XLVII
Capítulo 47.
N/A: ANTES DE EMPEZAR... Mi ausencia está 100% justificada.
1. No tenía nada de inspiración. Sé el final pero me está costando mucho escribir las escenas que no se vean relleno pero que me ayuden a llegar a donde quiero que termine esta historia.
2. Me fui de viaje por un mes, y aunque estaba de vacaciones, no tenía nada de tiempo.
3. Queda muy poco y necesitaba organizar mis ideas. Ahora las tengo muy claras y vamos con un pequeño maratón.
En fin, estoy de vuelta, Devon también. Aunque no prometo que todo será amor. Habrán lágrimas y no será un final feliz normal, no. Será un final que creo, que a todos les encantará pero me odiarán bastante bastante.
En fin, las dejo disfrutar. Mañana sigo subiendo.
Byeee, las amo con todo mi amor.
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Y por último pero no menos importante. Hay una mini story time. Durante mi estadía en Madrid (no sé si la gente se enteró). Conocí a esta maravillosa chica @joselynIbanez. Es una lectora que ha estado en el grupo de whatsapp. La adoro y fue una increíble experiencia conocerla. Así que... eso es todo. FIN de la Story time. Ojalá pudiera conocerles a todos.
Pero bueno, me despido por el momento.
Con amor, Bry.
Puerto Madero, Argentina. 18 de agosto, 2019.
Mi familia estaba a punto de partir para España y como una fiesta de despedida, y a petición de los niños, tuvimos una celebración del día del Niño.
Habíamos decidido hacer una fiesta en la casa de mis padres. Había piscina, pastel, muchos bocadillos, trampolines y piñatas. Los niños estaban teniendo un buen tiempo y los adultos también.
Con Sebastian y Daniel bebíamos de nuestros jugos de naranja cuando Gabriela se acercó a su marido con una copa de champan en su mano.
—Amor... me podrías explicar porque tú tomas vino, mientras yo tomo de este jugo de mier... zumo — expresó mi mejor amigo que miraba a su esposa con una cara de indignación. Gabriela le sonrió de lado, inclinándose para sentarse en su regazo, a lo que Daniel le agarró el culo. Estos dos nunca pierden la llama de su amor, con razón están por completar un equipo de fútbol sala con sus hijos.
En ese momento, Daniel perdió la noción del tiempo y de su cuerpo, estaba completamente a la merced de su esposa, que con una mirada, lo endulzó. Y no lo culpó. Yo estoy igual de pendejo de amor.
—Porque me gusta consentirme con una copa de vino y alguien de los dos debe de dar el buen ejemplo. Así que cállate, que te ves más bonito como Devon y Sebastian y no te quejes, te encanta esos jugos de fruitilla— acarició el pecho de su esposo mientras le susurraba algo en el oído, Daniel sonrió ampliamente —. Sigues siendo varonil y sexy— le guiñó un ojo mientras la mano de Gabriela iba acariciando su pecho. Han de ser las hormonas por el embarazo y Daniel parece encantarle—. Y además, es sin alcohol y porque hay un anuncio muy importante que debo hacer — tronó sus dedos para hacernos levantar el culo de la silla. Y ninguno puso objeción, pues ¿quién en su sano juicio contradice a una mujer? Nos dirigimos a donde estaba Kisha y mi increíble futura esposa. Seguimos la mirada hacia esas mujeres, que murmuraron un rato y después levantaron la copa y llamaron la atención de toda la familia. ¿Y quién les puede decir no? Son mujeres que con una mirada, carraspeo o gesto, hacen mover al mundo y hacen lo que se proponen. Fuertes, independientes, decididas, temerosas y obviamente, dueñas de sus decisiones.
—Hace unas semanas mi esposo me dijo que había engordado... — empezó a decir Kisha y yo entorno mis ojos y veo a mi mejor amigo, que se puso sonrojado. Es un alivio que no estoy en sus zapatos y no soy tan imbécil como él. A ver, todavía recuerdo cuando Kisha me contó que cuando ella estaba enojado con él, Sebastian le dijo que si era la menopausia. I-d-i-o-t-a i-g-n-o-r-a-n-t-e.
—Eres un imbécil, estúpido — le digo mientras le doy un zape —. Eso jamás se le dice a una mujer, salvo que no aprecies tu vida.
—Yo no sé nada de eso Devon, que a diferencia de ti, que eres la más femenina de los tres. Te recuerdo que te gusta jugar al salón de belleza— yo solté una carcajada y todos los presentes rieron.
—Amigo, tú estás celoso de que toda mujer me adora, que me sé todos los chismes de la mayoría de gente, que voy a tomar té con tu madre y sus amigas, que soy el mejor amigo de sus mujeres y que incluso nos hacemos manicura y que yo, soy la princesa más bella de todas —batí mis pestañas rápidamente. Todos rieron y mi novia negaba con la cabeza. Aquí esta Devon sacando a relucir el tazón de payaso que desayunó esta mañana—.Creo que soy una lady.
¿Qué puedo decir? A veces me da por hacerme el chistosito.
En resumidas cuenta, las chicas iban anunciar su embarazo.
Justo en ese momento, los niños se alinearon junto a sus madres. Y levantando unas pancartas formulaban la frase "Serán papás, cabrones." Me gustó como lo hicieron, ya lo presentía. Tenían esa mirada traviesa, y lo supe identificar porque son jodidas y les gusta causar infartos. No miento, lo pueden verificar con Daniel y Sebastian que no salían de la estupefacción. Yo me hice el sorprendido, debía de ganar un Oscar. Sebastian cayó de rodillas, Daniel casi sufre un infarto, pero salió corriendo hacia los brazos de su esposa, para alzarla y besarla. Yo solo atiné a abrazar a Evane y a mi hija, creando nuestro círculo de confianza.
La familia se va expandiendo.
Los motivos para estar agradecido se van aumentando.
Gracias, simplemente gracias por la familia, la vida, la amistad y el sexo mañanero con el amor de mi vida. Creo que lo último iba de más pero quería mencionarlo.
Devon fuera.
Buenos Aires, Argentina. 11 de Septiembre 2019.
Extasiada, llena de adrenalina. El pequeño Bichito saltaba de un lado a otro, haciendo piruetas en el aire en la fila de trampolines que habíamos mandado a colocar como centro de atracción en su fiesta de cumpleaños.
Así es, mi Bichito iba a cumplir siete años. Soy un papá feliz y conmovido. Mi niña crece y no puedo detenerlo.
Crece bella y hermosa, inteligente y muy astuta. Vaya futuro que me espera junto a ella.
—¡Qué! —gritó hacia donde estaba su madre y yo—. ¡Gran! — Levantó las manos y dio otra pirueta en el aire—. ¡Día!
—No debiste hacer todo esto, la estás consintiendo mucho —Less estaba de brazos cruzados, viéndome seriamente, yo me encogí de hombros y le sonreí, como sabía que se iba a derretir. Aunque me equivoqué, seguía igual de seria, diablos —. Estoy hablando en serio — yo cogí su mano, para acercarla a mi cuerpo y rodearla con mis brazos. Plan B, sé encantador.
—Lo sé... pero todo el caos empieza cuando veo esa sonrisa. Simplemente me voy de cabeza —sonreí y besé su mejilla.
—Las mujeres te vuelven loco — reí por su comentario, y con uno de mis brazos hice que girara para quedar cara a cara.
—Corrección: tú y ella me vuelven loco — sonreí como idiota, viéndole a los ojos.
—Si sigues así, después no le podrás decir no. Y va a ser una niña muy consentida — me miró severamente. Sabía que la responsabilidad de ser papá, no era solamente consentirla, hacerla feliz y que se sintiera segura. También estaba consciente que tocaba criarla, enseñarle valores, hacerla una mujer fuerte, independiente, lista y que al enfrentar el mundo, estaría lista para conquistarlo porque ella era la única dueña de su vida y nada debería de detenerla. Tocaba corregirla, no todo sería sonrisas para papá.
—Pero para eso están las madres. ¿No? — Bromeé y me pegó en el brazo—. ¡Oye! Está bien, prometo ser un padre responsable... pero no sé cómo hacerlo. No tengo experiencia y tengo miedo de que ya no me quiera si...
Entonces Evane me interrumpió.
—Shami te ama no por lo que le das cosas; te ama porque cada acción que has hecho por ella, le ha demostrado que te has ganado el título de papá —acarició mi mejilla y me sonrió con ternura—. Sé que tienes miedo mi amor, yo también lo tuve cuando estaba embarazada; pero ser padre no trae instrucciones, es cuestión de aprender cada día de ellos algo nuevo cada día. Es difícil, pero ya pusiste el anillo en mi dedo, así que ahora te aguantas. Además... viene otro en camino — yo reí y bajé mi mano hacia su vientre, dejando unas tiernas caricias que le hicieron sonreír.
—Prometo que la consentiré, pero le enseñaré también a ser agradecida, humilde, y que sepa el valor del dinero. Lo haremos juntos, como el gran equipo que somos — ella sonrió conforme con mi respuesta y entrelazó nuestras manos—. Ahora... si me disculpas. Yo también quiero ir a saltar a ese trampolín — sonreí como todo un niño y salí corriendo hacia el castillo inflable donde estaban mis amiguitos del equipo y algunos del colegio de Shami. Shami al verme salió a mi encuentro. Me quité los zapatos e ingresé para saltar a su lado. Los niños gritaban, Shami reía mientras cogía mi mano para saltar juntos y yo solo tenía un pensamiento en mi mente.
Que los días felices fueran nuestro día a día y los grises, oportunidades para buscar nuevos métodos para guiarnos a la felicidad. Y eso lo pude descubrir durante a lo largo del tiempo.
Buenos Aires, Argentina. 26 de octubre.
Nos habíamos mudado a una casa, todos juntos como familia. Y a buena hora porque me tocó sobrellevar la paternidad y parecer papá luchón. Evane tuvo que tener reposos, a recomendación del doctor. Entonces me tocaba hacer todo los quehaceres diarios que mi prometida hacía. Más mi trabajo en el hospital con los niños, la fundación Harlow que iba creciendo internacionalmente. El patrocinio para pagar los tratamientos en la lucha de cáncer, fue uno de mis primeros focos para la fundación. Pero Mack me dijo que con mi voz, podría hacer la diferencia.
Y yo de niño me recuerdo que quería dejar una huella en el mundo. Primero, la dejé en la cancha, inspirando los sueños de muchos niños que fácilmente pueden llegar a alcanzar aún mucho más, de lo que yo logré.
Luego la dejé en mis relaciones interpersonales. Porque aunque no lo crean, uno puede impactar de manera positiva o negativa cuando interactúas con otra persona. Y sí, cada persona que ha llegado a mi vida, me ha influenciado, me inspira.
Y por esa misma inspiración, Samantha y Less me enseñaron que todavía por allí, en varias partes del mundo, muchas mujeres sufren de violencia doméstica. Y por ello la Fundación Harlow ya no solo se dedica a la batalla contra el cáncer, sino contra esa batalla que ha venido en generaciones y no solo debilita con golpes, sino con palabras que destruyen lo más importante: la esencia, confianza e identidad del alma
La huella se iba ampliando, tenía a mi familia apoyándome y yo sintiéndome que estaba haciendo lo que debía de hacer y cumpliendo mi propósito. Se sentía bien estar encaminado a esa meta que nunca pensé que llegaría. Es más, que nunca pensé tenerla. Era una nueva aventura que se fue formando con todo lo que he vivido.
Por ello las veinticuatro horas del día no bastaban. En resumen, era el trabajo y mi familia. Aunque nunca me sentí fatigado, me gustaba hacerlo. Porque el trabajo de padre, es maravilloso cuando estás dispuesto a seguir fortaleciendo el vínculo y te comprometes a darlo todo por esa persona que te hace enloquecer. Mi Bichito, mi Princesa, hacía que yo diera todo de mí. Quería que estuviera orgullosa.
Mi trabajo de padre consistía en: levantar a Shami para ir a clases. No era fácil, no era una niña madrugadora. Y aunque a veces me dolía despertar, debía hacerlo. Hasta a mí me costaba madrugar pero la sobornaba que sí se alistaba rápido, le haría de sus panqueques favoritos. Está de más decir que aceptaba sin objeción.
Unos días la llevé tarde porque yo no me despertaba y otras porque nos distraíamos con facilidad. Soy terrible pero voy aprendiendo.
Lo más divertido eran las tardes. Mi novia tenía que descansar y yo me iba al hospital con Shami para ir a jugar con todos mis campeones, que poco a poco iban venciendo. Era ese momento, cuando compartías una parte de ti, tu pasión, con gente que amas y consideras tu familia. Es momento de adrenalina pura.
A mitad del mes, me llamaron de dirección. Shami se había peleado en clases con unos niños que antes se burlaban de ella por no tener papá. Pero di la cara, mostré que mi niña no estaba sola y tenía un padre que la amaba y la iba a defender. Shami me había hecho pucheros, me miraba con unos ojitos tiernos mientras la regañaba. Sí, tal vez muy dentro de mí estaba orgulloso de que mi niña supiera defenderse, pero me tocó regañarle porque no era correcto golpear, nada se resolvía a golpes. Yo lo sabía de primera mano. No quería que ella cometiera mis errores. Un sabio dijo que la forma más noble para aprender, es escuchando el consejo, o tocaría la experiencia, que es la forma más agridulce.
Otros días me tocaba trasnochar para ayudar a Shami con sus deberes. Nunca entendía nada, pero por algo existía Youtube. Solo hacía falta motivación y que supiera que nunca iba a decepcionar a nadie. Entonces la vimos rendir mejor en la escuela. Porque no lo hacía por la nota. Y eso es lo que todo niño debe aprender, que no es la nota o si está en cuadro de honor, es el hecho del esfuerzo, disciplina y agradecimiento que se puede tener.
Por otra parte, su lengua hacía de las suyas, era la estrella número uno, motivo de sus castigos. Era una niña inteligente, observadora y analítica. Pero quería que fuera prudente y sabia con sus palabras. Que su inteligencia la ayudara a salir adelante, perce en meterla en problemas.
Pero al final de cuentas, todo valía la pena. La miraba crecer y estaba orgullosa de ella. Y ella, ella se acurrucaba a mi lado y me decía que me amaba.
¿Estaba haciendo un excelente trabajo? No lo sabía. Estaba todavía en proceso de aprendizaje, y era que esa niña me enseñaba día con día a como ser padre.
Uno no se da cuenta de lo maravilloso que puede ser un niño y lo que te puede enseñar. Incluso recordándote, lo extraordinario que es, volver a ser como niño. Esa parte era mi favorita. Podría estar envejeciendo, pero mi espíritu seguía igual que la de un niño, libre sin ataduras para el camino hacia la felicidad.
Aunque es cierto, a veces debía de madurar. Lo siento por existir.
Capítulo dedicado a todas aquellas que estuvieron insistiendo para que subiera. Se lo merecen
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