona fantástica que hace mis días mejores. Yo compartía mi luz con ella y ella me daba frescura.
Ignacio, mi madre y Toria, la recibieron con cariño y abrazo. Samantha se ganaba el cariño de la gente rápido, tenía una sonrisa contagiosa y una energía que renovaba a las personas. Amaba el progreso que tuvo estos últimos meses.
—Nada es tu culpa —dijeron mi familia cuando después de una larga platica con Sam, ella se fue al baño.
—No mi vida, nada es tu culpa. Sabíamos que un día esto llegaría, eres una figura pública y no podías protegernos toda la vida —habló con dulzura mi madre, mientras acariciaba mi cabello. Su calor, su ternura. Era todo lo que podía desear, era mi madre y estar con ella era volver a casa.
—Llevas casi diez años protegiéndonos. ¿Quién te protege a ti Devon? —me dijo Ignacio y dejé escapar unas lágrimas. Giré la mirada para no verlos. Dolía, porque era como si quisiera ser el escudo que recibiera cualquier arma del enemigo, pero estaba roto.
—Yo... yo, necesito arreglar esto.
Maldije e hice llamadas, incluso llamé a cada editorial que publicó las mierdas mías, de Sam y de mi familia, amenazandolos que los demandaría por difamación e invasión de privacidad. Era una figura pública, no un estúpido muñeco.
Me sentía derrotado, que cada situación me albergaba. Y me lamentaba porque traje a Sam a esta desgracia y sabía que los artículos no serían amistosos y también atacaría a Sam.
No, no.
Corrí directamente al ordenador y busqué directamente mi nombre.
Que no esté por todos lados, que no esté por todos lados.
De solo darle el primer link, aparecieron millones de páginas ligadas a noticias.
Mi foto, la de Sam y la de mi familia.
"El pasado de Devon Acosta el futbolista más cotizado de este año.
¡Sorpresa, sorpresa! Aquí les viene el chisme del cual, muchas revistas y periódicos han quedado en shock. No es nada más y nada menos que el futbolista más cotizado de los últimos años. ¿Quieren saber más? Los invito a leer.
Según fuentes cercanas, el futbolista argentino nos ha ocultado algo todos estos años. Devon creció en Buenos Aires en la clase baja, como ha dicho en varias entrevistas; donde siempre nos ha contado como de niño siempre iba a la calle a comprar bolas de plástico para poder practicar su pasión, pero nunca detalla más de ello, nunca relata su infancia, tampoco a sus padres o su familia. Lo único que hemos sabido de este icono en los últimos años, es que tiene a varias mujeres en su lista. Y no es de extrañarse que tal vez su actual novia, sólo sea otro juego más para él. Su relación inició con una infidelidad, no esperemos mucho de este hombre. Pero este no es el tema principal. Y estoy casi segura que todo esto los dejará con la boca abierta.
Devon fue abandonado por su madre cuando tenía solo ocho años por irse con otro hombre, y cuando tenía catorce, su padre murió; dejándolo a él y a su hermana, abandonados. Su padre murió de suicidio y por las drogas. Meses después su mamá los volvió a reclamar pero las cosas quedaron frías y huyó de su familia porque los odiaba. Devon ha buscado lo que huyó de su madre.
Personas cercanas aseguran que el mismo Devon ha golpeado a su madre y hermana, y que nunca los va a ver, y no les da ningún centavo. ¿Acaso se olvidó de dónde viene? Porque busca más y más entre la fortuna del esposo de su madre, quien es dueño de una de las constructoras más grandes de Argentina.
¿Devon es acaso un oportunista? Es una lástima, porque él es un ídolo para muchos niños. Vaya vergüenza debería estar dándole."
Lloré porque todo era mentira. Mi padre jamás se suicidó, jamás nos hubiese abandonado en contra de su voluntad. Este es un recuerdo que suprimo pero papá estaba enfermo y no tenía dinero para la quimioterapia. Nos dio sus mejores últimos años a mi y a mi hermana, mostrándonos sonrisas y que todo estaba bien. Nunca lo vi débil, nunca lo vi sufrir y se fue en paz. Me duele de solo pensar que soportó todo el dolor solo y ocultó todo. Nos dio una buena infancia... y que digan que era un drogadicto suicida, le quita la fortaleza que tenía. Mi padre era valiente, fue el mejor padre del mundo.
Seguían hablando de mi madre, de mi hermana y de lo que yo soy cuando son puras mentiras.
Seguí buscando, hasta ver las más recientes. Eran fotos de tan sólo unos minutos, donde yo golpeaba un reportero, Sam llevándome dentro de la casa y... ¡Joder!
¿Pero qué mierdas?
Le di clic a ese video, que al parecer, era visto por casi cinco millones de personas.
—Durante mi relación con Devon, él solo me hablaba de lo despreciable que era su familia. Devon tiene miedo a enamorarse, cree que todas las mujeres son como su...
Paré el vídeo, sin querer seguir viéndolo. Ni conocía a esa mujer, y apuesto a que nunca la metí en mis sábanas.
Miré la pantalla indignado, sin poder creer que la gente puede ser tan vil para inventarse cualquier ridiculez para ponerme en mal a mí y a mi familia.
En cierta parte casi nunca vengo a verlos por mis horarios y porque no quiero que me sigan y hostiguen a mi familia. Pero los llamo, les escribo, les mando presentes y siempre busco la manera de nunca dejarlos a un lado. Parte es mi culpa porque no los visito, pero no lo hago para evitar que pasen estas cosas.
Otro link me llamó la atención, era una foto de Sam, el día en que se presentó en mi apartamento con Thomas.
El artículo narraba todo lo sucedido ese día, inventando más mierdas y dejando a Samantha como una prostituta que se vendía a mí, y yo como el amante que se ganó un corazón roto. También mostraban imágenes de las heridas de Sam de los últimos años, quedando a Thomas como un abusador y ella una cualquiera que se deja maltratar.
Ellos no saben. ¡Nada! Juzga como si la conocieran o estuvieran presentes. Eso es lo que más odio, que creen tener el derecho de opinar por algo que nunca sufrieron. Ellos no saben lo que es estar en una relación donde tu pareja te humilla a tal punto que pierdes tu propia identidad y fuerza. Es fácil decir: "que terminen" pero el proceso psicológico no es fácil. Yo lo vi en Sam, no fue fácil hacerla olvidar y dejar de creerse las mentiras que recibió por años. Yo estuve en primera fila, la vi sufrir. Pero lo que la hace una gran mujer es que dijo "basta" y luchó con todas sus fuerzas para salir de ese vicio.
Samantha luchó contra ella misma y sus miedos para superar toda esa mierda. Y ahora vuelven a atacar, tergiversando cualquier hecho y poniéndolo con más drama. Gente de mierda. Ella era la víctima, nunca tendría culpa de lo que le pasó. Cualquier persona en esa situación hubiese hecho lo mismo. Ella fue valiente y quienes la conocemos, lo sabemos.
Maldita sea. No puedo protegerla de esto, no pude, como tampoco lo hice con mi familia.
Las lágrimas empezaron a caer por mi rostro y casi me caigo de la silla. Era una impotencia, cólera. Sentí una mano tocando mi muslo y alcé la vista, para ver a Sam, que me miraba dolida y me abrazaba por detrás. Como si con ese abrazo, quitara mi dolor y frustración. ¿Y qué hay de ella?
Había fallado porque no pude protegerlos, pero esto me excede.
—No les hagas caso, eso no es verdad. Nada de eso es verdad y tú más que nadie lo sabe —acarició mi mejilla y yo sólo la apreté contra mí.
—No Sam, no lo entiendes. Exponen a mi mamá como una cualquiera —la abracé fuertemente y lloré amargamente — .También te atacan a ti y de la peor manera. ¿Sabes lo que me lastima? Que atacan a las tres mujeres más importantes de mi vida. Tú no eres lo que dice allí ¿está bien? Eres la mujer más maravillosa—le miré a los ojos y yo estaba llorando, y ella se sentó en mis piernas, mirándome con ternura.
—Pueden atacarme lo que quieran porque sé que son mentiras, eso no hace menos real lo nuestro —subió mis manos a su cuello, dejando un pequeño masaje. Me tensé, y Sam lo notó—. Tu mamá y hermana son fuertes, lo sé, pero necesitamos estar juntos para superar esto.
Yo....
Me siento un pésimo hijo, un mal hermano y el peor novio.
Tengo un deseo de querer prenderlo en llamas, desaparecer como el Fénix y hacer arder todo a mí alrededor. Ni las caricias de Sam logran contener ese odio que poco a poco está creciendo en mi interior.
Dolía no poder hacer nada para evitar ver a los tuyos ser atacados, duele no poder evitar esta situación y quedarte como idiota sentado.
Y más saber que me exponían como el cornudo, idiota, que su madre lo lastimó con el abandono y un pobre huérfano que abandonó a su hermana.
No estaban lejos de la realidad, pero yo no era así.
Yo era mejor, lo había demostrado.
—Hermano... —giré para ver a mi pequeña hermana, ella trató acercarse a mí, pero simplemente paré a Sam y me marché a mi habitación. Queriéndome encerrar al mundo. Pero no podía, no cuando tenía miles de ojos visualizando mi próximo movimiento. Como si quisieran ver mi mundo derrumbarse.
¿Por qué progresar? Si la gente seguirá viéndote como la escoria de la sociedad. Yo no soy así, mi familia tampoco.
La gente cree saber cómo soy, creen que saben todo de mí por lo que aparece en internet. Y es más fácil para todos creer que soy un imbécil, a que analicen que como ellos, yo cometo errores y soy humano. Tengo fallas, pero también cosas buenas. Pero eso, a nadie le importa porque no vende para las faranduleras o no conviene para esa imagen comercial.
La humanidad es una doble cara, donde desgraciadamente en mi vida me he topado con la hipocresía. He aprendido a lidiar y aprender a identificar a quienes les importo y a quienes no. He encontrado gente maravillosa pero también gente fastidiosa.
No sé cuántas horas pasaron en las que me quedé encerrado en mi habitación. Queriendo apagar este sentimiento que empezaba a consumirse tan lentamente que ni yo mismo podía pararlo. Escuché a mi madre que iba a salir hacer la compra, salí por un segundo para cerciorarme que no hubiera ningún reportero. La policía hace horas había evacuado a todas las personas del patio de mi casa, amenazando con delitos menores.
—Yo te acompaño. No quiero que ningún idiota te haga daño —cogí su mano con cariño y la besé con delicadeza.
—No es tu culpa —sentenció ella, viendo como yo mismo me estaba culpando, me estaba torturando. Estando en la soledad, donde aquellas voces te recriminan. Sabía que no tenía que darles el poder, pero era inevitable no escucharlas.
Y ahí me di cuenta que ni todo el dinero del mundo, te salvaba de las patadas que te daba la vida. La más dolorosa sin duda, la que te deja sin aliento.
—Pude evitarlo —me limité a asentir y cogí las llaves del carro. De reojo vi a Sam, parada junto a mi hermana. Pero ahora no me sentía lo suficientemente capaz como para mirarla a los ojos.
Quería que me viera como el Devon que soy, no éste débil e inútil Devon que está frente al espejo.
—No quiero que te tortures —susurró ella mientras yo le abría la puerta del carro, y me subía al piloto para conducir al supermercado más cercano.
—Mamá... te puse en esta situación, expuse a mi familia y no puedo ni siquiera acercarme a mi novia. Yo quería que fuese perfecto—paré justo en el semáforo y mi mamá cogió mi mano entre la suya y me sonrió.
—Lo es amor, porque estás de vuelta en casa y has traído a la mujer que te hace feliz. Soy una mamá orgullosa, nadie quitará el concepto que yo tengo de ti —asentí derramando lágrimas y mi mamá las limpió con ternura.
Para cuando el semáforo volvió a dar color verde, aceleré y a las pocas cuadras, me parqué lo más cercano posible, sin detenerme a ver si lo hice bien.
—A veces me pregunto cuándo acabarán de juzgarme... o atacarme o a la gente que amo. Quiero que acaben las mentiras, quiero dar mi verdad pero nadie la escucharé—suspiré y recosté mi frente en el volante. Apagué el auto y sentí como mi madre acariciaba con ternura mi espalda.
El calor de una madre, tan fresco y único. Pero en éste momento no podía parar de reproducir todas esas groserías que le lanzaban. Ella cometió un error, un error. No era para que la traten así, ella no es así. Mi papá la perdonó, mi hermana y yo también. Era pasado. Era tan fácil juzgar nuestros errores que se les olvida que somos humanos y también tenemos características maravillosas. ¿Por qué nadie habla del centro de rehabilitación que ayudó a Sam y ella donó dinero para ayudar a mujeres en abuso doméstico? ¿Por qué nadie habla de mi colaboración con centros de ayuda para la mujer y violencia de género? ¿Por qué nadie habla que mi madre creó una fundación con destino a personas que no pueden pagar gastos médicos? ¿Por qué nadie habla de eso?
—Tu verdad es maravillosa y ya verás que la gente la conocerá. Es gente envidiosa y punto, ahora iré a comprar todo lo necesario para que tú familia te disfrute, a ti y a tu hermosa compañía. Nada ni nadie, arruinará esta semana con nosotros —yo asentí y abracé de vuelta a mi madre. Ella era capaz de calmarme en medio de la tormenta y hacerme saber que había una solución.
Al bajar al súper mercado, ayudé a mi madre con todo lo posible; evitamos todas las miradas. Sabía que había gente señalando, gente hablando lo que les convenía, sin darles oportunidad a la verdad.
—Amor... ¿Puedes ir por los embutidos? Te esperaré en la caja —asentí y fui cabizbajo para ir por lo que mi mamá me ordenó.
Estuve en silencio y regresé, pasando desapercibido. ¿En qué caja está mamá? Son las seis de la tarde... no debe haber mucha gente por aquí. Me acomodé la chaqueta al sentir que me seguían y me observaban y hubiera seguido de largo...
—¡Maldito idiota! —al escuchar el grito de mi mamá, salí corriendo lo más rápido que pude. Y al ver la escena, sólo pude tragar en seco.
Esto es mi culpa... mi culpa.
Todo parecía ir en cámara lenta, como ese hombre se abalanzaba sobre la mujer que me daba la vida y trataba de bajar su falda que se le ceñía. Su cara... mi madre estaba lívida, no podía ni moverse y me indignó aún más, saber que nadie hacía nada para ayudarla.
—Malditos imbéciles —me abalancé encima del hombre que tenía arrinconada a mi madre. Ella tenía lágrimas en los ojos y el muy estúpido creyó que podía ponerle un solo dedo encima. Le enseñaré a cómo tratar a una dama. Me puse a horcajadas de él, pegándole y descargando toda mi furia hacia el pobre hombre que con su suerte, apenas volverá a ver la luz del sol.
Su rostro poco a poco empezó a sangrar. Mis nudillos se envolvieron con la sangre y mi furia era la que predominaba sobre la razón. No podía parar.
Lo iba a matar.
—¡Jamás vuelvas a faltarle el respeto a mi madre! ¿Entendiste pedazo de mierda? —lo levanté por las solapas de su chaqueta. Podía jurar que era el mismo diablo en persona. Mis manos se encerraron en un puño y tenía una ira que en cualquier momento actuaría para matarlo. No podía controlarme, mis impulsos tenían más batalla que el propio control.
—Si sólo es una puta. ¿No dejó a tu padre por otro? —sonrió ladeado y cuando eso salió de su boca, no evité volverle a pegar. Mal nacido hijo de...
Le pegué, golpe tras golpe, sin detenerme a pensar en las consecuencias. Hice oídos sordos a los gritos de mi madre.
Cuando sentí, pitidos y sirenas empezaron a sonar. Un agente de policía me estaba alejando de un cuerpo inerte que yacía en el suelo, y aún así ponía resistencia. Debía acabar...
No sé cuál fue el momento en que mi cuerpo perdió el color... ¿Había matado a ese hombre? Miré a mi madre con miedo, ella trataba de acercarse a mí, pero yo sólo podía ver cómo me alejaban de ella, me ponían unas esposas.
¿Qué estás haciendo?
Este no eres tú... no lo eres.
Acabo de perder el juicio total de mi ser, me habían tocado donde más me dolía. Frecuentemente y enterrándose en lo más profundo de mi ser.
* * *
Cerré los ojos con fuerza, ocultando mi rostro entre mis manos, que derramaban sangre.
—¿Devon Rodrigo? —levanté mi cabeza para ver un policía que abría lentamente la celda de donde estaba.
Mi compañero de celda tenía un poco de tequila, no sabía porque, pero me lo tomé de un trago. No me sentía en mis cinco sentidos, pero podía caminar y llegar a casa para así poder irme a dormir y acabar con esta pesadilla.
—Han pagado tu fianza —asentí sin siquiera verlo y después de unos papeleos y que me devolvieran mis cosas, salí para encontrarme con una Sam con los ojos rojos. Tenía una manta que cubría su cuerpo, ella al verme, me extendió sus brazos, yo con un dolor profundo en mi pecho y bajo los efectos del alcohol, pasé de ella. No quería saber cuanto dolor le he causado, eso me carcome hasta lo más profundo de mi interior. Me volví en mi pero versión y había actuado como la persona que había dañado a Sam. Me volví un violento y sin poder controlarme ¿Y si un día me atrevía a golpear? Cuando estaba enojado, mi visión y prudencia se nublaban.
—Sólo quiero ir a casa —ella asintió y noté en su mirada que le había dolido mi rechazo. Pero no podía, yo quería ser el soporte de ella, debía ser su pilar y lastima saber que no puedo serlo en este instante.
Y supe por su mirada que ella había indagado más y ahora solo tiene un corazón lastimado.
Cuando ambos salimos de la comisaría, no tardaron en ir los flashes y las preguntas incómodas.
Me llamaron de tantos apodos posibles, como que ya era un drogadicto, que la fama se me había subido a la cabeza y era un violento. Muchos me preguntaron cómo estaba el hombre que dejé tirado en una cama, estaría bien, sólo tenía varias contusiones. Había salido ileso de esta, pero no estaba seguro que si lo volvía a repetir, saldría vivo.
—No les hagas caso —susurró ella abrazándome.
Ella era más fuerte que yo, ella me estaba guiando en cada paso y no porque no podía caminar, era porque mentalmente, estaba débil.
—¿Qué se siente tener un perdedor como pareja Samantha? —ella no respondió, se limitó a guiarme hacia el carro junto a unos policías.
—Devon, Devon. Una pregunta. ¿Qué se sintió meterte en la cama con Sam cuando ella aún estaba comprometida? —en ese instante, sentía a Samantha tensarse. Nadie, sólo ella y yo sabíamos esa historia y acordamos dejarla en el pasado, por el bien de ambos. Ellos no saben la verdad.
El artículo mencionaba esa noche, esa noche donde Thomas fue apresado, pero que Sam me engañó una vez, nunca.
Ni yo caería tan bajo de exponerle de esa manera. Era el amor de mi vida y lo que menos quiero es que la juzguen por los errores del pasado, porque ahí quedaron. ¿Por qué dejar de consumir las llamadas del pasado? Sólo te destruía lentamente, tal y como lo está haciendo conmigo.
—Otra pregunta por aquí... Samantha. ¿Qué opinas de ser una cazafortunas y fama? Porque fuentes cercanas revelan que tus sentimientos hacia Devon son...
No alcancé a que este terminara porque lo acerqué a mí, cogiéndolo de su chumpa de cuero y estampando contra la pared.
—Sólo recuerda cómo dejé al imbécil que se atrevió a tocar a mi madre, vuelves abrir la boca y te juro que esta vez no me importaría pasar la noche en prisión —si no fuese porque el policía no se acercaba, no lo hubiera soltado. Cogí a Sam de la muñeca y la arrastré al auto, metiéndola a la fuerza y cerrando la puerta de un portazo. Vi terror en su mirada y me arrepentí. Debo calmarme, no debo dañarla.
—Amor... estás ardido y...
—Llamaré a mamá para que te pase a traer, no quiero meterte en problemas Sam —gruñí, viendo cómo los policías alejaban a los reporteros y las cámaras de nosotros.
—No Devon, no puedo más. Estoy cansada que en las últimas horas me estás apartando de tu vida, yo pertenezco en ella y quieras o no, como me prometiste, estaremos juntos aún cuando todo se vaya al mismísimo carajo. Fue una promesa.
La miré impaciente. Cerré los ojos con fuerza y lloré, dejé derramar todas esas lágrimas contenidas.
Todo lo estaba haciendo mal, malditamente mal.
—Hablan de mi madre, de mi hermana... incluso mi padre difunto no puede defenderse. Pero Sam... hablan de ti, y no sabes lo que me enferma que te traten como una ramera o que tenías la culpa de lo que te pasó o a mi madre... son unos enfermos —ella cogió su mano con la mía y la besó repetidas veces.
—Dime qué quieres que haga Devon, a mí y a tu familia nos duele verte así. Tu mamá preparó asado, dice que ante el mal tiempo...
—No me vengas con frases estúpidas —susurré agotado, queriendo maltratar a alguien. Debo cerrar la boca, debo cerrarla. Estoy hablando con Sam, la mujer que me ama y yo amo.
—Amor...
—Perdón, solo estoy estresado y no sé que hacer. Bájate del auto... quiero estar sólo y pensar como solucionarlo —estiré mi mano para abrir su puerta y ella me miró indignada. Además, quería llorar como un niño, me sentía vulnerable y despreciable. Me estaba arrepintiendo de cómo estoy actuando, de nuevo como cobarde.
—Pero...
—Por favor, aléjate de mi—hablé bajo pero severo, ella se me quedó viendo estática y con su corazón acelerarse, como el mío. No quiero descargarme con ella, la amo y me lastimaría aún más si le dijera palabras que realmente no siento.
Odiaba todo, porque venía de una relación enfermiza. No quería que tuviera miedo, y por ello debía apartarla. Ahora estaba desesperado y frustrado. No quería reflejar mi desesperación en ella. Debo tratarla con amor y darle tranquilidad. Este Devon enojado, no era capaz.
—Dije que no —se cruzó de brazos y me desafió con la mirada—. Estamos juntos.
—Soy un peligro Sam. Te grité... golpee a ese hombre. Me estoy convirtiendo en Th...— y entonces me detuvo.
—No, jamás serás como él. Tus instintos son de protección y trabajaremos juntos para saberlos controlar y manejar. No te dejaré solo, tu alma está desprotegida y yo la cuidaré. Tú me protegiste en su momento y ahora es mi deber estar para ti y ser tu refugio y lo que necesitas—mi pecho bajaba y subía, por la energía que había implementado. Pero no la podía alejar. Yo podría hacerle daño y eso jamás me lo perdonaría ni en un millón de años. Entonces mi cuerpo en automático se tranquilizó y la abracé llorando como un niño. Ella era lo que necesitaba,
Este Devon que ella está observando, se está desmoronando, porque ve a su alrededor caer de picada.
No quería lastimarla, la quería proteger y ahora mismo, de mí. No estaba en mis cinco sentidos, estaba perdiendo todo. ¡Todo! Y no la perdería.
—Por favor, bájate y hablaremos en casa —le supliqué en lágrimas. Quería tranquilizarme y así hablar con ella y solucionarlo pero mi cabeza estaba hecha un lío.
La cabeza me explotaría en cualquier momento. Tenía miedo.
—No —volvió a cerrar la puerta del auto y se abrochó el cinturón, cómo lo hizo conmigo—. Soy tu novia, te amo y estoy a tu lado. No regresaré a ningún lado si no estás conmigo —le miré con dudas. No estaba en las mejores condiciones—. Lo vamos a superar juntos, como un equipo. ¿Recuerdas? —asentí, inclinándose a ella para poder invadir su boca. Mis lágrimas caían por mis mejillas mientras la besaba. Ella me daba paz... debía aprender a manejarme. Mis emociones estaban a flor de piel y en cualquier segundo iba a arrepentirme. Pero la sigo amando y el hecho de que no haya huido, o me dejara, hacía que mi corazón respiraba tranquilamente. Por lo menos a ella no la perdería. La amaba tanto.
La quería conmigo, si es posible, para siempre.
Me dejé llevar, por todo lo que sentía dentro de mí, que en cualquier momento explotaría y lo sabía. ¿Pero por qué no con ella? ¿Con mi familia? Si ellos me conocían mejor que nadie. Agradecí tener a Sam en mi vida que ponía mis pies sobre la tierra y era capaz de hacerme ver más allá del enojo.
Sus besos eran como calmantes, viajando alrededor de mi cabeza, conectando poco a poco mis neuronas, casi volviendo en sí. ¿El dolor? Espero que se vaya pronto. ¿La ira? La ira sigue dentro de mí. Traté de respirar cuando nos separamos y ella acarició mi mejilla y limpiaba mis lágrimas con su pañuelo.
—Quiero irme lejos.
Más bien quería escapar, con ella, por unas horas. Alejarme, pensar con claridad, fuera de la ciudad y cualquier persona. Entonces volver renovado y sacar a mi familia adelante. Eso haría, ese es el Devon que yo soy, y lo enfrentaré.
Tengo a Sam y a mi familia.
—Sólo si me prometes que mañana enfrentaremos todo esto juntos... Un día me dijiste que tenía que luchar contra mis mayores miedos y darme valor. Hazlo tú también y si no es hoy, mañana en la mañana te ayudaré a recordarlo. En las buenas y malas mi amor, somos un equipo —asentí, cabizbajo. Es irónico que ahora, ella era mi ancla, la que ponía mis pies sobre la tierra.
Por un segundo todo parecía calmarse, de nuevo era esa burbuja, que por un tiempo parecía estar todo bien, lo peor es cuando explota, cuando te asfixia.
Arranqué el auto, sin ser consciente de lo que mis actos me podían llevar, la tristeza, la cólera, la impotencia, el sufrimiento y desespero; la adrenalina e impotencia nublando mi juicio sin poder evitarlo.
No sentí cuando perdí el control, cuando poco a poco me iba dejando venciendo.
Lo intenté, lo intenté... Era por ella, no por mí.
Ella debe estar en casa, no conmigo.
¿Por qué la dejé subirse al auto? ¿Por qué me dejé llevar así? Yo tenía razón... destruía mi felicidad, me saboteaba.
Cometí la mayor estupidez de mi vida y no quería cargar con las consecuencias, ni ser consciente de mis actos.
Pero perdí el control, no sólo de mi vida, sino también de la suya.
Oí su grito y casi despierto... pero todo se volvió negro. Un segundo pasó para que realmente todo, pero todo, se volviera un infierno. Olvidé las revistas, los artículos y las mentiras, eso me curaba el tiempo. Si la perdía, ni el tiempo podría volver atrás para recuperar lo que perdí. El auto nos embistió, nos tomó desprevenidos. Quería creer que no fue mi culpa, porque yo seguía en mi carril, pero si tan solo... si tan solo... hubiera prestado más atención. ¿Cómo podría ella cumplir su promesa si tal vez no hubiera un mañana para nosotros?
Negro como la noche que nos consumía, negro como lo próximo que está por ocurrir.
La vi a ella, a mi lado, con sus ojos cerrados. Luché por mantenerme despierto y coger su mano pero sólo podía pensar en lo que estaba pensando.
Si tan sólo le hubiese escuchado. Si tan sólo... la hubiera protegido de verdad, ella aún estaría entre mis brazos, tal vez besando sus labios. No luchando por nosotros, realmente por respirar. Si tan solo me hubiese controlado... tal vez no sentiría que me arrancaran el corazón mientras veo a Sam abandonarme.
No, no te vayas amor. Te necesito.
Y grité de dolor, desgarrándose por dentro.
¿Una despedida? ¿Un adiós para siempre?
N/A 2022: Este capítulo me hizo llorar y siempre me hará llorar ¿A ustedes? ¿Ya no odian a Sam?
Las ama, Bry.
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